Car­ta de una estu­dian­te de Donetsk a Eus­kal Herria

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Salu­do con toda mi alma al Pue­blo vasco!
Quie­ro con­tar­les sobre lo acon­te­ci­do en Don­bass: esto no es un par­te mili­tar, tam­po­co cuen­tas polí­ti­cas, sino los sufri­mien­tos de una per­so­na lla­na. Soy una estu­dian­te de 21 años de la Uni­ver­si­dad de medi­ci­na, vivo en Donetsk des­de hace 5 años.Hoy día, el pue­blo de Don­bass ha sen­ti­do de for­ma muy espe­cial el sig­ni­fi­ca­do de ser pros­cri­to-paria en tu pro­pia tie­rra. Sufrien­do años la ucra­ni­za­cion des­pués de la lle­ga­da este invierno de los neo­na­zis al poder, noso­tros, los rusos de espí­ri­tu, hemos com­pren­di­do que no pode­mos aguan­tar más y no que­re­mos ya más eso.
En prin­ci­pio Ucra­nia siem­pre fue un lugar pací­fi­co y las diver­gen­cias entre rusos y ucra­nia­nos, más o menos se lima­ron por fun­cio­na­rios razo­na­bles. Pero des­de noviem­bre 2013, cuan­do por mano de EE.UU. y Euro­pa fue­ron inte­gra­das al gobierno per­so­nas indig­nas, que agu­di­za­ron las vie­jas diver­gen­cias en nues­tra socie­dad, fác­ti­ca­men­te se des­en­ca­de­nó la Gue­rra civil.
A dife­ren­cia de vues­tro gran pue­blo, que duran­te siglos ha guar­da­do su idio­ma y tra­di­cio­nes, noso­tros, el pue­blo de Don­bass, sólo aho­ra com­pren­di­mos nues­tra espe­cial situación.
Así ocu­rre que en nues­tro terri­to­rio viven dece­nas de nacio­na­li­da­des, sien­do las prin­ci­pa­les rusos, bie­lo­rru­sos, ucra­nia­nos, grie­gos, arme­nios, geor­gia­nos, pola­cos, tár­ta­ros etc. A nues­tras tie­rras no explo­ta­das vinie­ron muchos curran­tes que sim­ple­men­te que­rían tra­ba­jar hones­ta­men­te y reci­bir su tro­zo de pan. Así fue 200 años atrás, así es hoy.
Donetsk, capi­tal del Don­bass, era has­ta muy poco como la capi­tal eco­nó­mi­ca de Ucra­nia. En gene­ral, la ima­gen de la per­so­na de Donetsk es una ima­gen de una per­so­na obre­ra internacional.
En nues­tras tie­rras nun­ca exis­tie­ron ene­mis­ta­des nacio­na­les. Yo mis­ma soy mitad bie­lo­rru­sa, un cuar­to rusa y un cuar­to ucra­nia­na. En una pala­bra: eslava.
Por eso, cuan­do por el invierno miles de per­so­nas salie­ron en mar­chas y gri­tan­do “col­gar al ruso!”, yo y muchos de mis pai­sa­nos nos sumi­mos en la con­fu­sión: ¿que debe­mos cor­tar­nos en peda­zos por­que no somos ucra­nia­nos puros? Al ini­cio los sen­ti­mien­tos no eran cla­ros. Pero des­pués de los acon­te­ci­mien­tos del 2 de mayo en Odes­sa (creo que los cono­céis) cual­quier per­so­na con res­pe­to pro­pio se con­ven­cie­ron que el nacio­na­lis­mo ucra­niano se había con­ver­ti­do en fas­cis­mo. Apar­te de las ame­na­zas de ensa­ña­mien­to los ucra­nia­nos nacio­na­lis­tas exi­gían prohi­bir la len­gua y la cul­tu­ra rusas, insis­tían en el ingre­so obli­ga­to­rio en la Unión Euro­pea (pero noso­tros que­re­mos entrar en la unión adua­ne­ra y la amis­tad con Rusia), exi­gían demo­ler todas las igle­sias orto­do­xas del patriar­ca­do de Moscú.
Y aún más, borrar cual­quier memo­ria de la Unión Sovié­ti­ca, que antes unía a todos los pue­blos. Empe­za­ron a demo­ler los monu­men­tos del men­tor del Comu­nis­mo Lenin que exis­tían en cada ciu­dad ucra­nia­na. Insul­tos enfer­mi­zos con­tra todo lo ruso se ver­tían prác­ti­ca­men­te por los cana­les tele­vi­si­vos. Empe­zó algo indes­crip­ti­ble, a lo que ya no se le pue­de poner freno. Estoy hablan­do de la par­te moral del con­flic­to. He per­di­do a muchos ami­gos y cono­ci­dos, e inclu­so parien­tes con los cua­les no daban ganas de hablar más, ya que nues­tras posi­cio­nes se dife­ren­cia­ban radi­cal­men­te. Pero esto no es una sim­ple dispu­ta! Noso­tros habla­mos de la gen­te tor­tu­ra­da en Odes­sa des­de posi­cio­nes total­men­te opues­tas. La tele­vi­sión ucra­nia­na ha lava­do el cere­bro de la prin­ci­pal masa de ucra­nia­nos de tal modo, que sólo noso­tros, el este del país, el Don­bass, hemos sido capa­ces de enten­der ver­da­de­ra­men­te lo sucedido.
Pero inclu­so aquí tam­bién exis­ten los pseu­do-patrio­tas de Ucra­nia, que en reali­dad sim­ple­men­te temen per­der su pues­to de tra­ba­jo, car­gos, galo­nes, pro­pie­dad que Ucra­nia pue­de qui­tar­les. Ucra­nia muchas veces ha ofer­ta­do recom­pen­sas por las cabe­zas de los sepa­ra­tis­tas, es decir, por nues­tras cabe­zas. Con este mie­do ya vivi­mos casi nue­ve meses: cons­tan­te fue­go de arti­lle­ría más cen­te­na­res de miles de mili­cia­nos, nues­tros ami­gos y parien­tes, hom­bres lla­nos que han cogi­do las armas para com­ba­tir el fas­cis­mo, pero esto es un tema aparte.
Esta car­ta la escri­bo en vís­pe­ras de un encuen­tro impor­tan­te. Maña­na en mi uni­ver­si­dad a esta con­fe­ren­cia de estu­dian­tes, y des­pués de pro­fe­so­res en las cua­les debe­mos deci­dir a quién supeditarse.
Ira, estu­dian­te de Donetsk
En Donetsk, 23 de Octu­bre de 2014

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