«La base de la inde­pen­den­cia cuba­na es el socia­lis­mo». Boltxe entre­vis­ta a Jesús Pas­tor, cien­ti­fi­co y comu­nis­ta cubano

Jesús Pas­tor Gar­cía Bri­gos ade­más de ser un cien­tí­fi­co cubano, inves­ti­ga­dor del Ins­ti­tu­to de Filo­so­fía del Minis­te­rio de Cien­cia y Tec­no­lo­gía es un revo­lu­cio­na­rio, mili­tan­te y sobre todo comunista.
Estos pasa­dos días ha esta­do en Eus­kal Herria, don­de ha ofre­ci­do varias char­las en Iru­ña, Bil­bo… y Boltxe ha teni­do oca­sión de con­ver­sar con este hom­bre que nos acla­ra dife­ren­tes cues­tio­nes de la reali­dad cuba­na de nues­tros días y del pro­ce­so revo­lu­cio­na­rio que vive la isla des­de 1959. [Su pági­na web es http://​www​.nodo50​.org/​c​u​b​a​s​i​g​l​o​XXI ]
B- Bueno, para empe­zar nos podrás hablar de las con­di­cio­nes his­tó­ri­cas y mate­ria­les que crea­ron la con­cien­cia nacio­nal cubana
J- Estas con­di­cio­nes fue­ron un pro­ce­so de lucha del pue­blo cubano por la inde­pen­den­cia, la iden­ti­dad nacio­nal, que se fue for­jan­do en el calor de esas luchas, por el cubano y la cuba­na que veían que vivían en un terri­to­rio, con unas for­mas de vida y cos­tum­bres dife­ren­tes de las del colo­nia­lis­ta espa­ñol que le opri­mía y explo­ta­ba y supo encon­trar la mane­ra de hacer valer esa identidad.
A par­tir de ese momen­to siem­pre se ha for­ja­do en con­di­cio­nes de lucha, de una lucha por poder desa­rro­llar­nos como cuba­nos y que no pudi­mos hacer has­ta el triun­fo revo­lu­cio­na­rio. Es des­de 1959 que nos sen­ti­mos due­ños de nues­tro des­tino y eso es pre­ci­sa­men­te lo que les moles­ta a los yanquees.
B- ¿Y cual es la apor­ta­ción del Movi­mien­to 26 de julio y la revo­lu­ción a esa crea­ción de iden­ti­dad nacio­nal como nación, como pueblo?
J- La mayor apor­ta­ción sin duda ha sido con­ce­bir la impor­tan­cia de la uni­dad en lo estra­té­gi­co para luchar. Fidel logró aglu­ti­nar fuer­zas dife­ren­tes bus­can­do lo que había de común entre todas ellas fren­te al mis­mo enemi­go común y pen­san­do siem­pre en lo estra­té­gi­co y lo estra­té­gi­co es un país inde­pen­dien­te, due­ño de su des­tino, pero a par­tir de con­di­cio­nes con­cre­tas. En defi­ni­ti­va uni­dad en la lucha, un reque­ri­mien­to que ya había iden­ti­fi­ca­do José Martí.
B- En otro medio de comu­ni­ca­ción vas­co has comen­ta­do que sin el socia­lis­mo Cuba des­apa­re­ce­ría como nación… ¿Podrías expli­car­nos un poqui­to que has que­ri­do decir?
J‑Bueno, Cuba sin socia­lis­mo des­pa­re­ce como nación por esto mis­mo, ya en el siglo XIX los intere­ses impe­ria­lis­tas en Cuba no eran intere­ses de coope­ra­ción, tener rela­cio­nes de igualdad…en pleno siglo XIX los dife­ren­tes gobier­nos nor­te­ame­ri­ca­nos emi­tie­ron docu­men­tos en los que decían cosas tales como que Cuba es un terri­to­rio muy rico pero que para que pue­da desa­rro­llar esas rique­zas hay que ocu­par­lo, exter­mi­nar la pobla­ción abo­ri­gen que según ellos son vagos, indo­len­tes y poblar­la con sus ciu­da­da­nos y enton­ces de ver­dad será un país libre.
Eso ya empe­zó a crear entre los cuba­nos una con­vic­ción y era que sin inde­pen­den­cia no había nación. Nos logra­mos inde­pen­di­zar de Espa­ña y vemos que eso tam­po­co con­ve­nía a los yan­quees. Eso es lo que mi me hace afir­mar que la base de la inde­pen­den­cia y la super­vi­ven­cia de Cuba como nación es el socialismo.
Si Cuba per­die­se el socia­lis­mo, per­de­ría su inde­pen­den­cia por­que cae­ría en los domi­nios e intere­ses de otras potencias.
B- Y en la Cuba de hoy ¿Cómo es el equi­li­brio entre con­cien­cia nacio­nal y con­cien­cia socialista?
J- Estoy con­ven­ci­do que en la Cuba de hoy, el cubano medio ve patria con socia­lis­mo. Es una cosa que tene­mos que cui­dar, por­que por erro­res nues­tros, se pue­de invo­lu­cio­na y que la gen­te deja­se de iden­ti­fi­car el socia­lis­mo con el patrio­tis­mo y ahí esta la labor de la direc­ción, la labor del par­ti­do, saber hacer ver que si se pier­de el socia­lis­mo se pier­de la revo­lu­ción y la inde­pen­den­cia en par­ti­ci­pa­ción, en toma de decisión…se pier­de la exis­ten­cia de la nación cuba­na como tal. B- ¿Qué opi­nión tie­nes de cier­tos paí­ses que han logra­do sus inde­pen­den­cias, pero unas inde­pen­den­cias no socia­lis­tas, algu­nas inclu­so muy reaccionarias?
J- Yo creo que para empe­zar esas inde­pen­den­cias, son inde­pen­den­cias rela­ti­vas, yo no quie­ro cri­ti­car a nin­gún país con­cre­to, cada país debe ser due­ño de su des­tino, si la cons­ti­tu­ción sovié­ti­ca de sus prin­ci­pios, que habla­ba de inte­gra­ción de repu­bli­cas en igual­dad de con­di­cio­nes, si efec­ti­va­men­te se hubie­se pro­ce­di­do así, que era la polí­ti­ca sobre las nacio­na­li­da­des de Lenin, a lo mejor nun­ca hubié­ra­mos lle­ga­do a la des­com­po­si­ción de la URSS.
Es un tema que a los cuba­nos nos pilla un tan­to lejos de nues­tra expe­rien­cia, por Cuba si que ha sido des­de el prin­ci­pio una nación, no hay nin­gu­na dife­ren­cia entre el cubano que vive en las pro­vin­cias orien­ta­les o el que vive en La Haba­na, todos tene­mos un ori­gen común a par­tir de haber sido un pue­blo colo­ni­za­do ( des­de el anti­guo escla­vo traí­do de Áfri­ca, los traí­dos de Chi­na, el pue­blo ori­gi­nal…) y nos hemos for­ma­do como una gran mez­cla y esa mez­cla de la que hablo tuvo un sal­to cua­li­ta­ti­vo que es el cubano.
En Cuba noso­tros no hemos teni­do esos pro­ble­mas, en otros luga­res los han teni­do por­que no se tra­ta­ron ade­cua­da­men­te las cues­tio­nes de res­pe­to a las iden­ti­da­des nacionales.
B- Y ya para ter­mi­nar, tene­mos al impe­ria­lis­mo en ple­na ofen­si­va (Libia, Siria, Ucra­nia, Vene­zue­la…), el peli­gro del fas­cis­mo es obvio y evi­den­te, pero hay cier­ta izquier­da euro­pea sobre todo, eli­tis­ta, que con dife­ren­tes pre­tex­tos con­tem­po­ri­za con el impe­ria­lis­mo de la OTAN ¿Cómo se ven estas situa­cio­nes en Cuba? ¿Os sen­tís mas ame­na­za­dos que hace algu­nos años?…
J- Para empe­zar no nos sen­ti­mos ni más ni menos ame­na­za­dos que antes, qui­zás nos sen­ti­mos más fuer­tes que hace 10 años, por­que si bien es cier­to que exis­ten esas divi­sio­nes en la izquier­da en el mun­do, tam­bién exis­te un pro­ce­so de inte­gra­ción en Amé­ri­ca Lati­na y Cuba hoy no esta solo como esta­ba hace algu­nos años.
Nos podría­mos sen­tir ame­na­za­dos si el impe­ria­lis­mo logra­se anu­lar a Rusia como poten­cia, que­da­rían sin equi­li­brio los Esta­dos Uni­dos y si se die­se esa situa­ción no seria solo una ame­na­za para Cuba, seria una ame­na­za para el mun­do, para la huma­ni­dad. En un mun­do uni­po­lar, el mun­do iría hacia un con­su­mo desor­bi­ta­do, al ago­ta­mien­to de recur­sos, a la con­ta­mi­na­ción, a la bús­que­da de ganan­cias, que es lo úni­co que pro­pi­cia el capital.
El capi­tal en algu­nos momen­tos tuvo que renun­ciar a deter­mi­na­dos ele­men­tos explo­ta­do­res pre­ci­sa­men­te por el con­tra­pe­so que supo­nía la URSS y el blo­que socia­lis­ta, ya fue un terri­ble retro­ce­so per­der ese con­tra­pe­so, que es cuan­do el capi­tal deci­de aca­bar con el esta­do de bienestar.
Los capi­ta­lis­tas en su tre­men­da ava­ri­cia no com­pren­den que en esta bús­que­da de ganan­cias tam­bién ellos van a salir per­ju­di­ca­dos por­que la huma­ni­dad en esa diná­mi­ca podría des­apa­re­cer. La ame­na­za no es solo para Cuba, es para el mun­do ente­ro y lo que debe hacer la izquier­da o lo que se recla­ma de izquier­da es opo­ner­se a todo lo que esta supo­nien­do avan­ces del impe­ria­lis­mo y que pue­den lle­var al final de la humanidad.
Hay que tener en cuen­ta un dato impor­tan­te, el capi­ta­lis­mo no se va a refor­mar por las bue­nas, ellos no van a entre­gar su poder así como así, por lo que no se tra­ta de hacer pac­tos con la dere­cha, con los explo­ta­do­res y hay que seguir man­te­nien­do la rei­vin­di­ca­ción de que el tra­ba­jo debe ser due­ño del resul­ta­do del tra­ba­jo. Por eso la izquier­da debe man­te­ner el espí­ri­tu de lucha antiimperialista.
Bueno, pues eske­rrik asko por tu tiem­po y tu pacien­cia aqui en Bil­bao, sabe­mos que estas tenien­do una acti­vi­dad fré­ne­ti­ca y es de agra­de­cer que hayas encon­tra­do un hue­co para Boltxe

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