“Ahora me estoy refiriendo a la creación de una corporación de importación y exportación estatal, para quitarle a la burguesía la hegemonía importadora, nosotros parecemos pendejos dándole los dólares a la burguesía. Ellos importan, sobrefacturan, compran en el exterior cualquier cosa que valga un dólar (1 US$) y vienen acá y lo venden por 5 US$ o su equivalente en bolívares y piden más dólares de lo que realmente cuesta” [i]
Presidente Hugo Chávez
La nuevas medidas económicas trajeron consigo una devaluación parcial y una serie de cambios institucionales que pretenden solucionar problemas correlativos al uso especulativo que algunos le dan a las divisas. En ese intento, el gobierno bolivariano crea un nuevo sistema cambiario que va a trabajar con dos precios: una tasa preferencial de 6,30 bolívares por dólar, que regirá a los elementos prioritarios (salud, alimentación e insumos para la producción en 11 áreas); y la tasa variable SICAD (ahora en 11,36 Bs. por Dólar) que servirá para comprar todo lo demás: artefactos de computación, turismo, compra de boletos aéreos etc. Esto último representa una devaluación del 79% en una serie de bienes importantes, lo que reduce el poder adquisitivo de manera significativa. Más preocupante aún es la entronización del SICAD como mecanismo de distribución de divisas, por sus procedimientos discrecionales y escasamente transparentes, ello fomenta la corrupción y la ineficacia.
A quien perjudica la devaluación…
“Las medidas cambiarias probablemente sean la mayor metida de pata gubernamental en los últimos 15 años. (…) Se trata de unas normas imbéciles, improvisadas, piratas y a contramano. (…) Donde está el rollo, (…) es en los más de 50 mil millones de dólares en importaciones del sector privado“[ii]
Alberto Nolia
Este nuevo sistema continúa beneficiando a la clase capitalista en detrimento de la clase asalariada. Quienes tienes ingresos fijos, trabajadores asalariados, verán mermar su salario real, es decir, su poder adquisitivo. Quienes explotan fuerza de trabajo, capitalistas de las más variadas ramas, sólo tendrán que trasladar al precio final el incremento en los costos de la importación, así podrán mantener intacto, márgenes de beneficio que rondan el 1000 %. Esos márgenes de venta son tan altos, porque TODOS los empresarios, tengan dólar preferencial o no, fijan sus precios de acuerdo a la cotización del dólar paralelo. Dicho dólar, por más que el gobierno trate infantilmente de proscribirlo, es el llamado: “dólar de reposición inmediata de inventarios”. Por ende, aunque parte de la burguesía reciba dólares a 6,3 Bs, e importe con ellos, las mercancías que nos venderán tendrán precios correlativos al dólar de 76 Bs., que es el actual (febrero 2014) precio del dólar paralelo, reflejado en esta página que todos los comerciantes consultan: https://shd46to28d7c3j9pn7wk.r.worldssl.net/
En la medida en que el gobierno devalúe parcial, o completamente la moneda, el precio del dólar paralelo seguirá creciendo y ofreciendo una jugosa ganancia especulativa a quien obtenga el dólar oficial. Quienes crean que devaluar es bueno para aumentar las exportaciones no petroleras, mejorar la competitividad o alcanzar el fementido: “equilibrio económico”, se olvidan que desde 1983 a la fecha, la moneda estadounidense se ha encarecido en más de 146 mil por ciento, al pasar de 4,3 Bs. a 6300 Bs. por dólar (oficial). Esa maxidepreciación continua, ningún beneficio exportador ha traído.
Según cifras oficiales, los empresarios se llevan sólo por concepto de importaciones (abrumadoramente fraudulentas) el 80% de las divisas preferenciales vendidas por el Estado. Los asalariados consumen una cantidad muy baja (menos del 10%) en operaciones electrónicas y turismo. Increíblemente el gobierno decidió reducir drásticamente ese mísero 10% afectando a millones de personas y salvaguardando el poder especulativo de una caterva de empresas tramposas. Las ventas máximas a personas naturales fueron reducidas de 3900 dólares a sólo 3000 dólares. Se racionó y castigó al sujeto menos culpable. Si el 50% de los usuarios de CADIVI, rasparon la tarjeta o vendieron su cupo (cifra totalmente exagerada), ello apenas representaría un fraude por 1600 millones de dólares, lo que equivale a menos del 4 % de las importaciones mayoritariamente dolosas del sector privado. Esta medida tan antipopular nada soluciona.
Sobre las discrecionales, hipertrofiadas e ineficientes importaciones estatales (más de 30 mil millones de dólares en el año 2012) también había que hacer cambios radicales. La propuesta de un “Presupuesto de Divisas”, se queda extremadamente corta con la necesidad de consolidar y planificar TODAS las compras al extranjero de las empresas estatales. Es necesario quitarle a la gerencia de esas empresas la “libre” y tramposa facultad de importar lo que deseen (haciendo pingues estafas) y crear un mecanismo que pudiera transparentar en tiempo real, TODAS las operaciones de importación que ellos realicen, incluyendo los detalles correlativos a la misma. Eso no se hizo y la posibilidad de auditoría inmediata es poco menos que imposible.