Han bastado 8 días de 2014 para que la precariedad acabe con una vida en la clase trabajadora. Un hombre de 53 años que trabajaba en una subcontrata de Gerdau, antigua Sidenor. El primer trabajador muerto que conoce el proceso de paz del capitalismo este año.
Y es que el proceso de paz en Euskal Herria parece una guerra. Ayer volvió a dejar una nueva imagen con secuestros, despliegue militar, criminalización, rabia y dolor.
Si esto realmente fuera un proceso de paz, donde la represión campa a sus anchas, donde todas las medidas coercitivas del estado, incluida la estrategia ilegalizadora están presentes, donde Euskal Herria no tiene reconocido sus derechos ni hay perspectivas cercanas de que eso ocurra, ese proceso de paz debería parar. Porque no sería un proceso de paz sino de guerra. Y eso es lo que tenemos enfrente, un proceso de guerra.
Ante la violencia de estado, y un nuevo viejo tiempo que sigue teniendo las mismas características opresivas se pueden hacer análisis endógenos para justificar estrategias, se puede clamar paz cuando la obsesión son otras cosas, se puede intensificar el dogmatismo pero eso no va a cambiar la realidad.
Hoy por hoy en Euskal Herria no hay un escenario de paz, no hay un escenario de libertades, y no hay nada parecido que se le parezca. Por lo tanto hay que cambiar de raíz este escenario y no normalizarlo y no consolidarlo.
La pregunta es cómo cambiarlo y hacia dónde. Y esa es la pregunta que causa parálisis a la que no queremos enfrentarnos. Porque la confrontación, la intensificación del conflicto, la presión a los estados y poner la acumulación de fuerzas a hacer fuerza no es compatible con un escenario normalizado bajo la ley impuesta, un proceso de paz inexistente y una conciliación interclasista en plena crisis del sistema.
Aunque siempre nos queda decir “nos golpean porque vamos bien”. E insertar esa frase en el contexto temporal que nos cuadre o parezca mejor.
Mientras que todo gire entorno a un proceso de paz y de solución que simplemente no está aquí , se hará difícil tomar los pasos hacia la liberación nacional y social.
Al hilo de las detenciones el PNV ha trasladado su respaldo “a quienes están dispuestos a seguir dando pasos para cerrar de forma definitiva la brecha de la violencia y alcanzar una paz duradera en Euskadi, a quienes animamos a no caer en ninguna provocación que les desvíe del camino unilateral emprendido”.
Mientras tanto, el PNV haciendo el pasillo a la guardia civil con su policía política, bien armada y espoleada para practicar la violencia contra el pueblo, abría brechas en la cabeza, practicaba detenciones y dejaba inconsciente a base de porrazos a gente que protestaba por las repugnantes detenciones.
Remarca el PNV que en un momento en el que “se está viviendo un nuevo tiempo en un proceso complejo de construcción de paz” esperan que las detenciones estén “plenamente justificadas”.
Sin comentarios.
Lokarri, red ciudadana por el acuerdo y la consulta pese a que no exista ningún acuerdo ni ninguna consulta, ha insistido en dos mensajes. El primero dirigido al Gobierno de España: “Su responsabilidad es ayudar a la sociedad vasca” y el segundo dirigido a la sociedad vasca: “no podemos dejar que se detenga la esperanza. Consolidar la paz y la convivencia es nuestra oportunidad y nuestra responsabilidad”.
¿Se puede estar más alejado de la realidad? ¿En que mundo paralelo la responsabilidad del gobierno español es ayudar a la sociedad vasca? ¿Qué paz hay que consolidar?.
Aralar ha denunciado las detenciones por ser un ataque “contra la paz que se está consolidando en esta sociedad sin la ayuda del Gobierno del Estado”. Sortu ha criticado el enésimo intento del PP de “ahogar el proceso de paz”.
El PSOE y el PP se han felicitado por las detenciones.
Un proceso de paz requiere como mínimo de dos actores; Obviamente, las dos partes enfrentadas en ese conflicto. Generalmente, una tercera parte que a veces puede ayudar es la mediadora. Ésta es la estructura mínima que requiere todo proceso de paz. La implicación de todos los agentes enfrentados.
Una parte por sí sola no puede realizar un proceso de paz ya que no puede dar una solución duradera al conflicto unilateralmente ni puede traer la paz. Es importante resaltar la diferencia entre pacificación y proceso de paz. Pacificación es la eliminación progresiva de elementos de violencia en un conflicto, pero nunca es un proceso de paz, ya que se puede dar una pacificación tras una victoria militar. Siendo la pacificación un elemento de un proceso de guerra y no de paz, para asentar y normalizar lo previamente asegurado tras la fuerza.
En Euskal Herria no existe proceso de paz.
¿Entonces por qué la clase política de este país insiste en llamar proceso de paz a algo que no está sucediendo y las detenciones son una muestra gráfica de ello?
La respuesta a esta pregunta encierra el auténtico bloqueo en el que estamos inmersos.