¡A por las 35 horas! (O menos)- Jotabe

La polí­ti­ca de empleo de los gobier­nos de Rajoy, Urku­llu y Bar­ci­na cada día que pasa que­da más ancla­da en el fra­ca­so. No hay sali­da por la vía de los recor­tes, que han apli­ca­do estos gobier­nos del régi­men neo­li­be­ral. La vuel­ta al empleo de cali­dad es impres­cin­di­ble, lo mis­mo que la apli­ca­ción de la jor­na­da labo­ral de las 35 horas para gene­rar empleo esta­ble y comen­zar a redu­cir estas amplí­si­mas tasas de paro. Y, sobre todo, para reac­ti­var la eco­no­mía, que con las medi­das neo­li­be­ra­les ha fra­ca­sa­do en Europa.
Los recor­tes des­bo­ca­dos que han impues­to las refor­mas solo han veni­do bien a los empre­sa­rios: han baja­do sala­rios, han recu­pe­ra­do la ley del mie­do con­tra el colec­ti­vo de tra­ba­ja­do­res y, de esa mane­ra, han vuel­to a ele­var los bene­fi­cios para sus bol­si­llos. Es mate­má­ti­ca pura.
Sie­te años des­pués del ini­cio de la cri­sis, toda­vía no sabe­mos por don­de salir y, lo que es peor, las úni­cas medi­das que nos impo­nen para que­brar la volun­tad colec­ti­va son las refor­mas neo­li­be­ra­les y las medi­das del Ban­co Cen­tral Euro­peo (BCE). Des­pués de haber entre­ga­do de for­ma direc­ta más de 700.000 millo­nes y haber apor­ta­do más de 2,4 billo­nes de inyec­ción al sis­te­ma finan­cie­ro, resul­ta que ha sido un camino inú­til. Sin embar­go, ese camino ‑como ya expli­que en una ante­rior entra­da- nos ha desan­gra­do con la aus­te­ri­dad: recor­tes escan­da­lo­sos en todo lo que garan­ti­za­ba un cier­to bien­es­tar a los exclui­dos, los pobres y la cla­se trabajadora.
Las pers­pec­ti­vas no son posi­ti­vas y, por tan­to, las nue­vas medi­das del BCE de redu­cir los tipos de inte­rés del dine­ro para los ban­cos y la inyec­ción de más de medio billón de euros sólo pro­fun­di­za­ran en mayo­res recor­tes socia­les, por­que segui­rá domi­nan­do el pago de la deu­da y una con­ten­ción del défi­cit. Un ejem­plo cla­ro es que el Gobierno Urku­llu ten­drá que pagar este pró­xi­mo año 1.000 millo­nes de cos­te de la deu­da públi­ca, por ejem­plo, y el Gobierno de Rajoy, por enci­ma de los 32.000 millones.
El Gobierno de Urku­llu, ade­más, abo­lió el acuer­do de las 35 horas nada más lle­gar a Aju­ria Enea.

Una deci­sión his­tó­ri­ca con el cam­bio de siglo que per­mi­tía a la sec­tor públi­co ese paso en el repar­to del tra­ba­jo. Sin embar­go, era una posi­ción muy con­tro­ver­ti­da entre los empre­sa­rios, que siem­pre la recha­za­ron y no die­ron pie a un acuer­do del repar­to de tra­ba­jo en el ámbi­to pri­va­do. Estos días atrás Osa­ki­detza ha demos­tra­do el efec­to dañino y con­tra­pro­du­cen­te que ha teni­do esa medi­da de la supre­sión de las 35 horas por par­te del PNV. En Osa­ki­detza se des­tru­ye­ron casi 1.500 empleos el año pasa­do, por­que al ampliar la jor­na­da labo­ral «no hacen fal­ta nue­vos con­tra­tos en el sec­tor sani­ta­rio». Pero suman más de 3.000 empleos per­di­dos en los últi­mos cua­tro años, ade­más de 2.500 empleos direc­tos en la Admi­nis­tra­ción depen­dien­te del Gobierno Urku­llu. Se amplía la jor­na­da labo­ral, aumen­tan las horas extra­or­di­na­rias en deter­mi­na­dos sec­to­res (muchas de ellas ni se pagan, pero los tra­ba­ja­do­res la rea­li­zan por mie­do a per­der el pues­to de tra­ba­jo y, por supues­to, los empre­sa­rios no las coti­zan, como es su deber).
MIen­tras tan­to en Sue­cia se va a poner en mar­cha la jor­na­da labo­ral de seis horas y sin reba­jar sala­rios, que son, al menos, un 35% de media más ele­va­dos que los de Hego Eus­kal Herria. Los gober­nan­tes sue­cos creen que con un día labo­ral más cor­to, los tra­ba­ja­do­res «se sen­ti­rán mejor físi­ca y men­tal­men­te». Esta reduc­ción hora­ria bus­ca aumen­tar la efi­cien­cia del tra­ba­jo, aho­rrar fon­dos esta­ta­les y abrir nue­vas opor­tu­ni­da­des laborales
Esta cla­ro debe­mos vol­ver a la rei­vin­di­ca­ción de tra­ba­jar menos para gene­rar más pues­tos de tra­ba­jo. Algu­nos cálcu­los ini­cia­les ya deter­mi­na­ron que recu­pe­rar esa jor­na­da labo­ral de 35 horas, es decir sie­te horas de tra­ba­jo cada día (una más que en Sue­cia), y eli­mi­nan­do las horas extra­or­di­na­rias, se podría redu­cir más de un ter­cio el nivel de paro exis­ten­te, en el peor de los casos. Solo se nece­si­ta que la ava­ri­cia empre­sa­rial que­de apar­ca­da de este camino.
¡A por las 35 horas! (O menos)

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