Lo que enca­ra Argen­ti­na ante liti­gio de los fon­dos buitre

Mar­tin Hacthoun :: Bue­nos Aires, 29 jul (PL).- Un equi­po eco­nó­mi­co de Argen­ti­na nego­cia en Nue­va York un arre­glo que con­ju­re el con­flic­to que le impu­sie­ron un minúscu­lo gru­po de bonis­tas nor­te­ame­ri­ca­nos, ampa­ra­dos por la jus­ti­cia de ese país.

Los efec­tos y reper­cu­sio­nes de ese liti­gio que ema­na del lucro espe­cu­la­ti­vo pue­den tener nega­ti­vas reper­cu­sio­nes no solo para Argen­ti­na, sino para el sis­te­ma finan­cie­ro inter­na­cio­nal par­ti­cu­lar­men­te en el pago de deu­das rees­truc­tu­ra­das por paí­ses que lle­ga­ron a acuer­dos con sus acreedores.

Las plá­ti­cas se rea­li­zan con­tra reloj pues este 30 de julio se ven­ce el pla­zo para que Argen­ti­na sal­de com­pro­mi­sos con varios acree­do­res para quie­nes ya depo­si­tó el dine­ro en ban­cos estadounidenses.

Pero por sen­ten­cia del juez neo­yor­quino Tho­mas Grie­sa, esos fon­dos están embar­ga­dos y no podrán lle­gar a sus des­ti­na­ta­rios, y con esa manio­bra se per­si­gue decla­rar a Argen­ti­na en cesa­ción de pagos (default).

En la prác­ti­ca, el gobierno argen­tino ya pagó, por eso ana­lis­tas y has­ta los repre­sen­tan­tes de los pres­ta­mis­tas afec­ta­dos con­si­de­ran que es un default impues­to, indu­ci­do o selec­ti­vo, pro­vo­ca­do por Grie­sa y la jus­ti­cia norteamericana.

Los fon­dos bui­tre tie­nen en sus manos la mayor par­te de la deu­da exter­na que no ingre­só a nin­gu­na de las rees­truc­tu­ra­cio­nes ofre­ci­das por el Gobierno en 2005 y 2010.

Repre­sen­tan algo menos del 7 por cien­to del total de los que tenían títu­los en default de 2001, mien­tras que el res­to acep­tó las con­di­cio­nes argen­ti­nas de repa­go razo­na­ble, lo que per­mi­tió a los acree­do­res comen­zar a cobrar y a la eco­no­mía nacio­nal cre­cer sin el yugo de la deuda.

Esas fir­mas de finan­cis­tas, lla­ma­das fon­dos bui­tre, rea­li­zan inver­sio­nes de altí­si­mo ries­go y apues­tan con pacien­cia y cabil­deo, a cobrar en algún momen­to y así hacer­se de ganan­cias extraordinarias.

Com­pra­ron del 2001 a 2003 bonos a ter­ce­ros o a una Argen­ti­na hecha peda­zos. En 2005, cuan­do el país logró cier­ta esta­bi­li­dad, el Esta­do les ofre­ció can­jear esos títu­los y así redu­cir su deu­da. El 93 por cien­to aceptó.

En espe­cí­fi­co, los que recha­za­ron el can­je y rea­li­za­ron la deman­da ante el juez Grie­sa repre­sen­tan tan solo el 0,8 por cien­to de los acree­do­res y exi­gen el cobro de unos mil 330 millo­nes de dóla­res con sen­ten­cia fir­me y pago al contado.

Ese mon­to repre­sen­ta el mil 610 por cien­to del valor de los bonos que com­pra­ron a pre­cio muy bajo, unos 50 millo­nes de dóla­res, seña­ló a Pren­sa Lati­na el eco­no­mis­ta Oscar Nata­lich, direc­tor del Cen­tro de Inves­ti­ga­cio­nes Eco­nó­mi­cas y Sociales.

Ese es el caso, por ejem­plo, de la finan­cis­ta NML Capi­tal, del mag­na­te Paul Sin­ger, prin­ci­pal liti­gan­te, que com­pró los bonos a ter­ce­ros en 2008 y si logra cobrar acor­de con el fallo de Grie­sa, por ejem­plo, se embol­sa­ría una mul­ti­mi­llo­na­ria ganan­cia de 800 millo­nes de dóla­res, basa­da en mera espe­cu­la­ción, expli­có Natalich.

En 2003, Argen­ti­na acu­mu­la­ba una inmen­sa deu­da a todas luces en ese momen­to impo­si­ble de pagar. Ya en 2005, bajo la pre­si­den­cia Nés­tor Kirch­ner, la eco­no­mía del país fue ganan­do valo­res, y ese año el Gobierno pro­pu­so una rees­truc­tu­ra­ción, segui­da por otro can­je en 2010 duran­te el pri­mer man­da­to de Cris­ti­na Fernández.

El 93 por cien­to de los tene­do­res de bono en default acep­tó un pago acor­da­do con un 70 por cien­to menos de lo que debían ganar. De todos modos, el can­je les resul­tó ren­ta­ble por eso la mayo­ría lo tomó. El peque­ño gru­po de fon­dos bui­tre lo recha­zó y bus­có el ampa­ro de la jus­ti­cia norteamericana.

Aho­ra qué pue­de pasar en este litigio:

Si Argen­ti­na aca­ta obe­dien­te­men­te el fallo de Grie­sa y paga lo que pide el 0,8 por cien­to de los liti­gan­tes fon­dos bui­tre, podría ser una solu­ción, empe­ro eso le sig­ni­fi­ca­ría des­em­bol­sar mil 330 millo­nes de dóla­res. En tér­mi­nos eco­nó­mi­cos no es un gran núme­ro, pero el pro­ble­ma ven­dría después.

Nata­lich acla­ra que enton­ces el res­to del 6,2 por cien­to de los bonis­tas que esqui­va­ron el can­je pero no ini­cia­ron recla­mo legal pue­den recla­mar que se le sal­de el 100 por cien­to más los intere­ses, lo cual equi­va­le a 15 mil millo­nes de dóla­res al con­ta­do, un con­tun­den­te gol­pe a las reservas.

Peor aún, los acree­do­res que acep­ta­ron la rees­truc­tu­ra­ción con la qui­ta del 70 por cien­to (el 92,4 por cien­to) pue­den soli­ci­tar la apli­ca­ción de la deno­mi­na­da cláu­su­la R.U.F.O. (Dere­chos sobre futu­ras ofer­tas) que los habi­li­ta a reci­bir igual tra­ta­mien­to que el minúscu­lo 0,8 por ciento.

Eso equi­val­dría a 248 mil millo­nes de dóla­res adi­cio­na­les, sal­vo que no serían al con­ta­do sino con­ti­nuan­do con los pla­zos esta­ble­ci­dos. Esa can­ti­dad se suma­ría a la deu­da actual de 198 mil millo­nes; o sea, Argen­ti­na esta­ría pagan­do una eternidad.

Una segun­da opción para Bue­nos Aires es no pagar a los fon­dos bui­tre, y entrar en un default selec­ti­vo o indu­ci­do. Esto asus­ta a los eco­no­mis­tas libe­ra­les en el país quie­nes ame­na­zan que esto res­ta­ría con­fian­za de inver­sión y a la caí­da, por ende, del empleo.

Pero con esa excu­sa los neo­li­be­ra­lis­tas piden bajar los impues­tos a las empre­sas extran­je­ras, advir­tió al ser­vi­cio Info­news el eco­no­mis­ta Emi­liano López quien des­car­tó esa baja de con­fian­za ya que se cono­ce la capa­ci­dad de pago y de sol­ven­cia actual de la eco­no­mía argen­ti­na, ade­más de sus enor­mes recur­sos natu­ra­les, petró­leo y gas en especial.

Si el país sólo deja de pagar los bonos con sede en Nue­va York, podrá seguir sal­dan­do el res­to de su deu­da, afir­ma López, quien seña­ló que 160 paí­ses del mun­do res­pal­dan a Argen­ti­na en este conflicto.

Una ter­ce­ra opción es con­vo­car a una audi­to­ria de la deu­da y dejar en sus­pen­so el pago, para tomar­se un tiem­po y dis­cu­tir las lógi­cas del endeu­da­mien­to y cues­tio­nar las par­tes toma­das en privado.

Eso ‑aco­ta el espe­cia­lis­ta- no es una opción que se bara­ja, pero cual­quier cosa pue­de suce­der en este momen­to de alta tensión.

Son tres varian­tes que enca­ra Argen­ti­na, y la opción que eli­ja muy pro­ba­ble­men­te se conoz­ca al final de miér­co­les o el jueves.

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