El referéndum de Escocia ya ha quedado atrás y casi todos los análisis en relación a ello también. La realidad es que hoy Escocia no es una nación independiente y los instrumentos de contención hoy son más poderosos que ayer para el reino británico. El cual ha ganado aparente legitimidad democrática, está consiguiendo poco a poco revertir el proceso independentista hacia un terreno de juego de toma y daca de transferencias. Un terreno de juego mediante el cual el estado español ha tenido más de tres décadas enfrascada a la burguesía vasca y catalana (y la sigue teniendo en gran parte).
Promesas de transferencias y miedo. Eso ha bastado por ahora para bloquear el avance independentista.
Resulta un poco extraño que las promesas de transferencias hayan sido vistas como un avance en muchos análisis. Como un logro. Sobre todo resulta extraño cuando esta opinión viene dada desde Euskal Herria o Catalunya donde hasta el menos vivaz ya reconoce que precisamente ese juego de transferencias y pactos con el gobierno del estado ha sido uno de los mayores avales del autonomismo y de bloqueo de la vía independentista.
El camino hacia la independencia de Escocia va a ser muy duro. Pese a que el número de independentistas es alto sobre todo en la juventud y en la clase obrera mas concienciada. Mientras que partes de la burguesía y la socialdemócracia escocesa encabecen el independentismo no habrá alternativa antagónica socio-político-económica para romper amarras con la City, y el discurso del miedo en el terreno económico triunfará porque esa burguesía y socialdemocracia lo tiene.
Si ante el previsible aumento de las contradicciones sociales esa clase obrera y juventud realiza un avance por la izquierda que deje atrás el pensamiento blando socialdemócrata y la traición a la clase trabajadora del laborismo institucional y sindical, será la garantía definitiva del salto a través de la lucha de clases . Nada fácil desde luego pero no imposible. Pues solo la clase trabajadora escocesa con una alternativa vigorosa que ponga en su lugar al falso miedo de los que precisamente crean desigualdad , llegada la hora de la verdad puede triunfar.
Posiblemente no lleguen muchas noticias de Escocia en un largo tiempo en relación a la independencia hasta que esta posibilidad pueda tomar cuerpo.
De donde si van a llegar es de Catalunya. Dicen que la tortura es uno de los pocos delitos que se sabe quiénes lo van a hacer, dónde y cuándo va a ocurrir. Lo mismo ocurre en procesos de liberación donde la clase trabajadora y la juventud suelen ser traicionadas de no controlar el proceso. El momento suele ser poco antes del choque, el cual se evitará, dando paso al trapicheo posterior, que solo la clase trabajadora lo podrá evitar. Y aunque a muchos le extrañe , seguramente irá en baremos muy similares al terreno escocés post-referéndum.
Una de las cosas que ha sido casi unánime a la hora de interpretar tanto la situación escocesa como la catalana es que los poderes británicos y españoles son muy diferentes. Uno permite referéndum y otro lo ataca. Precisamente este pensamiento ilusorio y mecánico que interpreta un hecho diferente como si partiría de dos realidades básicas diferenciadas, es una de las razones por lo que tanto en Escocia como Catalunya o la misma Euskal Herria, la independencia posiblemente esté algo alejada aún.
Propaganda – consenso e integración – represión invisible – consenso e integración – amenaza velada – consenso e integración – amenaza – consenso e integración– represión visible- consenso e integración – guerra – integración (se reinicia el bucle)
La diferencia fundamental del imperialismo inglés y el español, no es de carácter democrático, sino de una mayor sofistificación y capacidad de elementos de consenso e integración que salvaguarden los intereses propios. La burguesía inglesa es muy superior, pero eso en ningún caso no ha hecho dudar tanto a la española como a la inglesa para masacrar, torturar, bombardear y todo lo que sea necesario hacer llegados ciertos momentos.
Los cambios internos en la ordenación imperialista no vienen de “acuerdos”, “buena voluntad”, “consultas pactadas” sino como decía un lector del blog; forzando cambios de relaciones de fuerza entre clases, mediante luchas y revoluciones, resistencias históricas, avances, oposiciones y disidencias ante el sistema destructivo y avasallador, que luego, a lo sumo y si fuera necesario, se rubricarían mediante referéndum.Con el dato “curioso”, que ya parece tendencia, es que el permiso de realizar un referéndum en el bloque occidental y que teóricamente vaya contra sus intereses, nunca lo pierde.
De momento en Europa los únicos referéndums ganados por sus convocantes han sido en las repúblicas del Donbass y Crimea. Ninguna casualidad. Y si Catalunya lleva adelante la consulta, el 9N también la ganará.