No se perdió el tren de la historia por miopes, si no porque el arsenal mortífero estuvo y está en sus manos, las mismas de siempre, las manos que estrangulan económicamente y matan persiguiendo sueños e ideales, por eso es que estamos mancos para operar con la valentía que caracteriza a los revolucionarios; vieron los insultos, el calibre de las humillaciones y el odio con el que siguen lanzando piñazos contra el ciudadano común, la saña nazifascista contra la histórica bandera de la república? Qué abrigadito conservan al dictador sanguinario en su tumba, claro, que un símbolo que no ensalza monarcas sino antifascismo antimperialista, hay que combatirlo, claro, claro! Me apetece acercar a esta nota a Quintín Cabrera, jugar con respeto y cariño con sus propias palabras en honor a la justicia que enarboló junto a su guitarra refrescando estas tierras del odio que vienen sometidas; sí, usted maneja mi suerte chupando importando más allá de las fronteras que en otros tiempos cercaron republicanos, socialistas, comunistas, anarquistas; haciendo hoy “de su pueblo”, alfombras para mejor dar paso al Pentágono aljibe de matanzas en el mundo, eje de la OTAN y desfiles que veneran lo belicoso expandiendo la miseria; política de alianzas entre criminales, a un gesto suyo brotan banquetes estampando sobre nuestros emblemáticos gritos fuertes hacia la libertad que ondean su bandera, a miles de mercenarios insaciables de terror humano que nos hacen ahogarlo por la fuerza, en cambio, esa misma gente a usted le hace venia cuando grita más fuerte. Qué medidas más diferentes… qué medidas tan diferentes.
Dijo Ángel L. Prieto de Paula (catedrático de literatura en la Universidad de Alicante), a propósito del discurso del Borbón <que los escritores del nuevo Rey no sean exactamente escritores obvios, como parece requerirlo un discurso de la Corona y sobreentenderlo Juan de Mairena; pero están, en su presentación conjunta, cargados de sentido> Quien los ha citado no pretende despojarlos del significado que tuvo su protesta, su desolación, su furia o su melancolía; pero sí quiere, o eso he entendido yo, incorporarlos a “una España”, que no puede renunciar a ellos, dada su miseria cultural histórica, su practica sangrienta contra los pueblos y su derroche insostenible. ¿Despistadillo quizá el catedrático literario?… Abanico en manos del poder, la literatura, materia que rebosa y desdobla desbrozando historia, investigación, denuncia, novela, poesía, canto que se abre al arte y ciencia; palabra cantada, contada, escrita, que el poder y sus secuaces utilizan en su recorrido como instrumento para la historia a través del cierre de doblones que impulsa como expansión su mecanismo de maldades, la mentira a forma de ciencia. ¿Pretende acaso colaborar en ella el mentado catedrático de literatura?
Tengo a bien decirle para su aclaratoria, que los susodichos escritores están arraigados no lo dude, en sus respectivos pueblos y, por ser ellos, pueblo, es que yo escribo y canto para ensalzar su arte literario en la medida de mis posibilidades. Y, ni yo, ni los más que yo, ni ellos mismos, ni las madres que los parió estarían dispuestos a incorporarse “a esa España”, que jamás podrá florecer en este estado de sitio monárquico repleto de chupones y parásitos que nos roban, nos roban… como diría Carlos Cano. La denuncia, sí. La murga de los currelantes, los insumisos, los tiraos pa“lante, los que dicen a la cara a los gachós “trajeaos”, una y mil veces, década tras décadas que nos roban, nos roban… Sitiados por un ejercito sin depurar a las órdenes de un imperio impuesto con bases militares por Franco el sanguinario, y una OTAN, gracias a la Alemania posnazi, su protegido GALPSOE, y la intocable CIA, cebando economía para ricos, lameculos y comemierdas que los eternizan en la historia; política de mazmorras infecta, tanques y misiles. Sangre, sangre generosa cubre los campos de Oriente; arrasan la economía de Asia, África, América, y eternizan “una España, esa España suya”, en clanes, mafias en familia sobra las que destaca la propia real como la más corrupta devorada por la codicia; torturas a punta de pistola, bolsas de asfixia y agua hasta reventar pulmones y trancar tu vida, nuestra vida. Esta es su España, para qué ir más lejos. Ideología que deshoja, arrincona percutiendo hacia el abismo de la nada arrastrada por el hurto de la avaricia; religión a molde que bendice lo más podrido de su majestad, constitución respaldada por banqueros, fascismo internacional que activa y agiliza matanzas culturales y humanas; apoyada como si de pueblo se tratara, por políticos y sindicalistas degradados, corruptos, podridos junto a borbones, caras ambas de la moneda lisonjera del franquismo, que parten en porciones para mejor debilitar y humillar a las capas insumisas, desterrando de derechos y cultura propia a los pueblos sobre los que ha cabalgado como imperio destructor.
Los poetas, escritores, dibujantes…
Que Felipe de Borbón citó con la misma intención de siempre ¿acaso cree que los huevones cojudos somos nosotros?, “incorporarlos a la España del Movimiento Nacional”, casi nada! Nada más y menos que una representación de la flor y nata antimonarquica por antifascista y antifeudal: el andaluz Antonio Machado; el vasco Gabriel Aresti; el catalán Salvador Espriu; el Galego, Castelao… que desde el cementerio de la Chacarita (Argentina), cuando lo estaban enterrando oyó a la Dirección General de Prensa “del Gobierno de España, de esta misma España suya”, despachar instrucciones a los medios, acerca de como amanerar la noticia de la siguiente manera: Habiendo fallecido en Buenos Aires el político republicano y separatista gallego, Alfonso Rodríguez Castelao, se advierte lo siguiente <La noticia de su muerte se dará en páginas interiores y a una columna. Caso de insertar fotografía, esta no deberá ser de ningún acto político. Se elogiarán únicamente del fallecido sus características de humorista, literato y caricaturista. Se podrá destacar su personalidad política, siempre y cuando se mencione que aquella fue errada y que se espera de la misericordia de Dios el perdón de sus pecados. De su actividad literaria y artística no se hará mención alguna del libro “Sempre en Galiza”, ni de los álbumes de dibujos de la guerra civil. Cualquier omisión de estas instrucciones dará lugar al correspondiente expediente>
Lo que sí yo creo señor catedrático, es que el discurso de Felipe (el VI), se lo ha escrito el insigne “crítico literario”, Alfonso Guerra, que es muy dado a esto de los poetas republicanos para despojarlos de identidad, arrebatarles su dignidad y borrar su valentía; ya lo intentó con García Lorca y Miguel Hernández, y, es que siempre se presentó un tanto maquiavelo e hipocondríaco en el arte de manipular… Y, después del discursito llegó el paseo por la Gran Vía, rodeado de millones de masas como pudo ver y comprobar el planeta entero, hasta el propio catedrático. Cansado del besamanos baboso en el Palacio de Oriente y de tantos miles de vítores, en un arrebato a lo Borbón, montó en su caballo blanco (regalo de Botin), junto a su dama de blanco satén, y salió de estampida para no tener que contemplar los vacíos de público ante las cámaras. Se dirigió hacia la Casa de Campo, a refugiarse en el “nido del amor”, cabaña heredara de su bisabuelo Alfonso XIII, gracias a los impuestos obligados de los que se han servido en bandeja ancha en toda su historia los monarcas allegados a “esa España” de caciques, por no poder asomar a ningún otro lado de la realidad, porque el desprecio histórico se palpa y ve en cámaras difícil de ocultarse. Y, aunque a su mujer la hayan rescatado de las “arcas”, donde guardan leales a la corona del campo plebeyo; se sigue pudriendo su sangre de mugre gangrenada en degradación, vidorra, especulación y guerras, crisis y desfalcos. Ahí no mas pues, en la cabañita, acomodó codos para descubrir poetas, ¡qué malas las universidades que forman a la corona! Empezó con Machado, quizá el que más le sonaba; abrió el libro y se puso a leer en voz alta, para ensayar el discurso:
Hay una tierra, a la que acudió solidaria la Legión Cóndor Alemana a bombardearla junto a la Aviación Legionaria Italiana, hay una tierra… dura tierra de Alvargonzález, aún sangrienta, basada en las columnas de la muerte del General Yagüe sobre Plazas de toros de Badajoz. Mercenarios ejércitos disfrazados a diferentes trajes entre yugos y flechas. Los Junkers de Hitler. Las fuerzas vivas y el quinto detenido. Un Millón de muertos… Otra vez es la noche. La muerte del niño herido. Es el martillo en las sienes bien vendadas… Invisible avión moscardonea. Hay en la pobre alcoba olor de espliego. La madre: ¿Duermes?, oh flor de sangre mía ¡Oh, fría, fría, fría!… Una infinidad de títulos, alegorías y metáforas denuncian su Movimiento Nacional, su incultura, y la ignorancia como gobiernan mientras esperan un equipo “salvador más puro”, para proseguir la degradación. Sí, el señoritismo desprecia la dignidad, el pueblo que es pueblo la conoce y se reafirma, en ella tiene su cimiento más firme la ética popular… “Nadie es más que nadie” reza un adagio ¡Expresión perfecta de modestia y de orgullo! (…) “Porque, por mucho que valga un hombre, nunca tendrá valor más alto que el valor de ser hombre” ‑entiéndase gente, hoy, así se entiende (…) “El inglés ha estado en Norteamérica, para visitar a Roosevelt, y ahora viene a Moscú, para conversar con Stalin. No es, pues, Wells, hombre que se chupe el dedo, y como buen inglés, aunque algo americanizado, no es hombre que guste de perder su tiempo. Lo recibe Stalin con franca cordialidad, sin arrumacos, sin prejuicios tampoco ni reservas mentales, mas como un hombre que está necesariamente algo de vuelta. Porque Wells, anglosajón, es esencialmente antirrevolucionario; le asusta todo trastorno político y social. Stalin no es un fanático de la Revolución, pero carece del prejuicio antirrevolucionario. Hay en Stalin una claridad de ideas y una virtud suasoria que no alcanza nunca su interlocutor. Al inglés no le abandona todavía el miedo a la aventura; el eslavo tiene la tranquila seguridad de quien posee una experiencia. Ambos dicen estar de acuerdo en que el mundo capitalista se desmorona. –Allá ellos– añadiría Mairena. Pero, aceptada la tesis ¿cómo no admitir la implacable lógica revolucionaria de Stalin? De aquello que se desmorona hay que esperarlo todo menos una transformación; porque si fuera capaz de transformarse, claro está que de ningún modo se desmoronaría. Sustituir, construir y ayudar a caer: tal es lo esencialmente revolucionario para Stalin. La historia de todas las revoluciones le da la razón ampliamente. Quiero decir que Stalin ha visto la historia con sus propios ojos y no es fácil que se le engañe. A Wells se la han contado, y no precisamente los que la han hecho.”
Dama de blanco satén alarmada:
¡Pero fueron los bolcheviques los que mataron a toda la familia real rusa!
Rey en el nido del amor:
¡Los comunistas, fueron los comunistas!
Y, cómo te atreves…
No se, yo… lo que me dicen hago, si yo no…
Anda, anda, pasa al siguiente que citaste en “tu” discursito, venga…
¡A Castelao, creo que este era gallego como el Generalísimo!
Me suena ¡Pa mi que éste también era rojo Felipe, y masón!
No se, la verdad que, vamos a ver, a mi lo que me dicen, yo…
“Los catalanes, los gallegos y los vascos serían anti-españoles si quisieran imponer su modo de hablar a la gente de Castilla; pero son patriotas cuando aman su lengua y no se avienen a cambiarla por otra. Nosotros comprendemos que a un gallego, a un vasco o a un catalán que no quiera ser español se le llame separatista; pero yo pregunto cómo debe llamársele a un gallego que no quiera ser gallego, a un vasco que no quiera ser vasco, a un catalán que no quiera ser catalán. Estoy seguro de que en Castilla, a estos compatriotas les llaman «buenos españoles», «modelo de patriotas», cuando en realidad son traidores a sí mismos y a la tierra que les dio el ser ¡Estos sí que son separatistas!.”
Dama de blanco en jarras:
Deja, deja de leer… ¡Ya decía yo que me sonaba ese Castelao, claro, el de los carteles famosos, separatista Felipe, republicano! Menudo elemento, vamos, que te luciste como rey, qué nivel!!
Rey inquieto en el nido del amor:
¡Yo no sabía, a mi lo que me dan! Estamos tentados a la buena suerte, ya sabes, y, para que nada cambie, a veces…
¡Anda, pasa al tercero!
Este es vasco, ¡de Bilbao!
¡Era, Felipe, era… qué no aprendes por mucho que una se esfuerce!
Irrumpe en la armonía una de las meninas:
¡Papiiiiii, porque no cuentas una historia del abuelo, cuando se cayó de aquél elefante… ¡que no ‑dice la otra, que era una moto! Ah, y, cuando se hacía invisible atravesaba cristales, salía directo a esquiar sobre nieve, verdad papi?
Madre de las meninas:
No interrumpir a vuestro padre, esta noche os contaremos más historias y aventuras del abuelo, vale?
Rey a la luz de una vela:
Bueno, pasemos al vasco, ¡al de Bilbao!, haber si este…
En, 1962, Aresti ganó el premio Orixe por la obra que más repercusión social tuvo: Harri eta herri. Tal como dijo luego el historiador de la literatura vasca Ibon Sarasola <esta fue la primera obra que fue conocida por una parte importante de los nuevos lectores en euskera> Se ha tomado el libro como ejemplo de poesía social, por el influjo que en ella tienen Celaya y Otero. Y, en 1965, volvió a ganar el premio Orixe, por Euskal Harria, que fue publicada en 1967 (Edit. Kriselu). Entre, 1966 y 1967, varios grupos llevaron a escena las piezas teatrales escritas por Aresti, y alguna otra de Bertolt Brecht traducida por el propio Gabriel. En 1968, se prohíben todas las representaciones, debido al estado de excepción tras el atentado por parte de ETA, al comisario torturador Melitón Manzanas, que resultó muerto. En aquella época Aresti escribió mucho sobre la lucha de clases, la inmigración en Bilbao y la euskaldunización de los emigrantes. En 1968, el Gobierno español creó el Premio Nacional de Literatura José María Iparraguirre. Lo ganó Gabriel Aresti, por su Harri eta herri. La canción vasca estaba en plena ebullición y muchos utilizaron letras de Gabriel: Lourdes Iriondo, Maite Idirin, Mikel Laboa, Xabier Lete y Oskorri, entre otros. En los comienzos de la década de los 70 comenzó su actividad editorial, primero en la casa Kriseilu y luego en Lur. Desde Lur, fue un guía para la nueva generación; pero rompe con la editorial por censurarle la pastoral, Kaniko eta Beltxitina. En esa editorial publicó varias de sus traducciones: Hamalau alegia, de Tomas Meabe; Lau gartzelak, de Nazim Hikmet; Xixtima zoriontsu bat, de Bertol Brecht; y Nos, de Castelao. En 1971, nace el grupo de música popular, Oskorri, cuyos miembros tenían fama de comunistas, con varias letras de Gabriel Aresti. En 1973, ya muy enfermo se traslada a vivir al pueblo costero de Ea. Rápidamente se propagó su fama de comunista.
Defenderé la casa de mi padre
Contra los lobos, contra la sequía, contra la usura
Contra la justicia, defenderé la casa de mi padre.
Perderé los ganados, los huertos, los pinares
Perderé los intereses, las rentas, los dividendos
Pero defenderé la casa de mi padre.
Me quitarán las armas
Y con las manos defenderé la casa de mi padre.
Me cortarán las manos
Y con los brazos defenderé la casa de mi padre.
Me dejarán sin brazos, sin hombros y sin pechos
Y con el alma defenderé la casa de mi padre.
Me moriré, se perderá mi alma, se perderá mi prole
Pero la casa de mi padre seguirá en pie.
Rey hundido en el nido del amor:
Pues este parece que también era rojo, y, ¡separatista!, ¿no?
Dama observando a caballito blanco:
¿Crees, lo crees…?, ¡borbón más que borbón-dos sicilias, vaya ejemplo para tus hijas, anda, termina tu clase de literatura con el catalá ese… !
¡¡Je, je, je… hemos acertado, este si que no es rojo-separatista!!
Salvador Espriu, uno de los cuatro primeros miembros fundadores de la Asociación de Escritores en Lengua Catalá… renovó junto con Josep Pla y Josep Maria de Sagarra, la prosa catalana. Su producción literaria es extensa, en la que destacan tres obras esenciales: El cementiri de Sinera, Primera història d’Esther y La pell de brau (La piel de toro), probablemente su obra más conocida, en la que desarrolla la visión de la problemática histórica, moral y social del Estado Español. Su poesía de posguerra destacó por lo hermético y simbólico, en que resalta un estado de ánimo dominado por la tristeza del mundo que le rodeaba, por el recuerdo todavía presente de la muerte y de la devastación ocasionados por el golpe ideológico apoyado por los ejércitos fascistas de Europa contra la república. Salvador Espriu, recibió en 1971, el Premio Montaigne. Fue candidato al Premio Nobel de Literatura en 1971 y en 1983. Premio de Honor de las Letras Catalanas en 1972. En 1980, recibió la Medalla de Oro de la Generalidad de Cataluña y en 1982, la Medalla de Oro de la Ciudad de Barcelona. Doctor honoris causa por la Universidad de Barcelona y por la Universidad de Tolosa de Languedoc. En 1982, rechaza la concesión de la Cruz de Alfonso X el Sabio.
Quan la llum pujada des del fons del mar
a llevant comença just a tremolar,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Quan per la muntanya que tanca el ponent
el falcó s’enduia la claror del cel,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Mentre bleixa l’aire malalt de la nit
i boques de fosca fressen als camins,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Quan la pluja porta l’olor de la pols
de les fulles aspres del llunyans alocs,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Quan el vent es parla en la solitud
dels meus morts que riuen d’estar sempre junts,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Mentre m’envelleixo en el llarg esforç
de passar la rella damunt els records,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Quan l’estiu ajaça per tot l’adormit
camp l’ample silenci que estenen els grills,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Mentre comprenien savis dits de cec
com l’hivern despulla la son dels sarments,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Quan la desbocada força dels cavalls
de l’aiguat de sobte baixa pels rials,
he mirat aquesta terra, he mirat aquesta terra.
Dama montada en su caballito blanco:
Y, digo yo, Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, podías haber elegido para tu tumultuosa coronación… pues eso, que el rey, podía haber puesto como ejemplo a los fieles hijos de dios, españolazos devotos como José María de Pemán, o al bravucón Camilo José Cela, o a Pelayo, que era de mi tierra, digo yo! Anda, vamos a palacio a lavarnos las manos con lejía… ¡Dios, cuántos virus nos habrán incubado tus súbditos lameculos! Bueno, mejor, dales el puñal ese que te regaló el emperador romano , y que se lo claven, pero fuera de palacio que todavía es muy niña la futura reina!
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)