¡Pales­ti­na, no te rin­das, aún estás a tiem­po!- Mai­té Campillo

Pie­dras con­tra bom­bas Sí, llue­ven pie­dras, es la ira con­tra el ocu­pan­te asesino

No te rin­das, aún estás a tiempo

De alcan­zar y comen­zar de nuevo,

Acep­tar tus sombras,

Ente­rrar tus miedos,

Libe­rar el lastre,

Reto­mar el vuelo.

No te rin­das que la vida es eso,

Con­ti­nuar el viaje,

Per­se­guir tus sueños,

Des­tra­bar el tiempo,

Correr los escombros,

Y des­ta­par el cielo.

No te rin­das, por favor no cedas,

Aun­que el frío queme,

Aun­que el mie­do muerda,

Aun­que el sol se esconda,

Y se calle el viento,

Aún hay fue­go en tu alma

Aún hay vida en tus sueños.

Por­que cada día es un comien­zo nuevo,

Por­que esta es la hora y el mejor momento.

Por­que no estás sola, por­que te quiero.

(M. Bene­det­ti)


¡Muer­te al árabe!

y los niños corren per­se­gui­dos bajo las bombas…

El Vati­cano sio­nis­ta-judío en Israel (ocu­pan­te de Pales­ti­na) ame­na­za con seguir ase­si­nan­do cien­tos de niños. El judío-sio­nis­ta es más que malo, muy malo, tra­ta al abo­ri­gen como extra­ño por su tie­rra. Es un ase­sino. Un ase­sino que goza con la osten­ta­ción de poder de gue­rra, de unas leyes que no son las del pue­blo pales­tino, con un ejér­ci­to mer­ce­na­rio que aco­rra­la y bom­bar­dea, que masa­cra entre bom­bas y misi­les. Las imá­ge­nes de niños pales­ti­nos des­cuar­ti­za­dos dan más que esca­lo­frío. Su reli­gión es frío de muer­te, el poder sio­nis­ta es muer­te, terror car­ní­vo­ro, devo­ra­dor humano, sadis­mo ejer­ci­do por la Ale­ma­nia e Ita­lia fas­cis­ta . Y, la ONU, “man­da aban­do­nar los terri­to­rios ára­bes ocu­pa­dos”… ¿Todos?… ¡¡¡TRAMPA!!! La ONU, es men­ti­ro­sa, más que tram­po­sa. De qué paz, habla el des­ca­be­lla­do orga­nis­mo con­ci­lia­dor del sio­nis­mo-yan­qui. Sus men­ti­ras y tram­pas lle­van años ensu­cian­do el pla­ne­ta, su árbol de paz es un oli­vo de inter­mi­na­ble san­gre por el cam­po. Y los ase­si­nos de Pales­ti­na “reco­no­ci­dos” como gobierno de Israel recla­man su dere­cho a vivir en paz (?). Por eso es que se des­ha­cen de todos los niños (repre­sen­tan el futu­ro de su país) de ese her­mo­so país que sólo a ellos per­te­ne­ce. Irán (país soli­da­rio con Pales­ti­na) dijo que no cesa­rá has­ta des­truir el Esta­do de Israel. Amén.

Pie­dras con­tra bombas

Sí, llue­ven pie­dras, es la ira con­tra el ocu­pan­te asesino

Y los niños corren. Corren hacia los bra­zos de sus papás cuan­do les res­pon­den con bom­bas y misi­les. Llue­ve la ira, pero es insu­fi­cien­te. El desier­to es paten­te, aun­que llue­ve. Que en San­juán del fue­go llo­vió, pare­ce, por eso no alum­bró la hogue­ra lo sufi­cien­te. Que por Pales­ti­na no pasó. Y, las tie­rras debe­rían estar tan ver­des como la espe­ran­za que tañe mi cora­zón. Dón­de la espe­ran­za, Mai­té?, oí decir a una voz entre el per­fu­me de la rosa de los vien­tos. Oh, péta­lo des­que­bra­ja­do que ya ni hablar ni oír, vivir, te dejan. Sí, la espe­ran­za la oí, tras el impul­so que te ven­cía de tan­to correr hacia los bra­zos de la liber­tad… Y el soli­da­rio de “Kukutxa” no pudo sen­tir­te, soco­rrer­te, ape­ni­tas es que cum­plió sie­te años… Cla­ro, eso yo lo se por­que nos cono­ci­mos (cuan­do tenía poco más de tres), por ahí anda­ba ya, detrás del cello para reha­bi­li­tar edi­fi­cios cul­tu­ra­les derri­ba­dos por la codi­cia ins­ti­tu­cio­nal, cono­ce­dor de las manio­bras del pode­río que dan las moder­nas ins­ti­tu­cio­nes demo­crá­ti­cas. Así es como yo le quie­ro ver (pro­me­sa de futu­ro), en su sen­si­bi­li­dad soli­da­ria. Yo vi la espe­ran­za en Aiert. La vi en su sue­ño, y en el de todos los niños del mun­do, que saben que­rer y com­par­tir hacien­do hue­co al que lle­ga hen­chi­do de lucha con­tra la opre­sión. La vi, la vi, la vi… Me rozó al pen­sar en ese afor­tu­na­do día en que nacis­te y, al pre­gun­tar­me por qué, otros de tu edad están murien­do por el odio inva­sor. Yo tam­bién la sue­ño y fan­ta­seo con ella. Pero no lle­na de san­gre de niños como la sue­ña los que quie­ren con­ver­tir una reli­gión en raza, y ocu­pan tie­rras a base de matan­zas como se ocu­pó Indoa­mé­ri­ca. El Tío Sam, dice que es Amé­ri­ca, pen­de­jo!, cule­ro!, mala bes­tia! No Aiertxu, has­ta el cone­ji­to que tu tie­nes y paseas como el cole­ga mas lin­do del mun­do, sabe cuan­do los mato­nes mien­ten, cuan­do putean, tram­pean enga­ñan­do lo mas ino­cen­te. Y cuan­do dice (la que hoy se auto­de­fi­ne como rei­na por dere­cho de per­na­da que no por volun­tad popu­lar) que no debe exis­tir dife­ren­cias entre ban­de­ras, color, e idio­ma: mien­te, mien­te, mien­te ¡¡¡TRAMPA!!!

Por todo eso y muuuuu­cho más…

Los niños de mis sue­ños jue­gan a las escondidas

Para que no los atra­pe la este­la mor­tí­fe­ra de los malos, capa­ces de com­prar lo más insig­ni­fi­can­te e inne­ce­sa­rio cuan­do a otros matan de ham­bre y de bom­bas. Por­que en su país (los de al mar­gen del tipo de ban­de­ra e iden­ti­dad), y de que hay que nego­ciar la paz sin expul­sar al ocu­pan­te ¡¡¡MIENTEN!!! Son los vivi­do­res del cuen­to (asqui­to da oír­les) que hablan des­de esa pun­ta de la Euro­pa demo­crá­ti­ca (tre­men­do inven­to), o sea, reple­ti­ca de nazis capi­ta­lis­tas e hipó­cri­tas. Pero a ellos les llue­ven bom­bas, por eso jue­gan a las escon­di­das: “siem­pre llue­ven bom­bas en nues­tro país”, dicen los niños de los que hoy quie­ro hablar. Bueno, ya tu sabes que muuuuu­chos, muchos mayo­res, son pero que muy fari­seos. Los malos de ver­dad, de la bue­na, no son pero que nadi­ta nada de fiar, cole­ga, eso te lo pue­do ase­gu­rar; por eso es que quie­ro rega­lar­te mi sin­ce­ri­dad como mejor pre­sen­te, jun­to con un millón de besos, por ser lo mejor de los rega­los. Ajá, ¡¡NO OLVIDES!!! Que con los niños pales­ti­nos, está pasan­do lo mis­mo que ocu­rrió en Ger­ni­ka y Duran­go, pero más, pues se repi­te des­de hace pero que muuuu­chos años que bom­bar­dean su país sin cesar. Ten los oji­tos bien abier­tos, aler­ta sin per­der el hori­zon­te. El enemi­go es un mons­truo txar­to, txar­to, oso txarto.

Y Noa, la can­tan­te judía, con­de­na des­de Gas­teiz en un fes­ti­val de músi­ca las bom­bas, dice, de pales­ti­nos, que caye­ron cer­ca de su casa… tam­bién las de Israel. Pero no dice nada de que “las bom­bas” de los pales­ti­nos son como de jugue­te, y que las bom­bas de “su país”, ase­si­nan, y cau­san tan­to terror, que has­ta sus com­pa­trio­tas sio­nis­tas, mon­tan un pal­co de lujo en las mon­ta­ñas. Aiert, te ima­gi­nas? Sí, en las mon­ta­ñas. ¿Y sabes para qué?, pues para sen­tir la san­gría como un espec­tácu­lo de honor: el mis­mo día que un bar­co de gue­rra de su país, ase­si­na­ba a cin­co niños pales­ti­nos que juga­ban en una pla­ya… Habría que botar­la de Eus­kal Herria por fas­cis­ta. No crees? A, Noa, quie­ro decir. Eso es lo que yo pien­so, cla­ro, pero no los ener­gú­me­nos que paga­ron y fue­ron a oír­la, ellos, la aplau­die­ron. Diooosss cómo esta el mun­do de los humanistoides!

Los sio­nis­tas-judíos ¡¡MIENTEN!!!

Siem­pre han dicho que los pales­ti­nos les agre­den ¡¡TRAMPA!!!

Y de que los niños son tan terro­ris­tas como sus papás ¡¡PSICÓPATAS!!!

Eso dicen los men­ge­les, a los que sobre sus cas­cos béli­cos lan­zan llu­via de pie­dras cual luciér­na­gas en la noche aler­tan­do al mun­do: Ahí está el ase­sino. Y, cla­ro, algu­na podría des­ca­la­brar el cogo­te pela­do de algún rabino ilus­tra­do a lo Moi­sés. Enton­ces es que ellos, ade­más de robar­les su patria que es su cul­tu­ra, idio­ma, tie­rra, recur­sos, his­to­ria, ami­gos, hijos, padres, abue­los, des­truir sus casas y vida… les ase­si­nan, tor­tu­ran, odian des­nu­dán­do­los de todo y mues­tran al mun­do como andra­jo­sos terro­ris­tas. Éste es el esce­na­rio del nazis­mo. Te escri­bo en erde­raz, aun­que me gus­ta­ría poder hacer­lo en eus­ke­ra, ¡que vean los malos la de idio­mas que un vas­co domi­na en ape­ni­tas sie­te años! Lo cier­to, (cole­gui­llas del mun­do ami­go), es que esta mana­da de psi­có­pa­tas en tie­rra Pales­ti­na, han crea­do en Israel su Vati­cano. Sí, el Vati­cano del sio­nis­mo-judío, a base de exter­mi­nar a sus mora­do­res y de robar­les a pun­ta de metra­lla tie­rras y recur­sos: Ladro­nesssss!, ase­si­nosssss!, fas­cis­tasssss!, xenó­fo­bossssssssss!, engen­dros de nazis­mooooo! Sí, Aiertxu, es como si los cris­tia­nos más hijoepu­tas del mun­do, deci­die­ran que según San­ta Rita, la tie­rra pro­me­ti­da por su dios es Eus­kal Herria, y ala!, todos a ocu­par case­ríos como en la cru­za­da espa­ño­la de Isa­bel la vati­ca­na, que tan­to ado­ra la monar­quía que nos roba nos roba nos roba, impo­ne y defor­ma. Valles, mon­tes, pla­yas, y lo que haga fal­ta has­ta decla­rar Iru­ña, ciu­dad san­ta; Gas­teiz, del todo por la patria rojai­gual­da como el cura ase­sino de Oca­ña; y Bil­bo, rodea­do por la arma­da de la cate­dral mili­tar de Bur­gos y los nacio­na­les de Can­ta­bria; así has­ta ter­mi­nar bom­bar­dean­do Gipuz­koa (de uno y otro lado de la fron­te­ra) dón­de se refu­gian los vas­co­nes en gran­des cam­pos de refu­gia­dos. Todo ello pro­gra­ma­do y diri­gi­do por los impe­ria­lis­mos cris­tia­nos que masa­cra­ron miles de ino­cen­tes, como el caso de Mála­ga, o la matan­za de Bada­joz, y otros acu­sa­dos por sus veci­nos par­ti­da­rios de la mano alza­da cuan­do comi­dos por el terror del nazis­mo, inten­ta­ban cru­zar Por­tu­gal, Francia…

¡¡¡Así no hay pue­blo que resis­ta coleguillas!!!

Por muy valien­tes que sean los vas­co­nes, cuan­do por medio se impo­ne a los GAL des­de el poder abso­lu­to, golean­do con metra­lla y puños de ace­ro jun­to a cal viva. Ni maños, ni cata­la­nes, gale­gos, anda­lu­ces, o por muy valien­tes que sean los niños pales­ti­nos… Por­que el quid de la cues­tión en sí, es que los crí­me­nes en masa, for­man par­te de la idio­sin­cra­sia del capi­ta­lis­mo inter­na­cio­nal. Pero para lle­gar ahí, has de subir más pel­da­ños de la esca­le­ra, asig­na­tu­ra pen­dien­te. Nada fácil toda­vía, como para que des­cu­bras la ver­da­de­ra cara nazi de ros­tro impe­rial… Un peque­ño país impues­to, uno más, crea­do por el fana­tis­mo reli­gio­so fas­cis­ta con la ayu­da de los impe­ria­lis­mos de épo­ca. No sería nada, nadie, sin la direc­ción, orga­ni­za­ción, pla­ni­fi­ca­ción y ayu­da eco­nó­mi­ca que pres­ta el impe­rio, o sea los grin­gos, estos son los ase­si­nos. El yan­qui, ese es el enemi­go esté quien esté de pre­si­den­te, ya que los que ver­da­de­ra­men­te gobier­nan y deci­den son los nazi-sio­nis­tas de EEUU. Tre­men­da encru­ci­ja­da, eh, labe­rin­to pues!, que sólo hacién­do­lo sal­tar por los aires como cohe­te hacia la luna, per­mi­ti­ría dejar dor­mir a todos los niños y seres de la tierra.

Cier­to es, que sobre sie­te pel­da­ños de la escalera

Pode­mos empe­zar hablar cosas impor­tan­tes de este mundo…

Paso a paso eso si que está cla­ri­to. Hora de cru­zar la cuar­ta pared, de empe­zar a con­tar his­to­ria de otros niños como la del niño Sim­bad, por ejem­plo. ¿Te con­té que los malos se “cola­ron” en su país sin ser invi­ta­dos? O, sea, que sin per­mi­so. Así entra­ron los ocu­pan­tes, si Aiertxu, los malos que la gen­te lla­ma grin­gos, así mismo.

¿Saben lo que pre­ten­día la cruel­dad de los sio­nis­tas que lla­ma­mos sua­ve­men­te malos?

¡¡¡Robar el petró­leo del país del niño Simbad!!!

El jue­go no era jue­go. No. Era trai­ción y tam­bién male­fi­cio, usur­pa­ción, una tram­pa así de gran­de cole­gas, como la pro­pia vida mis­ma. . . Gen­tu­za ami­gui­tos, mala sangre.

¿Y, saben lo más grave?

¡¡¡Bus­ca­ban, de entra­da, desaparecerlos!!!

¿Entien­den lo que les quie­ro decir?, ay, ay, ay…

¡¡¡Mania­tar a Pales­ti­na, estran­gu­lar su gen­te, eso que­rían, dejar­les sin manos ni ojos ni voz, has­ta sin vida!!!

¿Pue­den ima­gi­nar­se un futu­ro con estos mal­va­dos diri­gien­do el mundo?

Eso es lo que quie­ren chi­cos. Ade­más de ente­rrar a nivel ofi­cial cul­tu­ra e idio­ma pales­tino; sus can­cio­nes, recuer­dos, sue­ños feli­ces y robar. Sí, robar las entra­ñas de su país ente­ri­to, su petró­leo, por él matan dece­nas, cien­tos de niños, miles de per­so­nas como cuan­do la fie­bre del oro, y, des­truir su his­to­ria eso no hay duda. Y no sólo de Iraq, tam­bién de Afga­nis­tán, Irán, Libia, Líbano, Egip­to, Siria, Chi­le, Nica­ra­gua, El Sal­va­dor, Colom­bia, Vene­zue­la, Ucra­nia, Cuba…

Paso a dibu­jar el paisaje

Los niñ@s de los que hablo, que son muchos…

Tenían una son­ri­sa así de gran­de, como la de la luna. Como la tuya cuan­do son­ríes y gui­ñas un oji­to, tu sabes, lle­nos de vida; o los pones como las más­ca­ras del tea­tro a lo chino que es como decir con labio y boca como “Gar­gan­tua”, pero con una mue­ca más que relin­da, y un bri­llo en los ojos que, uf! Bueno pues entre los niños que juga­ban y reían en la pla­ya, en sus casi­tas, y en la calle, es que se encon­tra­ba el niño Sim­bad con mira­da de lin­ce y piel de arci­lla; here­de­ro de una de las gran­des civi­li­za­cio­nes de la huma­ni­dad. Pero un mal día lle­ga­ron esas malas fie­ras, las que hacen todas las gue­rras al mun­do, a la vida. Digo bien, créan­me, gue­rras al pla­ne­ta en el que vivimos.

¿Sabes vos cómo y por­qué se vis­ten de terror?

De esos que siem­bran de tan­ques nues­tro para­di­sía­co pla­ne­ta; de avio­nes y tro­pas para matar a niños, a sus papás, abue­li­tos… Es por eso que me acor­dé en tu cum­ple, por­que ya se lo que pien­sas de los hom­bres malos, sien­tes y quie­res a los niños que jue­gan sin pen­sar en cosas que son feas, por ser muy malas; como des­truir las casi­tas de ellos, tam­bién sus hos­pi­ta­les y escue­li­tas. Sí, sí, tie­nes mucha razón, hay que ser… Mis­mo Aiertxu, ellos son los delin­cuen­tes que se cue­lan en los paí­ses sin per­mi­so, los mons­truos de la gue­rra: matan, dis­fru­tan hacien­do sufrir, vien­do llo­rar… Los que dejan solos en el mun­do a miles de Sim­bad. Que es como decir Aiert, Rai­ko, Omar, Aman­da, Ira­ti, Davi­nia, Sarai (aun­que te de esca­lo­fríos y sien­tas que el terror te hace tem­blar, no lo pode­mos dis­fra­zar por­que no es car­na­val), es y ocu­rrió con Muha­mad Saleh Muha­mad al-Arja, de 12 años, de Rafah, Gaza, ase­si­na­do por fue­go de un fran­co­ti­ra­dor israe­lí, sobre su cabe­za, cer­ca del cru­ce fron­te­ri­zo de Rafah. Math Ahmad Muha­mad abu-Had­wan, 11 años, de Hebrón, ase­si­na­do por dis­pa­ros de las FDI, sobre su cabe­za, en Tel Rumei­da. Abdul-Rah­man Kha­led Ham­mou­da Khbeish, 4 años, del cam­po de refu­gia­dos Bala­ta, ase­si­na­do por dis­pa­ros sobre su cabe­za. Iman Muha­mad al-Haju, 4 meses, de Khan You­nis, Gaza, ase­si­na­do por dis­pa­ros de las FDI mien­tras esta­ba en los bra­zos de su madre. Isra Ahmad, de 11 años, de Nablús, ase­si­na­da en un pun­to de con­trol de las FDI, cuan­do su mami inten­ta­ba lle­gar al hos­pi­tal con ella. Obei­si, niña de Nablús, ase­si­na­da en un pun­to de con­trol de las FDI; impi­die­ron a su mamá cru­zar con ella cuan­do se diri­gían al hos­pi­tal. Y así, cien­tos, muchos cien­tos de niños… A Sim­bad le cor­ta­ron el pelo, ade­más le que­ma­ron sus ropas, foto­gra­fías, no le deja­ron nada con que jugar, a quién mirar, a quien implo­rar, amar. . .

¡¡¡Le roba­ron has­ta el nombre!!!

Le impu­sie­ron otro. Sí, Aiert, otro, ay mami, y dijeron…

-DESDE HOY TE LLAMARÁS: YORD

(Le inter­na­ron en un “cole­gio”)

¿Pero saben que hizo el niño Sim­bad, compas?

¡¡¡Luchó mucho y se esca­pó, valien­te Simbad!!!

(Pero el niño que era niño no cesó de gri­tar, has­ta en silen­cio gri­ta­ba Simbad…)

¡¡¡Aita-ama/­pa­pi- mami, estoy aquííííí!!!

…Y el niño Sim­bad lle­gó a su barrio des­trui­do por los inva­so­res. . . Esta­ba asus­ta­do, des­orien­ta­do, ante todo lo que el mons­truo de la muer­te había hecho en su barrio. Pero los malos que son muy mal­va­dos sir­vien­do al mons­truo, lo rap­ta­ron, ay, ay, ay…

(Y, le ence­rra­ron de nue­vo en el “cole­gio”, le vol­vie­ron a cam­biar de nombre)

‑DESDE HOY TE LLAMARÁS: CHARLY

Pero Sim­bad no que­ría cam­biar su nombre

Que­ría seguir sien­do el y vivir con sus papás que tan­to le querían

Sim­bad ado­ra­ba a sus padres. Se ente­ró que su her­ma­ni­ta peque­ña tuvo más suer­te, se encon­tra­ba algo más lejos, con los abuelitos/​aitites, has­ta allí aún no habían lle­ga­do las tro­pas del mons­truo. O, sea que nues­tro ami­gui­to tenía una her­ma­na más pequeña…

¡¡¡No había que­da­do sólo en el mun­do de los malvados!!!

Pero los inva­so­res son tro­pa insa­cia­ble, bueno ya tu sabes lo que son, y, lle­ga­ron al pobla­do don­de se encon­tra­ba su her­ma­ni­ta, ay, ay, ay…

(La cogie­ron, cor­ta­ron el pelo, que­ma­ron sus ropas y cam­bia­ron el nombre)

-DESDE HOY TE LLAMARÁS: NANCY

La ence­rra­ron con 4 añi­tos en el pabe­llón de niñas, del “cole­gio” de los inva­so­res, como a su her­ma­ni­to de 9 años. Los vis­tie­ron a los dos con ropas extra­ñas, no pare­cían gen­te… Sim­bad sufría por su her­ma­ni­ta, seguía pen­san­do en su país, y en sus papás; en todo un año, sólo apren­dió cua­tro palabras:

-¡Sí, señor!

-¡No, señor!

Sim­bad empe­zó a res­pe­tar más que nun­ca su idio­ma, amar y sen­tir con deli­rio su cul­tu­ra, e inten­ta­ba creer que todo aque­llo no podía ser cier­to, y en su inte­rior, así escon­di­di­to, pen­só que vol­ve­ría a ver a sus papás, barrio, escuelita…

¡¡¡Qué lin­do y valien­te era el niño Simbad!!!

Duran­te el invierno lo pilla­ron otra vez jun­to a otros mucha­chos del “cole­gio” (tam­bién secues­tra­dos), que inten­ta­ban la fuga. Sim­bad se pro­pu­so luchar sin des­ma­yo has­ta con­se­guir­lo. Luchó como un valien­te gue­rri­lle­ro. Se reu­nió con las chi­cas entre las que se encon­tra­ba su her­ma­ni­ta peque­ña, y jun­tos for­ma­ron una gran fami­lia. Ahí es que se encon­tra­ba nues­tro her­ma­ni­to Sim­bad. Entre todos ellos, vien­do la for­ma de salir para cami­nar por las calles don­de le que­rían, y reco­no­cían como gen­te. Y lo logra­ron. Pero les vol­vie­ron a coger (como cas­ti­go), reci­bie­ron trein­ta lati­ga­zos, ay, ay, ay, ayyyyy…

Ya no hay locos (Aiert) ya no hay locos
En “Espa­ña” (?) ya no hay locos
Ya no hay locos, ya no hay locos
Ya no hay locos, ami­gos, ya no hay locos
¿Cuán­do se pier­de el juicio?
Yo pre­gun­to ¿cuán­do se pier­de, cuándo?
Si no es ahora

Que la jus­ti­cia vale menos

Que el orín de los perros.
(Dijo, León Feli­pe, des­de el exi­lio, ante la implan­ta­ción de la dic­ta­du­ra nazi-franquista)

Pasó el tiempo…

Ya eran todos unos años más mayores

Cuan­do lle­ga­ba el día, en que los malos lla­ma­ban el de los caí­dos, les saca­ban en des­fi­le y ponían en sus manos flo­res y ban­de­ras de los EEUU. Los niños que habían cre­ci­do ence­rra­dos en aquél “cole­gio”, se sen­tían menos que una pul­gui­ta, con aque­llas ridí­cu­las minia­tu­ras absur­das por ban­de­ras ¡¡¡Con lo gran­de y boni­ta que era su ban­de­ra!!!. . . Sim­bad, empe­zó año­rar la suya como una exten­sión de su cuer­po y men­te. Algo en lo que nun­ca antes había repa­ra­do. Así es como empe­zó a recor­dar­la con nos­tal­gia, a sen­tir a tra­vés de ella la escue­li­ta bom­bar­dea­da de su barrio, como sím­bo­lo de una cul­tu­ra que se le iba de entre las manos, su liber­tad. La liber­tad por la que tan­tos años sus padres habían lucha­do. El recuer­do de sus colo­res le acer­co más aún a los suyos, ella le ayu­da­ba a guar­dar­los bien den­tro como un secre­to don­de el mons­truo de la muer­te nun­ca lle­ga­ría. Aco­mo­da­ba en ella todo su amor que se hen­chía en cada paso del día que pasa­ba. Empe­zó a sen­tir­se mas segu­ro de si mis­mo (y, no, entre aque­llos ban­de­ri­nes de feria del mons­truo). La agi­ta­ba entre su pecho, la sen­tía inmen­sa como su cora­zón dan­zan­do al vien­to; un can­to, una ofren­da a su país en lucha con­tra el inva­sor, hacién­do­la bai­lar desafiante.

El mons­truo seguía equi­li­bran­do su conquista

Obli­ga­ba a los niños a des­fi­lar ante los invasores…

¡¡¡Los que habían mata­do a sus papás!!! Sim­bad per­dió todo con­tac­to con su her­ma­na y los otros mucha­chos. Fue envia­do a otro “cole­gio” a Cali­for­nia. Allí estu­vo sufrien­do los cru­dos invier­nos del país de los mal­di­tos. No vol­vió a comer len­te­jas, ni tor­ti­tas, ensa­la­das ricas, pes­ca­di­to, ni albón­di­gas con yogur y pepi­ni­llos fres­cos… Pero apren­dió a comer ham­bur­gue­sas, piz­zas, ket­chup, a reci­tar de memo­ria los Esta­dos de la Unión de la muer­te, a lan­zar gri­tos exci­ta­dos duran­te los par­ti­dos de fút­bol alia­dos de los inva­so­res, a blas­fe­mar y enfren­tar­se con otros mucha­chos para defen­der el equi­po ¡¡¡El del mons­truo!!!… Tam­bién le ense­ña­ron a meter la cabe­za en cer­ve­za y no sacar­la has­ta reven­tar de ella, a mas­car chi­cle impe­rial de sabor a pól­vo­ra, a mal­de­cir en inglés a sus ver­da­de­ros her­ma­nos; así es como le man­te­nían dro­ga­do la mayor par­te del tiem­po, ay, ay, ay… Siglo XXI… ¡¡¡De cómo el inva­sor se impo­ne como “Esta­do de Israel” apun­tan­do balas de metal sobre la nuca de los aborígenes!!!

Sim­bab cum­plió 15 años, pero no era feliz…

No que­ría ser como los malos que­rían que fue­ra, dejó de hablar

Y vol­vió a ser azo­ta­do has­ta san­grar (por el inva­sor de su tie­rra), con la cabe­za den­tro de una bol­sa de plás­ti­co. El niño Sim­bad se asfi­xia­ba. Se asfi­xia­ba mien­tras aguan­ta­ba uno por uno los lati­ga­zos (rega­lo de cum­plea­ños) “sólo quin­ce”, los años que había cum­pli­do ese día. Aguan­tó como pudo mal­di­cién­do­les en silen­cio, que­ría que todo se aca­ba­ra, que­dar solo entre sus recuer­dos a miles de kilómetros…

¡¡¡Y ocu­rrió algo asombroso!!!

En los ojos de Sim­bad empe­zó a bri­llar una luz espe­cial; esta­ba vien­do en vivo nada más ni menos que a su país a ladi­to de él. Abra­zó a sus papás, her­ma­ni­ta, abue­los, a toda la gen­te del barrio que cono­cía ¡¡¡Buaaaaa!!!! Qué mara­vi­lla la ráfa­ga que irra­dia­ba al niño Sim­bad, qué besos de cum­plea­ños reci­bía de sus papás impre­sio­na­dos por lo que había cre­ci­do, la per­so­ni­ta tier­na y dul­ce que era. Sim­bad se repi­tió una y mil veces que vol­ve­ría a esca­par­se: “lo voy a lograr”, se decía, “sal­dré de aquí”.

¿Y saben por qué?

¡¡¡Por­que Sim­bad esta­ba impreg­na­do de utopía!!!

Casi nada eh, uf!, de uto­pía cole­gui­llas ¡¡¡Guauuuuu!!!

Ni lati­ga­zos sen­tía con­cen­tra­do en su mun­do interno libe­ra­dor, en el se expla­ya­ba a gus­to ron­dan­do a la liber­tad. Mani­fes­ta­ba en ella una feli­ci­dad que le hacía gigan­te. Reía, cons­cien­te de que avan­za­ba, cons­cien­te de que vol­ve­ría a salir de aque­lla rato­ne­ra; hen­chía el pecho y ponía mue­cas con don de inte­li­gen­cia… no veía si no a la sol­da­da esa, cómo se lla­ma…? A, sí, Lynn­die Englant, mis­mi­to, en per­so­na, arras­tran­do a los her­ma­nos ira­qíes! Ata­dos, sí, con una correa al cue­llo y des­nu­dos, con los cuer­pos lle­nos de san­gre, con heri­das gan­gre­nan­do sus cuerpos.

¡¡¡La ver­güen­za!!!

Eso es que dije­ron “La ver­güen­za” de Abu Ghaib. Pero nun­ca aver­gon­zó al grin­go que pen­de su eco­no­mía del mons­truo. No, sus tro­pas de mal­he­cho­res se enor­gu­lle­cen de los cen­tros de tor­tu­ra que abren don­de encie­rran la vida a cal y can­to. Son cen­tros de muer­te. Cen­tros de dolor don­de tor­tu­ran la ino­cen­cia y dig­ni­dad que odian.

Dicen que sus men­ge­les ase­so­res se entre­na­ron en la SS, y eso es cosa más que repug­nan­te. Pero esto pro­me­to expli­car en otro momen­ti­co. La esca­le­ra es lar­ga, hay que pelear la for­ma­ción, apren­der a jugar sin tram­pas, pero avan­zan­do entre pel­da­ños, si? Bueno, una cosa bien espe­cial. Aho­ri­ta la que escri­be se diri­ge a otros com­pas más pesa­dos. . . ¿Se ríen?, “en kilos, es que qui­se decir”. “Ah, bue­nooooo”. Ñooooo, están al loro los pibes, graciosillos…

¡¡¡Lo dicho: Vol­ve­ré con uste­des colegas!!!


NOTA

“La bes­tia”

Kunei­tra (Pales­ti­na)

“La flor de los altos del Golán”

Kunei­tra que­dó saquea­da, demo­li­da por el sio­nis­mo. Ansio­so el ocu­pan­te de des­apa­re­cer­te de la faz de la tie­rra como cul­tu­ra, como respuesta.

Hay cosas que se gra­ban de iso­fac­to en la memo­ria cuan­do las vives direc­ta o a tra­vés de quién las sufre. A Kunei­tra la he vivi­do indi­rec­ta­men­te. Empe­cé a visua­li­zar la bes­tia impe­rial-sio­nis­ta-su odio, a tra­vés de ami­gos que me expli­ca­ron una vez y otra su com­pli­ci­dad pre­cur­so­ra del des­arrai­ga­do y expul­sión de sus hoga­res como suce­dió en Líbano. Derro­che increí­ble de cúmu­lo de sacri­fí­cios. Peli­gro cons­tan­te. Ase­si­na­dos sus lucha­do­res y revo­lu­cio­na­rios, don­de la des­ba­lan­za de fuer­zas y armas es tan des­pro­por­cio­na­da como el odio y la rapi­ña. Expul­sa­dos como pue­blo de su pro­pio terri­to­rio, per­se­gui­dos, aco­sa­dos. Así se encuen­tran muchos de estos pueblos.

Sí, me impor­ta saber que no te nie­gas com­par­tir allá don­de te encuen­tres cos­tum­bres salu­da­bles. Que no dese­chas de ellas tu his­to­ria, no entie­rras tu pasa­do ni ideas ni com­pro­mi­sos. Podrás com­pro­bar cuan­to en común tene­mos para cami­nar jun­tos como gen­te; el apo­yo que brin­de­mos a la cau­sa en común ha de ser recí­pro­co, lo tuyo mío y vice­ver­sa. Luchar, siem­pre luchar con­tra el capi­ta­lis­mo e impe­ria­lis­mo, en todas sus for­mas reves­ti­das de uni­for­me, eta­pas y esca­mas con bri­llo. Sólo en noso­tros mis­mos se encuen­tran los sol­da­do­res de futu­ro. Sólo en noso­tros mis­mos está la van­guar­dia para for­jar­lo jun­tos, reha­bi­li­tar la his­to­ria. Sólo en noso­tros mis­mos halla­re­mos el camino de hie­rro y sacri­fi­cios que haga fal­ta para con­se­guir­lo. Por­que sólo a tra­vés de la lucha anta­gó­ni­ca con­tra el capi­ta­lis­mo irra­dia­re­mos, conec­tan­do vía revo­lu­cio­na­ria entre trin­che­ras camino de la vic­to­ria, que hemos de empe­zar a defen­der y con­so­li­dar como par­te de Paz invulnerable.

Sí, com­pas, el esca­lo­frío es gran­de cuan­do uno se aden­tra en la his­to­ria. Habla­mos de ocu­pa­ción, des­truc­ción y saqueo. Recuer­den Hiroshi­ma, un ejem­plo. Todo está guar­da­do en la memo­ria, sue­ño de la vida y de la his­to­ria. La memo­ria agi­li­za la con­cien­cia… La memo­ria (como dice León Gie­co) des­pier­ta para herir a los pue­blos dor­mi­dos que no la dejan vivir libre como el viento.

Y es que los prin­ci­pios se desprecian…

Y las leyes de la opu­len­cia son asu­mi­das como pan de cada día

“¿Tiem­pos moder­nos?”. El engor­de de la pro­pie­dad pri­va­da for­ta­le­ce al Esta­do. El impe­ria­lis­mo impe­ra entre alia­dos. Los enemi­gos del anta­go­nis­mo de cla­se (capi­ta­lis­mo) se dan la mano. Los cam­pos de gue­rra se per­pe­túan nego­cian­do muer­tes masi­vas, dan bri­llo a sus bol­si­llos. Sobre la tum­ba “del muer­to” pro­cla­ma la paz el Esta­do: Comi­sio­nes e intere­ses se impo­nen for­ta­le­cien­do al impe­rio de la muer­te… Y nos sor­pren­dió el abis­mo mar­gi­nan­do un año más la ver­dad, el dere­cho a triun­far… Esta­do de Esta­dos, es igual a impe­ria­lis­mo, sean de grin­go­lan­dia, euro­lan­dia, o de las “espa­ñas”. Mis­ma con­di­ción. Cloa­ca sin fon­do comu­ni­dad por comu­ni­dad, don­de se nego­cia a gol­pes bajos por gol­pes de fren­te. Gol­pean el des­tino. Ava­sa­llan nues­tro futu­ro, el sen­ti­do ele­men­tal por fun­da­men­tal, así aco­rra­lan pro­tes­tas. Tal es la demo­cra­cia capi­ta­lis­ta. Opu­len­cia don­de rego­ci­jan esca­ma las capas que se forran.

¡¡Pales­ti­na, no te rindas!!!

Mai­té Cam­pi­llo (actriz y direc­to­ra de teatro)

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