Cuando miraba a Venezuela desde lejos suponía que el asunto era sencillo. Había una estructura burocrática herencia de la vieja cuarta república atornillada en el Estado y en el PSUV, y una vanguardia incipiente expresada en los movimientos sociales. Algo de eso escribí en un articulo publicado en 2007 “Perón, Kirchner y Chávez”, que fue publicado en la compilación “Venezuela, la Revolución por otros Medios”.
Desde esa mirada, cuando se formó el Polo Patriótico supuse que buena parte de los problemas del proceso bolivariano se iban a reencauzar. Luego esa propuesta se opacó y no entendí porqué.
Despues de un año y medio de vivir en Venezuela debo reconocer que desde lejos había idealizado lo de los “movimientos sociales”, concepto que en este país designa a un sujeto muy atomizado, compuesto por alrededor de 17.000 organizaciones, la mayoría locales o sectoriales. Hay muy pocas organizaciones con presencia nacional y son bastante heterogéneas.
La administración del Ministro Iturriza hizo una formidable apuesta a la incorporación de los movimientos sociales a la gestión del proceso bolivariano con una fuerte direccionalidad hacia la promoción de las Comunas y la visualización del sujeto comunero.
Esa incorporación tuvo luces y sombras. Por un lado el trabajo extraordinario desarrollado por algunos compañeros y compañeras que se desplegaron en todo el país, promoviendo encuentros de comuneros, incentivando la autoorganización y el protagonismo popular, oponiéndose a la construcción de comunas de maletín, intentando sumar y articular procesos diferentes, acompañando al ministro en su trabajo incansable.
Por otro lado, militantes de movimientos sociales que al asumir la gestión pública actuaron ejerciendo la misma mezquindad y sectarismo que criticaban cuando estaban en el llano. Que confundieron el avance de la revolución con el engorde de su organización, o el crecimiento de su referencia personal.
La aparición del sujeto comunero replantea la esperanza de una nueva vanguardia por nacer. Lo que he conocido del movimiento comunero también tiene sus luces y sombras. Allí he visto experiencias que emocionan, verdaderos baluartes de la transición al socialismo, pero también prácticas caudillistas y desviaciones corporativistas.
Si embargo es indudable que las comunas tienen la ventaja de una composición social homogénea de trabajadores o campesinos, y un mayor control social de sus dirigentes. Mas allá del funcionamiento democrático consagrado por la ley y los mecanismos de contraloría comunal, sus dirigentes son personas que viven en el territorio de la Comuna y es fácil advertir si hay modificaciones en sus hábitos de vida o su nivel de ingresos.
Las Comunas hoy son una realidad política con sus fortalezas y debilidades. Pero si es importante conocer la foto del presente, no debemos confundir esa foto con su potencialidad política. Como bien lo advirtió Chávez en su Golpe de Timón, las Comunas pueden llegar a convertirse en la locomotora que conduzcan al tren bolivariano en el camino hacia el Socialismo del Siglo XXI.
Después de haber transitado por casi todos los Estados del país compartiendo y vivenciando Talleres de Formación Política que incluían a servidores públicos, militantes del PSUV y de otros partidos del Polo Patriótico, comuneros e integrantes de movimientos sociales, mi respuesta a la pregunta de “¿Dónde está la vanguardia?” es “En todos lados”. Es una vanguardia dispersa, pero tangible.
En una visita realizada a Venezuela en el año 2009 alguien intentó explicarme el proceso bolivariano diciéndome que era “una Revolución sin revolucionarios”. Desde las conclusiones que surgen de nuestra experiencia no se puede adherir a esa idea. En Venezuela no faltan revolucionarios.
La existencia tangible de esa vanguardia dispersa, realza la importancia política de la convocatoria de Unidad, Unidad, Unidad del Comandante Chávez en sus últimas apariciones públicas.
No se trata de negar la existencia en el seno del chavismo de proyectos diferenciados, incluso de posicionamientos que se verían muy felices si se abandonara una orientación de transición al socialismo. Se trata de advertir que por ahora solo esa unidad política es capaz de contener la unidad de la vanguardia. Y que si Chávez era responsable de buena parte de los impulsos hacia la transición al socialismo, hoy el gobierno de Maduro no ha renunciado a esa perspectiva.
No hay posibilidad de trabajar por la articulación de la vanguardia dispersa y por la creación de una agenda propia que promueva los cambios revolucionarios, si no se sigue trabajando por la Unidad política, apoyando las iniciativas transformadoras del Presidente Maduro y apostando a desarrollar la construcción social y política más prometedora: Las Comunas.
Desde esa mirada, cuando se formó el Polo Patriótico supuse que buena parte de los problemas del proceso bolivariano se iban a reencauzar. Luego esa propuesta se opacó y no entendí porqué.
Despues de un año y medio de vivir en Venezuela debo reconocer que desde lejos había idealizado lo de los “movimientos sociales”, concepto que en este país designa a un sujeto muy atomizado, compuesto por alrededor de 17.000 organizaciones, la mayoría locales o sectoriales. Hay muy pocas organizaciones con presencia nacional y son bastante heterogéneas.
La administración del Ministro Iturriza hizo una formidable apuesta a la incorporación de los movimientos sociales a la gestión del proceso bolivariano con una fuerte direccionalidad hacia la promoción de las Comunas y la visualización del sujeto comunero.
Esa incorporación tuvo luces y sombras. Por un lado el trabajo extraordinario desarrollado por algunos compañeros y compañeras que se desplegaron en todo el país, promoviendo encuentros de comuneros, incentivando la autoorganización y el protagonismo popular, oponiéndose a la construcción de comunas de maletín, intentando sumar y articular procesos diferentes, acompañando al ministro en su trabajo incansable.
Por otro lado, militantes de movimientos sociales que al asumir la gestión pública actuaron ejerciendo la misma mezquindad y sectarismo que criticaban cuando estaban en el llano. Que confundieron el avance de la revolución con el engorde de su organización, o el crecimiento de su referencia personal.
La aparición del sujeto comunero replantea la esperanza de una nueva vanguardia por nacer. Lo que he conocido del movimiento comunero también tiene sus luces y sombras. Allí he visto experiencias que emocionan, verdaderos baluartes de la transición al socialismo, pero también prácticas caudillistas y desviaciones corporativistas.
Si embargo es indudable que las comunas tienen la ventaja de una composición social homogénea de trabajadores o campesinos, y un mayor control social de sus dirigentes. Mas allá del funcionamiento democrático consagrado por la ley y los mecanismos de contraloría comunal, sus dirigentes son personas que viven en el territorio de la Comuna y es fácil advertir si hay modificaciones en sus hábitos de vida o su nivel de ingresos.
Las Comunas hoy son una realidad política con sus fortalezas y debilidades. Pero si es importante conocer la foto del presente, no debemos confundir esa foto con su potencialidad política. Como bien lo advirtió Chávez en su Golpe de Timón, las Comunas pueden llegar a convertirse en la locomotora que conduzcan al tren bolivariano en el camino hacia el Socialismo del Siglo XXI.
Después de haber transitado por casi todos los Estados del país compartiendo y vivenciando Talleres de Formación Política que incluían a servidores públicos, militantes del PSUV y de otros partidos del Polo Patriótico, comuneros e integrantes de movimientos sociales, mi respuesta a la pregunta de “¿Dónde está la vanguardia?” es “En todos lados”. Es una vanguardia dispersa, pero tangible.
En una visita realizada a Venezuela en el año 2009 alguien intentó explicarme el proceso bolivariano diciéndome que era “una Revolución sin revolucionarios”. Desde las conclusiones que surgen de nuestra experiencia no se puede adherir a esa idea. En Venezuela no faltan revolucionarios.
La existencia tangible de esa vanguardia dispersa, realza la importancia política de la convocatoria de Unidad, Unidad, Unidad del Comandante Chávez en sus últimas apariciones públicas.
No se trata de negar la existencia en el seno del chavismo de proyectos diferenciados, incluso de posicionamientos que se verían muy felices si se abandonara una orientación de transición al socialismo. Se trata de advertir que por ahora solo esa unidad política es capaz de contener la unidad de la vanguardia. Y que si Chávez era responsable de buena parte de los impulsos hacia la transición al socialismo, hoy el gobierno de Maduro no ha renunciado a esa perspectiva.
No hay posibilidad de trabajar por la articulación de la vanguardia dispersa y por la creación de una agenda propia que promueva los cambios revolucionarios, si no se sigue trabajando por la Unidad política, apoyando las iniciativas transformadoras del Presidente Maduro y apostando a desarrollar la construcción social y política más prometedora: Las Comunas.