Igor Lopez de Munain, Gasteiz * E.H
Existe un viejo proverbio asiático que dice “El sabio señala la luna y el necio mira el dedo”. Semejante inicio no pretende ser más que una manera de llamar la atención del docto lector o lectora intentando que llegue a interesarse en el tema que pretendemos socializar, Ucrania…
Litros de tinta se han utilizado a la hora de desinformar que ha sucedido y sucede en el este de lo que veníamos llamando Ucrania. Esperemos que menos tinta sea necesaria utilizar para responder a lo que viene siendo una llamada de socorro, un grito de auxilio, un toque a los y las internacionalistas que no aceptamos que los nazis vuelvan a ocupar Europa, en definitiva un grito socialista e internacionalista.
Internacionalistas vascos han dado un valiente paso adelante para informarnos de qué está sucediendo en esta Europa que nos engulle y que nos desideologiza, que nos enfrenta y que nos compara unos frente a otros, en definitiva, que nos deshumaniza. Son aquellos que superaron su miedo a acudir a un conflicto que muchos tildan de multipolar, en el que para algunos nada está claro, en el que nadie es bueno ni malo sino todo lo contrario, un conflicto en el que los muertos son muertos de la incertidumbre y de la no-ideología; un conflicto sobre el que nadie nos envía solicitudes de Change.org , un conflicto silenciado y amortizado por los mismos medios que no tardamos en criticar, un conflicto que podría pasar en llamarse olvidado si no fuese por la presencia de internacionalistas vascos que nos han regalado sus vivencias, miedos e ilusiones.
Ese dedo del que hablaba el filósofo anuncia un peligro, el fascismo, ese que no fue vencido por las fuerzas de EEUU y sus socios, sino por la URSS, una deuda que sigue pendiente, deuda que no deberíamos desoír, deuda legítima que tiene la clase trabajadora con los miles de voluntarios que dieron su vida por una Europa socialista.
Nadie puede decir que aquellos que hoy luchan por la libertad del Donbass tengan menos derecho sobre su tierra que un vasco o un catalán que defiende su derecho de autodeterminación, nadie debe negarles ese derecho, nadie puede obligarles a vivir bajo el yugo del fascismo, por lo menos no debemos permitirlo.
Cuidado con aquellas personas que miran el dedo que señala mientras familias enteras mueren en el Donbass asesinadas por un gobierno fascista, un gobierno golpista, un gobierno genocida, un gobierno financiado por los mismos que dan golpes de estado en Venezuela o en Cuba; que no nos engañen, no miremos el dedo, alcemos nuestros ojos a la luna, esa luna que algunos militantes internacionalistas vascos se han molestado en mostrarnos poniendo sus propias vidas en peligro, no miremos el dedo, miremos la luna que hoy brilla con una estrella roja que nos recuerda y marca el camino de la solidaridad y el socialismo.