Este endeudamiento sirve principalmente para comprar bienes de equipamiento y de consumo a los países más industrializados. Los hechos han demostrado día tras día, durante décadas, que esto no funciona. Los modelos que han influenciado la visión del Banco Mundial conducen naturalmente a los PED a una fuerte dependencia de los aportes externos de capitales, en general en forma de préstamos, con la ilusión de alcanzar un nivel de desarrollo autosostenido. Los proveedores de fondos públicos —gobiernos de los países industrializados y el Banco, en particular— consideran los préstamos como un poderoso medio de influencia sobre los países que se endeudan. Las acciones del Banco no se resumen en una sucesión de errores o de malas jugadas. Al contrario, son parte de una visión coherente, teorizada, sistematizada, que se enseña doctamente en la mayoría de las universidades. Centenares de libros de economía del desarrollo la destilan. El Banco ha producido toda una ideología del desarrollo. Cuando los hechos la desmienten, el Banco no la vuelve a considerar. Al contrario, intenta deformar la realidad para continuar protegiendo el dogma.