Con la intervención militar liderada por el Estado francés en Mali estamos ante un capítulo más de la política de injerencia sistemática política, económica y militar del imperialismo europeo, y francés en particular, en lo que sigue considerando su «patio trasero»: el continente africano. Los conflicto armados, la miseria, la desigualdad y empobrecimiento generalizado que asolan esta región no son más que consecuencias de un política de subordinación económica, política y cultural que las potencias capitalitas-imperialistas, principalmente europeas, han impuesto históricamente y estructuralmente al continente africano.
Ya sea apoyando regímenes títeres autoritarios y corruptos, ya sea interviniendo directamente como recientemente sucedió en Costa de Marfíl, el Estado francés, cuya cultura política sigue saturada de colonialismo chovinista como bien sabemos aquí en Euskal Herria, no tiene ninguna intención ni interés en dejar a los pueblos africanos resolver su problemas internos ni mucho menos decidir libremente su futuro.En efecto, de la mano del UMP o del PS la política de Estado implica un control absoluto de sus antiguas colonias de cara al expolio de los ingentes recursos naturales que su trasnacionales necesitan para prosperar en una carrera cada vez más criminal por la ganancia y el correlativo monopolio de los sectores energéticos estratégicos que conlleva. Por lo tanto, lejos de preocupado por la defensa de la democracia y por el «peligro islamista» que, dicho sea de paso, ha apoyado descaradamente en Libia y lo sigue haciendo en Siria, el Estado francés interviene para asegurarse el control geopolitco del Sahel y para seguir expoliando los recursos naturales de esta región: gas, petroleo, diamante, oro, y sobre todo uranio.
En este sentido, desde Askapena, queremos una vez más denunciar la política imperialista del Estado francés y, además de solidarizarnos con los pueblos africanos afectados, nos reafirmamos en la estratégica y cada más urgente necesidad de conseguir nuestro Estado propio para poder, de la mano de los sectores populares de este país, establecer relaciones solidarias con los pueblos africanos en nuestra lucha común por la emancipación nacional y social.