Hoy me levanté recordando las pocas veces que visité a mi madre. Me gustaba mucho desde pequeña. Ahí distinguí a muchas personas que luchan por una causa que les pertenece, porque ellas y ellos la hicieron suya para defender sus vidas y porque aman a esta Colombia herida y desangrada.
Ellos quieren lo mejor para nuestro país: que el gobierno de Colombia no sea tan injusto con los jóvenes, campesinos y ancianos; estas personas son humilladas por una escasa ayuda; donde los ancianos hacen largas filas solo por unos pocos pesos; donde miles de madres cabeza de hogar pasan la noche haciendo hileras para reclamar dizque una ayuda del gobierno que no es sino una humillación, y donde la gran mayoría vivimos sin salud, sin educación, ni vivienda, sin empleo digno.
Definitivamente se hace necesario un gobierno justo con equidad para los jóvenes y niños, con bases sólidas de una cultura que no se pierda; donde no se hable solo de las víctimas de la guerra a balazos y bombas, porque víctimas también son los desamparados que deambulan en las calles, consumiendo drogas y sin esperanza alguna, muchos no alcanzaron a cumplir la mayoría de edad.
Crecí escuchando y sintiendo el espanto de la gente por las masacres de los paramilitares, resulta que ahora, para el Estado solo son víctimas los de las fuerzas militares. Se olvida que muchos guerrilleros, tantos campesinos, jóvenes, muchos líderes ya no están en este mundo, precisamente porque los masacraron. A todos ellos, les dedico un minuto de silencio y un fuerte aplauso. Esos casos no los pasan por las noticias, no les hacen un homenaje, pero también son víctimas, y muchos luchan por la causa más humana, la paz.
Gracias a DIOS, hoy un puñado de hombres y mujeres en representación de todos los que sufrimos, sin importarles los señalamientos, los insultos y las bajezas a la que son sometidos, están hoy en esa Gran Isla de la libertad, haciendo un tratado de paz a pesar de que muchos no la quieren y azuzan para que continúe la guerra.
A ellos les brindo un sentido homenaje, no por televisión, tampoco por la radio, ni con flores, ni regalos; este homenaje va con toda mi fe, brindo miles de aplausos para ellos, desde mi casa, junto a mi bebé les mando mucha fortaleza, y sobretodo mucha paciencia y sabiduría, ustedes son la voz de la esperanza. Que DIOS los llene de bendiciones, que todo les salga bien, besos y abrazos para todos, en especial para mi mamita donde se encuentre, mucho ánimo, sé que es duro pero sé que lo lograran, y tu mami, porque muy pronto nos podamos dar muchos besos y abrazos, sin ocultarnos, sin negarnos, ya en paz.
Esto me levanté pensando, a propósito de este terrible y doloroso tema de las víctimas.