Car­ta de la madre de un dete­ni­do en Madrid el 8F

Otra vez el mis­mo titu­lar y las mis­mas imá­ge­nes. Da igual la fecha, siem­pre las mis­mas deten­cio­nes, la des­pro­por­ción en los efec­ti­vos poli­cia­les, sus exce­sos en la represión…Siempre es el mis­mo escenario.

¿Aca­ba­re­mos todos los ciu­da­da­nos en la Bri­ga­da de Infor­ma­ción de la Comi­sa­ria de Mora­ta­laz? Pro­ba­ble­men­te sea una cues­tión de tiempo.

Afor­tu­na­da­men­te aún que­dan algu­nos perio­dis­tas que se atre­ven a gra­bar, con gran ries­go, con gol­pes, con ame­na­zas, con la nega­ti­va de los anti­dis­tur­bios a dar su núme­ro de iden­ti­fi­ca­ción cuan­do agre­den a un perio­dis­ta. Pero las imá­ge­nes gri­tan la ver­dad, una ver­dad ineludible.

Es ate­rra­dor con­tem­plar en vivo y en direc­to o en los videos cómo se detie­ne a una menor, de die­ci­séis años, que gri­ta rodea­da de al menos 10 poli­cías entre secre­tas y anti­dis­tur­bios. ¿Qué terror sen­ti­ría al oír la explo­sión de la esco­pe­ta anti­dis­tur­bios a menos de medio metro de ella? ¿En qué mun­do ima­gi­na­rá que está?

¡Qué no se hubie­ra meti­do! Dirán algu­nos. ¿Es que no hay que meter­se? ¿Hay que asis­tir al derrum­be de la liber­tad impa­si­ble­men­te y con la cabe­za gacha?

¿Cómo acep­tar una ley que tie­ne el con­tra­dic­to­rio nom­bre de “Segu­ri­dad Ciu­da­da­na” que es prác­ti­ca­men­te incons­ti­tu­cio­nal pues res­trin­ge nues­tros dere­chos has­ta un lími­te que reba­sa lo ima­gi­na­ble, lo tole­ra­ble, lo razo­na­ble en un esta­do de derecho?

¿Cómo será esa ley que inclu­so la Unión Euro­pa, tan dis­tan­te siem­pre de las reali­da­des de los ciu­da­da­nos de a pié, ha seña­la­do sus excesos?

Y mien­tras tan­to la repre­sión más injus­ta, la per­se­cu­ción vio­len­ta de unos par­ti­ci­pan­tes que en muchas oca­sio­nes se están reti­ran­do pací­fi­ca­men­te, las acu­sa­cio­nes absur­das y fal­sas, el apa­lea­mien­to de ancia­nos, niños, adul­tos madu­ros que ya no arries­gan pero que quie­ren mani­fes­tar su des­con­ten­to, su gran des­ilu­sión y desesperanza.

Cuan­do se han vis­to cier­tas deten­cio­nes, cier­tas calles que cor­tan la reti­ra­da a los mani­fes­tan­tes que se disuel­ven, la vio­len­cia des­me­su­ra­da y cie­ga con­tra gen­te inde­fen­sa de colec­ti­vos muy dis­pa­res y de eda­des muy diver­sas. Cuan­do uno ve con sus pro­pios ojos todo esto, se pier­de la ino­cen­cia y se pier­de la fe y ya no se pue­de callar más y ya no se pue­de tole­rar más.

¿Cuán­tos más 8 de febre­ro, cuán­tos más Gamo­na­les, cuán­tos más dete­ni­dos y apaleados?

¿No hay nadie que se plan­tee que no es posi­ble que todos este­mos equi­vo­ca­dos, que nues­tro males­tar ten­ga jus­ti­fi­ca­ción, el aumen­to de los sui­ci­dios, que los jóve­nes se deses­pe­ren, que sus madres asis­tan a su fal­ta de futu­ro y a su inde­fen­sión ante un poder que les macha­ca por­que se pro­tes­tan ante el Holo­caus­to al que se les está sometiendo?

¿Dón­de están los par­ti­dos, los polí­ti­cos, los sin­di­ca­lis­tas cuan­do nos detie­nen, cuan­do nos mul­tan por salir a la calle?

La inten­ción del poder es cla­ra. Solo tie­nen la fuer­za y la pre­po­ten­cia que dan las armas y las legis­la­cio­nes con­tra el pue­blo, pero no tie­nen la razón.

Tie­nen mie­do por­que somos más y cada vez tene­mos menos que per­der por­que nos lo están qui­tan­do todo. Su error estra­té­gi­co es que no están con­tan­do con la gen­te y la gen­te somos mayo­ría y de ahí ema­na nues­tro poder que será imparable.

Cues­tión tam­bién de tiem­po, de que no que­pa­mos ya más en los cala­bo­zos, de que nece­si­ten esta­dios de fút­bol como en las peo­res dictaduras

Pero para enton­ces el cla­mor de la injus­ti­cia será ya un estruen­do que reco­rre­rá el mun­do y no habrá mar­cha atrás por­que los pobres del mun­do están cre­cien­do y serán una fuer­za irreductible.

¡No más repre­sión! ¡Devol­ved a nues­tros jóve­nes el futuro!

Liber­tad sin car­gos para los ocho dete­ni­dos del 8 de Febrero

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