por Marco Teruggi (Resumen Latinoamericano), 3 de marzo 2014.- Robert Longa está sentado en una de las instalaciones de la Fundación Alexis Vive Carajo, ubicada en el bloque 26 de la parroquia 23 de Enero. Han pasado 19 días desde que la derecha –“la burguesía”, como señala‑, ha vuelto a poner en marcha una avanzada golpista quemando instituciones públicas, vehículos oficiales, atacando con piedras unidades de transporte con pasajeros dentro, y cortando calles con fuego y alambre de púa.
Un accionar insurreccional ‑con el pedido de renuncia del presidente Nicolás Maduro- que dejó un saldo de 18 muertes, 3 de ellas sucedidas el primer día en Caracas. En el centro de la estrategia comunicacional del intento desestabilizador, los medios y voceros políticos centraron sus ataques contra los “Colectivos” –movimientos sociales, populares- en particular aquellos situados en el 23 de Enero, acusándolos de ser grupos armados paraestatales.
Longa, vestido con la camisa celeste que identifica a la Fundación –lleva un escudo con el nombre y la mirada de Simón Bolívar- analiza ese accionar. “Yo creo que la lógica de la derecha es que los Colectivos tengan algún tipo de acción en respuesta a sus provocaciones, para ellos poder producir realmente anarquía, guerra civil y la penetración extranjera”. Al mencionar las provocaciones se refiere en particular al asesinato de Juan Montoya, militante del 23 de Enero, sucedido el 12 de febrero.
El vocero principal de la Alexis Vive agrega: “Igual que con los Círculo Bolivarianos –centro de los atacaques de la derecha durante el Golpe de Estado del 2002- están creando una matriz, un estigma en función de qué se hace contra las organizaciones sociales, buscando que el presidente se pronuncie en contra de nosotros e implosione el proceso, pero están confundidos y equivocados, porque aquí hay una unidad de mando y estamos con ella”.
Mural realizado por militantes de la Alexis Vive.
Al detenerse sobre las posibles proyecciones de la derecha explica: “Se les va a producir una ola de desgaste, al menos que con el segundo elemento que están introduciendo en este tipo de ofensiva terrorista, que son los contratistas y mercenarios, pasemos a otra escalada de violencia como se está produciendo en Táchira, y suceda más o menos como en Siria o Ucrania”.
El militante, nacido, crecido y formado en esa parroquia, orienta la discusión hacia el eje la violencia que se les es adjudicada: “Nosotros no tenemos nada que discutir sobre ley de desarme porque no estamos armados, no somos una banda armada, en todo caso quienes deben saber de eso y están bien asesorados son Leopoldo López y Capriles Radonski, que tienen de asesor a Álvaro Uribe, que fue el gobernador de Antioquia y creó un grupo paramilitar que se llamaba Las Convivir”.
Longa se desmarca de las acusaciones, de la matriz alimentada cotidianamente que busca convertirlos en la fuente –junto a los aparatos de seguridad del Estado- de unas agresiones que se habrían cometido contra el pueblo y los manifestantes “pacíficos”.
Pero los métodos no violentos de los Colectivos –“estamos armados de convicciones, de ideas, ¿cómo se desarma eso?”- no significa que no se movilicen para respaldar y defender un proyecto, como sucedió en la pasada movilización del 20 de febrero que recorrió desde Plaza Catia a Plaza Venezuela: “De la defensa sí podemos hablar los movimientos sociales, está establecido en la Constitución, todo venezolano debe defender la patria en un momento determinado de una amenaza interna y externa”.
Por último, explica que la mirada no debe centrarse sobre ellos, o en todo caso no perder de vista lo central que ya enseñó la historia: “Si sacan a Maduro de manera violenta la pregunta no es qué vamos a hacer nosotros sino qué va a hacer el pueblo: lo mismo que pasó el 11 de abril deduzco yo, porque a Chávez tuvieron que soltarlo porque fue un pueblo que se volcó a las calles, no por los Colectivos”.
La construcción territorial
La nueva ofensiva golpista no logró masificarse y solamente alcanzó, como señaló el presidente Nicolás Maduro, 8% del territorio nacional, un 5% de los 355 municipios del país. Tampoco se propagó en las grandes barriadas populares. Así, salvo el 12 de febrero, día en el cual la derecha se acercó al oeste caraqueño, los focos quedaron en el este de Caracas, en las zonas de las clases medias-altas y altas.
Sobre las causas de esta falta de movilización de los sectores populares frente a los llamados a derribar al Gobierno Nacional, los voceros de la derecha explicaron que esto se debió al temor infundido por “los Colectivos” sobre la la gente. Longa por su parte señala dos elementos centrales para comprender el desarraigo popular de la oposición: su falta de propuestas, de un modelo de país, y el otro, central: la construcción y organización de las mismas comunidades, de los movimientos populares.
En el caso de la Fundación Alexis Vive se refiere a su trabajo emprendido desde el 2009: la Comuna Panal 2021. En esa experiencia de construcción territorial, donde habitan 1660 familias, lograron entre otras cosas poner en pie una bloquera –en proceso de remodelación‑, una unidad de producción azucarera, una panadería, carnicería, carpintería, y una radio comunal –Arsenal 98.2‑, construir el primer edificio –inaugurado en diciembre pasado- hecho por un consejo comunal, uno de los 6 que conforman el espacio comunal.
Pero al referirse a los avances Longa no comienza por allí: “El primer logro es la vida, de cualquier perspectiva, nosotros éramos los nadie, y desde que el comandante Chávez arribó al poder por primera vez el barrio empezó a ser un sujeto activo en la participación, el protagonismo y la transformación de su realidad sociológica, política, integral”.
Ahí están puestos los esfuerzos de Alexis Vive, en desarrollar las comunas, que son “el alma del proyecto socialista”, construir el Eje Nacional Comuna Panal 2021 –que ya tiene vida en los estados Carabobo, Anzoátegui, Yaracuy y Sucre-: “Vamos hacia la radicalización y la profundización de la revolución, que es cómo a través de lo comunal empezamos a cambiar todos los modos de producción, ‑que es donde estamos golpeando a la burguesía- y desde allí vamos empoderando a nuestras comunidades que van entendiendo todo el tema de la economía política, los medios de producción, las relaciones de trabajo”.
Longa nombra a la Comuna de París ‑1871- como “antecedente histórico-político-ideológico”, y a la Comuna de Chiliying –establecida en China en 1958- como referente para la estructura de construcción: “Tenemos la APP, que es la asamblea popular permanente, donde participan los comuneros, los productores y los consejos, como los consejos de educación, de cultura, de deporte”.
De esa manera explica como la Fundación Alexis Vive busca incorporar en el Panal 2021 a todo el sujeto territorial, que es denominado en su tesis como “sujeto insurgente del barrio”, y así “se empieza a apropiar de la revolución desde la base, y ese paradigma de la democracia participativa y protagónica cobra vigencia a través de la praxis real, de las cotidianeidades de nuestras comunidades”.
Por último se detiene en uno de los avances que han logrado con la participación colectiva: avanzar en la resolución de uno de los problemas de su barrio, la inseguridad. “Tenemos un índice de violencia cero”, cuenta, un objetivo que se logró a través de una concepción nodal: la solución a ese problema social –así lo definen- es la seguridad colectiva, “la paz no es un tema de un grupo sino de toda una comunidad organizada que ejerce la prevención y el control”.
Una camino enraizado
“Nacemos a partir del asesinato de Alexis González Revette que ocurrió el 11 de abril del 2002”, explica. Ahí se formó una célula –proveniente de la Coordinadora Simón Bolívar, un espacio de unidad de varias organizaciones populares del oeste de Caracas- que tomó el nombre del militante caído, referente de las luchas contra la Cuarta República en la parroquia.
Longa recuerda su vínculo con Alexis: “Durante la persecución en la Cuarta tuve que quedarme un tiempo en su casa, y ahí sucedió algo que me marcó a mí como compañero de la causa revolucionaria, y fue que el empeñó unas prendas para que nosotros comiéramos”.
De allí viene él, los vecinos del barrio, de las resistencias contra un modelo político, económico y social. “En la Cuarta no estaríamos aquí sentados hablando, eran redadas, represiones, persecuciones, era un crimen pensar, un delito oír a Alí Primera”. Ese es el camino que llevan en la palabra. “Alexis Vive más que un movimiento es un sentimiento de lealtad, de compromiso, de solidaridad con nuestros caídos, un compromiso de vida”.
Y más, Longa recuerda a Hugo Chávez. Faltan 2 días para el primer aniversario. “El Comandante no está muerto, no tenemos que ir a rendirlo homenaje a santos ni a nadie, nuestro homenaje lo rendimos en la práctica en la construcción, el compromiso para que esa patria grande que el vió, del Río Bravo hasta la Patagonia, se cumpla, el ideal bolivariano”.
Por esa historia, por afirmar que si no hubiera sucedido la revolución bolivariana él estaría muerto, por haber sido “los nadie” y hoy estar construyendo un proceso de participación y empoderamiento popular, el vocero de Alexis Vive explica: “No hay conciliación posible, hay dos concepciones totalmente distintas, ¿cómo vas a conciliar el Alba con el Alca, la concepción del Banco del Sur con la del Fondo Monetario Internacional?, es el mundo de los pobres contra el de los ricos, egoístas, fascistas, los nietzcheanos que creen en el superhombre, y nosotros que somos guevaristas y chavistas, y creemos en el hombre nuevo, en una nueva concepción de la vida”.
Esas dos concepciones ‑una democrática y pacífica que logró triunfar en 19 de las 18 elecciones desde 1998, y la otra que en dos intentos golpistas en los últimos 10 meses dejó a 29 venezolanos muertos– son las que se pusieron en juego desde que comenzó el camino bolivariano. Longa, junto al Colectivo del cual forma parte, sabe de qué lado siempre ha estado, el del pueblo, sobre el que insiste, hay que prestar la atención frente a nuevos y posibles acontecimientos.