A la lluvia se le suele relacionar con la melancolía. Incluso se le da mal nombre: “hace día malo, está lloviendo”. No es mi caso. Me encanta la lluvia. Sentir las gotas de agua. La lluvia fina del xirimiri es una delicia. Al tener el mar al norte cuando la masa de aire húmedo choca contra nuestra costa se condensa dando lugar a ello. El agua es vida. Condición indispensable para que exista. Mismamente el cuerpo humano está compuesto de ella en un 65%. Alguien podría decir entonces cómo es que nos ahogamos en el agua si somos mayormente agua. Pues porque al agua se le respeta. El mar te puede acariciar suavemente pero si le pierdes el respeto te puede engullir.
El sábado en Bilbo, gota a gota seguiremos haciendo que suba ese caudal de la marea de la solidaridad hasta que finalmente, con el viento que tendrá que llegar de alguna forma, nos transformemos en una ola que arrase con todo lo que impide que en este pueblo se pueda vivir en libertad.
El sistema policiaco-represivo, carcelario y económico es una misma cosa. La vinculación es tan íntima que ninguno de ellos podría subsistir sin el otro. Es por ello que las cárceles están llenas de las clases más bajas de la sociedad y de luchadores y luchadoras contra la injusticia. Apostar por las cárceles es apostar por instalar la violencia en la sociedad para mantener la injusticia. Pese a que la cárcel esté normalizada tras un largo proceso hegemónico de la burguesía, una sociedad sana donde impera la justicia no enjaula seres humanos. La cárcel hay que romperla. Hay que destrozarla a través de la solidaridad natural humana que intentan que olvidemos. Casi nadie se opone , casi nadie imagina, casi.. pero yo quiero imaginarme una Euskal Herria libre sin cárceles, donde impere la justicia y no como un articulado penal sino con su significado profundo real.
Euskal Herria lleva sometida a la miserable cárcel desde incontables generaciones que se pierden en la historia. Ha sido y es un elemento de coacción y opresión con el objetivo de que este pueblo no alcance su libertad. Los inquisidores del siglo XXI lo saben bien en su infinita cruzada contra el akelarre. Pero el akelarre es libertad. Ellos son los delincuentes.
Nos engañaríamos a nosotros mismos si pensamos que los presos y presas políticas son los únicas que están encarceladas. Pese a que no se vean los barrotes en la calle, es todo el pueblo el que está tras ellos. Pues Euskal Herria es una inmensa cárcel donde los sueños no pueden escapar tras las rendijas. Es por ello que la amnistía y los derechos de este pueblo son una misma cosa. Eso indica que tendrá que ser la sociedad vasca la que tendrá que doblegar a la cárcel, siendo la solidaridad con los presos un elemento vital a reforzar para acabar con todas las medidas crueles e inhumanas y finalmente alcanzar la amnistía y la libertad.
Este sábado en Bilbo van a llover miles y miles de gotas de solidaridad con los presos vascos sin olvidar que habrá que ir pensando en como convocar ese viento que genere la ola que arrase.
Muchos también recordaremos a todos los presos anti-fascistas, comunistas, anarquistas e independentistas de los diferentes lugares de la cárcel de pueblos que son el estado español, el francés y los estados capitalistas de la UE.
Amnistia eta askatasuna! espetxeak apurtu!