Parece que el movimiento abertzale, pese a su variedad, estuviera condenado desde sus inicios a ser regionalista mediante un pacto autonómico y estatutario, a ser socialista (pero del PSOE) o a acabar en la cárcel si no se dan los dos casos anteriores.
Estas cosas no surgen en un día, empiezan con el derrotismo, le sigue un pragmatismo radical, y al final los objetivos por los que se ha luchado toda la vida pasan al baúl de los recuerdos ya que mentalmente se han convertido en utopías inalcanzables. Eso en el mejor de los casos, claro. Cuando la billetera, la subsistencia o el poder se cruzan por medio el proceso se hace mas corto. Como le ocurrió al PNV, PSOE, EE o PCE.
Parece que fuera una maldición no escrita pero que se repite en diferentes tiempos, en diferentes personas, en diferentes lugares pero la historia es la misma.
Cada día me asquea más esa actitud posmoderna por encima del bien y del mal, que hace de la incoherencia coherencia, de la falta de principios principio, del anti-dogmatismo dogmatismo. Lo cierto es que la coherencia, los principios y el no dogmatismo requieren mucha voluntad y no es nada fácil en esta sociedad en la que mal vivimos como para que encima haya propaganda contraria y abrasiva permanentemente. No he visto más puristas, puritanos y dogmáticos que los que cuando no pueden rebatir algo cierran el debate achacando de purismo al contrario.
Esta mañana he visto una discusión en el twitter a cuenta de la propaganda de la ertzaintza en el diario GARA. Un chaval joven se quejaba y la tachaba de indignante. Y por encima de los razonamientos que pueda haber para que esté ahí tenía toda la razón. Y es buena señal. El día que no levante indignación pueden preocuparse los responsables de GARA ya que sería señal de que los lectores han perdido el famoso criterio.
Espero que no llegue el día donde autodeterminación y amnistía sean dos cosas que solo se leen al final de los comunicados del EPPK, que Estado socialista sea un término pasado de moda que ninguna cara pública de la izquierda abertzale se atreva a pronunciar y solo aparezca en pasquines juveniles o que socialismo revolucionario solo se lea al principio de los comunicados de la erakunde. Aunque seguramente no sean pocos los que piensan que ese día ya ha llegado. Al menos aparentemente. Quiero pensar que no es así.
Durante demasiados años (y todavía aún) nos han hecho de todo, apartheid en realidad es una palabra que se queda corta. La marginación, señalamiento y persecución ha sido brutal. Todo pasa factura y eso generó un estado psicológico o complejo de soledad que parece que ahora se intenta vehiculizar de mala manera. Pasando de “apestados” a “ciudadanos de bien” en un cursillo acelerado de esos por fascículos. Pero lo cierto es que nunca fuimos ciudadanos de mal, por no ser, ni siquiera fuimos ciudadanos.
Realmente no me ha sorprendido ni me ha dado morbo la promoción a Eguiguren que ha realizado el diario GARA . Morbo dieron aquellos fabulosos coleccionables de iglesias y monasterios. O si escribirían mas desde los de la voz de los sin voz sin voz. No una tesis que da mil vueltas mareando la perdiz e intenta decir de todo menos lo que no se atreve a decir. Que Euskal Herria es una nación, y que Eguiguren puede pensar lo que quiera de ella y como construirla o destruirla pero es un derecho secuestrado a la sociedad vasca decidir sobre su independencia, o sea, aplicar el derecho de autodeterminación. Tan simple como eso. Porque de socialismo, el bueno de Eguiguren por mucho que aparezca en las siglas de su partido la palabra no parece que tenga mucha idea.
No me ha sorprendido porque los postulados de Eguiguren en muchos apartados cada vez tienen más entrada en sectores de la izquierda abertzale. Lo que unido a la dependencia crónica hacia el PNV, y sabedores estos dos partidos de lo que hay, tienen fácil su palo y zanahoria hasta que la izquierda abertzale institucional muerda el polvo en un pacto estatutario que amarre a Euskal Herria y la “normalice”. Sería un gran error que izquierda abertzale lance un flotador a un PSOE que se está hundiendo. O que busque la conciliación con un PNV, cuando este partido tiene que ser dejado atrás. La actitud extremadamente positiva y constantemente interpeladora hacia el PNV le está blindando frente a la crisis, la dispersión y muchos temas más del que son co-responsables.
Y es que aquí entran en contradicción dos formas de crear y activar mayorías sociales. Las que se piensan que surgen mediante el diálogo entre políticos y pactos entre ellos o las que toman a la sociedad desde su base. Dos perspectivas muy diferentes de encarar las cosas.
Estas cosas no surgen en un día, empiezan con el derrotismo, le sigue un pragmatismo radical, y al final los objetivos por los que se ha luchado toda la vida pasan al baúl de los recuerdos ya que mentalmente se han convertido en utopías inalcanzables. Eso en el mejor de los casos, claro. Cuando la billetera, la subsistencia o el poder se cruzan por medio el proceso se hace mas corto. Como le ocurrió al PNV, PSOE, EE o PCE.
Parece que fuera una maldición no escrita pero que se repite en diferentes tiempos, en diferentes personas, en diferentes lugares pero la historia es la misma.
Cada día me asquea más esa actitud posmoderna por encima del bien y del mal, que hace de la incoherencia coherencia, de la falta de principios principio, del anti-dogmatismo dogmatismo. Lo cierto es que la coherencia, los principios y el no dogmatismo requieren mucha voluntad y no es nada fácil en esta sociedad en la que mal vivimos como para que encima haya propaganda contraria y abrasiva permanentemente. No he visto más puristas, puritanos y dogmáticos que los que cuando no pueden rebatir algo cierran el debate achacando de purismo al contrario.
Esta mañana he visto una discusión en el twitter a cuenta de la propaganda de la ertzaintza en el diario GARA. Un chaval joven se quejaba y la tachaba de indignante. Y por encima de los razonamientos que pueda haber para que esté ahí tenía toda la razón. Y es buena señal. El día que no levante indignación pueden preocuparse los responsables de GARA ya que sería señal de que los lectores han perdido el famoso criterio.
Espero que no llegue el día donde autodeterminación y amnistía sean dos cosas que solo se leen al final de los comunicados del EPPK, que Estado socialista sea un término pasado de moda que ninguna cara pública de la izquierda abertzale se atreva a pronunciar y solo aparezca en pasquines juveniles o que socialismo revolucionario solo se lea al principio de los comunicados de la erakunde. Aunque seguramente no sean pocos los que piensan que ese día ya ha llegado. Al menos aparentemente. Quiero pensar que no es así.
Durante demasiados años (y todavía aún) nos han hecho de todo, apartheid en realidad es una palabra que se queda corta. La marginación, señalamiento y persecución ha sido brutal. Todo pasa factura y eso generó un estado psicológico o complejo de soledad que parece que ahora se intenta vehiculizar de mala manera. Pasando de “apestados” a “ciudadanos de bien” en un cursillo acelerado de esos por fascículos. Pero lo cierto es que nunca fuimos ciudadanos de mal, por no ser, ni siquiera fuimos ciudadanos.
Realmente no me ha sorprendido ni me ha dado morbo la promoción a Eguiguren que ha realizado el diario GARA . Morbo dieron aquellos fabulosos coleccionables de iglesias y monasterios. O si escribirían mas desde los de la voz de los sin voz sin voz. No una tesis que da mil vueltas mareando la perdiz e intenta decir de todo menos lo que no se atreve a decir. Que Euskal Herria es una nación, y que Eguiguren puede pensar lo que quiera de ella y como construirla o destruirla pero es un derecho secuestrado a la sociedad vasca decidir sobre su independencia, o sea, aplicar el derecho de autodeterminación. Tan simple como eso. Porque de socialismo, el bueno de Eguiguren por mucho que aparezca en las siglas de su partido la palabra no parece que tenga mucha idea.
No me ha sorprendido porque los postulados de Eguiguren en muchos apartados cada vez tienen más entrada en sectores de la izquierda abertzale. Lo que unido a la dependencia crónica hacia el PNV, y sabedores estos dos partidos de lo que hay, tienen fácil su palo y zanahoria hasta que la izquierda abertzale institucional muerda el polvo en un pacto estatutario que amarre a Euskal Herria y la “normalice”. Sería un gran error que izquierda abertzale lance un flotador a un PSOE que se está hundiendo. O que busque la conciliación con un PNV, cuando este partido tiene que ser dejado atrás. La actitud extremadamente positiva y constantemente interpeladora hacia el PNV le está blindando frente a la crisis, la dispersión y muchos temas más del que son co-responsables.
Y es que aquí entran en contradicción dos formas de crear y activar mayorías sociales. Las que se piensan que surgen mediante el diálogo entre políticos y pactos entre ellos o las que toman a la sociedad desde su base. Dos perspectivas muy diferentes de encarar las cosas.