Un grito resuena en medio de los montes de Euskal Herria
Decía Patxi, “El Caudillo” (el de la rebajas), que cuando no hay nada que vender lo mejor es cambiar de profesión. Pero yo soy pelín desconfiada de lo inculto, por lo que me quedo con lo que dijo el culto griego Demóstenes: “las palabras que no van seguidas de los hechos no valen para nada”…
El echeko-jaun, delante de su casa, escucha y pregunta:
¿Quién anda ahí, qué me quieren?
Al collado de Ibañeta sube un rumor. Se acerca, se hincha, serpenteando entre las rocas. Rumor de ejército, venido de lejos. Los baskos tocan las bocinas en las cumbres montañosas. El echeko-jaun aguza sus dardos.
¡Ya llegan, ya llegan!
(Es un bosque de lanzas. Con multicolores banderolas en medio. Saltan rayos de las armas)
¿Cuántos son, muchacho? ¡Cuéntalos bien!
“Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, once, doce, trece, catorce, quince, dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve, veinte. Y veinte, y miles todavía. Perderíamos el tiempo contándolos”.
(Juntemos nuestros brazos vigorosos; arranquemos de cuajo esas rocas.
Lancémoslas, monte abajo, sobre las cabezas de ellos; aplastémoslos, hiriédolos de muerte)
¿Qué buscan en nuestras montañas esos hombres del norte?
(Ruedan las rocas y aplastan a los invasores. Corren torrentes de sangre, troncos y miembros palpitan)
¡Cuánto hueso roto, qué mar de sangre!
¡Huid, huid los que aún tenéis caballos!
¡Huye, rey Carlomagno, con tu pluma negra y tu pluma encarnada!
¡Tu amado sobrino, el valiente Errolán, yace muerto en el valle! ¡¡Euskaldunas!!, bajemos rápidos desde estas rocas a perseguir con nuestros dardos a los fugitivos (…)
Narraciones vascas, (Arturo Campion)
Responde el viento frió cortante, gélido, sopla desde el norte sobre la cumbre del monte Ori, ¿será verdad que el gallo rojo “trina”? Me siento en la cima, desde ella observo a “Pajarito” ave del norte peninsular; es como el Petigorri e inquieto y rebosante de optimismo como el Colibrí. Sí, es de los que piensan que aún se puede subir a las cumbres más altas, dónde el aíre es más limpio y la vista más ancha, más libre. Es mi hermano, me siento orgullosa al observarle. El esfuerzo merece la pena (Piensa nuestro inquieto “Pajarito”), y el monte Ori, el “dos mil» más occidental del Pirineo, es historia y es leyenda del pueblo Euskaldun…
Ahora (dice con cierto sarcasmo), ahora que ya no está ETA, Euskal Herria es muuuucho más bonita, más turística, sobre todo más moderna, y nos amamos todos, toditos, un montón. Ya no hace falta subir a las altas cumbres, que va!, para ver bonito nuestro país o para defendernos de los invasores armados de grandes pedruscos, no hombre no, para que tato esfuerzo; en los despachos de las llanuras de las grandes ciudades montamos akelarres, dónde lo mismo está el Urkullu, el obispo Munilla, Patxi López, el virrey Urquijo, que el mismísimo trotamundos Martín Garitano. Eso es, para que te vas a quemar la cabeza!
Urkullu dijo que el pueblo vasco tiene derecho a decidir
¿A sí?, dice Manu el negro, el soñador de pelo largo (el prota de “el grito” sellado en bellas artes por Toño ‑tremendo pedagogo- sobre troncos de árbol que atraviesa entre laterales inmensos tornillos forjados en la desaparecida fábrica de Euskalduna). Y, en eso responde Fidel, pero no el de La Habana, otro “Gallu”, éste de Euskadi: ¡eso es lo que dijo el Urkullu!. Y, ahí, si que llegó a parar la diversión el Flako (el alias Pajarito), que respondió entre risas: sí, el pueblo vasco tiene derecho a decidir, pero cuando el árbol de Gernika de peras! Ja, ja, ja, lo rebien que me la paso en familia! Aprovechamos el encuentro entre besos, chascarrillos, risas con alegría y optimismo: El obispo Munilla se divorcia del PP, al que llama marxista, ¿lo sabías? Sí, y el Patxi les baila un aurresku de despedida, antes de largarse a los madriles. El Urquijo, que los guardias y policías se quedan para siempre, faltaría más, sabe que es dónde mejor se come y dónde más se les paga. Y, el Garitano que ellos sólo quieren paz, que les dejen en paz, y que la paz del Señor, llegue a tod@s.
Ahí es que se hayan repartiendo prebendas. Oro, mirra e incienso borbotea entre copas. Un buen txacolí no falta, ni perretxikos ni pintxitos donostiarras para agrandar mitxelín, y a vivir que son dos días!!! Indudablemente desde que no está ETA ni su metralleta se vive mejor, dicen, que con más armonía, vayas a comparar! Otros momentos sí, y coyuntura. Ya Euskadi no requiere de kale borroka, asusta a los turistas, y eso puede bajar remuneraciones. En Euskal Herria empieza a predominar los colorines, muuuuucho más vistosa, se acabaron los años de humo gris y soldadura. Gandhi se encuentra en alta estima como Jesucristo, los de la otra mejilla, predomina la hermandad entre calles.
Los llamados cipayos están desconcertados, no saben si zurrar o dar besos. Tiempos modernos. Mientras unos viven a cuerpo de rey otros por debajo de sus necesidades inmediatas, y muchos, tan debajo, que de diezmados ni se les ve. En eso estaba, sobre la cumbre del monte Ori (con el Flako, Gallu y Manu el negro), tan ricamente disfrutando de la brisa de la mañana, cuando al descender y ya cerca de la llanura, nos encontramos con dos pastores y una pastora de Otxagabia. Parecían asustados, desconcertados mirándose unos a otros, no acertaban a abrir sus bocas hasta que la pastora, más decidida, nos dijo de carrerilla que se les había aparecido la Virgen…
Yo dije:
¡Que virgen si se puede saber, porque mi hermana todavía no ha parido!, Y, el mayor de los pastores, todo resuelto, contestó.
¡Que Virgen va a ser, la Virgen María!
¡Aaaaaaaah…! Menos mal que no fue mi hermana la bromista, le gusta mucho eso del arte dramático, y, pudiera ser que… Bueno, pues, y saber… cómo sabíais que era la Virgen María y no Begoña, o la de Aránzazu? A lo que me respondieron de carrerilla y con énfasis:
¡Porque la María viste de blanco, y a las otras no las conocemos!, además, nos lo dijo ella: ¡Soy la Virgen María, llena de la gracia de Dios!
Y aparte de deciros su nombre… no os dijo algo más, que se yo…
¡Siiiiiiiiiiii!, contestó la niña pastora. Nos dio este sobre, pero dijo que hasta que no fuéramos mayores no se lo entregáramos a nadie.
Bueno, a ver niña (dijo Pajarito, el Flako, quiero decir), vamos a desenredar el enredo de este misterioso misterio ‑ya eres mayorcita, ustedes dos mucho más, para creer en estas cosas… ¿quién os ha dado el sobre pues?
¡La Virgen!
(Repodieron los tres a la vez)
¡Y, dónde está… esa señora!
¡Se ha ido!, desapareció de repente ahí mismito.
Mira maja, dijo en plan paternal. Ahí donde lo ves, nosotros somos sacerdotes, y ésta (por miiiiii, diosssss!!!) es la hermana María que también hace milagros, como la Virgen! Así que, ustedes ya son mayores para jugar a estas cosas, nos deben dar ese cartita, para llevársela al Sr. obispo de Pamplona, en persona, que es él, y sólo él, el representante de Dios y de la Virgen por estas tierras.
Se miraron los tres varias veces indecisos, y al final, la pastorcilla, más condescendiente con el “padre Pajarito” (inocente el pobre angelito), le entregó la carta.
Les dimos unos besos de despedida y unas nueces que habíamos cogido y volvimos al refugio jugando entre bromas. El Flako (o sea, “el padre Pajarito”), había estado francamente certero e ingenioso a lo Dario Fo. .
. pero…
¿Qué era lo que contenía en realidad dicha carta abultada, nos habían gastado una broma los pastores y la pastorcilla?
¡Que va a ser si no! Dijo Manu el negro, estos ven demasiada televisión, ahora se estarán retorciendo de risa a nuestra costa, y sin cámara oculta, ja, ja, ja… Cuando llegamos al refugio, nos sentamos cerca de la chimenea, y ya relajados, decidimos en grupo, deshacer la broma para llegar alguna resolución. El Flako siguió ejerciendo de sacerdote, fue el encargado de abrir el sobre, y, al abrirlo, casi se caé de espalda…
¡El sobre contenía, un fajo de billetes de 500 €, que ante nuestra incredulidad, comprobamos una y mil veces a la luz de las llamas de la chimenea, si eran falsos o verdaderos! Parecían buenos, según la opinión de los coleguillas. Igualmente, contenía una carta.
La carta decía:
Hola, soy la Virgen María, perdonar que no sepa Euskera, es que dónde estoy sólo se habla latín, castellano e inglés. Decirles que el mundo está mal, muy mal. El gringo cada día está más hijoeputa, doy fe, amenazan diciendo que en el 2050 acabarán con la humanidad, incluidos ellos mismos. Así que aprovechar estos años, y arramplar con todo lo que pilléis, que trabaje Santa Rita, ya que pensión ni vida tendréis. Hacer el amor hasta que vuestras fuerzas os abandone y vuestro higadillo no responda nuevos envistes. Yo no puedo hacer nada. El de arriba pasa de todo, se la reflanflinfla, todo lo que ocurre en la tierra. Los independentistas contra el fascio y su economía lo tenéis muy crudo.
Según mis cálculos hasta el 2075, ni Euskal Herria ni Catalunya ni Galiza ni las Canarias repletas de buitres, serán país soberano, y socialista, jamás!!! Ya para entonces la tierra será sólo habitable para las ratas y cucarachas. En cuanto a los presos políticos, les crecerá la barba como a Matusalen en las mazmorras. No puedo avanzar más. Sólo está en vuestras manos, que tiemble la tierra y sacuda al diestro, de esa forma conseguiréis que se abran las mazmorras. Bueno chicos. Sean buenos.
Amen.
En el encuentro de los abrazos
El monte Ori se mostró imponente en su desafío, revoltoso y esbelto al norte del valle de Salazar; sobre su cumbre, además de milagros y pastores, ovejas y riachuelos, ofrece excepcionales y majestuosas vistas sobre la Selva de Irati y picos agrestes cercanos. Si tienen suerte encontraran cielo despejado y podrán contemplar el Moncayo, hasta incluso, el mismísimo mar Cantábrico. Muuuucho más difícil les resultará, toparse con los personajes, que la mitología vasca atribuye a este lugar. Ori es el refugio de Mari, diosa de los genios de la naturaleza y del propio Basajaun, señor del bosque, célebre, entre los euskaldunes lugareños. El monte Ori (2.017 metros), es vertiginoso, se alza y asoma liberado para ser visto, al noreste de Nafarroa; montaña entrañable, se entrega al caminante en fácil acceso con excepcionales vistas, pinceladas conmovedoras del tapiz a colores de la hermosísima Selva de Irati, y las cercanas cumbres del Anie, Mesa de los Aldeanos, perdón!, de los Tres Reyes…
NOTA
LA VIRGEN REAPARECE
(Ante tres nuevos pastores vascos «Para Promover Cambios Democráticos») A uno, como diputado general, le recomendó en sacrificio asistir al entierro de Botín y rendir condolencias a la acaudalada familia del empresario banquero (“afortunadamente en Gipuzkoa se persigue a los corruptos sin descanso”, podemos seguir tranquis, pese al bochornoso sacrificio satisfecho). A otro elegido como gallo negro, proclamado Lehendakari, le pidió que se encarara, e hiciera frente al “trinar” de gallo rojo. Y, por último, el tercero, quedó tan conmovido ante la aparición divina, que vacila si meterse a fraile o pasarse a los requetés en los montes de Nafarroa.
PD.
El espejo pro-sistema deforma la realidad, común en todas las comunidades que además piden independencia, sinónimo que vincula el agradar. Mi caminar es ahuyentar “los fantasmas del miedo” que intentan vincularnos entre sus máscaras, amenazando sumirnos en la miseria intelectual de la cremallera, para poco a poco ir asumiendo al vasallo siglo 21, y no ser, ni molestos ni peligrosos para su democracia. Se que habrá lobos vestidos con piel de cordero, mercenarios de la libertad.
Se que es humillante ser siervo, y más, gustoso. Ningún amo, hombre ni mujer será dueño de mi cerebro ‑dijo Talía, la mejor de mis vecinas, y prosiguió: mi antagonismo lo marco a más distancia que lo que media de mi mano, prefiero la aspereza que exija en cada momento, a jugar a ser bufón sin escrúpulos; mi camino no vitaliza la sumisión, mi locura es fresca tiene el valor de los que luchan, aprendí a vivir luchando.
Maité Campillo (actriz y directora de teatro)