Somos de carne y hueso. En el homenaje a Igor Urrutikoetxea, como en otros anteriores y en despedidas, aflora una sensibilidad especial, la emoción y el cariño saltan a borbotones. Y, sobre todo, refuerza el camino de la lucha que este militante de la clase trabajadora y de su pueblo desarrolló aquí y por todo el mundo. Murió joven, pero dejó una gran escuela.
En Lezama obtuvo el reconocimiento de organizaciones sindicales internacionales y vascas. Muchos años de lucha compartida. Muchos recuerdos. Fue una referencia internacional, lo sabíamos. En Lezama estuvieron presentes los hombres y mujeres más comprometidas con la clase trabajadora y con los pueblos que anhelan ser soberanos para despojarse de todas las ataduras que nos aprietan y ahogan.
Fue una tarde atronadora, cargada de futuro y de compromiso para mantener la lucha de la clase trabajadora frente al neoliberalismo. Es necesario porque sólo se pierde aquella lucha que se abandona, es otra de esas frases que le atribuyen a Ernesto Guevara, pero que deben guiarnos en este camino. En estos momentos, desde luego, no estamos para abandonar nada. Nos han robado derechos y nos quieren esclavos. La patronal guipuzcoana, puntal de los empresarios contra los trabajadores, ha decidido impulsar las relaciones individuales con los empleados para eludir la lucha colectiva que a los empresarios les destrona de sus postulados y les hace hincar las rodillas. Siguen esa máxima del «divide y vencerás». Los trabajadores debemos fortalecernos. Porque sólo así podremos resistir a este ataque de los gobiernos y la patronal que quieren terminar con las condiciones laborales.
El «tsunami neoliberal» ha vuelto a primera línea o, más bien, no se ha ido. Un ejemplo claro es la conjunción que representaron Christine Lagarde, máxima responsable del FMI, con el presidente del Gobierno español Mariano Rajoy en su cruzada contra los trabajadores.
Lo mejor para hace frente a esa pareja de hecho contra la clase trabajadora es mantener la lucha y el compromiso. Creo que es y será el mejor homenaje que podemos hacer a Igor y a otros compañeros que nos dejaron antes, tras años de lucha y compromiso. Un camino que nos toca andar para lograr una sociedad más justa. Gora Igor.