Espe­ra­mos que no sea así, San­tos- Timo­león Jiménez

La mayo­ría de los medios noti­cio­sos, en par­ti­cu­lar los per­te­ne­cien­tes a los pode­ro­sos mono­po­lios mediá­ti­cos, cele­bran la pro­xi­mi­dad de la fir­ma de un acuer­do final en La Haba­na. El Pre­si­den­te Juan Manuel San­tos decla­ra haber empren­di­do una cam­pa­ña deci­di­da por la paz, cen­tra­da en lo fun­da­men­tal, en la abier­ta difu­sión de su opti­mis­mo en torno a un acuer­do de paz defi­ni­ti­vo. Pare­ce estar en mar­cha una ola irres­pon­sa­ble de sen­sa­cio­na­lis­mo en torno al tema.

La paz es un asun­to dema­sia­do serio como para per­mi­tir su envol­tu­ra en tru­cu­len­cias enca­mi­na­das a des­in­for­mar y mani­pu­lar la opi­nión públi­ca. De repen­te la men­ta­li­dad de los colom­bia­nos resul­ta inva­di­da por la idea per­sis­ten­te de que la paz con­sis­te, de modo exclu­si­vo, en la des­mo­vi­li­za­ción y entre­ga de armas por par­te de las FARC-EP, y lo que es más gra­ve, que esa even­tua­li­dad es prác­ti­ca­men­te un hecho tan con­su­ma­do como el triun­fo de Nai­ro en España.

Las FARC-EP somos los menos intere­sa­dos en que se apa­gue el opti­mis­mo y la espe­ran­za de millo­nes de colom­bia­nos con rela­ción a la fir­ma de un acuer­do defi­ni­ti­vo de paz en La Haba­na. Fir­ma­mos el Acuer­do Gene­ral para la Ter­mi­na­ción del Con­flic­to y la Cons­truc­ción de una Paz Esta­ble y Dura­de­ra, en Agos­to de 2012, con el pro­pó­si­to cier­to de lle­gar a un Acuer­do Final en las con­ver­sa­cio­nes. En eso nues­tra posi­ción no ha cambiado.

Exis­ten sec­to­res en Colom­bia que se ofen­den sobre­ma­ne­ra por el hecho de que las FARC-EP hable­mos de que en la Mesa de Con­ver­sa­cio­nes están sen­ta­das dos par­tes igua­les, que mere­cen exac­ta­men­te el mis­mo res­pe­to, y que tie­nen todo el dere­cho a plan­tear sus pun­tos de vis­ta. En nin­gu­na par­te del Acuer­do Gene­ral se decla­ra algo en con­tra­rio. Es más, ese acuer­do está con­ce­bi­do en ese espí­ri­tu, con el pro­pó­si­to expre­so de lograr con­cer­tar las dos voluntades.

Con inde­pen­den­cia de lo que pien­sen los enemi­gos decla­ra­dos de la paz y del pro­ce­so de La Haba­na, con­si­de­ra­mos com­ple­ta­men­te legí­ti­mos nues­tros plan­tea­mien­tos y aspi­ra­cio­nes, que no son tam­po­co cosas del otro mun­do, tal y como pue­den veri­fi­car­lo direc­ta­men­te quie­nes lean nues­tras pro­pues­tas publi­ca­das en torno a los pun­tos de la Agen­da en dis­cu­sión. Allí no habla­mos de revo­lu­cio­nes por con­tra­to, sino de refor­mas ele­men­ta­les para hacer posi­ble la paz.

Se cono­ce de la lle­ga­da a acuer­dos par­cia­les sobre los tres pri­me­ros pun­tos de la Agen­da, y tam­bién acer­ca de la exis­ten­cia de unas sal­ve­da­des, unos pun­tos pen­dien­tes sobre los que no fue posi­ble con­sen­suar, que se encuen­tran en el con­ge­la­dor a la espe­ra de ser reto­ma­dos y defi­ni­dos por las par­tes. Hay que adver­tir, que pese a la impor­tan­cia de su con­te­ni­do, la posi­ción del gobierno es un no rotun­do a las mate­rias de que se ocu­pan tales salvedades.

Que­re­mos creer que el opti­mis­mo del Pre­si­den­te San­tos se fun­da en un cam­bio de las posi­cio­nes de su gobierno en cuan­to a los temas rela­cio­na­dos con el mode­lo eco­nó­mi­co e ins­ti­tu­cio­nal del Esta­do colom­biano, de lo que tra­tan los pun­tos pen­dien­tes, y sobre los que reite­ra­da­men­te sus voce­ros han expre­sa­do que no están en dis­cu­sión. Sólo eso podría expli­car que aspi­re a un acuer­do antes del fin de este año. Si así fue­ra, se tra­ta­ría de una noti­cia excelente.

Sobre todo cuan­do se repi­te ince­san­te­men­te que nada está acor­da­do has­ta que todo esté acor­da­do. En menos de un año hemos vis­to un país rural movi­li­zán­do­se y recla­man­do polí­ti­cas a su favor por par­te de un gobierno que sólo pien­sa en el inte­rés de las gran­des cor­po­ra­cio­nes nacio­na­les y extran­je­ras. De la Gua­ji­ra al Putu­ma­yo y del Pací­fi­co a los lla­nos orien­ta­les, Colom­bia espe­ra una acti­tud dife­ren­te por par­te del gobierno. Igual que noso­tros en la Mesa.

Nues­tro inte­rés real es lle­gar a acuer­dos com­ple­tos en cuan­to a los tres temas de la Agen­da que res­tan de los seis con­tem­pla­dos. Víc­ti­mas comien­za aho­ra, y se avan­za bien, con­si­de­ran­do las audien­cias que cum­ple la Mesa de La Haba­na con sus dele­ga­cio­nes. Pero en el tras­fon­do hay un tema grue­so que preo­cu­pa. Sin haber comen­za­do la dis­cu­sión, el gobierno tie­ne ya lis­to un mar­co jurí­di­co para la paz, al que al pare­cer espe­ra nos some­ta­mos por­que sí.

Es evi­den­te que el Esta­do colom­biano, con par­ti­ci­pa­ción de los tres pode­res, estu­vo cons­tru­yen­do, a espal­das de la Mesa y sin tener en cuen­ta abso­lu­ta­men­te nues­tras posi­cio­nes, que ni siquie­ra había­mos podi­do expo­ner por­que no se había abor­da­do aún el pun­to, un paque­te sobre jus­ti­cia tran­si­cio­nal y cues­tio­nes afi­nes, para pre­sen­tár­nos­lo como un hecho cum­pli­do al cual debía­mos asen­tir. Ya nues­tra Dele­ga­ción expre­só cla­ra­men­te nues­tro cri­te­rio sobre la materia.

De lo cual ni el gobierno nacio­nal, ni la gran pren­sa, ni nadie, pare­ce dar­se por ente­ra­do. Como si la Mesa de La Haba­na hubie­ra sido ins­ta­la­da para que las FARC-EP lle­gá­ra­mos a ella a pre­gun­tar dón­de había que estam­par la fir­ma sobre el lis­ta­do de impo­si­cio­nes del Esta­do. En nin­gu­na par­te del Acuer­do Gene­ral se con­tem­pla eso. Y nin­gu­na per­so­na, con un míni­mo de ecua­ni­mi­dad en sus aná­li­sis, pue­de con­si­de­rar vale­de­ra una acti­tud que des­co­no­ce por com­ple­to a la contraparte.

Así pasa tam­bién con la comi­sión téc­ni­ca para asun­tos de desar­me y nor­ma­li­za­ción. Se tra­tó de una ini­cia­ti­va nues­tra que el gobierno aco­gió gus­to­so. Y a cuya ins­ta­la­ción acce­di­mos como una mues­tra pal­pa­ble de nues­tra volun­tad de recon­ci­lia­ción, pese a tra­tar­se de una mera for­ma­li­dad. Por­que se tra­ta de una comi­sión bila­te­ral, de la que tie­nen que hacer par­te coman­dan­tes impor­tan­tes de las FARC-EP, para dis­cu­tir con los gene­ra­les y coro­ne­les las posi­bles fórmulas.

Como comi­sión téc­ni­ca y ase­so­ra, sólo pue­de exis­tir y fun­cio­nar una vez esté com­ple­ta­men­te inte­gra­da. Pero los medios hablan de que la comi­sión de gene­ra­les via­ja a La Haba­na a ase­so­rar des­de hoy la Mesa, lo cual aplau­den como el paso más serio hacia la entre­ga de las FARC. Habrá que espe­rar el arri­bo de nues­tros man­dos a La Haba­na, escu­char sus plan­tea­mien­tos y el deba­te con los gene­ra­les, del que sal­drán reco­men­da­cio­nes o pro­pues­tas para la Mesa.

Resul­ta increí­ble enton­ces el modo como comien­zan a ade­lan­tar­se a todo. Ya el minis­tro Pin­zón decla­ró que la comi­sión ten­drá por obje­to evi­tar que las FARC le hagan tram­pa al país. Cabe pre­gun­tar­se real­men­te quién está ponien­do la tram­pa a quién. ¿Será que el exal­ta­do opti­mis­mo ofi­cial y mediá­ti­co apun­ta a crear una idea fan­ta­sio­sa, para cuan­do apa­rez­can las difi­cul­ta­des pre­vis­tas poder rom­per y echar­nos toda la cul­pa a noso­tros? Espe­ra­mos que no sea así, Santos.

Timo­león Jiménez
Coman­dan­te del Esta­do Mayor Cen­tral de las FARC-EP 

www​.farc​-ep​.co

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