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Consideraciones previas
Uno de los aspectos que surgen de las contradicciones de un sistema socioeconómico como el actual, en el modo de producción capitalista, es el del binomio salud-enfermedad. Máxime en la situación de crisis sistémica que sufre: sistémica porque en ella interaccionan de forma profunda los temas estrictamente económicos con los sociales, medioambientales, ideológicos y de valores, a los que hay que añadir los científicos o del conocimiento. Es sobre este último aspecto de lo que hablaremos, el del método científico, el de la verdad en sus tres vertientes (objetiva, absoluta y relativa), que bajo el modelo de máxima ganancia y beneficios monetarios en el contexto actual de crisis, muestran aún más todas sus miserias y debilidades.
En esta reflexión sobre la epidemia por la bacteria Escherichia coli (E. coli) ocurrida en Alemania, hace ahora dos años, tratamos de analizar los defectos que se detectaron por parte de las autoridades sanitarias alemanas, en su investigación epidemiológica y el insuficiente estudio e intervención de sus causas, inmediatas y últimas, tanto de la aparición del brote epidémico como del origen de la nueva cepa del germen. Además de las lagunas que se apreciaron en su conocimiento, se advierten errores de lógica formal y estructural que se han aprovechado para culpabilizar ‑de forma racista y xenófoba- a alimentos producidos en países más débiles y dependientes. Todo ello en un claro intento de preservar sus intereses económicos y su pretendido liderazgo científico pero que en definitiva solo mostró su pobreza organizativa, ética y moral.
También, hemos tratado de aplicar, con el máximo rigor posible, el materialismo dialéctico en el sentido de estudiar sus aspectos genético-estructural (la esencia de lo que se conoce sobre el objeto de estudio: las epidemias y cepas de E. coli) y el histórico-genético (el proceso histórico que subyace en el problema particular, en nuestro caso el de la epidemia alemana, intentando entenderla a través de los procesos que la anteceden y expliquen su aparición), y además, la ley de la unidad y lucha de contrarios1, que en este caso se vuelve a confirmar en la pugna entre el imperialismo y los pueblos que sufren sus ataques y mentiras, como sería el caso de las presiones alemanas para responsabilizar a Egipto del origen de la epidemia. Pero cuando se abordan ambos aspectos, y por pura dialéctica, no tenemos más remedio que adentrarnos y relacionar el análisis en su contexto político y socioeconómico, la emergencia de las infecciones por E. coli en Estados Unidos y su propagación posterior a otras potencias económicas como Japón o la más reciente epidemia alemana.
Planteamos que las deficiencias que se aprecian en la investigación epidemiológica y en las intervenciones que realizó el gobierno alemán tienen sus raíces, se anclan, en sus propias contradicciones, que emanan de su propia estructura económica y política sumergida en una profunda crisis global. Es precisamente por eso que estas estructuras de poder no quieren, ni pueden, llegar al conocimiento profundo de este problema de salud, como de muchos otros, porque estarían atacando a su propio sistema que lo genera. Porque llegar a la raíz del problema implicaría, para solucionarlo, cambiar un modelo de producción, distribución y consumo alimentario que entraría en contradicción con las grandes empresas agropecuarias y pondría en evidencia un sistema injusto de explotación de los trabajadores ‑y de los animales- y graves problemas ambientales y de salud para los pueblos. Solo así se pueden entender las lagunas que en el conocimiento de la epidemia más grave por E. coli que ha sufrido Alemania han mostrado sus autoridades políticas y sanitarias. Autoridades que en la actualidad se arrogan el poder político, económico y monetario sobre el resto de países que forman parte de la Unión Europea.
Introducción
La Escherichia coli, conocida de forma abreviada como E. coli, es un grupo de bacterias que viven en los intestinos de los humanos sanos y en la mayoría de los animales de sangre caliente. Esta bacteria ayuda a mantener el equilibrio de la flora intestinal normal (flora bacteriana) contra las bacterias nocivas y sintetiza algunas vitaminas. Sin embargo, existen distintas cepas o tipos de esta bacteria que son patógenas para los humanos. La más importante por su gravedad es la Escherichia coli enterohemorrágica2 (ECEH) que es capaz de provocar colitis hemorrágica (diarrea con sangre), y a veces se complica con el síndrome urémico hemolítico. Desde 1982 en que hace su aparición en los Estados Unidos, E. coli O157:H7 es la cepa más común de afectación en humanos de esta infección. La gravedad de sus síntomas tienen relación con la potente toxina que libera (verotoxina o Shiga) que daña la pared intestinal provocando esas diarreas sanguinolentas y el síndrome urémico hemolítico (SUH), potencialmente mortal por la afectación renal y la rotura de hematíes, así como la posibilidad de una púrpura trombótica y trombocitopénica (afectación vascular y de otras células de la sangre como las plaquetas). A la importancia de estos síntomas se añade la mayor predisposición de niños y ancianos.
Su reservorio3 lo constituye el intestino del ganado (especialmente bovino y ovino joven), por lo que la transmisión más frecuente, por vía alimentaria, es el consumo de carnes y productos cárnicos poco cocinados. La posible contaminación de la tierra y el agua a través de las heces de los animales considerados reservorios hace que también se hayan notificado casos de infección humana por el consumo de agua, leche cruda, frutas y verduras frescas. La enfermedad, por tanto, se transmite por vía fecal-oral, aunque es posible, y así se ha descrito, la transmisión directa de persona a persona.
Hoy día a la ECEH se la considera dentro del grupo de infecciones emergentes (como la gripe aviar o el Síndrome Respiratorio Agudo Severo-SARS), ya que la aparición de brotes y epidemias se produce desde hace relativamente poco tiempo tras el desarrollo vertiginoso de grandes granjas de animales (ganado principalmente, pero también aves) en condiciones de hacinamiento y con una práctica desmedida en la administración de antibióticos para aumentar la producción y abaratar los costes. La dificultad del control y saneamiento en dichas granjas y sus trabajadores, y la larga cadena posterior en el proceso de comercialización y distribución a grandes distancias condicionan este carácter de infección emergente. Como luego veremos, además es esencial la investigación rápida y exhaustiva para analizar las causas concretas de la epidemia concreta y la implantación rigurosa de la trazabilidad4 para asegurar la existencia de alimentos saludables. Pero esta seguridad alimentaria no es suficiente si no va unida indisolublemente a la promoción y apoyo de la soberanía alimentaria5 que es una reivindicación constante y ya clásica de cada vez más asociaciones y organizaciones campesinas, ecológicas y sindicales (Vía Campesina, Sindicato Andaluz de Trabajadoras y Trabajadores (SAT) o Ecologistas en Acción).
La epidemia alemana por E. coli de 2011
Hace ahora dos años de la peor epidemia que sufrió Alemania por una nueva cepa de E. coli enterohemorrágica. Peor por el número de afectados y por el número de muertes ocurridas. Durante el periodo epidémico (última semana de abril, mes de mayo y hasta el 1 de junio de 2011), solo en Alemania se notifcaron tres mil casos de la enfermedad y treinta defunciones. La mayor virulencia y letalidad de esta epidemia y los cambios en el patrón de presentación por grupos de edad, sugerían que se trataba de una nueva cepa. Y, efectivamente, las pruebas de laboratorio lo confirmaron, el O104:H4, un serotipo que no se había detectado en los brotes anteriores, aunque sí en algunos casos esporádicos de esta enfermedad.
Posteriormente, el 26 de julio del mismo año, el Instituto Robert Koch declaró oficialmente el fin del brote tras más de tres semanas sin nuevos casos. Así mismo el Centro de Prevención y Control de Enfermedades de la Unión Europea (ECDC) hace una descripción de los casos confirmados. El total de afectados por la enfermedad sumaron 3.785 en Alemania, 733 de los cuales presentaban el síndrome hemolítico urémico (SHU) y 45 fallecieron. Aunque se detectaron casos en todos los estados federales de Alemania, la mayoría (el 75 %) se notificaron en cuatro länder del norte: Schleswig-Holstein, Hamburgo, Renania del Norte-Westfalia y Baja Sajonia. Otros doce países europeos y Estados Unidos notificaron casos, todos ellos asociados con viajes a Alemania o personas relacionadas. En Europa supuso un total de 3.910 casos, 782 de los cuales con SHU, y 46 defunciones6. Estos resultados sitúan a esta epidemia como la más importante ocurrida en el mundo por el número de afectados con SUH y por su letalidad y la segunda en el mundo, después de la producida en Japón, por el número total de enfermos que presentaron la infección.
Con estos datos ya definitivos se confirmaron las características epidemiológicas distintivas de esta epidemia con más del 80% de casos en adultos mayores de veinte años, un predominio de mujeres (el 70%) y un 25% de incidencia de SUH. Además, en esas fechas ya se conoce que el genoma del germen causal, la E. coli O104:H4, distinguiéndose de otras cepas porque contiene un portador del gen de la toxina Shiga 2 y una serie de factores de virulencia adicionales y de resistencia a antibióticos.
Características de la nueva cepa E. coli O104: H4
La cepa de E. coli (0104:H4) presenta las características propias de dos tipos diferentes de bacterias E. coli: la Verotoxigénica y la Enteroagregativa. Esta combinación hace que la cepa fuera mucho más virulenta puesto que su mayor capacidad de adherirse a las células epiteliales del intestino, facilitaba la absorción de la toxina (de los dos tipos de verotoxinas, la VT2 es la más agresiva). Ya los primeros estudios preliminares sobre sus características genéticas sugerían que la cepa era una forma híbrida de otras dos bacterias diferentes de E. coli. Hilde Kruse, experta en alimentos de la OMS, señaló que «se trata de una cepa única que jamás ha sido aislada de los pacientes» y agregó que la nueva forma de la bacteria tiene «varias características que la hacen más virulenta y productora de toxinas»7. También comenta que pese a que aún no se conoce del todo cómo aparecen estas nuevas cepas, sí se sabe que las bacterias provenientes de humanos y animales cambian fácilmente de genes, como también es el caso de los virus de animales, como el Ébola, que pueden llegar a los humanos.
El que la variante no haya sido resultado de un proceso adaptativo lento sugiere, como ha ocurrido en otros casos, que el proceso ha sido por un ensamblaje rápido de cepas de E. coli conocidas anteriormente. Cuando el genoma de la bacteria ha sido descifrado, sus características detalladas apoyan la idea de que la nueva variante es fruto del cruce o combinación de dos serotipos «clásicos» y que además de altamente tóxica es multirresistente a los antibióticos. Nunca antes se había detectado en una situación de brote infeccioso pero sí ha sido hallada en pacientes de forma aislada.
La ventaja que tiene analizar e indagar en una epidemia como ésta, con un nuevo germen, es que podemos visualizar en su estructura sus antecedentes históricos, al menos en parte, como en el caso que nos ocupa. Esta especie de reconstrucción histórica que nos muestra con bastante detalle la estructura de la nueva bacteria nos orienta sobre las causas de su aparición, y en este caso es muy probable que la mezcla, la unión, se haya producido en el organismo de los reservorios, el ganado, e igualmente sería recomendable indagar en aquellos animales que son sometidos a tratamientos antibióticos, qué tipo de antibióticos y qué tipo de resistencias están originando.
El análisis del germen y su proceso de formación es una parte esencial, pero no única, en el origen de la epidemia que trata de investigarse, ya que se debe conocer también el porqué y cómo llegó el germen al alimento, cuáles han sido los elementos causales que han desembocado en la contaminación alimentaria y también cuáles fueron las condiciones y circunstancias externas que favorecieron su propagación. La alta concentración de personas en la feria de Hamburgo, que congregó a un millón de personas, y las deficiencias técnicas de la investigación en los primeros momentos creemos que fueron decisivos en la expansión de la epidemia.
Las causas de la epidemia alemana por la nueva cepa E. coli O104: H4
En cualquier investigación de un brote epidémico se intenta conocer y responder a varias preguntas relacionadas entre sí. Si se trata de una toxiinfección alimentaria, lo primero que interesa saber es el alimento, o alimentos, que originaron el brote para romper la cadena de transmisión y que no aparezcan nuevos casos de la enfermedad. Y cuando hablamos de alimentos, incluimos a las bebidas, y sabiendo que la transmisión persona a persona también puede producirse. La sospecha del origen alimentario nos lo da la aparición de casos múltiples de una enfermedad con síntomas gastrointestinales y el aislamiento primero del germen habitual en este tipo de infecciones. Hasta aquí todo es relativamente fácil y sencillo de detectar, máxime si, como ocurrió en esta epidemia del norte de Alemania, aparecieron muchos casos con síntomas inconfundibles de infección por E. coli, diarreas con sangre (aunque no siempre) que no suele acompañarse de fiebre y, en algunos casos, el conocido síndrome urémico hemolítico.
Más difícil es hallar el alimento principal responsable para luego reconstruir la cadena de transmisión hasta llegar a la fuente primaria de infección y aquí un elemento esencial para encontrar esta primera causa, el alimento, es actuar rápido y bien y verdaderamente no fue eso lo que ocurrió. Ya hemos comentado anteriormente cómo el tópico del «rigor alemán» se convierte en verdadera chapuza en los procedimientos, aparte de interesado, cuando ante la mala gestión e investigación del brote las autoridades sanitarias alemanas cogieron por el camino fácil y xenófobo: una analítica aislada de E. coli sin tipificar en los pepinos andaluces fue el detonante de declaraciones precipitadas y erróneas sobre el alimento implicado8.
Tras el estudio y analíticas pertinentes, se descarta al pepino andaluz como el origen alimentario del brote, la presión política, económica y de posibilidades de infraestructuras (incluidas las de los medios de comunicación) del gobierno español hacen reconocer a las autoridades alemanas su error. ¿Qué hubiese pasado si los pepinos hubiesen sido marroquíes o senegaleses? Pero el caso es que los pepinos fueron descartados y las torpes investigaciones realizadas9 tenían que seguir buscando al alimento culpable. Se señala un primer restaurante donde se concentraron los primeros casos, de la ciudad de Lubeca, al norte del país, en la feria de Hamburgo y posteriormente se involucraron otros veinte restaurantes de la zona. Las personas que comieron en esos restaurantes tenían nueve veces más de probabilidades de contraer la enfermedad que los que no comieron (desconocemos cómo se midió el riesgo y las poblaciones comparadas, sobre todo si el contexto es una feria con tal cantidad de población residente y transeúnte). De esos restaurantes surgieron las sospechas de los pepinos, y posteriormente de los brotes de semillas hasta llegar a una plantación de soja y otras semillas en Uelzen, al norte de la Baja Sajonia. En esta empresa se centraron las nuevas investigaciones que, al parecer, se dieron por definitiva, y tras su cierre se incautaron y analizaron todos sus productos.
Así fue como el estudio se centró en esos brotes vegetales que se usan para aderezar ensaladas y otros platos. Se trata de brotes de leguminosas (guisantes, lentejas, ajo, judías azuki, alubias, alfalfa y otros similares), cultivados en Uelzen que se vendieron, directamente o con intermediarios, a diversos restaurantes de la ciudad y estado de Hamburgo y otros cuatro estados del norte de Alemania, como Hesse y la Baja Sajonia. En declaración conjunta de diferentes organismos de seguridad alimentaria y de enfermedades infecciosas se señala como creciente evidencia epidemiológica a los brotes de soja y otras semillas como el vehículo del brote en Alemania por la inusual bacteria10. A estas conclusiones se llegó en un informe de la OMS de 10 de junio, pero igualmente se reconoció que se estaba pendiente de nuevas investigaciones epidemiológicas y de laboratorio para poder conocer y reconstruir la cadena de transmisión y el origen del problema: «Posteriores investigaciones epidemiológicas y de laboratorio están en marcha para confirmar la fuente del brote y comprender donde y como la cepa de la epidemia contaminó los brotes y donde ocurrió la contaminación en la cadena de suministro /alimentación»11.
No entramos a valorar cómo se ha producido el vínculo epidemiológico entre los brotes de semillas y esta epidemia porque no disponemos de los datos aunque hemos intentado encontrar la información en las búsquedas realizadas12, por lo que desconocemos si se han realizado las necesarias encuestas epidemiológicas a la mayoría de los enfermos y no enfermos que se expusieron conjuntamente a los diferentes posibles alimentos consumidos. Sí sabemos que en los últimos informes realizados, en ninguno de ellos se notifica haber encontrado la nueva cepa de E. coli y sí se especifica la dificultad de aislar la cepa en alimentos vegetales13. En cualquier caso, llama la atención con la rapidez con que se culpó a los brotes de semilla y, aún más, a la semilla de fenogreco (alholva), importadas de Egipto, por su coincidencia con un pequeño brote posterior detectado en Burdeos.
La Decisión de ejecución de la Comisión de la Unión Europea, de 6 de julio de 2011, implanta medidas de emergencia a las semillas y habas importadas de Egipto porque los brotes están vinculados (término que se utiliza cuando se hallan relaciones epidemiológicas pero no hay confirmación por pruebas de laboratorio) y se deben a las semillas de alholva que fueron contaminadas durante la importación a la Unión Europea o antes de ella. Pese a todo, el referido texto sigue diciendo que la contaminación de las semillas por la cepa E. coli O104:H4 no ha podido confirmarse, ni dónde se produjo la contaminación (si en origen o en el proceso de almacenaje y distribución). En cualquier caso se reconoce que la contaminación de las semillas tiene que reflejar un proceso de producción que permitió la contaminación por materia fecal de origen humano o animal (los reservorios del germen). Para terminar diciendo que: «Aún no se sabe con certeza en qué momento exacto de la cadena alimentaria se produjo dicha contaminación ni si desde entonces se ha subsanado el problema»14.
Las lagunas en el conocimiento de esta epidemia: los aspectos no aclarados o dudosos de lo que se dice y lo que no se dice
A nivel coloquial se suele decir que una verdad a medias también es una mentira y que se conoce más a la gente por lo que no dice, por sus silencios o, en nuestro caso, por lo que no se quiere desvelar. En el problema concreto que estamos analizando creemos que esas medias verdades y silencios han sido debidos a los errores cometidos y a la clara y consciente ocultación de los datos. El análisis marxista explica muy bien, a través de la aplicación del materialismo dialéctico, la importancia de la interacción entre los cuatro aspectos de la verdad, la objetiva, la subjetiva ‑creativa y emancipadora o destructiva y reaccionaria, según con la finalidad que se utilice‑, la verdad absoluta y la relativa. Sin embargo, la «verdad subjetiva» no puede existir si no se concreta con la experiencia y práctica en el momento histórico del conocimiento en el que nos encontremos15. En el caso que nos ocupa no olvidamos que en el sistema capitalista, la subjetividad burguesa supedita y orienta la verdad y el conocimiento científico en general a la especialización y búsqueda del máximo beneficio, deja de lado las partes del conocimiento menos rentables y se centra en las más rentables y de beneficio inmediato.
En este contexto no nos puede extrañar la falta de verdad objetiva a lo que se une los errores conscientes e inconscientes que se detecta en la investigación de esta epidemia ya que encontramos demasiadas lagunas y un intento apresurado de tapar los agujeros del desconocimiento con vínculos y asociaciones de hechos que, sinceramente, no convencen. Para empezar, tendremos que afirmar que, aunque en el mejor de los casos se hubiese confirmado el alimento, o alimentos, que originaron la epidemia, aún así, no se habría llegado al origen del problema, que en realidad son dos. Por un lado al conjunto de circunstancias y causas que provocó que en los animales, o en los humanos, se ensamblara la nueva cepa; y por otro lado, posiblemente en tiempos diferentes, el otro conjunto de circunstancias que originaran que la nueva cepa produjera una epidemia de tal magnitud como la que estamos analizando.
Hasta lo que sabemos sobre la producción de mezclas y mutaciones de nuevos microorganismos entran en juego un conjunto de interacciones dentro de los reservorios de los distintos tipos del germen, en este caso, de la E. coli, y la inclusión de éste en el ser humano (con su posible participación más o menos activa). Como el conocimiento científico sobre estos procesos no es completo, no se deben descartar otras posibilidades, máxime cuando la manipulación genética es un hecho y una práctica en seres vivos vegetales. Sólo podemos decir que con el conocimiento actual que se tiene, los cambios, ensamblajes y mutaciones de los microorganismos patógenos son habituales en el mundo animal (incluido el ser humano) y es la hipótesis, hoy por hoy, más plausible de aparición de una nueva cepa. Tenemos reciente los casos de gripe aviar, gripe porcina, la misma cepa E. coli O157:H7 o la transmisión a humanos del mal de las «vacas locas» (que a su vez se infectaron de las ovejas enfermas de scrapie).
Centrándonos en la bacteria que nos ocupa, hay dos aspectos importantes que intervienen en los cambios de su estructura ‑pero también de la estructura en general bacteriana-: una es su necesaria adaptación, o resistencia, a los antibióticos. Este hecho de la multirresistencia a los antibióticos desde que este tipo de medicamentos se utilizan en humanos y animales hace ya tiempo que ha sido demostrado y contrastado16. Es bien conocido el abuso en la utilización de antibióticos incluso de forma preventiva en el ganado de explotaciones intensivas que, debido a la masificación y al estrés que soportan los animales, padecen epizootias de diferentes microorganismos, y la E. coli es uno principal. No es casualidad que tras esta epidemia alemana, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), adoptara en la 34ª sesión de la Comisión del Codex Alimentarius (Ginebra, julio de 2011) la necesidad de aumentar las medidas destinadas a disminuir las resistencias a los antibióticos ligadas a su uso en el ganado. Nuevamente, en marzo de 2012, un informe de la OMS titulado La amenaza del desarrollo de la resistencia antimicrobiana – Opciones para la acción vuelve a poner encima del tapete esta grave situación y en él se asegura que la cantidad de antibióticos utilizados en animales supone más de la mitad del uso total. Textualmente se dice que «los antibióticos se utilizan en más cantidad en animales productores de alimentos que están sanos que en el tratamiento de enfermedades en pacientes humanos. La importancia de estos animales como reservorios de patógenos humanos resistentes está bien documentada. La diseminación de los genes de resistencia de bacterias animales a bacterias humanas es otro peligro potencial. Los problemas asociados con el uso de antibióticos en ganadería, incluyendo avicultura, están creciendo por todo el mundo, y no hay evidencia clara de la necesidad o beneficio de dicho uso, lo que conlleva el reconocimiento cada vez mayor de que hace falta una acción urgente» 17. Han sido muchas las alarmas en relación con este importante problema de salud pública, solo señalaremos como ejemplo un estudio realizado en Alemania que nos muestra hasta qué punto el problema se agranda y las medidas, cuando se toman, resultan totalmente insuficientes porque no llegan a la raíz del problema18.
El otro aspecto esencial en la aparición de estas nuevas cepas de E. coli se encuentra en el tipo de alimentación que recibe el ganado que no pastan en los prados frente a los que se alimentan de pastos naturales. La carne de los animales que pastan en los prados tiene menos grasas totales y saturadas, y presenta mayores cantidades de antioxidantes como la vitamina E, los beta-carotenos, el ácido linoléico conjugado (protector de algunos tumores) o de grasas omega‑3, entre otros19. Además, cada vez hay más evidencias de que la alimentación con pastos reduce la contaminación por E. coli en las carnes vacunas y en las heces de estos rumiantes que evitan a su vez la contaminación de ríos y acuíferos frente a los establecimientos de cría intensiva. Porque el sistema de alimentación basado en granos (maíz, sorgo o cebada) genera un alto nivel de acidez en el colon de los animales, obligando a la E. coli a mutar para adaptarse a esa acidez y por tanto se hace más resistente a la acidez del aparato digestivo de los seres humanos, por lo que provoca una enfermedad más virulenta20. Esto es lo que pasó con la cepa O157:H7, que apareció en los Estados Unidos en 1982 en brotes epidémicos asociados al consumo de hamburguesas. Un equipo de la Universidad de Cornell comprobó que frente a las más de seis millones de bacterias que encontraron en las heces de ganado vacuno alimentado con granos, sólo hallaron veinte mil en las alimentadas con pastos, y en el estómago de los humanos, la supervivencia de E. coli procedente de los primeros era de una proporción de 250.000 a 10021.
Si nos centramos en el segundo de los problemas, cómo se expandió esta nueva cepa hasta alcanzar la magnitud epidémica en Alemania, habría que resaltar que la reconstrucción de la cadena de transmisión del alimento sospechoso (los brotes de semillas) no se ha podido realizar, ni tampoco la confirmación por laboratorio de que dicho alimento estuviera contaminado por el germen productor de tal cúmulo de enfermos. Como venimos comentando, los propios informes de los organismos responsables de la investigación y de las comunicaciones oficiales confirmaron las dificultades para detectar el germen específico en los vegetales, esto es, que no ha podido detectarse. Esta realidad, y la posibilidad abierta y reconocida por los propios investigadores, apuntan a que la dirección de la posible contaminación de los brotes (o las semillas) partiera de humanos enfermos que manipularon dichos alimentos y no al revés. En cualquier caso, y basado en supuestas vinculaciones epidemiológicas y entre brotes, el alimento que al final fue señalado como culpable fueron las semillas de fenogreco egipcias.
Ni que decir tiene que todas las posibles vías de transmisión, por remotas que parezcan, deben ser investigadas y en todas ellas debe prevalecer el principio de precaución para atajar y cortar la alerta sanitaria, pero cuando se nos muestra con tanta insistencia y detalle una sola vía y ésta deja muchos interrogantes en el aire22, nos preguntamos por las otras alternativas posibles y más plausibles dado los conocimientos acumulados sobre este tipo de infección que apuntan en otras direcciones. El hecho es que pese a no encontrar la cepa en ninguna de las múltiples muestras analizadas y reconocer que, en el caso de ser semillas infectadas las causantes de la alerta sanitaria alemana, éstas debieron ser a su vez contaminadas por materia fecal de origen animal o humano23, terminaron concluyendo que las referidas semillas importadas de Egipto fueron el origen de la alerta. Las inmovilizaciones previas de los brotes de semillas, las recomendaciones higiénicas de los manipuladores de alimentos y trabajadores de las granjas (de todo tipo) y la cocción de los brotes, entre otras recomendaciones y actuaciones que se llevaron a cabo para atajar esta epidemia no dejan de ser medidas puntuales para un problema puntual y no nos aclara todos los porqués de la epidemia. La culpabilización de la semilla de fenogreco de origen egipcio se nos antoja una cortina de humo para ocultar a los «verdaderos culpables» y ha desatado protestas por parte de las autoridades egipcias que comunican no haber encontrado contaminación en sus semillas y no existir casos en ese país y otros importadores como Inglaterra o el propio territorio español.
En definitiva, el repaso de los aspectos más significativos de la investigación que se han notificado y publicado en los informes y comunicados de los organismos responsables, permite afirmar que no se aclaran los aspectos esenciales en el análisis de sus causas. Lo que en algunos ámbitos de la Epidemiología y la Salud Pública se llama las causas raíces o causas de la causa. Y para encontrarlas, hoy por hoy y hasta lo que se conoce de las nuevas cepas emergentes y más concretamente con los antecedentes históricos sobre la aparición de las cepas patógenas de E. coli y de otras bacterias similares (como la Shigella), se debería seguir vigilando y actuando sobre los procedimientos que rodean a las grandes granjas de ganado y animales rumiantes que proliferan en Alemania, EE.UU. y otros países a los que se van extendiendo este tipo de empresas.
Las características inmunitarias de los animales sometidos a estrés, hacinamiento, mala alimentación, tratamientos antibióticos y la utilización reiteradamente denunciada de hormonas del crecimiento, conjugan una serie de condiciones sinérgicas que favorecen las mutaciones y ensamblajes de nuevas cepas de gérmenes. La falta de rigor y objetividad de las autoridades sanitarias alemanas, la falta de aplicación de los conocimientos científicos y de humildad para reconocer sus limitaciones y posibles deficiencias en los análisis y actuaciones realizadas se unen a la muy plausible ocultación de datos para proteger sus intereses económicos y proteger toda la estructura en la que está basada. Porque la realidad objetivable por todos es que en esta epidemia no se actuó con la diligencia y coordinación que requiere cualquier alerta sanitaria, lo que condicionó en buena parte el haber indagado e insistido en las investigaciones de las dos grandes vías propuestas, origen del germen y origen de la epidemia que estaba surgiendo, lo que nos hubiese acercado a sus verdaderas causas y por tanto a la instauración de todas las posibles medidas preventivas que eviten la aparición de nuevas cepas y epidemias semejantes en el futuro.
Además, como decíamos en cierta ocasión con este y con otros brotes ocurridos anteriormente, la historia parece que se repite machaconamente24. Que es práctica habitual esconder los errores, los intereses económicos y la falta de rigor científico, culpabilizando de forma xenófoba a otros países aprovechando coyunturas políticas y ahora nos viene a la memoria la famosa gripe estadounidense de 1918 que se exportó a Europa y que quedó con el falso nombre de «gripe española», por poner solo el ejemplo más paradigmático25. A través de este recorrido histórico y lógico de esta epidemia podemos reflexionar y concluir planteando algunas recomendaciones que creemos necesarias si queremos mejorar la salud de las poblaciones, de nuestros pueblos.
Reflexiones y recomendaciones
No hay nada más vergonzoso en ciencia que tratar de oscurecer la verdad, ni nada más revolucionario y honesto que llegar a la verdad sea la que sea, ya que siempre debemos tratar de acercarnos a ella lo más posible, a sus causas y circunstancias concretas del problema particular que estemos analizando, y poder atajarlo lo más profundamente posible. Y es que en las últimas décadas asistimos a un recrudecimiento de antiguas epidemias y aparición de nuevas en contextos muy variados de países afectados pero que cada vez se internacionalizan más. Que muchas de estas epidemias de gérmenes emergentes, o reemergentes, están directa o indirectamente relacionadas con guerras e invasiones más o menos encubiertas, teniendo reciente la terrible epidemia de cólera que azotó Haití tras la introducción de una cepa asiática (el vibrio cholerae El Tor O1) a través de soldados nepalíes de los cascos azules portadores del germen26, y que otras muchas emergen de las grandes explotaciones pecuarias, porcinas y aviarias.
El origen histórico de los brotes por E. coli enterohemorrágica comienza con la aparición de una de sus cepas más frecuente e importante, la O157:H7, surge en los Estados Unidos al inicio de la década de los 80 del siglo XX. Estos primeros brotes se relacionaron con el consumo de carne picada para la elaboración de hamburguesas y se identificó la fuente primaria de la infección con el ganado vacuno que empezaba a proliferar en grandes granjas en ese país. Tras las investigaciones habituales se confirma que el reservorio, donde el germen se reproduce y perpetúa a largo plazo, lo constituye dicho ganado vacuno, pero también otros animales rumiantes. En epidemias posteriores se han identificado otros alimentos ‑el agua y diferentes verduras- como responsables de vehiculizar esta infección a humanos tras su contaminación por las heces de los animales reservorios. Así en el informe final del CDC (Centro para el control y prevención de enfermedades de los Estados Unidos) que analizó de forma exhaustiva un brote posterior por el consumo de espinacas reconstruyen de forma muy sugerente los múltiples focos contaminados con esta cepa O157:H7. Se identifica la responsabilidad de una importante empresa multinacional de estas verduras pretendidamente ecológicas, ya que el abono de los cultivos de espinacas era material orgánico procedente de heces de ganado de la zona. Pero paradójicamente, ése fue precisamente el origen del problema ya que el uso de compost procedente de materia orgánica, habitualmente de heces de animales, requiere respetar los tiempos de producción, lo que no se hizo. Éste puede ser un ejemplo paradigmático de cómo las empresas capitalistas que priorizan las ganancias rápidas sin respetar los ritmos y los tiempos, está en un aspecto básico del problema.
Por tanto, las epidemias por E‑coli pero también en otras epidemias similares, existe suficiente evidencia científica que nos aconseja el rechazo de las grandes granjas de animales porque son el origen de nuevas cepas de virus y bacterias ‑muchas de ellas multirresistentes a antibióticos- y de nuevas epidemias o pandemias como la gripe porcina (luego renombrada como nueva gripe A) que se originó en una gran explotación porcina mejicana, filial de una multinacional estadounidense. Porque los animales criados en esas condiciones de insalubridad nos suministran carnes y alimentos de peor calidad nutricional y porque estas grandes granjas promueven la producción en masa y el consumo excesivo de carne y calorías que provoca obesidad y sobrepeso con toda su carga de enfermedad y deja sin las suficientes necesidades energéticas y proteicas a otro sector muy importante de la humanidad (mil millones de personas, de las siete mil millones que pueblan nuestro planeta, pasan hambre, y más de veinticuatro mil mueren cada día por esta causa). Porque este modelo de explotación intensivo en el conjunto del sector agropecuario rompe el ritmo de la naturaleza para la preservación de los ecosistemas y es una de las principales fuentes de contaminación de suelos, aguas y aire.
Las políticas de expansión y producción en masa es consustancial con el sistema capitalista en este como en cualquier otro tipo de mercancías. Un sistema económico cuyas empresas se basan en la producción en serie (con distintos modelos de cadena de producción) y en la explotación de sus trabajadores con la principal finalidad de obtención de beneficios y dividendos económicos. Estas características, además, se han ido agravando con el tiempo (a una más amplia gama y tipo de mercancías) y concentrándose más y más (menos empresas y propietarios en cada vez más extensión de mercados y países) hasta el momento actual que vivimos. Desde las primeras fábricas textiles con la mecanización y explotación de hombres, mujeres y niños en la Inglaterra industrial del siglo XIX que tan bien nos explicó Engels en la primera gran obra de la epidemiología social27, pasando por la mecanización del campo, los cercamientos y expulsión de los campesinos de sus tierras en la Europa del siglo XIX y XX, siguiendo con las producciones en cadena del fordismo y taylorismo y con la expansión de los monocultivos y el uso intensivo de agrotóxicos en muchos países del mundo.
Toda esta gama de producción intensiva implica coordinación y planificación para las ganancias monetarias, pero destrucción y explotación de las personas y de sus recursos naturales propios de cada zona. No nos debe extrañar que si las personas, las poblaciones son utilizadas como mano de obra barata, son educadas y adiestradas para dicha finalidad, los animales utilizados para la producción intensiva no iban a correr mejor suerte. Ya hemos hablado en otras ocasiones de las consideraciones éticas que se encuentran en la base de esta política y que nos lleva a la necesidad de reivindicar una alternativa totalmente diferente. Si este sistema económico cada vez más desprestigiado por lo cruel que resulta con la humanidad y la naturaleza del planeta, está dirigido por los gobiernos y otras esferas de poder con claros intereses económicos en dichas empresas capitalistas. Si los gobiernos apoyados por las potencias mundiales (Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón o Alemania) actúan protegiendo a las grandes empresas multinacionales, provocando los desplazamientos y robos de tierras al campesinado, esquilmando los caladeros de las costas africanas, introduciendo semillas transgénicas, promoviendo guerras «ahora llamadas humanitarias» para la expansión de sus recursos (Irak, Libia, ahora, Siria) o golpes de estado «ahora llamados destituciones parlamentarias» (Honduras y Paraguay). Decíamos, si esto es así a nivel más global y general, no nos debe extrañar que en cada uno de estos países con los matices y diferencias de todo tipo que pueda haber se abogue por la planificación y el poder sobre las vidas de las personas para la misma finalidad del beneficio económico. La población se organiza y se clasifica para la obtención de población poco cualificada y apta para la explotación y alienación, en muchos casos, y más cualificada para la manipulación e investigación, en otros menos.
Se mire por donde se mire no tiene ningún sentido la existencia de las grandes granjas intensivas y todas las consecuencias negativas que giran a su alrededor, y en su lugar proponemos políticas de apoyo de un sector agropecuario ecológico que se integre de forma equilibrada con los recursos naturales de cada zona. Se debe favorecer la alimentación adecuada y suficiente en proteínas animales en aquellos pueblos que claramente sufren problemas de desnutrición por déficit, y una reducción y moderación de dicho consumo en otros sectores de la población que presentan problemas por exceso. Los modelos económicos y de producción deben adaptarse a la salud y necesidades de los pueblos y no al contrario. A nivel mundial, el conjunto de pequeños productores campesinos y pescadores son los que están surtiendo al planeta de alimentos y biodiversidad para una amplia mayoría de la población. Recalcamos la responsabilidad de la grandes explotaciones capitalistas, de monocultivos (transgénicos y no transgénicos) con fines industriales (caso de la biomasa o de la biología sintética) o con el fin de alimentar de forma barata a los animales hacinados en las explotaciones que venimos comentando o la pesca intensiva de arrastre de los grandes buques europeos y japoneses, que esquilman y roban a sus propietarios originarios con el único fin del beneficio monetario y especulación en bolsa de los grandes bancos. Sin olvidarnos del uso y abuso de los agrotóxicos y transgénicos que está empobreciendo los suelos y la diversidad de las semillas.
A lo largo de este escrito hemos intentado detallar y analizar los aspectos más significativos que han envuelto la epidemia por una nueva cepa de E.coli ocurrida en Alemania en la primavera del año 2011 y que dio tanto que hablar por su extensión, gravedad y las informaciones confusas y contradictorias que se produjeron por parte de las organizaciones sanitarias responsables, sus políticos y sus medios de (des)información. Con esta alerta sanitaria se mostró en toda su cruda realidad cómo una potencia económica a nivel mundial, como Alemania, actúa en estos casos, resultando un ejemplo paradigmático de lo que han sido los comportamientos de cualquier potencia imperialista a lo largo de su historia. En primer lugar, tratan de preservar su política de dominación y protección de sus intereses económicos a costa de lo que sea, de otros países más débiles y dependientes e incluso de su propia población. La protección y control comercial de sus intereses económicos, y sus productos, alimentarios o no, a costa de los intereses y empobrecimiento de otros países ha sido una constante del capitalismo e imperialismo desde la colonización y las nuevas formas de neocolonización.
Además de la dominación política y económica de los países más enriquecidos del planeta a costa de los más empobrecidos, pero también entre las diferentes clases sociales dentro de sus territorios, existe todo un discurso pretendidamente científico que ha tratado de justificar y argumentar la supuesta superioridad de las clases dominantes y de los países dominadores como un hecho natural y biológico en las múltiples teorías racistas y prácticas eugenésicas. La ciencia racista al servicio de la dominación de unos pueblos por otros ha sido continua y constante desde hace más de dos siglos encabezado por el gobierno de Estados Unidos, copiado y ampliado por el gobierno nazi y continuando en diferentes formas por los gobiernos actuales28.
Esta realidad que en la actualidad existe arropada de hipocresía y subterfugios, y vehiculizada eficazmente por los grandes medios de la información y comunicación, se ha dejado ver claramente en esta epidemia ‑y también en otras en el pasado-. Ante una alerta sanitaria como la que hemos analizado donde la enfermedad y la muerte es una protagonista esencial no es infrecuente que los poderes políticos y de la comunicación lo utilicen para manipular y alentar el miedo a su población sobre las verdaderas causas de la epidemia que están sufriendo. Y es que independientemente de la mala gestión y coordinación, amén de otras claras deficiencias técnicas que se observaron por parte de los responsables alemanes, decíamos que lo fácil e interesado es coger por el camino del centro para culpabilizar en los primeros momentos a los pepinos andaluces como origen del brote. La defensa fácil y clara que pudo aportar el Estado español y su posición intermedia en la palestra internacional pudo clarificar y rectificar el error, pero nos preguntábamos: ¿qué hubiese pasado si los pepinos hubiesen sido marroquíes o senegaleses? A lo que ahora contestamos viendo lo que pasó luego, la rapidez con que se culpó a los brotes de semilla de fenogreco importados de Egipto: no pasó nada. Por estas y otras razones concluíamos que esta epidemia se ha investigado lenta y mal y con serias dudas de ocultación de datos relevantes para esclarecer la verdad sobre todas sus causas. Son muchos también los ejemplos de la práctica habitual a lo largo de la historia de que potencias económicas a nivel mundial escondan sus errores y falta de rigor científico y preserven sus intereses económicos culpabilizando de forma xenófoba a otros países. La mal llamada «gripe española» sería uno de los ejemplos paradigmáticos.
En la rica Europa del centro y norte se han producido diferentes epidemias relacionadas con las grandes granjas pecuarias y su baja calidad alimentaria, lo que unido al estrés, hacinamiento y tratamientos abusivos de antibióticos y hormonas del crecimiento debilitan las características inmunitarias de los animales y la posibilidad de nueva epizootias. El «mal de las vacas locas», la gripe de los pollos belgas o la intoxicación por dioxinas de los piensos en Alemania son claros ejemplos de esto que decimos. Son los propios organismos sanitarios internacionales, como la OMS, los que están alertando del peligro del abuso de antibióticos al ganado con la aparición de nuevas cepas multirresistentes con riesgo de infecciones para la que no tendremos tratamientos específicos con las consecuencias de pérdida de salud que tendríamos en el futuro.
Además, los problemas de salud por enfermedades infecciosas no deben circunscribirse al potencial patógeno de nuevos gérmenes y epidemias, que también, sino a todo lo relacionado con la desnutrición, dependencia y pobreza alimentaria a las que la concentración de estas grandes empresas capitalistas está abocando a muchos sectores de la población mundial. El derecho inalienable de la tierra para quien la trabaja y a los recursos naturales de los pueblos debe reclamarse desde una posición de lucha y reivindicación de éstos para obtener una verdadera soberanía de sus territorios y riquezas naturales. Porque una seguridad alimentaria no es suficiente si no va unida indisolublemente a la promoción y apoyo de la soberanía alimentaria. Somos conscientes que éstas son medidas políticas de gran calado que no se van a conseguir sin luchas y resistencias de las poblaciones afectadas, pero deben estar en nuestros horizontes, además del trabajo de investigación y acción para desarrollar, promover y defender estas políticas, desde lo más local a lo más general.
Una investigación y un conocimiento científico con el pueblo y para el pueblo. Tenemos ejemplos que aúnan la lucha y resistencia a estas políticas esquilmadoras con la implantación de empresas y cooperativas autogestionadas, como las que ya empiezan a pulular por diferentes sitios de nuestra geografía. Lo más cercano a nosotros, en Andalucía, Marinaleda o, salvando sus diferencias, Somonte, son símbolos y ejemplos a seguir. Suelen ser los pueblos, las mujeres, los jornaleros, campesinos y los trabajadores de la industria y los servicios de todo tipo los que realmente tienen la experiencia y capacidad de saber qué, cómo y dónde se produce, y qué tipo de alimentación está en consonancia y en equilibrio con la naturaleza, así como con sus intereses sociales, culturales y comunitarios que les proporcionan la verdadera salud entendida como bienestar personal y social.
Concepción Cruz Rojo (Militante del SAT – Sección: Universidad de Sevilla)
1 de mayo de 2013
- En la filosofía dialéctica, la ley de la unidad y lucha de contrarios explica que los procesos de desarrollo de todas las cosas del mundo y todo pensamiento humano contienen aspectos contradictorios. Un proceso simple contiene solo una pareja de contrarios, un proceso complejo más de una. Las diferentes parejas de contrarios, a su vez, se hallan en una unidad porque cada uno de los aspectos contradictorios no puede existir independientemente del otro; si falta uno de los dos contrarios, falta la condición para la existencia del otro. Sin vida no hay muerte y viceversa; sin Estado opresor, no puede haber Estado oprimido y al contrario. Pero, además, es esencial la transformación entre un componente y el otro en esa pareja de contrarios, ya que bajo determinadas condiciones cada uno de los aspectos contradictorios se puede transformar en su contrario.
- También llamada Escherichia coli verotoxigénica, son todas aquellas cepas de E. coli capaces de producir una potente toxina conocida como verotoxina (VT), existen dos tipos, la VT1 y VT2. La E. coli que produce solo VT1 tiene una menor probabilidad de causar el SUH. Estas toxinas también se conocen como Shiga por su similitud con la toxina Shiga de la Shigella dysenteriae (otro importante germen productor de toxiinfecciones alimentarias).
- El ser vivo o inerte en donde se acantona el germen a largo plazo y se perpetua o reproduce.
- La trazabilidad es el seguimiento histórico de un producto a lo largo de la cadena de suministros, desde su origen hasta su estado final como artículo de consumo.
- La soberanía alimentaria es el derecho de cada pueblo a definir sus propias políticas agropecuarias y en materia de alimentación, a proteger y reglamentar la producción agropecuaria nacional y prácticas comerciales que mejor sirvan a los derechos de la población a disponer de métodos y productos alimentarios inocuos, nutritivos y ecológicamente sostenibles. Declaración Final del Foro Mundial sobre Soberanía Alimentaria La Habana, Cuba, 7 de septiembre de 2001.
- ECDC (European Centre for Disease Prevention and Control): Shiga toxin-producing E. coli (STEC): Update on outbreak in the EU (27 July 2011, 11:00)
- Europa-press. La OMS dice que la cepa de «E.coli» de los pacientes alemanes es desconocida. 5 de junio de 2011.
- Concepción Cruz. Brote de toxiinfección alimentaria por Escherichia Coli en Alemania ¿Pepinos andaluces o rigor alemán?, Kaos en la red, 2011
- El BfR (Instituto Federal de Evaluación de Riesgos) confiesa haber tenido serios problemas en los medios de enriquecimiento para el análisis que hicieron imposible la detección de la bacteria responsable del brote. Alemania posee una conformación política que complicó la gestión del riesgo, ya que existen varios sujetos de derecho a la hora de comunicar y gestionar riesgos alimentarios. Situación que tuvo que ser posteriormente modificada en vista de las declaraciones contradictorias que se estaban ofreciendo sobre una crisis sanitaria de tal envergadura.
- Informe de 10 de junio de la OMS con la declaración conjunta del Instituto Robert Koch (RKI), el Instituto Federal de Evaluación de Riesgo (BfR) y la Oficina Federal de Protección al Consumidor y Seguridad Alimentaria (BVL).
- Traducción del apartado: Vehicle and source of the current outbreak , página 7, «Further epidemiological and laboratory investigations are under way to confirm the source of the outbreak and to understand where how the outbreak strain contaminated the sprouts and where in the supply/food chain the contamination occurred».
- Sí hemos podido encontrar un estudio publicado en el New England Journal of Medicine, que combinó un diseño de de casos y controles realizados a 26 pacientes con el SUH y 81 controles (sin la enfermedad), además de un diseño de cohortes en uno de los restaurantes sospechosos y un seguimiento de la trazabilidad de los vegetales.
- Solo en una noticia se señala que se encontró E. coli (sin especificar si fue la cepa) en unas semillas de soja que se hallaban en la basura de unas personas enfermas en Alemania lo que movilizó las sospechas.
- Decisión de ejecución de la Comisión de 6 de julio de 2011, sobre medidas de emergencia aplicables a las semillas de alholva y determinadas semillas y habas importadas de Egipto (2011/402/UE).
- «La verdad sólo puede ser objetiva, es decir, verdad, si a la vez es concreta, comprobable y reiterable, repetible en las condiciones en las que ella exige en su concreción…La verdad objetiva y concreta también es absoluta y relativa por su misma naturaleza. En un mundo en permanente cambio, lo concreto y objetivo existen sólo dentro de unas relaciones más o menos estables, relativamente estables, mientras las contradicciones internas y las influencias externas no precipiten el ritmo de cambios». Iñaki Gil de San Vicente. La Dialéctica como arma, método, concepción y arte, Rebelión, 2007, p.28.
- El proceso de resistencia a los antibióticos de las bacterias es un proceso de selección y adaptación a los cambios ambientales de los seres vivos a lo largo de la historia. Los antibióticos suponen una presión ambiental negativa para los gérmenes, aquellas bacterias que por una mutación azarosa, las hacen sobrevivir al antibiótico, terminan imponiéndose porque son las que pueden reproducirse con mayor intensidad y transmitir dichos cambios a su descendencia, reproduciéndose con mayor rapidez.
- Portal Veterinaria albéitar (http://albeitar.portalveterinaria.com/noticia/11037/ACTUALIDAD/oms-pide-acciones-urgentes-reducir-resistencia-antimicrobiana-granjas.html). La OMS pide acciones urgentes para reducir la resistencia antimicrobiana en las granjas.
- Alemania, 09/01/2012. En uno de cada dos pollos fueron encontradas bacterias resistentes a antibióticos, que pueden terminar siendo mortales para el ser humano, según pruebas realizadas por la organización Bund en supermercados alemanes.
- Duckett SK, Neel JPS, Fontenot JP and Clapham WM. J Anim Sci, publicado online el 5 de Junio de 2009. Effects of winter stocker growth rate and finishing system on: III. Tissue proximate, fatty acid, vitamin, and cholesterol content (http://jas.fass.org/content/early/2009/06/05/jas.2009 – 1850.full.pdf+html)
- Callaway TR , Elder RO, Keen JE, Anderson RC. and Nisbet DJ. Forage feeding to reduce preharvest Escherichia coli populations in cattle, a review. J. Dairy Sci (2003); 86:852 – 860.
- Russell, JB., Diez-González F, and Jarvis GN. Potential Effect of Cattle Diets on the Transmission of Pathogenic Escherichia Coli to Humans. Microbes Infect 2, nº 1 (2000): 45 – 53.
- La exhaustividad de la trazabilidad de diferentes semillas se debió a la vinculación que se encontró entre la epidemia de Alemania y un pequeño brote producido en Burdeos con dieciséis personas adultas afectadas, a cuatro se les aisló la nueva cepa y seis de ellos habían comido brotes de semillas. Estos datos fue lo que provocó el vínculo y todas las pesquisas posteriores que llevaron a relacionar a las semillas de Egipto.
- Informe. 05/07/2011. Seguimiento de las semillas, en particular, el fenogreco (Trigonella foenum-graecum) las semillas, en relación con los productores de la toxina Shiga‑E. coli (STEC) O104: H4 2011 brotes en Alemania y Francia (http://www.aesan.msc.es/AESAN/web/punto_focal_efsa/detalle/recomendaciones_brote.shtml)
- Concepción Cruz: ¿Nuevamente se ocultan los datos? Las verdaderas causas de la epidemia de Escherichia Coli, 2011,
- Concepción Cruz. Dos pandemias de gripe, dos nombres (o cuando el nombre dice más de lo que pretende decir), Rebelión. 2009,
- Tras el terrible terremoto de Haití, los países imperialistas tras la máscara de la ayuda humanitaria aprovechan para introducir su influencia política y comercial como el escándalo de la «ayuda» alimentaria con maíz transgénicos o las condiciones de insalubridad en que los campamentos de los cascos azules provocó la expansión del vibrio cholerae en la isla por contaminación de un río cercano al campamento origen del foco. Universidad brasileña acusa a la ONU ante la Corte Interamericana de DDHH por «desidia, omisión y negligencia» en la expansión del cólera en Haití
- F. Engels: Situación de la clase obrera en Inglaterra. Madrid, Ediciones Júcar, 1979.
- Existe una amplia y excelente bibliografía que muestra de forma detenida la ciencia racista al servicio de los gobiernos respectivos. Destacamos tres: Del génesis al genocidio de Chorever, La falsa medida del hombre de S. Jay Gould y No está en los genes de R. Lewontin.