Estamos ante una fase del final del ciclo político que se abrió simbólicamente con la muerte de Franco y la puesta en marcha del llamado Proceso de Transición, por supuesto ya previamente diseñado en sus ejes fundamentales, en el que fueron agentes de especial importancia Juan Carlos y Adolfo Suarez. Este último recientemente fallecido, Juan Carlos I es ya también casi un cadáver, al menos políticamente hablando. La publicación por Pilar Urbano de informaciones, ya previamente conocidas por muchos sectores sociales, sobre sus implicaciones en la intentona golpista del 23F de 1981 ha acabado por liquidar el único terreno en el que aún gozaba de cierto reconocimiento social.
La monarquía Borbónico-franquista es, probablemente, la institución más desprestigiada y debilitada del Régimen salido de la transición. Pero ha sido y sigue siendo su piedra angular, sin la cual difícilmente sobrevivirá.
Asistimos a diversas maniobras desde el poder para conseguir el mantenimiento del Sistema. Una con ya bastante recorrido consistente en la operación de abdicación de Juan Carlos para entronizar a Felipe y así, intentar salvar la monarquía y el conjunto del Régimen.
Esa línea de trabajo parece que encuentra bastantes resistencias dentro de la propia “familia” –Juan Carlos– y entre diversos sectores del Sistema, que seguramente intuyen las dificultades de dotar a esa maniobra de un mínimo arrope social.
Más bien consideran, y con razón, que tal proceso muy probablemente será un escenario idóneo para la intensificación del movimiento democrático-antimonárquico.
Las movilizaciones del 22M han demostrado que los Pueblos y las clases trabajadoras están hartas de lo que hay y demandan ya, de forma absolutamente masiva, un cambio, un proceso destituyente de éste Régimen que dé paso a la puesta en marcha de los diversos procesos constituyentes que hoy luchan por abrirse camino.
Los Pueblos están maduros para el cambio pero las organizaciones políticas, incluso entre aquellas que durante los últimos años han estado en la vanguardia de la lucha por la ruptura democrática, parece no haber plena conciencia de las potencialidades transformadoras de las circunstancias por las que hoy atravesamos.
En enero de este año, publicamos un documento en el que además de evaluar la situación política, señalábamos aquellas características que creíamos que debería de tener una candidatura de confluencia entre las izquierdas soberanistas e independentistas, abierta además a todas aquellas fuerzas y movimientos que estuvieran por un proceso de ruptura con el actual Régimen.
http://izca.net/index.php?option=com_content&view=article&id=6192:izquierda-castellana&catid=8:editorial
Ninguna de las candidaturas que finalmente se presentan en el Estado Español al Parlamento Europeo recoge suficientemente esos criterios y por eso nuestra decisión final, después de un proceso de debate y de estar presentes en buena parte de la fase preparatoria de la candidatura “Los Pueblos Deciden”, es la de no participar en el proceso electoral de las europeas de 2014.
Las razones son diversas pero vamos a señalar las más significativas:
Para nosotr@s el actual marco de la Unión Europea no es un marco reformable. Ese objetivo, el de «cambiar la Unión Europea», nos parece sencillamente luchar por un imposible. La Unión Europea es un proyecto puramente imperialista, cuyos rasgos son además cada día mas brutales, incluyendo el guerrerismo-belicismo. Eso no quiere decir que no busquemos alianzas sociales y políticas en ese escenario.
Consideramos, sin embargo, que hoy se puede infringir una gran derrota al capitalismo depredador occidental en el marco del Estado español; lo cual supondría, objetiva y subjetivamente, un gran avance en la lucha contra el proceso de neofacismo y neoimperialismo que inunda a Europa Occidental.
La firmeza del Pueblo Catalán al poner en marcha su derecho democrático a decidir y la oposición cerrada que desde el Régimen monárquico-franquista a que tal derecho sea ejercido, pondrá a prueba la capacidad de presión democrática del conjunto de Pueblos del Estado para conseguir que no sean cercenados los derechos de Cataluña, que son al fin y al cabo los derechos de todos los Pueblos del Estado y del mundo. Una candidatura a las europeas de amplio espectro democrático hubiera servido para avanzar en ese camino.
Los movimientos sociales y políticos, especialmente en Madrid, pero también en el conjunto de Castilla están en un auge imparable, merecen todo nuestro apoyo y atención. Solo una candidatura que también hubiera recogido plenamente esa realidad podría haber merecido la dedicación militante del l@s comuner@s del S. XXI.
Seguimos considerando que la articulación de un frente amplio por la democracia y la justicia social en el Estado español, cuyo eje básico se sustente en las izquierdas independentistas y soberanistas con la confluencia de todas las fuerzas rupturistas, es un requisito imprescindible para conseguir ese cambio de Régimen que nuestros Pueblos demandan.
No dejaremos de trabajar en esa dirección.
Izquierda Castellana
Castilla a 11 de abril de 2014