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Recientemente, el propietario de un café en la ciudad de Lieja, en Bélgica, puso un cartel delante de su restaurante que prohibía entrar en el establecimiento a “los sionistas” y citaba como razón la matanza de palestinos por parte de Israel en Gaza. Él colocó también un cartel en el que aparecía la bandera israelí tachada con una X y una kefia (pañuelo palestino). La “Asociación Belga contra el Antisemitismo” presentó una denuncia contra el propietario, pero el ejemplo podría cundir rápidamente, según medios belgas. En la propia Bélgica el gobierno ha aconsejado a las tiendas que rotulen los productos de los asentamientos israelíes que vendan en sus establecimientos. Esta recomendación no tiene que ver, según el Ministerio de Economía de Bélgica, con la ofensiva israelí en Gaza, pero los efectos de la medida se verán reforzados por este hecho. Esta medida es limitada, sin duda, por varias razones. En primer lugar, no tiene carácter obligario sino que se trata de una simple recomendación. Además, se trataría sólo de productos agrícolas y no otros como el agua de SodaStream y cosméticos Ahava, que se producen en los asentamientos. Pero el carácter cada vez más conflictivo de los productos israelíes podrían llevar a muchas empresas y compañías a dejar de venderlos. Esta medida ha sido acompañada por la reciente decisión de los supermercados Tesco (la mayor cadena de supermercados del Reino Unido) de dejar de vender productos israelíes producidos en tierras o fábricas de los asentamientos israelíes en los territorios palestinos ocupados. El pasado año, la cadena alemana de supermercados Aldi anunció también que boicotearía los productos de los asentamientos israelíes de Cisjordania, Jerusalén Este y los Altos del Golán. Dos grandes cadenas de supermercados holandesas, Hoogvliet y Jumbo, decidieron asimismo el pasaño año boicotear los productos fabricados en los asentamientos israelíes. En mayo de 2013, el ministro de Exteriores holandés dijo en una circular que sería mejor que los supermercados y tiendas de su país reemplazaran la etiqueta “Made in Israel” por la de “Producto de un asentamiento israelí”. Al mismo tiempo, continúan las campañas en toda Europa para boicotear los productos de Israel, ya provengan de los asentamientos israelíes o de fuera de ellos. Los activistas de la campaña BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones contra Israel) señalan que Israel es el responsable de la política de asentamientos y que el boicot debe ir dirigido contra todos los productos producidos en Israel, que comienzan en su código de barras por el número 729. Se espera que la campaña de Gaza lleve a más empresas de todo el mundo a boicotear los productos israelíes y a más europeos a trabajar de manera más decidida para promover un boicot total económico, académico y cultural contra Israel |