Indiscutiblemente Israel quiso en todos estos dolorosos días de asesinatos masivos, borrar al pueblo de Gaza del mapa de Medio Oriente.
Quiso, pero no pudo, y la razón fundamental es que se equivocó de cabo a rabo la Inteligencia nazi-sionista cuando imaginó que cuantos más muertos le produjera a la población civil, cuantos más niños y niñas cayeran con sus cuerpecitos destrozados por las bombas de fósforo arrojadas por los “valientes” soldados de Tel Aviv, la consecuencia inmediata iba a ser fundamental para “quitarle el agua” a la Resistencia. Se equivocaron y ocurrió todo lo contrario: el pueblo palestino abrazó a sus hijos más corajudos, a esos que en las peores de las circunstancias le dieron batalla al enemigo, y lograron revertir la enorme desigualdad bélica. La lucha armada de Hamas y el resto de las organizaciones militantes palestinas se convirtió en el infierno de los invasores, que en su desesperación sólo atinaron a seguir matando civiles y cargando a su cuenta crímenes de lesa humanidad que han colocado a Israel en el peor de los andariveles.
-Más allá de las idas y vueltas que tengan las negociaciones diplomáticas, está claro que la Resistencia Palestina ha ganado la batalla política y militar contra su agresor, y lo ha hecho casi en soledad, contra un enemigo despiadado, que no sólo es Israel, sino que tiene bases económicas y militares en Washington, en Londres, en París, en Berlín y en casi todos los países de la Unión Europea que permanentemente se arrodillan ante los lobbies sionistas que les tocan en suerte. Ni que decir de los gobiernos de América Latina que siguen comprando armas a Tel Aviv.
-Los milicianos de Hamas, de la Yihad Islámica, del FPLP y también muchos combatientes de Al Fatah que hicieron oídos sordos a las recomendaciones en contrario planteadas por ese camaleón llamado Mahmoud Abbas, dieron una lección a los sionistas y también al mundo. Cuando hay una causa justa por la que pelear, y Palestina es mucho más que eso, se superan todas las desigualdades ‑las ideológicas y las bélicas‑, y eso es lo que precisamente ha quedado demostrado en el campo de batalla. Hamás se preparó durante los últimos años para este momento, ya que sabía que el expansionismo imperialista israelí lo volvería a intentar. Incluso lo advirtieron de mil maneras, y hasta interceptaron transmisiones del principal canal televisivo israelí, para recordarles: “Vengan, los estamos esperando”. Así fue: la soldadesca asesina sionista, con sus cerebros lavados y machacados desde la infancia, con el odio racista que los ha caracterizado siempre, y con la pedantería soez que da el hecho de creerse “el pueblo elegido”, no pudieron avanzar con sus tanques más allá de lo que la propia Resistencia les impuso. Por supuesto que frente a cada baja sufrida (más de 150 soldados y oficiales israelíes muertos) hicieron sentir su venganza, bombardeando mercados, escuelas, hospitales, centros de refugio y cualquier otro punto donde se concentraron los desesperados ciudadanos de Gaza. Pero a pesar de ello y de la intermitencia de las bombas y los cañonazos de los tanques, no pudieron meter el miedo en el cuerpo a la población hasta el punto de que renunciara a la solidaridad con quienes combatían el terror con las armas en la mano.
-Israel, como también lo hizo Estados Unidos en Vietnam y en Iraq, pueden darse el siniestro lujo de bombardear (con aviones o drones) y destruir miles de viviendas, martirizando a casi dos mil palestinos y palestinas e hiriendo gravemente a otros 10 mil, pero en algún momento las batallas se resuelven en tierra, y otra vez Gaza fue la tumba de los deseos sionistas de apoderarse del territorio (a la sazón el único sitio libre que le queda a la Palestina ocupada) y echar a sus pobladores al mar o al desierto.
-Como en toda batalla que se precie, por más desigual que ésta sea, hubo un punto de inflexión para desentumecer la indiferencia cómplice de la más que devaluada “comunidad internacional”, y en este caso pasó por la locura sionista de creer que puede embestir contra todo y contra todos con la más absoluta impunidad. Las bombas que destruyeron las escuelas de la ONU una y otra vez, rebalsaron el vaso de la prolongadísima paciencia internacional y entonces sí se pudo escuchar por primera vez, que aquellos que habían dejado a Palestina en la más absoluta soledad mientras el genocida hacía su tarea, amonestaran al invasor y encararan una presión que de producirse un mes antes hubiera ahorrado varios miles de mártires.
-Otra consecuencia inmediata y muy peligrosa para el Estado terrorista israelí, es que al calor de los cohetes que arrojó profusamente la Resistencia contra los asentamientos de colonos judíos que ocupan tierra Palestina, muchos de ellos abandonaron su estilo altivo y prepotente, rayano casi siempre en la criminalidad, y huyeron como ratas del desierto, generando un mar de desplazados. Una cosa es estar instalado con todas las comodidades, y apoyado en el cañón de los fusiles, en una tierra que no les pertenece, después de haber producido el etnocidio de la Naqba en 1948, y otra muy distinta, que el pequeño David al que se ha intentado humillar durante más de 66 años, decida devolver parte de la misma medicina.
Ahora, por primera vez en su siniestra historia el Estado Terrorista israelí se encuentra con el grave problema de contener a decenas de miles de judíos que temen retornar a sus viviendas, y exigen una solución inmediata a su gobierno. Es decir, piden lo que ni Netanyahu, ni Liberman, ni ningún mandamás sionista puede hacer, porque el pueblo palestino está dispuesto a quedarse en su tierra para siempre, y no desea vecinos violentos y expansionistas.
-Un aspecto importante que la Resistencia colocó sobre la superficie ha sido exigir que el criminal bloqueo que Israel ha impuesto durante años a la población de Gaza, sea levantado como parte de las negociaciones para vislumbrar un futuro de paz. Como bien dijo el dirigente de Hamas, Ismail Haniyeh: “Más que las mismas bombas que el enemigo arroja cada año contra nuestros hombres, mujeres y niños, matan las acciones del bloqueo, la falta de alimentos y medicinas, el dolor de no saber cómo va a ser el día de mañana ni la posibilidad de salir a pescar sin que te ametrallen”. De allí, que este punto sea fundamental a la hora de negociar un alto el fuego permanente.
-También en este debe y haber de una victoria indiscutible por parte de la Resistencia, hay que destacar la enorme solidaridad de pueblos y algunos gobiernos (los del ALBA en primera línea) que han producido Latinoamérica y los países integrantes del Movimiento de No Alineados. No hay en estos momentos un sitio en el planeta donde la militancia consciente no agite banderas palestinas (en algunos lugares como el País Vasco e Irlanda, las cuelguen en sus balcones), se manifiesten en la calle por miles, o como en el caso de Evo Morales y Nicolás Maduro, se pongan a la vanguardia de la condena al genocida, rompiendo relaciones diplomáticas u ofreciendo sus territorios “libres de sionismo” a los huérfanos de la masacre israelí.
-Israel con su proceder ha generado un gigantesco boomerang que comienza a golpear la propia cabeza del monstruo. Los descendientes de las víctimas del Holocausto han cometido uno similar, con menos víctimas pero con iguales intenciones etnocidas. Como bien dice Fidel Castro en su última reflexión: “El genocidio de los nazis contra los judíos cosechó el odio de todos los pueblos de la tierra. ¿Por qué cree el gobierno de ese país que el mundo será insensible a este macabro genocidio que hoy se está cometiendo contra el pueblo palestino? ¿Acaso se espera que ignore cuánto hay de complicidad por parte del imperio norteamericano en esta desvergonzada masacre?”
-Palestina, como ayer Hezbolah en El Líbano, han vencido a la muerte, demostrando que sólo con lucha y más lucha (y no con conciliación o complicidades con el enemigo) los pueblos avanzan. Seguramente muchos podrán opinar que el precio pagado es muy alto, pero no hay que olvidar que a lo largo de la historia de los pueblos, la Independencia se logra con el mayor de los sacrificios. Y en esta oportunidad, Palestina ha dado una lección inolvidable a todas y todos los que vienen detrás por iguales objetivos. Ahora, más que nunca es necesario exigir Justicia para los crímenes de lesa humanidad cometidos por Israel, y a la vez seguir incentivando el boicot a los productos provenientes del Estado sionista. Que no cese la solidaridad internacionalista, ni siquiera cuando las corporaciones mediáticas “decidan” que los miles de muertos y heridos “ya no son noticia”. Ellos también, los escribas y plumíferos condescendientes con quien más les paga, han sido derrotados por la Resistencia Palestina.