La cultura es pensamiento, conocimientos, modo de vida y costumbres, valores en una época, grupo social, etc. Todo ello se expresa en la vida de un pueblo, en sus tradiciones. Por su parte el Arte es Virtud, creatividad, imaginación, sensibilidad, que se expresan en la escritura, la plástica, el audiovisual, el diseño, en todas las manifestaciones y que se convierte en bienes y servicios. Para que ese acto creativo se convierta en un acontecimiento cultural tiene que llegar al consumo. Y ese consumo necesita tener calidad, rigor, sensibilidad, identidad para el enriquecimiento espiritual.
El mercado es una relación de intercambio y cuando hablamos de cultura y arte necesitamos apreciar el proceso que va desde creación, producción, comunicación, distribución, compra – venta y consumo para tener una concepción sistémica. Cómo se promueve la creación artística y literaria, cuáles son sus particularidades, sus retos.
Los bienes y servicios culturales constituyen uno de los sectores más dinámicos de la economía mundial y en Cuba, junto a los deportes, alcanzó como promedio de los últimos 6 años el 4,1 % del PIB cubano. Pero no es como otros sectores de la economía. Son obras del espíritu. Su valor económico generalmente está basado en el valor cultural pero también existen manipulaciones. La política cultural ha de estar dirigida a que nuestro pueblo tenga una oferta cultural de calidad, rigor creativo y humanista y la política económica que se diseñe para la cultura deberá responder a esos propósitos y que nuestros creadores, su familia y su pueblo, reciban los ingresos que se merecen por su obra. Es un todo complejo y articulado. La cultura se promueve y no se administra. El sistema económico de la cultura tiene que estar supeditado a las necesidades que derivan de la naturaleza del arte y de cada manifestación artística en particular.
Todo lo que ingrese el sistema de instituciones de la cultura se revierte en inversiones en la cultura nacional, en diversos espacios, expresiones y manifestaciones artísticas y de participación y disfrute cultural. Ese sistema cerrado garantizó en épocas anteriores y sigue garantizando la promoción de la cultura en todo el territorio. Y no puede ser de otra manera porque las asignaciones de recursos a la educación y la cultura es inversión y no gasto. Esta diferencia es importante porque la inversión es toda asignación de recursos que debe redituar o sea regresar de forma incrementada. Y esa inversión en cultura se convierte en creatividad, motivación por la innovación y es lo que puede contribuir a la salida del subdesarrollo y la generación del bienestar y la prosperidad de la sociedad. Es promover un sentido de competitividad inclusiva y cooperativa. Hoy existe obsolescencia tecnológica en los procesos productivos de los bienes y servicios culturales, y para ello es menester dedicar ingentes esfuerzos y recursos a su modernización.
El proceso de renovación económica y social que se está impulsando en la actualidad en el país, debe implicar el fortalecimiento del sistema de instituciones de la cultura que emerja de una profunda introspección acerca de su funcionamiento y un claro y preciso sistema de relaciones económicas, reconociendo y legitimando las nuevas formas de gestar la cultura que ya existen en el mundo, en el hemisferio y en Cuba. Esas disímiles formas de gestar la cultura hoy están presente en proyectos liderados por creadores, proyectos comunitarios y promover la cultura por todas las vías y medios implica también el fortalecimiento de todos estos proyectos.
Por su parte el Estado tiene la responsabilidad indelegable de proteger, garantizar y desarrollar la enseñanza artística y el patrimonio que es la memoria histórica de la nación cubana. Además de que las obras de arte que están en nuestros museos son activos de la nación cubana. Se trata de promover el movimiento creativo de forma amplia y extendida, que ocupe el lugar que le corresponde en cada territorio del país desatando las fuerzas productivas que al amparo de la política cultural pueda dar cumplimiento a la estrategia nacional de desarrollo del país.
Economía, Patrimonio y Creación Musical
Si a alguien se le ocurriera comparar cómo se ha desarrollado el arte y la cultura en Cuba en los años de Revolución, con respecto al primer medio siglo de independencia del colonialismo español, período identificado como Seudorrepública, le bastaría enumerar cuántas instituciones culturales cumplieron 50 años de fundadas en el período revolucionario y cuántas en el primer medio siglo de república. Habría que agregar —en proporción con el número de habitantes en uno u otro momento— cuántas personas en todo el país han podido y pueden acceder a todas las manifestaciones de arte y cultura en general, en la segunda etapa cubana, con respecto a la primera.
Entre 1959 y 2014, cumplieron medio siglo de fundados el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la Casa de las Américas, el Conjunto Folclórico Nacional, y el de la antigua provincia de Oriente, el Ballet Nacional de Cuba, la Imprenta Nacional, luego Editorial Nacional y su despliegue de editoriales que conforman el Instituto Cubano del Libro, la EGREM, por sólo citar algunas. Otras, como el CIDMUC o el Museo Nacional de la Música también cumplieron 25 o más años de fundadas y, como aquellas, se han desarrollado de manera ascendente. Todas de acceso público y dotadas de un presupuesto estatal para que existieran, enriquecieran sus fondos y crearan especialistas. Lo más importante ha sido la ganancia espiritual de millones de personas que a lo largo y ancho del país, incluyendo las comunidades más distantes de los centros urbanos, con esa y una cadena de instituciones afines o excepcionales que tejen la malla cultural y artística creada, mantenida y promovida en todos estos años.
La primera conquista de la Revolución en tal sentido fue la impresionante Campaña de Alfabetización, llevada a cabo en el temprano año de 1961, con el consiguiente seguimiento sistemático que evitó un retroceso a la ignorancia. Piedra angular del edificio de la cultura revolucionaria,contó desde los albores de la Revolución con un sistema de escuelas, que incluso por las características constructivas fueron arte en sí mismas. Recordemos entonces la creación de la ENA y la revitalización del sistema de la música en el país, que tuvo su máxima expresión en la creación del ISA, lo cual vino a garantizar, para los jóvenes, la continuidad y el presente de la música cubana.
Al impulso dado por las escuelas provinciales y nacionales de arte en el país al desarrollo del talento juvenil en la música, se suman crecientemente, los eventos dedicados a los creadores e intérpretes noveles, además de la constitución de espacios alternativos en función de orientar a esta parte de la población hacia el arte y la preservación de los valores culturales de la Isla.
De otro lado, como parte de la cultura comunitaria, las nuevas generaciones rescatan en sus comunidades importantes costumbres. Jóvenes que ni siquiera conocieron las retretas a las que dedicaban sus abuelos las tardes de domingo, o que recuerdan como banda, la pequeña agrupación escolar con su estridencia de platillos y los himnos militares de los desfiles en fechas conmemorativas, son los responsables ahora de revivir esa experiencia llegada a Cuba en el siglo XIX, por el rescate de la tradición y el protagonismo de los barrios.
Mucho han tenido que ver las casas discográficas cubanas en el rescate, plasmación y difusión de la obra de los grandes maestros que han conformado el abanico multicolor de la historia musical cubana, cuyo legado no debe quedar olvidado en los archivos. De igual manera la creación musical actual constituye objeto importante en las estrategias de la fonografía en nuestro país, toda vez que también se rescata el patrimonio presente y futuro. En tal sentido se asumen nuevas formas creativas y dinámicas relacionadas con el proceso de producción, comunicación y distribución de estos bienes culturales, que pertenecen al sistema de toma de decisiones económicas de la entidad y que también es nuestra responsabilidad asumir, en tanto realización comercial de las mismas para completar el ciclo que llega hasta el consumo.
Como mercado, el negocio de la música no equilibra en todos los casos la calidad musical con el éxito comercial. Moverse en un contexto especializado y de alta calidad tiene altos riesgos en la sociedad contemporánea cuya dinámica, en la arena internacional y que nos afecta, impone la tendencia al facilismo y la prontitud en el consumo cultural, cuestión que aleja las altas demandas de productos de valía cultural. Es decir, contamos con pocos consumidores, aunque nuestro producto sea de alta calidad e impacto. Ese es uno de nuestros retos, si tenemos en cuenta que la calidad y la economía no son conceptos contradictorios.
En este empeño tendríamos que destacar las alianzas imprescindibles con todas las instituciones del sistema de la música: la ACDAM (Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical), el Centro Nacional de Música de Concierto, el Museo Nacional de la Música, el CIDMUC (Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana), los centros de la música del país, la UNEAC, la Universidad de las Artes, el sistema nacional de la enseñanza artística, la Asociación Hermanos Saíz, entre otros, y, por supuesto, el apoyo incondicional y en todos los órdenes del propio Instituto Cubano de la Música, del que somos parte y que nos permite trazar las estrategias adecuadas en el cumplimiento de la política cultural de la Revolución.
La música cubana es amplia y diversa en géneros y estilos. Tenemos una deuda inmensa con los creadores, que cada día se multiplica porque existe muchísimo talento. Como tendencia contemporánea, muchos de nuestros proyectos discográficos incluyen la producción de soportes audiovisuales en los que se insertan conciertos, documentales y multimedias con conferencias especializadas y partituras digitalizadas, destinadas al sistema nacional de la enseñanza artística.
Por supuesto que tenemos muchos retos. En el rigor del pensar y del estudio, de la información y de la indagación, del comprometimiento con nuestra realidad y su transformación, de la responsabilidad moral, social y cultural que todos los días asumimos, de la voluntad crítica que debe primar en nuestro quehacer cotidiano, obtendremos las herramientas necesarias para seguir adelante. Es una premisa importante para nuestro Ministerio de Cultura potenciar la creación musical, la interpretación y la plasmación y difusión de nuestro patrimonio. Varios programas han sido creados por el Instituto Cubano de la Música con este objetivo y en tal sentido continuamos redimensionando o rectificando estrategias, tanto en los procesos creativos de producción discográfica, como en nuevas formas de promoción y comercialización, toda vez que, para sustentar estos propósitos resulta imprescindible una adecuada estrategia económica revirtiendo sus resultados en ellos mismos.
La programación de las Artes Escénicas como expresión de la política cultural.
Justo cuando estamos próximos a los 146 años de los sucesos del Villanueva, el comportamiento del teatro y las artes escénicas cubanas continúan siendo herederas de las tradiciones de lucha de nuestro pueblo.
Hoy, nuestros artistas y la institución como colaboradora de sus iniciativas poéticas, se aferran en ser testimonios de los riesgos, dificultades y proezas.
La mayor parte del arte escénico cubano apuesta por ser comunicación y reflexión compartida.
El Consejo Nacional de las Artes Escénicas y sus instituciones en todo el país, durante el año 2014 han mantenido el acompañamiento a la producción escénica; estrenos, reposiciones, eventos, intercambios, publicaciones, exposiciones, superación especializada y giras por los circuitos teatrales cubanos que han reforzado la capacidad de permanente diálogo y transformación de la escena como amplificación de las enseñanzas de nuestro proceso revolucionario.
Para Concebir, Rectorar, Implementar la Política Cultural, el Consejo cuenta con una decena de instituciones, perfectibles todas, que hacen realidad una programación, signada por la jerarquía artística, que sostiene el Estado Cubano. Nuestro empeño es hacer que estas instituciones sean más eficientes y efectivas en su gestión, y que tengan siempre presente su vocación de servicio y de facilitación a la creación.
Instituciones: Centro de Teatro de La Habana, Centro de Danza de La Habana, Circo Nacional de Cuba, Agencia ActuAr, Agencia Caricatos, Centro Promotor del Humor, Escenarte, Tecnoescena, Casa Editorial Tablas-Alarcos, Centro de Estudios del Diseño Escénico, Gran Teatro de La Habana, Teatro Nacional de Cuba, Teatro Julio Antonio Mella.
El Programa de Desarrollo de las Artes Escénicas se actualiza cada año en consonancia con las nuevas necesidades de la creación artística escénica.
Ejemplo: Cifras de ingreso a la enseñanza artística, ubicación de graduados, programa de formación de titiriteros, de incentivo a la dramaturgia cubana, a la joven coreografía y la dirección escénica, así como de la formación tutorial con algunos maestros. Además de los proyectos de trabajo con la UNEAC, la AHS y la BJM, las inversiones y mantenimiento de las instalaciones, entre otras.
En cuanto a la creación artística el CNAE subsidia, estimula y acompaña el desarrollo (investigación y escritura escénica espectacular) de sus agrupaciones profesionales, a partir de la jerarquización de los resultados, conquistas y visibilización de la creación artística.
Contamos con más de 200 agrupaciones artísticas en el país: Teatro para niños y de títeres, Teatro para adultos, Teatro lírico, Danza y Ballet, Circo y Magia, Humor, Narración oral, y Pantomima.
Se ha logrado la consolidación de circuitos teatrales donde intervienen más de 60 Teatros y Salas teatros en todo el país, con capacidad para 33500 personas.
Eventos, Temporadas principales de programación, jornadas comunitarias: Festival de Teatro de La Habana, Festival Nacional de Teatro, Festival Internacional de Ballet. Festival del Humor, Aquelarre, Festival CIRCUBA de Verano, Taller Internacional de Títeres, Danza en Paisajes Urbanos, Habana Vieja, Festival del Monólogo Latinoamericano, Concurso de Interpretación y Coreografía “Danzandos”, Festival de Magia Ánfora, Temporada de Danza “Para bailar en casa del trompo”.
Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, Recorrido de la Guerrilla de Teatreros por el Plan Turquino (Granma), Temporada de teatro en la montaña (Pinar del Río, Cienfuegos, Villa Clara), Cruzada Teatral por la Ruta del Ché y por la Ruta de Camilo (S. Spíritus), Crecidos por la cultura (C. de Ávila), TEASUR (I. Juventud).
Giras.
En este año giraron compañías y grupos de referencia nacional tanto para el movimiento escénico como para los distintos públicos: Danza Contemporánea de Cuba, Ballet Contemporáneo Endedans, Ballet de Camagüey, Danza Teatro Retazos, Ballet Español de Cuba, Teatro de la Luna, Teatro Escambray, Teatro Andante, Cía. D’ Morón Teatro, Teatro Pálpito, Teatro de las Estaciones, Teatro Tuyo, Los Cuenteros, entre otros.
Entre otros cursos y talleres impartidos:
‑Taller de altos estudios en Dirección Teatral.
‑Taller para jóvenes coreógrafos Danza en Construcción.
‑Taller de capacitación en gestión y producción artística para proyectos de las artes escénicas.
‑Taller de Oficios Teatrales.
La Casa Editorial Tablas-Alarcos ha publicado: 100 volúmenes de Tablas y 100 títulos de Alarcos, y mantiene las Colecciones: Biblioteca de Clásicos, Aire Frío, La Selva Oscura, Antologías
El Centro de Estudios del Diseño Escénico. Galería Raúl Oliva ofrece un programa de alto rigor de Exposiciones, Conferencias y Talleres, además de continuar con el rescate del patrimonio escénico de importantes diseñadores cubanos.
El intercambio internacional se expresa en un promedio anual de tres mil artistas escénicos que participan en Festivales internacionales, intercambios bilaterales, convenios, contratos de trabajo, asistencia técnica.
Hoy, el movimiento escénico cubano alcanza una amplia variedad de registros, y tiene un lugar destacado en los diferentes públicos como espacio de entretenimiento y reflexión, que aporta, desde la producción estética, a la necesaria adquisición de una cultura general integral.