A eso podríamos añadir el absoluto e irracional desgobierno, y la impunidad. De las 18 revoluciones de colores, ejecutadas con la receta del Departamento de Estado en los últimos años, la variante ucraniana del actual “golpe negro”, magistralmente puesta en práctica por la embajada local de los EEUU, ha resultado casi ideal, la más exitosa. Y apenas les ha llevado 90 días. Por comparar: en Libia el golpe duró desde el 17 de febrero al 20 de octubre, mientras que en Siria, sigue en marcha desde marzo de aquel año.
Por cierto que a juzgar por la sincera declaración de Barak Obama, Rusia ha recibido un golpe contra su más cercano y estratégicamente importante vecino, en revancha por el apoyo al gobierno legítimo sirio. Suena esto de un modo bastante cínico: “Lo lamento, por el destino de ucrania. A Rusia se le dio a elegir: Ucrania o Siria”.
En Kiev ya circulan bromas con esto: ¿En qué país es imposible que haya un Maidán? Correcto. El Maidán es imposible en los EEUU, porque allí no hay embajada norteamericana.
Tampoco ocultaba su satisfacción el eurocomisario para cuestiones de ampliación y vecindad Štefan Füle, quien declaró: “Es un día histórico para Ucrania: a corto plazo es muy importante nivelar la justicia en el espíritu del compromiso y la unidad”.
Mi anterior reportaje desde Kiev, acababa con el relato del episodio del francotirador que estuvo disparando contra los efectivos policiales, que estaban en el cordón de Maidán. Muy pronto aparecieron víctimas entre las filas de los maidanistas, producidas por el mismo tipo de arma. Esos disparos sirvieron de señal, después de lo cual Maidan abrió fuego con armas automáticas, lanzándose al ataque haciendo retroceder a los “Berkut”.
Los golpistas acusan de esos disparos al Ministerio del interior y personalmente a Yanukovich, aunque dicha provocación solo ha beneficiado a Maidán. Ahora a los combatientes maidanistas caídos, los han bautizado románticamente: “La centuria de los cielos”. Baste recordar que en Libia, el coronel Gadafi salió derrotado después de la provocación del supuesto bombardeo de la aviación contra los manifestantes en Trípoli.
La catástrofe política ocurrida a finales de la semana pasada en la capital de Ucrania, sería comparable al complot de Múnich de 1938. El vergonzoso acto de la firma de la capitulación del presidente de Ucrania en la sede de gobierno, en la calle Bankovaya, bajo la mirada de los ministros de exteriores de Alemania, Francia y Polonia, nos trae a la memoria la triste suerte del presidente de Checoslovaquia, Edvard Beneš, quien teniendo 40 divisiones bien equipadas, aviación y los mejores tanques ligeros, un ejército comandado por experimentados jefes militares de la Primera guerra mundial, como el general Kratochvíl, y contando con una potente línea reforzada, la línea sur Maginot, se vio completamente desmoralizado, por la traición de Múnich.
Entonces la Unión Europea era una alianza militar de Inglaterra y Francia, con Bélgica como añadidura. Beneš capituló resignado ante una todavía débil Wehrmacht en los sudetes, y después huyó a Londres, sin dar la orden a las tropas de defenderse de los hitlerianos. No hace falta que recuerde que supuso aquello para los checos, eslovacos y el mundo en general.
La sesión extraordinaria del parlamento, que se prolongó cuatro días seguidos, fue convocada a instancias de Maidán. Los “regionales” y comunistas tenían la intención de boicotear la sesión de la Rada, que debía supone la legitimización del golpe de Estado. Pero después de que el embajador de los EEUU obligase a los diputados “opositores” a reunirse en la sala de plenarios para la adopción de decisiones, muchos “regionales y comunistas” se entregaron, se vieron obligados a sumarse a la sesión parlamentaria bajo amenaza para su vida y la de sus familias.
Para supervisar el trabajo del parlamento llegaron a la Rada los propios ministros de exteriores de Alemania, Francia y Polonia. De acuerdo a la resolución de la Rada, los diputados trabajan todos los días sin días libres ni festivos.
El ministro de exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, declaró que no considera que lo sucedido en Kiev sea un golpe de Estado. “Los edificios gubernamentales están vacíos, pero el presidente del parlamento ha sido elegido legalmente”, remarcó Sikorski. Europa, en general ha reconocido a nuevo gobierno ucraniano y está dispuesto a cooperar con él.
Ya se han aprobado leyes, que prohíben de facto el uso del ruso, así como la introducción del régimen de visados con Rusia. Se ha derogado la responsabilidad penal por negar los crímenes del fascismo. Amenazan con prohibir una serie de medios de comunicación. Prácticamente, el poder ha sido asumido por la junta rebelde y sus destacamentos de castigo, formadas por banderistas de Maidán. El objetivo sigue siendo tomar el sur y este rusos de Ucrania y Crimea.
Mientras en las olimpiadas de invierno en Sochi, los deportistas rusos establecían un nuevo record en cosecha de medallas, los nacionalistas ucranianos establecían nuevos records en destrucción del mayor número posible de monumentos en el menor tiempo posible. Se están destruyendo monumentos soviéticos, principalmente los que honran la figura de Lenin. En 3 días, se han producido 40 ataques similares en distintas partes del país. En Járkov los ciudadanos intentan defender el monumento al líder del proletariado mundial.
El domingo 23 de febrero, en Kirovograd comenzaron a desmontar el monumento a Serguei Kírov. También intentaron derribar el monumento a los “chekistas” soviéticos, pero no lo consiguieron; es demasiado resistente, levantado en 1967 según el proyecto encargado al famoso escultor ucraniano Vasili Boroday.
Un día antes en Stryi (región de Lvov) fue derruido el monumento al soldado soviético.
En Kiev y en otras ciudades se han sucedido los ataques y saqueos contra las sedes del PCU. En el parlamento, que controlan ahora los partidarios de Maidán, fue introducido un proyecto de de ley para prohibir el Partido Comunista. Una prohibición que también reclamaba el líder del movimiento nacionalista ultraderechista “Praviy Sektor”, Dmitri Yarosh.
El primer secretario del PCU Simonenko, hizo un llamamiento a los militantes del partido.
Viktor Tolokin – Pravda
*Traducido del ruso por Josafat S. Comín