La Audien­cia empie­za a cobrar a la fami­lia Caba­cas por recu­rrir deci­sio­nes de la jueza

Cabcas

Es inau­di­to que a la acu­sa­ción par­ti­cu­lar se le cobre por tra­tar de avan­zar y saber más en una inves­ti­ga­ción que le afec­ta direc­ta­men­te. Los padres de Iñi­go Caba­cas Lice­ran­zu ‑Manuel y Jose­fi­na- ten­drán que pagar las cos­tas por haber inten­ta­do que se tome decla­ra­ción a Jor­ge Alde­koa, jefe de la Ertzain­tza en Bil­bo cuan­do mata­ron a su hijo, y por haber que­ri­do inda­gar sobre qué orde­nes se die­ron aquel fatí­di­co día en una reu­nión de los man­dos poli­cia­les para pla­ni­fi­car la jornada.

La Sec­ción 6ª de la Audien­cia Pro­vin­cial de Biz­kaia ha envia­do en un solo auto de ape­nas seis folios dos men­sa­jes muy poten­tes a los padres de Iñi­go Caba­cas. Uno de ellos, que lo úni­co que los tri­bu­na­les bus­can es «quién reali­zó un dis­pa­ro» que cau­só la muer­te de su hijo y si lo ocu­rri­do pue­de ser con­si­de­ra­do deli­to o una fal­ta admi­nis­tra­ti­va. Es decir, no pare­ce que ten­gan inten­ción de bus­car más allá o de eva­luar el con­jun­to de la actua­ción policial.

El segun­do men­sa­je es que si quie­ren ir más lejos de lo que en cada momen­to vaya auto­ri­zan­do la jue­za ins­truc­to­ra, lo van a ir pagan­do de su bolsillo.

Y es que la Sec­ción 6ª de la Audien­cia Pro­vin­cial no se ha limi­ta­do a recha­zar las soli­ci­tu­des rea­li­za­das por la repre­sen­ta­ción legal de la fami­lia Caba­cas para tra­tar de ahon­dar más en la inves­ti­ga­ción, sino que ha orde­na­do que se le cobren las cos­tas que se han ori­gi­na­do en este trámite.

El cobro de las actua­cio­nes judi­cia­les a la acu­sa­ción par­ti­cu­lar es insó­li­to. Se supo­ne que la jus­ti­cia debe pro­te­ger el dere­cho de la fami­lia de una víc­ti­ma a escla­re­cer las cau­sas de su muerte.

La Audien­cia Pro­vin­cial de Biz­kaia, invo­ca los artícu­los 239 y siguien­tes de la Ley de Enjui­cia­mien­to Cri­mi­nal para «impo­ner las cos­tas ori­gi­na­das en esta alza­da al apelante».

Sin embar­go, lo que esta­ble­ce el artícu­lo 240 de la men­cio­na­da ley es que el «que­re­llan­te par­ti­cu­lar o actor civil serán con­de­na­dos al pago de las cos­tas cuan­do resul­ta­re de las actua­cio­nes que han obra­do con teme­ri­dad o mala fe».

En nin­gún momen­to el auto que des­es­ti­ma el recur­so de Manuel Caba­cas y Jose­fi­na Lice­ran­zu esta­ble­ce que hayan obra­do con teme­ri­dad o mala fe, por lo que hacer­les pagar las cos­tas de un mero recur­so, tie­ne difí­cil expli­ca­ción judicial.

La can­ti­dad a pagar en este caso ron­da los 350 euros. Pero debe tener­se en cuen­ta que supo­ne un cla­ro pre­ce­den­te de lo que pue­de ocu­rrir si pre­ten­den recu­rrir cual­quier otra deci­sión de la jue­za instructora.

Los tri­bu­na­les pare­cen estar bus­can­do úni­ca­men­te a quien reali­zó el disparo

No cabe duda que en la inves­ti­ga­ción de la muer­te de Iñi­go Caba­cas es impor­tan­te deter­mi­nar quién fue el autor del dis­pa­ro de la pelo­ta de goma que aca­bó con su vida, pero las res­pon­sa­bi­li­da­des de lo ocu­rri­do aque­lla noche difí­cil­men­te podrán escla­re­cer­se si, por una par­te, no se esta­ble­ce de for­ma feha­cien­te qué órde­nes reci­bie­ron los agen­tes que inter­vi­nie­ron en los hechos y si resul­ta impo­si­ble saber qué esco­pe­tas se uti­li­za­ron, quién uso pelo­tas y quién no, por­que jus­to aque­lla fatí­di­ca noche ‑en con­tra de lo que exper­tos dicen que se hacía siem­pre- no se levan­tó acta en el bun­ker de las esco­pe­tas y pelo­tas usadas.

El recur­so de la fami­lia Caba­cas iba, pre­ci­sa­men­te, en esa direc­ción: saber qué órde­nes se habían dado en la reu­nión de coor­di­na­ción en la que se esta­ble­ció el dis­po­si­ti­vo poli­cial para aque­lla jor­na­da de alto ries­go, y tomar decla­ra­ción, siquie­ra como tes­ti­go, al jefe máxi­mo de la Ertzain­tza en Bil­bo, a quien inclu­so un alto res­pon­sa­ble del sin­di­ca­to ErNE pone en el epi­cen­tro de las deci­sio­nes que se adop­ta­ron aque­lla noche y que están tenien­do una reper­cu­sión obje­ti­va en la pro­pia investigación.

Según la Sec­ción 6ª de la Audien­cia, la fami­lia no deter­mi­na qué indi­cios tie­ne para pedir la decla­ra­ción de Jor­ge Alde­koa ni entien­de «de qué con­cre­tos hechos ha podi­do ser tes­ti­go y que serán rele­van­tes para la ins­truc­ción». A su enten­der, según la cau­sa, el jefe de Bil­bo «poco pue­de acla­rar sobre las con­cre­tas cir­cuns­tan­cias en las que se pro­du­jo la inter­ven­ción poli­cial». Por­que el fin de la inves­ti­ga­ción es «ave­ri­guar quién reali­zó un disparo».

Esta sema­na, el fis­cal supe­rior, Juan Cal­par­so­ro, ha empe­za­do a admi­tir que pue­de ser nece­sa­rio subir en la esca­la de man­do para fijar responsabilidades.

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