Jugar a car­tas o poner­las sobre la mesa- Borro­ka Garaia

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Mucha veces he escri­to sobre la comu­ni­dad inter­na­cio­nal. O mejor dicho, sobre lo que se entien­de por comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Va ser la segun­da vez que lo digo esta sema­na pero es que me encan­tó la defi­ni­ción hecha por Gal­deano; comu­ni­dad inter­na­cio­nal es el nom­bre artís­ti­co que los Esta­dos Uni­dos se ponen cuan­do hacen tea­tro. Dicho esto, habría que acla­rar una cosa. ¿Exis­te real­men­te la tan habla­da comu­ni­dad inter­na­cio­nal?, es decir, ¿exis­te un con­jun­to de per­so­nas que viven jun­tas bajo cier­tas reglas o que tie­nen los mis­mos intere­ses o carac­te­rís­ti­cas a nivel glo­bal inter­na­cio­nal? La res­pues­ta es sen­ci­lla y rotun­da, no. No exis­te. Lo que exis­te es una amal­ga­ma de intere­ses glo­ba­les coman­da­dos por una mino­ría capi­ta­lis­ta que cuen­ta con el mayor pode­río mili­tar y que es la hege­mó­ni­ca a nivel mun­dial. La soli­da­ri­dad, el inter­na­cio­na­lis­mo y la ayu­da mutua entre las dife­ren­tes par­tes de esa supues­ta comu­ni­dad es prác­ti­ca­men­te inexistente.

Las rela­cio­nes están basa­das en otras cosas. Sien­do el inte­rés la prin­ci­pal. Es obvio que esa comu­ni­dad inter­na­cio­nal del capi­tal no va a estar muy exci­ta­da por­que en el cen­tro de Euro­pa sur­ja un esta­do socia­lis­ta vas­co inde­pen­dien­te. Ni siquie­ra uno vas­co. Por eso siem­pre hemos sido con­si­de­ra­dos terro­ris­tas por esa comu­ni­dad inter­na­cio­nal, pues la CIA cola­bo­ra­ba y ase­so­ra­ba al fran­quis­mo, no a la resis­ten­cia anti­fran­quis­ta, y pos­te­rior­men­te ase­so­ró a la izquier­da espa­ño­la para que siguie­ran los man­da­tos que pre­via­men­te habían ase­so­ra­do al fran­quis­mo. Que­dan­do todo en casa. O sea en la OTAN.

Que no se equi­vo­que nadie ‚no han cam­bia­do de opi­nión. Pues lo que nos hace ser terro­ris­tas es pre­ci­sa­men­te eso del esta­do socia­lis­ta vas­co inde­pen­dien­te en medio de Euro­pa. Y has­ta que no nos inte­gre­mos en esa comu­ni­dad del capi­tal y deje­mos de cau­sar moles­tias no hay tu tía.

Algu­nos como el lehen­da­ka­ri Agi­rre pen­sa­ron que eso de la CIA qui­zás no era tan malo. Ade­más eso del socia­lis­mo no era muy cató­li­co. Por eso estu­vo el PNV tan­to tiem­po espe­ran­do la ayu­da que jamás lle­gó y aca­bó inte­gra­do igual que la izquier­da espa­ño­la de la OTAN.

Han pasa­do algu­nas déca­das des­de enton­ces y en Eus­kal Herria algu­nas cosas no cam­bian mucho. Toda­vía exis­te cier­ta espe­ran­za de que la CIA, o la UE o la comu­ni­dad inter­na­cio­nal, que nos enga­ñe­mos, es todo lo mis­mo, vaya a hacer no se qué. Nos pasa­rá igual que le pasó a Agirre.

Bus­car­se la res­pe­ta­bi­li­dad entre los impre­sen­ta­bles no va a ayu­dar un ápi­ce en el pro­ce­so de libe­ra­ción nacio­nal. Al con­tra­rio, lo pue­de emba­rrar mucho. Y no es que este­mos en los mejo­res momen­tos, aun­que tam­bién los ha habi­do peores.

Se habla mucho de Cata­lun­ya y de Esco­cia, como si fue­ran pro­ce­sos que cuen­tan con el vis­to bueno de esa comu­ni­dad inter­na­cio­nal. Esco­cia qui­zás si, y por­que lo per­mi­te el Rei­no Uni­do no por otra cosa, pues la tra­lla del IRA posi­bi­li­tó cier­tos cam­bios. Pero una Esco­cia sin sobe­ra­nía eco­nó­mi­ca e inte­gra­da en las estruc­tu­ras del capi­tal pue­de seguir sien­do ren­ta­ble y depen­dien­te por mucha inde­pen­den­cia for­mal que haya. La UE es exper­ta en tra­gar­se sobe­ra­nías. Y cada vez avan­za­rá más en ese sen­ti­do. Ya lo está hacien­do. Se lla­ma lucha de cla­ses y van ganando.

El de Cata­lun­ya en bre­ve tiem­po la gran mura­lla va a apa­re­cer y el cho­que va a ser bueno. Y solo que­da­rá la opción de la rup­tu­ra, y no va a inter­ce­der la UE aun­que ERC y CiU ondeen su ban­de­ra, como lo están hacien­do. En todo caso inter­ce­de­rán a lo sumo para que acep­ten el paque­te de medi­das que inte­gre a par­tes del inde­pen­den­tis­mo en un sano pro­yec­to auto­nó­mi­co fis­cal que sacie a la bur­gue­sía local, que por mucha pata­le­ta de la caver­na es una opción que usa­rán si la ven necesaria.

¿Enton­ces no hay nada que hacer a nivel internacional?

Si, por supues­to que lo hay. En pri­mer lugar, aban­do­nar toda cre­du­li­dad. En segun­do lugar, hacer un lis­ta­do de todos los paí­ses, gobier­nos, per­so­na­li­da­des, orga­ni­za­cio­nes y gru­pos de todo tipo a lo lar­go y ancho del glo­bo terrá­queo que res­pe­ten la auto­de­ter­mi­na­ción de Eus­kal Herria y nues­tro dere­cho a ser inde­pen­dien­tes. Son muchos, muchos más de los que cree­mos. Sobre todo de esa comu­ni­dad inter­na­cio­nal de los de aba­jo. Y esa capa­ci­dad de influen­cia no la tene­mos des­ata­da. Apren­da­mos del enemi­go y sus lobbys internacionales.

Eus­kal Herria no está en la agen­da inter­na­cio­nal en lo que tie­ne que estar. Esto es, expan­dien­do una pre­sión e influen­cia mun­dial de cara al ejer­ci­cio de nues­tros dere­chos y que acom­pa­ñe un pro­ce­so has­ta apli­car nues­tra auto­de­ter­mi­na­ción. Cla­ro que difí­cil que lo esté si noso­tros y noso­tras mis­mas no ace­le­ra­mos ese mis­mo pro­ce­so hacia nues­tra liber­tad y de una for­ma uni­la­te­ral si es nece­sa­rio, que lo es.

Que Eus­kal Herrria apa­rez­ca de nue­vo en el ámbi­to inter­na­cio­nal como lo que es, una nación opri­mi­da a la que se le nie­gan dere­chos, con un pue­blo en fir­me deter­mi­na­ción para apli­car­los y dos esta­dos que lo impi­den, con una comu­ni­dad inter­na­cio­nal, una ver­da­de­ra, que no esté dis­pues­ta a per­mi­tir eso, y los que así lo deseen, adquie­ran com­pro­mi­sos de pre­sión. Que acom­pa­ñen a los que tam­bién hay que empe­zar a ir hacien­do des­de Eus­kal Herria. Ese será el úni­co sen­ti­do que pue­de tener una comu­ni­dad inter­na­cio­nal y que afec­te en posi­ti­vo al pro­ce­so de libe­ra­ción. Lo demás, jugar a car­tas con los yan­kees, como hacían los ami­gos de Agirre.

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