En el año de desgracia de 1700, tras el Segundo Tratado de Partición Europeo y después de ganarse la voluntad de Carlos II «El Hechizado» el moribundo último monarca español de la Casa de Habsburgo, Luis XIV de Francia, «Le roi Soleil», consiguió poner en el trono de España a su sobrino/nieto Felipe de Anjou, enfermo crónico de psicosis maníaco-depresiva y que enseguida pasaría a la historia de este país como Felipe V «El Animoso», «El Negrero» o «El Melancólico» y más a nivel del hombre de la calle como «El Chota» o «El Loco», provocando con ello una terrible guerra de sucesión en este país al no estar de acuerdo con semejante decisión de la Casa de Borbón el archiduque Carlos de Habsburgo, que se creía con más derecho y mejores condiciones psicofísicas que el francés.
Trescientos catorce años después, el 19 de junio de 2014, inmersa España en una crisis terminal, el cacique gallego Mariano I «El Mentiroso» y «El Sobrecogedor», con el fundamental apoyo mediático y político del social monárquico Alfredo X «El Calvo» y “El Traidor”, líder caduco del viejo y aborregado PSOE “Promonárquicos Socialistas Obreros Españoles” (ahora el caradura dice que se va definitivamente en Septiembre después de haber traicionado y escupido sobre miles y miles de cadáveres de verdaderos socialistas que murieron luchando por la II República Española), no dudó (que ya es decir) en colocar en la Jefatura del Estado español, a título franquista de rey y con la cooperación necesaria de la sumisa mayoría absoluta que ostenta y de la de miles de policías armados hasta los dientes, a otro Felipe que tras la abdicación de su señor padre, Juan Carlos I, «El Cazador» o «El Fratricida» (que con ambos sobrenombres puede pasar a la historia, si es que pasa) pronto será conocido a nivel nacional e internacional, si Dios no lo remedia que es de esperar que no, como Felipe VI «El Breve», dada la fecha de caducidad que la Junta Electoral Central de este país ha estampado en la monumental corona de derecho franquista exhibida en su proclamación (que yo no he visto, porque estas reliquias feudales me dan arcadas) y que claramente señala a «Diciembre de 2015» (elecciones generales) como tope máximo para su ridículo, ilegítimo y brevísimo reinado.
Y es que, queridos y en estos momentos apesadumbrados amigos y compañeros republicanos españoles y de todo el mundo civilizado, aunque parezca lo contrario dados los fastos y el peloteo enfermizo de los medios de comunicación españoles, la cuenta atrás para el definitivo hundimiento de la foránea y depravada dinastía borbónica que durante trescientos años largos ha sumido a este país en la miseria, el analfabetismo, la sumisión y la explotación del pueblo mientras sus indeseables miembros y miembras se pegaban la gran vida bebiendo y fornicando a placer, ha comenzado ya de forma imparable tras la puesta en marcha el pasado 2 de junio de 2014, después del «pacto entre sinvergüenzas» firmado en La Zarzuela cuatro días antes por el Borbón, el Rajoy y el Rubalcaba, de la sorprendente, chapucera, improvisada, oportunista e impuesta maniobra golpista del Gobierno dictatorial del señor Rajoy (un auténtico golpe de Estado desde el poder y contra el pueblo soberano) procediendo en cuestión de muy pocos días, sin testigos exteriores, blindando el Congreso de los Diputados con miles de guardias de la porra, cerrando la capital de la nación al pueblo de Madrid y aprovechándose de un Estado de Excepción no declarado pero efectivo, a proclamar como nuevo Jefe del Estado español a otro rey salido de la entrepierna del dictador Franco como el anterior, tan ilegítimo como el anterior y, seguramente, tan golferas como el anterior.
Pero la cosa, amigos, por muy bien que pinte en el presente la tal maniobra para sus espurios promotores en la sombra, que la han organizado deprisa y corriendo de una forma totalmente dictatorial, golpista, chapucera y a espaldas del pueblo, no les va a salir bien, no les puede salir bien… y muy pronto los ciudadanos de este país, en la actualidad nuevamente bajo el yugo de una nueva y más sofisticada dictadura de corte franquista que hace del fraude de ley y de la mayoría electoral conseguida en un estado de crisis total sus peculiares armas de sometimiento del pueblo, vamos a ser testigos del rápido e incuestionable discurrir de las instituciones por ellos representadas por la empinada pendiente que las va a llevar hacia la muerte. La primera en coger su particular billete corporativo hacia la nada va a ser (ya lo está siendo) la por mí denominada líneas arriba y sin ningún «animus injuriandi» » Promonárquicos Socialistas Obreros Españoles» (PSOE) que, afortunadamente, y después del último servicio prestado al sistema corrupto que todavía padecemos los españoles por su dimitido líder, el todavía insepulto republicano de noche y monárquico de día, Alfredo X «El Calvo» y “El Traidor”, parece dispuesta, como el ave Fénix, a resurgir de sus cenizas dando la palabra a sus centenares de miles de militantes para que elijan nuevos dirigentes.
La segunda, el PPT (Partido Popular Totalitario) del cacique Rajoy, todavía tiene cierto tiempo por delante (año y medio) para sucumbir electoralmente y «ucedizarse» como Dios manda después de las barrabasadas cometidas en sus dos años y medio de poder absoluto pero su deceso por vía de las urnas, tras la pérdida de identidad sufrida y su viraje hacia una formación autoritaria y corrupta que ha hecho de la tinta negra y de los sobres sin remite sus señas de vasallaje poniéndose al pueblo soberano por montera… es imparable y llegará indefectiblemente lo más tardar a finales del año que viene, por mucha ingeniería fiscal que se invente el atolondrado Montoro y mucho coñazo económico/financiero/recuperador que ordene difundir a los cuatro vientos por decreto (aquí no le va a funcionar el decretazo) el Sobrecogedor-Jefe del Partido.
Y la tercera institución firmante del contubernio de alto nivel que dio vida al «proclamazo» exprés del 19‑J, la monarquía borbónica, la instigadora del mismo para intentar sobrevivir cambiando su mascaron de proa, o sea «El Fratricida» por «El Breve» (y con ello el tipo de caza, de juergas, de amigas entrañables, de viajes de placer, de palacios, de comilonas, de ágapes, de estrechamiento de relaciones… y, eso sí, siguiendo con la misma bicoca de los ocho millones de euros en mano y otros ciento sesenta en gastos), su porvenir a medio plazo, tras el abrazo del oso recibido de Mariano I y Alfredo X y una vez terminados los fastos y el engorro institucional y mediático de las primeras semanas, se presenta totalmente incierto. O mejor dicho, totalmente cierto, negro sobre blanco y cantado. No puede, no debe y no lo hará, sobrevivir a la debacle anunciada para los partidos que todavía lideran ambos gerifaltes políticos y, en concreto, a la caída tsunámica prevista para el PPT del cacique gallego que en solo unos meses puede pasar de masacrar España con mano de hierro y cara (la que tiene) de muy pocos amigos al infierno político ucediano de la desintegración y el bochorno nacional. Su principio del fin, el principio del fin de la monarquía instaurada por el dictador Franco en 1969 en la persona de su lameculos personal, el entonces cadete Juanito (luego Juan Carlos I «El Fratricida») tras la masacre del pueblo español iniciada con su traicionera rebelión de 1936, ha comenzado ya y su fecha de caducidad (Diciembre de 2015) permanece y permanecerá grabada a fuego en el alma de millones y millones de ciudadanos españoles (demócratas y, por ende, republicanos) hasta que, tras más de setenta años de dictadura, puedan volver a ser dueños de sus propios destinos.
Y ahora, para terminar, amigos republicanos españoles, traicionados (de momento) por unos políticos caraduras que se reclaman de republicanos (por la noche) pero actúan de monárquicos vergonzantes (de día) para seguir cobrando sus suculentas bicocas, paso a comentar, rechazar, matizar, reprobar o mandar al carajo, como quiera verlo cada cual, algunas de las decisiones que parece ser ya ha tomado (o está en vías de hacerlo usando su rodillo mayoritario en Las Cortes) este Gobierno dictatorial del cacique Rajoy que, como plaga bíblica, cayó en Diciembre de 2011 sobre las ya castigadas tierras de esta piel de toro que habitamos 48 millones de españoles (un 20% pasando ya hambre físico):
1ª.- Un rey, por muy ilegítimo, franquista (o sea, fascista), descerebrado, cazador y sinvergüenza que sea, cuando abdica deja de ser rey. Realizado el correspondiente trámite de aceptación por las Cortes Generales pasa a ser un ciudadano común, no de los que pasarán hambre en el futuro, evidentemente, que para eso el que más y el que menos se habrá arropado previamente en Suiza, pero desde luego ya no será rey ni, por ende, le corresponderá el título de majestad. Entonces ¿a qué viene esa majadería de que el ciudadano Juan Carlos Borbón, que ha abdicado, sigue y seguirá siendo rey con derecho al título de majestad? ¿Pero es que en este país nuestros políticos se han convertido en mucho más gilipollas de lo que ya eran? ¿Es que se han vuelto tontos del culo? Pero es que una cosa (o persona o animal) puede ser, digo yo, una cosa y a la vez no serlo. Ser o no ser. Esa es la cuestión, que diría aquél. Ser rey a estas alturas del siglo XXI y en un país moderno, europeo, desarrollado, demócrata… es una perfecta ridiculez, una gilipollada de no te menees y un anacronismo como la copa de un pino, pero lo de seguir siendo rey después de abdicar ya me contarán los analfabetos funcionales que tuvimos los bemoles de elegirl en diciembre de 2011 para que nos gobernaran, qué coño es. Porque tampoco es de recibo la figura de rey honorífico. Se es rey o no se es. Ahora, además, para los que en este país no queremos café (monarcas estultos, que son casi todos) nos obligan a tomarnos dos tazas o sea a tener que doblar el espinazo por partida doble, ante dos reyes (el saliente o abdicado y el entrante y nuevamente elegido por la sombra testicular del dictador), dos reinas, la niñita heredera del heredero, la madre que la parió y el propio heredero que ahora, por la misma lógica que se sigue con su padre, deberá seguir siendo heredero y príncipe de Asturias a la par que el nuevo rey Felipe VI El Breve.
2ª.- ¿Por qué tanta prisa en aforar a este nuevo ciudadano Juanca Borbón, antes rey (es un decir) de España? ¿Tiene algo que ocultar a la Justicia? ¿Es un presunto delincuente que todos estos años ha cometido auténticas barbaridades personales e institucionales por las que podría ser juzgado ipso facto? Seguro que sí. De no ser así no se entiende el furor uterino y no uterino (hay varones en el Gobierno) que les ha entrado a los que componen el Ejecutivo del señor Rajoy para aforar cuanto antes al ex rey cazador y su extraña familia. Las personas honestas y responsables no necesitamos ningún aforamiento y desde luego no con tanta prisa. Si en este país hay diez mil aforados es porque hay mucho sinvergüenza que necesita serlo para seguir robando y trapicheando sin que ningún juez de a pie, tipo Castro, pueda tocarle los cataplines vía auto de imputación.
3ª.- Que el señor ministro de Defensa que tenemos, el tal Morenés, es un analfabeto funcional en cuestiones del departamento que teóricamente dirige no es ningún secreto de Estado detrás del cual se muevan decenas de células yihadistas. Pero lo de nombrar al susodicho ciudadano Juan Carlos Borbón capitán general en la reserva es de aurora boreal y todavía no me explico como ninguno de los generales de despacho (operativos reales con experiencia de guerra no hay ninguno) de las FAS españolas ha puesto hasta el momento el grito en el cielo. Claro, son tan disciplinados los pobres…
El señor Juan Carlos de Borbón, no puede ser capitán general en la reserva, por la sencilla razón de que no es ni nunca ha sido capitán general. De carrera, se entiende. Ha sido, mientras ha sido rey, jefe protocolario, honorífico o constitucional de los Ejércitos españoles pero nunca ha ostentado el mando real de los mismos que corresponde al Gobierno a través del JEMAD (Jefe del Estado Mayor de la Defensa). Pero cesado o abdicado como rey ese mando protocolario u honorífico decae de inmediato y, como no es militar de carrera ni ha efectuado los cursos correspondientes para los sucesivos ascensos, nunca podrá ostentar esa categoría en la reserva instituida para que los altos mandos del Ejército con una gran preparación y conocimientos profesionales puedan ser llamados a filas y a dirigir los Ejércitos en tiempo de guerra o grave crisis nacional. Ya está bien de cacicadas y abusos de autoridad, señor ministro y señores incompetentes del Gobierno.
Amadeo Martínez Inglés es militar, con el grado de coronel, escritor e historiador.