Dos y tres de marzo. 2014. La troika es invitada a Bilbao. Por el PP, mayormente. Pero también por el PNV, a pesar de algún pucherito. Todos acogen a los troikos, con su mejor protocolo. Menos Azkuna, que bastante tiene con el rey. Su amiguito del alma.
Actos de protesta. Manifestaciones. Entre ellas una de UGT y CCOO. Procesionan por la Gran Vía de don Diego. Antes del Generalísimo. No pasa nada. No hay demasiada indignación. Todos en fila muy sindical. Muy sistema. Muy oposición educada. Lucha de clases dentro de un orden. Como debe ser. Como el FMI manda.
Voy a verlo. Hay bastante gente. Me cruzo con ellos. Banderas gallegas. Ikurriñas. Senyeras. Obreros endomingados. No conozco a nadie. Todo bien. Parecen buena gente. Pocos gritos. No tiran piedras. No hay Ertzantza. Solo munipas…Por lo del tráfico, mayormente. Las autoridades ríen y festejan. Inauguran. Hacen discursos, entre vino y vino. El capitalismo confía en los sindicatos. Para eso los ha legalizado, mayormente. Aciertan. Los obreros están en su sitio. Finaliza la marcha y se van a casa. Tranquilos. Contentos con su dignidad, su poder, su historia. Intactos. Seguros de sus líderes. Que los llevan por el buen camino. Que negocian por ellos, marcan las líneas, se entregan…Mañana les espera un lunes al sol.
Tres de marzo. Segunda manifestación. Mismas calles. Mismas banderas. Distintos obreros. Distintos sindicatos. Persiguen cosas distintas…?. LAB, ELA…también quieren cumplir. Lo mismo que los hispanos. Pero en fotos distintas. Dan una vuelta con sus afiliados por la Gran Vía de don Diego. Antes del Generalísimo. Pasan delante de los grandes Bancos. Las tiendas multinacionales. Levantan algún puño. Gritan: ¡Troika pikutara¡ o ¡No es la crisis es el capitalismo¡. En el camino el gobierno civil español, la delegación del gobierno colaboracionista vasco, la sede del PP y decenas de contenedores, que están pidiendo: !vuélcame¡ !quémame!”
Voy a la manifestación. Participo. Parecen los mismos que el domingo. Pero ahora conozco a varios. Incluso a los del altavoz. Son todos “viejos” militantes. Resistentes. Gente dura. Experimentada en la calle. Algunos ex-presos. Otros ex-militantes de Jarrai. Y de otras cosas mayores. Luchadores, Insobornables. Lo suyo no es el sistema…Lo saben. Lo sabemos. Qué es, entonces? Lo cierto es que no están cómodos en el nuevo escenario. Ven pasar la crisis ante sus narices, contra sus cuerpos. Y no hay demasiados cambios.
Los sindicatos convocantes tienen sus condiciones. Los del domingo y los del día tres. Las conocen. Las firman en las solicitudes. Las prometen. Las pactan. Se responsabilizan del buen fin de la operación y de las marchas. Ellos también quieren volver a casa ilesos. En su integridad física y moral. Contentos con su protesta y con su dignidad. No quieren noches de cristales rotos. La guerra ha terminado. El ejército rojo no está vencido, ni desarmado. Pero ahora se manifiesta con los puños abiertos.
Sin embargo…Hay algo que no va bien. En esta segunda manifestación. Hay grupos no previstos. Son muy jóvenes. Apenas hablan. No cantan. No gritan. Solo actúan. Están en la retaguardia. Pero pronto salen de la masa. Se destacan con su ropa. Negra. De arriba abajo. Están junto a las banderas de CNT. También junto a las banderas rojas. ¿Son comunistas. Anarquistas. Son abertzales? Sus largos brazos, destacan. Tienen piedras. Barras. Botellas. Parecen indignados. Muy indignados. Mucho mas indignados que los convocantes sindicales. Mucho mas indignados que el señor Urkullu. Que el señor Bilbao, el de la Diputación. El que no quiere que venga “la roja” a San Mamés, cosa que me parece bien. Pero quiere que vengan Lagarde y el rey cojo. Y Botín y Amancio. Urkullu dice que hay que cambiar las cosas. Y los demás le aplauden. Incluido Botín. Incluido Amancio. Incluido el FMI.
También hay aplausos en las calles. Los ruidos de los Bancos rotos levantan aplausos. Y un entusiasmo no visto desde hace años. No solo entre los ácratas. Los antisistema de corazón. También aplauden y sonríen los viejos abertzales. Algunos que han sido testigos de incendios mayores. También aplauden. Aplaude la izquierda. Pero no toda. No esa que “Gara” llama transformadora. Y antes era revolucionaria.
Si, pero no. No todos sonríen. Me encuentro con un histórico. Dirigente, por supuesto. Un veterano de todas las guerras. Superviviente de Franco. De la Transición, de Fraga, de Barrionuevo… Está fuera de si. Indignado… con los indignados. La manifestación se ha roto. Trato de sujetarle. Pedirle calma. Contesta con un “me cago en dios”….un hilillo de voz, dirigido a un chaval, un crío, espigado..y a una chica que recojen botellas de un contenedor volcado. Y las tiran inmediatamente contra un Banco. Los lunes vuelven a tener sol. Y estrellas en los cristales de los bancos. El histórico piensa ¿qué dirán de nosotros?, los tertulianos, los del PNV, los de la troika, los del orden. Y me recuerda a Monzón. Cuando el asalto a las cárceles, en 1936…¿Qué pensarán los ingleses?
La manifestación ha cambiado de signo. Los convocantes ya no están satisfechos del resultado. Esta vez no habrá declaraciones pactadas, valoraciones positivas y aburridas. La Ertzantza interviene poco. Hay una cierta confusión. Algunos tenderos piden, en Deia, “más policía”. Los sindicatos de Arkaute se quejan: ni siquiera tenían los walkis con pilas suficientes. Esperpéntico. La manifestación se corta. Se desconvoca. Pero la policía no dejará que el ruido llegue al abrevadero de las autoridades. El perímetro aumenta su distancia. El pueblo y la vida política se separan…hasta las próximas elecciones. Es lo suyo..
Y las cosas de la calle? Volverán a ser las mismas?. Qué poco parecido con el desfile autorizado, de los ortuzares y josujones del 11 de enero. Algo se ha roto, en las calles de Bilbao, el tres de marzo…y parece, que no solo han sido cristales.