“Una generación puede ser juzgada por el mismo juicio que ella hace de la generación anterior, un período histórico por su propio modo de considerar el periodo que lo ha precedido.
Una generación que desprecia a la generación anterior, que no logra ver su grandeza y su significado necesario, no puede más que ser mezquina y carente de confianza en sí misma, aunque adopte poses combativas y exhiba ínfulas de grandeza.
Es la acostumbrada relación entre el gran hombre y el criado.
Hacer el desierto para sobresalir y distinguirse.
Una generación vital y fuerte, que se propone trabajar y afirmarse, tiende por el contrario a sobrevalorar a la generación anterior porque su propia energía le da la seguridad de que llegará aún más lejos; simplemente vegetar es ya una superación de lo que se pinta como muerto.
Se reprocha al pasado el no haber realizado la misión del presente; así como sería más cómodo que los padres hubiesen realizado ya el trabajo de los hijos.
En la devaluación del pasado se halla implícita una justificación de la nulidad del presente: Quien sabe qué habríamos hecho si nuestros padres hubieran hecho esto y aquello…, pero ellos no lo hicieron y por consiguiente nosotros no hemos hecho nada más.
¿El techo de un primer piso es menos techo que el del piso diez o el piso treinta?
Una generación que sólo sabe hacer techos se lamenta de que sus predecesores no hayan construido ya edificios de diez o treinta pisos.
Decís que sois capaces de construir catedrales, pero no sois capaces más que de construir techos.”
Antonio Gramsci. Pasado y presente, op. cit., p. 128
1.-El conflicto intergeneracional, la guerra entre “lo nuevo” y lo “viejo”: mitos y falacias, virtudes y vicios:
El capitalismo ha subvertido todos los valores precedentes de la sociedad en la que se asienta, convirtiéndolos en banales objetos de consumo. Consumimos emociones, instantes, “experiencias”, relaciones, información y cualesquiera otras dimensiones y planos de la existencia humana como consumismos yogures, iphones, automóviles, ropa o perfumes. Y en esa circulación de la vida como consumo, lo rápido, fugaz, novedoso y reciente se convierte en el brillante objeto de deseo que se instala como dictadura de la moda que debe seguirse para no quedarse atrás y desfasado.
No es éste un fenómeno que surja por impulso espontáneo y “natural”. Tiene sus procesos ideológicos de producción, sus prescriptores, sus empresarios y fabricantes del sentido, el significado y el significante (periodistas, filósofos asalariados, creativos publicitarios, detectores de tendencias y un sinfín de jornaleros a sueldo de la creación de opinión) y, por supuesto, su industria y negocio, como lo tiene cualquier producto y servicio que el capitalismo ponga en circulación dentro de la sociedad de consumo.
También en política, ser un producto nuevo, joven, sin pasado, o sin que éste se recuerde, es uno de los objetivos principales de cualquier mercader que pretenda vender como actual y moderno una nueva cara/personaje, un nuevo concepto político o un nuevo partido .
Lo de ser actual, casi flamante, “fresco” se ha convertido en nuestros días en el valor “per se”, en casi lo único que merece la pena ser. Y si no lo eres, sal de escena o ponte al servicio de “lo nuevo”.
Todas las sociedades humanas han ligado valores deseables, optimistas, idealistas, generosos y energéticos a la idea de juventud. Ésta en las envejecidas sociedades europeas se ha visto revalorizada aún más por convertirse en un bien escaso, en un segmento poblacionalmente decreciente.
Ello corre paralelo a la desvalorización de otras edades más tardías, hasta el punto de que comportamientos, hábitos, apariencias, estilos y códigos juveniles son copiados por personas que hace mucho tiempo dejaron de ser jóvenes, despreciando y arrinconando valores propios de la madurez como la sabiduría, la experiencia, el autoconocimiento, la prudencia, el saber apreciar los momentos o el redescubrimiento de la afectividad.
Ambas edades del ser humano tienden a tener sus contravalores. Suelen atribuirse a la juventud la soberbia, la arrogancia, la inexperiencia o la ingenuidad del mismo modo que a la vejez el temor o la desconfianza. A ésta también se le achacan variables físicas muy ligadas a la fragilidad de la edad (senectud, decadencia,..), sustentadas en un componente biológico que hoy actúa más bien como coartada ideológica para justificar el arrinconamiento de los mayores. Los rasgos más ligados a la decrepitud tienen hoy mucho más que ver con los años finales de la vida que con el largo período de la madurez y la vejez en el ser humano. Los avances en la salud, estilos de vida y condiciones materiales, entre otros muchos factores han cambiado radicalmente la realidad de hace sólo 50 años del período posterior a la juventud.
Si en las sociedades primitivas, la figura del anciano era dignificada en las figuras del chamán, el sabio, el transmisor del conocimiento de la tribu, la pérdida de la juventud hoy no parece ir acompañada de valores que dignifiquen socialmente la vejez. Más bien ésta se percibe como algo rechazable, que incluso se intenta negar y de la que se trata de escapar a su inevitablidad.
Es llamativo que esto suceda en un país en el que el envejecimiento de la población y el alargamiento de la esperanza de vida hacia los 90 años señala que el grupo denominado joven no es más que una minoría en el total de habitantes y que el concepto madurez-vejez debe ser notablemente relativizado. La población que no entra en la categoría joven empieza a no ser un conjunto de cohortes sin futuro sino con unas expectativas de vida y proyecto crecientemente significativas. Por cuestión meramente cuantitativa, o democrática, si se quiere, esto es algo que debiera ser tomado en cuenta, pero no como esas declaraciones habituales que se hacen para incumplirlas sino como realidad con derecho a ser y representarse.
Hoy hay quien intenta justificar una supuesta ventaja no biológica sino cultural, la que señala el desfase en conocimiento, bien en el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TCI) bien en el nivel de instrucción (titulación más bien) entre jóvenes y mayores. Se aduce que los jóvenes tienen un nivel de formación académica mucho más elevado que los mayores y que aquellos nacieron con el desarrollo de Internet del mismo modo que los mayores han tenido que saltar uno (televisión) o dos (radio, televisión) soportes de comunicación e información y ello ha provocado su atraso tecnológico. De nuevo nos encontramos con una falacia o, cuando menos, con una verdad a medias, que suele ser la peor mentira porque ignora u oculta la otra parte de la verdad.
No estaría de más, en relación con las TCI diferenciar entre acceso y uso o tipo de uso de las mismas. ¿Qué % de personas, en gran medida también jóvenes, realizan usos avanzados de dichas tecnologías (tales como programación), utilizan herramientas más complejas que una tabla de excel, poseen capacidades de community manager, saben utilizar todas las aplicaciones que les brinda facebook o emplean su tiempo de uso de la red en formarse e informarse de la realidad del mundo que les rodea? Frente, a ese uso y nivel de uso de las TIC, ¿qué porcentaje de personas emplean la red fundamentalmente para juegos, ver películas y vídeos en youtube de gatitos o a un coreano haciendo el tonto en un videoclip mientras tienen dificultades para manejos no básicos de las herramientas de Office? Les aseguro que son muchísimos más los segundos que los primeros y que muchos de ellos son jóvenes por cuanto que los tramos de edad de 16 a 34 años son los más usuarios, aunque la brecha digital por edades se va acortando notablemente.
Factores como la informatización de los puestos de trabajo, la curiosidad, el tener hijos en casa que utilizan las TIC, la conciencia de la necesidad de no quedarse atrás, etc., están impulsando una utilización cada vez mayor de la red por parte de los mayores.
Por lo que se refiere al factor de instrucción o nivel de estudios, casi el 34% de la población española de 25 a 64 años, según datos de este último año, tiene estudios superiores y, dentro de ella, es predominante, aunque por no mucho, el segmento de 25 a 34 años con dicho nivel formativo, alcanzando el 40%. Sólo los segmentos de mayor edad edad de la población española (mayores de 55 años y más) son los que presentan cifras de formación superior mucho más reducidas. Aun así, el analfabetismo entre la población anciana se ha reducido hasta niveles realmente bajos. En edades por encima de los 40 y los 50 años y mucho más avanzadas se ha producido un fenómeno creciente, cual es el de desarrollar con posterioridad a la incorporación al mercado de trabajo, en períodos de paro o incluso tras la jubilación estudios secundarios o incluso universitarios.
En cualquier caso, frente al mito que tiende a identificar juventud y estudios superiores, tras la arrogante expresión “somos la generación más preparada de la historia” conviene recordar que el 60% de la población española entre 25 y 34 años no tiene estudios superiores, que el fracaso escolar es uno de los más elevados de Europa, tanto en la enseñanza primaria como secundaria, y que título formativo y cultura son cada vez menos equivalentes.
Detalles como faltas de ortografía frecuentes, descenso en la capacidad de comprensión lectora o arrinconamiento de las materias de tipo humanístico señalan que vamos hacia una sociedad de jóvenes altamente cualificados para los requerimientos que el mercado de trabajo capitalista impone pero con manifiestamente mejorable capacidad intelectual.
Conforme las sociedades han ido evolucionando, afectando con ello a las transiciones (económica, domiciliaria-familiar, emocional, política y civil) entre la adolescencia y la vida adulta, y la esperanza de vida se ha ido extendiendo, las edades superiores de la juventud se han ido estirando hasta límites que hace un siglo hubieran alcanzando lo que se conoce como edad madura. Si hace más de una década años los sociólogos manejaban los 30 años como fin de la etapa juvenil, hoy hay ya un consenso muy amplio de que alcanza incluso hasta los 35 años o lo que podríamos llamar jocosamente el concepto de la “eterna juventud”.
Conforme el trabajo se hace más y más escaso, la inserción en el mismo mucho más difícil y la asunción de responsabilidades algo más complejo, puede que la entrada en la edad adulta se acabe acercando mucho a la del derecho al disfrute de los viajes del IMSERSO.
Ironías aparte, en la dinámica de mercantilización de la política, el aparato ideológico capitalista de producción de sentido identifica a la juventud como lo rompedor, lo transformador, lo nuevo, lo moderno, lo innovador.
Si esos atributos sobredimensionados de la importancia positiva de la juventud en política han sido vinculados a momentos de cambio político (transición política española del 77), cuando se unen otras variables (económica, corrupción,…), el componente juvenil en política, ya sea desde lo cultural-idelógico, ya desde lo generacional, adquiere una redoblada importancia. Se connotan entonces las ideas de juventud, modernidad o cambio de otros valores como pureza, limpieza, verdad, ética, regeneración. Lo virginal del futuro blanquea la negrura del presente.
Este relato de lo joven es mero revestimento ideológico de la realidad, un constructo mixtificado de la juventud como vanguardia transformadora frente a lo viejo y caduco que recuerda demasiado la visión orteguiana de la Historia como conflicto entre generaciones, olvidando aquellas palabras de Marx en el 18 Brumario de Luis Bonaparte.
“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos” (op. cit. Capítulo 1)
Nada es tan nuevo. Nada rompe por completo con los valores y condicionantes de la sociedad en la que ha nacido, aunque los formatos en los que se presenta así parezcan hacerlo creer. Los pecados de los padres los heredarán los hijos.
En una sociedad profundamente injusta, egoísta, insolidaria, que pone en el tener y en el dinero el ideal de realización humana es muy difícil que una generación nazca purificada como si emergiese del bautismo en las aguas del Jordán.
No debe sorprendernos, por tanto, descubrir que lo que parece “nuevo” es muy viejo y no está, como entre “lo viejo”, exento de taras tan antiguas como la ambición, el arribismo, la falta de escrúpulos, el renegar de principios históricamente asentados en la lucha por la igualdad, el oportunismo y el tacticismo de cortos vuelos, unidos a la soberbia, la fatuidad y la vanidad propia de quienes ignoran que repetirán quintuplicados los errores de aquellos que les precedieron.
No soy de los que creen que una generaciones son superiores a otras o que hay alguna de las distintas edades del ser humano que mejore a las posteriores o anteriores. Por el contrario, creo que todas llevan la marca de la imperfección de lo humano y que son hijas de sus tiempos precedentes y presentes.
Sin embargo, sí creo en la necesidad de desmontar la fábula, construida por quienes detentan el auténtico poder social, de la lucha entre generaciones como motor de la historia para seguir escamoteando otras luchas de naturalezas más radicales y profundas, las que atañen a la explotación, la pobreza y la desigualdad nacida de la existencia de clases sociales, de la propiedad privada de los medios de producción y de una división social del trabajo injusta.
Y para ello no tengo más remedio que estropearle a más de uno la patraña de “lo nuevo” como promesa de ética política y de regeneración política, sin por ello ocultar que lo que algunos desprecian como “viejo” tiene también múltiples lacras. Eso que llaman la “nueva política” es heredera tanto de lo malsano de la “vieja política” que se niega a reconocer en sí misma, como de lo válido que tampoco quiere admitir que no nace como nuevo de ella.
Si hasta aquí me he mantenido en un plano más abstracto y casi inocuo, ahora descenderé al terreno del cuerpo a cuerpo y advierto que no pretendo hacer amigos ni navegar por las aguas de la ambigüedad política y el eufemismo. Ambos son el signo de los tiempos, el cálculo de quienes transigen, buscan el término medio y están dotados de la hipocresía de aquellos que quieren quedar bien con todos, rehuyendo el conflicto que pueda perjudicar a sus intereses personales. Disfrázenlo de búsqueda del interés general, del tan odioso consenso cuyo abuso nació en la primera transición política española (nos están colando de rondón la segunda), llámenlo si quieren ser “modernos” inclusividad o transversalidad, que yo lo calificaré como conveniencia del farsante.
2.-Juventud, ni tan divina ni tan tesoro.
El cinismo de los directamente afectados, de sus devotos seguidores y del coro de “periodistas” al servicio de las órdenes de sus medios de maquillar los vicios de la emergente neocasta ha batido en estas últimas semanas plusmarcas históricas de la desvergüenza.
De ese trío, el más patético es el de la masa de adictos a la abducción por “ilusión”, que tiene carácter de fe irracional en el nuevo caudillo de la política española y su grupo de amiguetes. Esta masa ha dimitido de su capacidad racional y crítica de ver la realidad tal cuál es y de mantener un criterio independiente, algo imprescindible para no ser atrapado en el espíritu de la secta. Entiendo, sin embargo, sus motivaciones. La sociedad abomina del vacío y la mayoría de los “pequeños hombrecitos” de los que hablaba Wilhelm Reich piden ser pastoreados porque creen necesitar Mesías que les conduzcan, piensen y tomen decisiones por ellos. Es más cómodo.
El ya casi apagado caso del becario Errejón ha sido retorcido por el propio afectado, por su mentor Alberto Montero, por los activos ciberactivistas podemitas y por los periodistas afectos a la causa o a la paga de sus medios para intentar convertirlo en un asunto “irrelevante”, de presencia o no en la UMA mientras se realizaba el trabajo para la misma y para la Junta de Andalucía y en cosa de simple fallo por “no presentar un papel”.
Hablemos de Íñigo Errejón, sus “amiguetes” y de su famosa beca:
1º Alberto Montero, dirigente de la cúpula de Podemos, sabe que hay un proyecto de colaboración la Junta de Andalucía con su Universidad (la UMA) sobre la vivienda en Andalucía y alternativas para su desmercantilización porque es el encargado de vehicular el estudio desde la UMA y comunica la oportunidad a Íñigo Errejón y otros amiguetes suyos. Pero esto lo hace sin que se publicite la convocatoria de la plaza que su colega finalmente ocupa. Eso se llama coleguismo, amiguismo, nepotismo y endogamia en el mundo Universitario.
No es un comportamiento de “nueva” sino de “vieja política”
2º Como mínimo la actuación de la señora Amanda Meyer, secretaria general de Vivienda de Andalucía y que fue elemento decisivo para el encargo del estudio a la UMA, requiere explicaciones, ya que no las ha dado hasta el momento y ha tenido que ser la Consejera, Elena Cortés quien diese la cara. Por cierto, la señora Meyer ha sido una auténtica mecenas de la Tuerka de Iglesias, Monedero y Errejón, siendo persona importante en la contratación de servicios de IU en el pasado a su productora CMI.
3º El señor Errejón aportó artículos antiguos como si fueran parte de la tarea que le encargó la Universidad de Málaga, según revela el expediente de suspensión de empleo y sueldo del mencionado realizado por la UMA.
4º El señor Errejón se ha burlado de los miembros de Podemos porque les ha cobrado por asesoramiento político (7.476 € entre Abril y Julio de este año) mientras era un pluriempleado (desde el 17 de Marzo) que cobraba 1.825 € como becario de la citada Universidad. Un aspirante a político profesional, pluriempleado en un país con casi 6 millones de parados, una parte de ellos universitarios.
5º El señor Errejón, al ser un pluriempleado, violaba la Ley 53⁄1984, de 26 de diciembre, de incompatibilidades del personal al servicio de las Administraciones Públicas que en su artículo 1, punto 3 dice textualmente: “En cualquier caso, el desempeño de un puesto de trabajo por el personal incluido en el ámbito de aplicación de esta Ley será incompatible con el ejercicio de cualquier cargo, profesión o actividad, público o privado, que pueda impedir o menoscabar el estricto cumplimiento de sus deberes o comprometer su imparcialidad o independencia”.
Y dado que el aumento de actividad en Podemos, no sólo como dirigente sino como asesor, le condujo a dimitir del compromiso con la UMA, es evidente que ello sí impidió “el estricto cumplimiento de sus deberes“
6º A día de hoy, conocida y publicada desde hace semanas la resolución de la UMA de suspenderle de empleo y sueldo, el señor Errejón no ha presentado alegaciones contra la misma, lo que hasta el momento significa dar la callada por respuesta, a ver si amaina el temporal.
Todo lo anterior no me parece novedoso, ni lo veo moderno, ni acabo de percibirlo ejemplificador ni regenerador por más que lo intento. Sólo veo comportamientos reprochables por parte de los dos interesados (Alberto Montero e Íñigo Errejón), de los devotos seguidores de Podemos que justifican en la calle y en las redes sociales estas conductas en y la dirección de este partido que se ha volcado en defenderles desde el primer momento, buscando excusas de tahúres de que podía hacer el trabajo fuera de la Universidad y de que sólo le faltó un papel pidiendo la compatibilidad de su trabajo para la UMA con el desempeño de otras tareas remuneradas ajenas cuando su comportamiento ha sido globalmente inmoral e ilegal en algún punto ya señalados ¿Que no ha llegado a haber delito propiamente dicho? ¿Y ello no significa que los señores Montero y Errejón no debieran haber dimitido dentro de su partido? Dimitir no es un verbo ruso. Podemos condena lo reprobable cuando es ajeno a su organización pero, como en otros partidos, se niega por sus cherleaders y sus dirigentes cuando les afecta personalmente.
Siguiendo con la ética y la transparencia, término tan de moda últimamente, señor Iglesias y otros eurodiputados de Podemos:
a) En un portal de transparencia, como el que han creado ustedes recientemente, hay que consignar todos los datos y conceptos de forma precisa o acabarán ustedes con la misma credibilidad que el portal de transparencia creado por el Gobierno del PP: ninguna.
b) Ustedes declaran en su portal de transparencia unos sueldos que ya no son a los que se comprometieron que iban a autolimitarse, al quedarse sólo con 1930 € (3 veces el salario mínimo interprofesional) y dar el resto a donaciones, algo que ya se han apresurado a incumplir pues ahora declaran en dicho portal 2.250 € de salario cada uno de ustedes, con la excepción de Teresa Rodríguez que percibe un salario neto incluso inferior al que se había comprometido de los 1.930 €, seguramente por sus donaciones a organizaciones sociales. Pero, vaya, en esa declaración en su portal de transparencia se les olvidó meter “algunas cosas”:
b.1) Añadir, junto al Impuesto Comunitario que debe devengarse para establecer su salario neto, la parte marginal del IRPF español, pues ustedes tienen obligación de doble tributación en la UE y en España.
b.2) Las dietas que ustedes cobran (4.300 € mes/diputado), exentas de tributación y sin necesidad de justificar, y a las que no se comprometieron a renunciar.
Esas dietas son parte de sus retribuciones y, aunque no tributen, estaría bien que se conociesen porque entonces estaríamos hablando de que cada uno de ustedes cobra 6.650 euros al mes (2.250 de salario de europarlamentario+4.300 de dietas), que no aparecen reflejados en el portal. Más de un europarlamentario de distintos partidos ha declarado en distintas ocasiones que los 4.300 € por mes y parlamentario exceden notablemente las necesidades reales de gastos en temas como teléfono, papelería, viajes, hoteles. Dado que ustedes afirman ser muy austeros en sus gastos y viajar en turista, sería bueno consignar los gastos y cantidades remanentes de esos 4.300 €, si las hubiera, para saber en qué se gastan y si sobra alguna cantidad y cuál es su destino.
b.3) En cuanto a las dietas diarias para alojamiento ‑300 € por diputado y día o 18.000 € mensuales por diputado- puesto que ustedes han afirmado haber alquilado un piso para los 5 por 1.500 € mensuales, ya que son un grupo muy bien avenido, y de paso les permite ahorrar, sería interesante conocer el destino de los 16.500 € restantes (18.000−1.500), puesto, que si no se gastan, pasan a ser considerados salario. Una cosa es que no estén incluidos en tributación o en justificación ante los responsables de auditar las cuentas de los europarlamentarios en la UE y otra que no lo hayan incluido en su portal de “transparencia” porque, si ustedes son el partido de la “decencia”, como proclaman, y quieren acabar con la casta política, se empieza predicando con el ejemplo.
b.4) En el portal de “transparencia” podemita hay otros conceptos de salario indirecto aportados por el Parlamento Europeo que no aparecen consignados, tanto si se reciben como si se ha renunciado a ellos, en cuyo caso sería de gran interés saberlo también por su carácter ejemplificador para el resto. Me refiero a cuestiones como sanidad privada, seguros o planes de pensiones, no vaya a ser que aquello de los planes de pensiones del Parlamento Europeo sea algo que afecte a muchos eurodiputados pero por el que sólo Willy Meyer parecía estar obligado a dimitir.
b.5) Las donaciones de 4.000 € mensuales que el señor Iglesias y los demás eurodiputados de Podemos realizan mensualmente a ONGs y organizaciones sociales sería bueno que se aclarasen en cuanto al nombre de las entidades receptoras, cosa que en el portal de “transparencia” de Podemos no aparece. Conviene que esto se haga porque, en el caso del señor Iglesias, esté informó en su día que lo donaría a La Tuerka, de la que es uno de sus responsables, alma y guía de la misma. De confirmarse este destino por parte del señor Iglesias estaríamos ante una tomadura de pelo monumental a los electores, dado que esa donación tendría mucho de autodonación a sí mismo, sobre todo si tenemos en cuenta que Producciones CMI, impulsora de La Tuerka cobra por la realización de spots como de otros trabajos de producción audiovisual. Hacer donaciones a mis propios proyectos es tan fraudulento y poco ético como crear Fundaciones para desgravar empresarialmente o para desviar dinero hacia el propio partido como ha estado haciendo el PP de Madrid durante la presidencia de la señora Aguirre.
Hoy mismo he sabido que Pablo Iglesias ingresó en 2013 70.000 euros como profesor, presentador de Fort Apache y tertuliano televisivo y aún era casi un desconocido y no se pasaba por todos los platós del mundo mundial ni había creado Podemos. Pero ya andaba en niveles de sueldo de Presidente de Gobierno, al menos del actual. Parece que lo de la ropa de Alcampo es más bien disfraz para la galería. Veremos cómo es la declaración de 2014. De casta y élite.
No es ético ni decente que Iglesias y otros compañeros suyos eurodiputados se dediquen a llevar de viaje a Bruselas primero a 40 estudiantes de la Complutense, después a la organización próxima al partido, Juventud Sin Futuro, y luego a delegados sindicales del que fue sindicato de referencia de la UCD, USO. ¿Tiene esto último algo que ver con algún posible entendimiento entre USO y ese nuevo sindicato amarillo y vertical de Podemos llamado Somos Sindicalistas? El problema no es a quienes lleva de excursión ‑qué buenos son- sino la compra de voluntades al estilo de lo que hacía el PSOE por colectivos. Ese tipo de favores no es nuevo ni decente: los hacían personajes del PP como Baltar o Fabra. Me parece que tampoco es regenerador. Se llama clientelismo. Como tampoco es novedad ni idea rompedora esto de sentar a los colectivos en cualquier parlamento. Se hace periódicamente por el Congreso desde hace muchos años, pero no se selecciona a nadie para visitarlo; basta con ponerse a la cola para entrar. Y sale bastante barato a los ciudadanos porque es aquí en Madrid y no hay que pagar viajes. Pero también me recuerda a los favores que hacían los caciques en el siglo XX para comprar votos. Eso sí, estos viajecitos salen de nuestros impuestos, de los suyos, lector y de los míos. Y ninguno de esos colectivos que han viajado “gratis total” ‑Podemos va a acabar, si sigue así pareciéndose a la agencia de viajes que presentaba a aquel personaje llamado Curro- va a lograr mejor interlocución de sus representantes por ir de paseo a Bruselas porque si lo que importase es poder hablar con los europarlamentarios para plantearles alguna cuestión, siempre hay días de la semana en los que están en España. Es sólo cosa de ajustar agendas.
Lo otro es parte de la “vieja política” que Podemos dice rechazar.
¿Les parece ético a los miembros de Podemos la profesionalización de la política, que su partido condenó en su día, pero que ahora se concreta en que un partido con sólo 5 europarlamentarios, y ningún otro representante en institución política alguna, tenga 56 personas contratadas, con salarios que oscilan en muchos de esos casos entre los casi 1.900 y los 3.500 €?
Tampoco es ético ni decente que la señora Tania Sánchez sea partidaria de entregar su organización a una convergencia con Podemos que significaría su muerte política por cuanto que al imponer el partido de señor Iglesias candidaturas de “unidad popular” bajo el formato de agrupación de electores como condición indispensable para pactar, estaría desapareciendo la identidad de IU como tal y el reembolso de parte del dinero aportado por esta organización a la financiación de la campaña de las municipales y autonómicas puesto que, al no ser cargos de IU sino de dicha difusa candidatura, iría todo el montante por cargos electos a la misma que, curiosamente, es Podemos la que la impulsa. Que la señora Tania Sánchez insista en dicha convergencia con una organización que pone tales condiciones y que considera que el eje izquierda-derecha está superado es desleal a su todavía organización política y juega a favor de la fagocitación de cuadros y afiliados de IU por Podemos en una segunda y definitiva etapa de derribo y disolución de aquella, sobre todo cuando se sabe que la dirección del partido “empoderado”, se niega de hecho a dicha convergencia, por lo que las condiciones que impone a IU para hacerla son sólo la disculpa que pretende impedirla, buscando sólo la rendición y muerte de IU, como demostración de un vasallaje en el que participa, con distinto grado de envilecimiento, el conjunto de la dirección de ésta. Sí, el conjunto de la dirección de IU ya que, ante tal grado de hostilidad y ante lo que representa la ideología profunda de Podemos, sólo cabe una confrontación abierta, explícita y clara con la misma, no en intentar condicionar el modo de converger, que no es otra cosa que un jugar a parecer digno sin serlo, sin plantearse la naturaleza de aquellos con los que se está dispuesto a hacerlo. Ninguna organización que renuncie a la dignidad y que busque sobrevivir a cualquier precio merece esa supervivencia. Resistirse a esa convergencia en base a una cuestión de formato, por importante que ello sea y necesario que sea explicar el porqué el rechazo al formato, es cobarde e ideológicamente claudicante, cuando lo importante sería un claro rechazo por el totalitarismo, la concepción de partido de élites, su elitismo social y la realidad de Podemos como partido ajeno a la tradición de la izquierda.
Que Podemos copiase en su día el programa electoral de IU no lo convierte en izquierda. También hay programas electorales de grupos de la extrema derecha europea inspirados en programas de partidos de izquierda.
Igualmente los nazis copiaron en parte las propuestas de socialdemócratas y comunistas en los años 30 del pasado siglo y hasta se declaraban socialistas. La identidad de izquierda viene de su afirmación en la lucha de clases, de su horizonte de sociedad socialista, de la centralidad de la clase trabajadora como sujeto histórico de transformación y de la defensa de los intereses de esta clase. Pero cuando desde la propia IU se ha estado apostando por un ciudadanismo desclasante y negador de la existencia de clases sociales, cuando se han defendido programas económicos keynesianos, cuando se ha apostado por trabajar en un movimiento ya casi inexistente pero que puso las bases de la antipolítica, de la negación de la oposición izquierda-derecha y del rechazo a un discurso y una práctica de lucha de clases, se ha estado alimentando al monstruo, heredero en gran medida de dicho movimiento, que ahora devorará a IU. De aquellas prácticas vienen estas consecuencias. El electoralismo de cortos vuelos y de supervivencia por encima de los objetivos políticos por los que se ha de sobrevivir nace como consecuencia del tacticismo por encima de la estrategia y del oportunismo en lugar de la oportunidad, que es algo muy distinto. No se entiende de otro modo el tipo de jóvenes dirigentes que han ido proliferando en los últimos años en IU. Han sido amamantados por esos vicios políticos y educados en la renuncia ideológica y hoy son sus propias ambiciones personales las que explican sus posiciones políticas tan convergentes.
Quienes sólo ven su futuro inmediato, sin perspectiva del qué hacer a largo plazo han caído ya en un oportunismo de supervivencia de liberados que les enterrará mucho antes de lo que quisieran. Sólo la voluntad de ser, la abierta negación a confluir con quien pretende enterrarte y una mirada estratégica más allá de lo inmediato pueden salvar los muebles de la organización y del motivo manifiesto por el que ésta existe. Vale más perder a la mitad de tus cuadros y militantes en brazos de “lo nuevo” que enterrarla toda en muy poco tiempo.
Ha tenido que ser el enésimo y seguramente definitivo portazo de Podemos a IU el que ha hecho que algunos dirigentes de esta última formación saquen ahora pecho y apelen a una dignidad de la que hasta el momento han carecido.
Pera el daño ya está hecho y la credibilidad y dignidad perdidas difícilmente se recuperarán de tan tremendo golpe.
Hay algo que por políticamente incorrecto no se quiere abordar desde la beatería progre de la izquierda pero que en el mundo de la sociedad civil del capital tienen claro y le dan un nombre: conflicto de intereses.
En muchas grandes corporaciones empresariales está prohibido que un cargo directivo de la empresa X mantenga relaciones afectivas y/o de pareja con otro cargo directivo de la empresa Y. El motivo no debiera tener que explicarlo por obvio pero la estupidez o la doblez de demasiadas personas me obliga a ello. Quien comparte afectos puede compartir tal grado de intimidad que favorezca que se hable de todo, de lo divino y de lo humano.
Frederick Forsyth, en su obra “El día del chacal”, cuenta como la OAS (Organización del Ejército Secreto) francesa mete en la cama de un general francés cercano Charles de Gaulle a una joven que conseguirá extraerle secretos de Estado que permitan preparar un atentado contra el Presidente. Lo importante no es el sexo de las personas implicadas ni quién utiliza a quién (en la novela se utilizan ambos) sino el tipo de consecuencias que generan ciertos vínculos entre enemigos políticos, y Podemos lo es de IU, aunque IU no se haya dado aún suficiente cuenta.
La intimidad da mucho juego pero la implicación política que ello puede tener es algo que desde cierto “feminismo” y desde la progresía de “izquierdas” no se admite. Estoy convencido de que en muchos casos ‑no en todos, siempre hay tercos impenitentes- este buenismo adanista no nace de la convicción sino de lo que es políticamente correcto decir y lo que no lo es y del temor a ser tachado de reaccionario por admitir lo evidente. Muchas veces se prefiere negar la realidad de la condición humana con tal de que no se tambaleen algunas creencias admitidas como válidas a partir de un roussoniano concepto de que el ser humano es bueno por naturaleza.
La tradición de las ideas heredadas lleva a dar por sentado cuestiones que deberían ser parte de lo permanentemente revisado y sometidas al ojo crítico de la razón.
Que te llamen machista parece la peor vileza que puede alcanzar el ser humano. La mera amenaza del estigma del calificativo debe actuar como autocensura suficiente para callar lo evidente y eso es algo que Pablo Manuel Iglesias sabía cuando dijo eso de que preguntarle por algo que afectase a Tania Sánchez era machista porque partía del principio de que ésta era su pareja.
Pues no, señor Iglesias, le pregunten a usted por su pareja por cuestiones legales o por motivos morales, hay un chantajismo indecente en que lo políticamente correcto impida decir en voz alta lo que muchos pensamos: que no debiera ser admisible que una diputada autonómica de una organización X (IU) se presente a unas primarias para cabeza de lista a las elecciones autonómicas de Madrid y sea una firme partidaria del “confluying” con la formación de su pareja, el cuál es dirigente del partido Y (Podemos) y absolutamente interesado en la destrucción de la organización de su pareja porque no conviene que queden notarios políticamente organizados que le recuerden su propio viaje y el de su partido hacia la derecha (baste sólo ver la evolución de sus propuestas económicas) y que mañana, en caso de ocupar importantes espacios de poder puedan llegar a hacerle la oposición por la izquierda. Vaya, que la cosa no es sólo que sea políticamente indecente sino de locos, salvo para los abducidos de la secta podemita a los que todo lo que huelan que pueda hundir a IU más de lo que ella se humilla ante Podemos les parece bien y que, por tanto, no ven problemas en esta cuestión.
No quiero olvidarme del joven Alberto Garzón, un señor que escribió un artículo en contra de las primarias y que ahora se presentará a ellas, un señor que es absolutamente partidario de la confluencia de IU con Podemos, un señor que hace menos de un mes aún estaba dispuesto a renunciar a las siglas de IU en una convergencia que Podemos no quiere y que consideraba que la cuestión de formato de dicha convergencia era secundaria, un señor que acaba de defender a la señora Tania Sánchez de lo que considera una supuesta “guerra sucia”, cuando sabe bien que esta señora es una jugadora con ventaja. Parece que su amistad con el señor Iglesias le nubla la vista. ¿O será que IU se le ha quedado pequeña y ya sueña con otros espacios en los que su figura pueda desarrollar un futuro político más prometedor? Sus últimas declaraciones críticas con el populismo de Podemos, con su ni de derechas ni de izquierdas o con el rechazo de Podemos a la confluencia son mero postureo para la galería de IU, sabedor de que está siendo cuestionada su figura por sectores de la militancia y que buena parte de esta no confía en sus posiciones políticas ni en sus intenciones respecto a IU.
El señor Garzón, es joven y moderno pero dudo mucho que sea nuevo o regenerador su baile de “un pasito pa´delante María, un pasito pa´atrás”.
Para ir terminando, si alguien está pensando en que con mis críticas a determinados miembros podemitas de IU estoy alineándome con ciertos sectores impresentables de IU, aclaro lo siguiente por enésima vez:
a) Hace 21 años que no soy ya miembro de IU ni del PCE. Les he seguido votando en ocasiones, como en otras me he abstenido o he votado alguna opción comunista, cosa ésta última que muy probablemente vuelva a hacer en las próximas municipales y autonómicas.
b) Si he apoyado a IU frente a Podemos ha sido de modo coyuntural, dado que veía en la primera rasgos de organización de clase y de apelación a la lucha de clases y a las posiciones de izquierda, por debilitados y moderados que éstas fuesen. El hecho de que ésta fuera una organización con un peso específico en militancia y especialmente en las luchas sociales explica que mi apuesta de apoyo puntual a IU tuviera un planteamiento pragmático de optar por la organización que mayor capacidad de confrontación con la involución ideológica contra la izquierda que representa Podemos. El proceso de podemización posterior que IU ha experimentado y la defenestración política de Cayo Lara, el mejor coordinador general de IU en toda su historia y mejor cabeza de cartel ‑creo en la honradez, en el trabajo político y en quien me permite sentirme identificado ideológicamente, no en caras de cartel famosas, en productos fabricados por la televisión o en caudillos‑, al que mantienen como coordinador federal nominal pero ya rodeado por toda la impostura, la doblez, el entreguismo ideológico y la claudicación oportunista y aventurera de quienes quieren salvar sus posaderas de liberados, me libera de dicho apoyo puntual.
c) Que corruptos o cómplices de corruptos ‑ya sea en forma de maletines a cambio de su apoyo a la ya antigua recalificación de terrenos del Real Madrid o de tarjetas black- se hayan presentado como abanderados de la dignidad de IU me parece de un cinismo repugnante, que sólo trata de salvar su futuro como profesionales, mediocres, de la política. Sigo esperando, aunque dudo mucho que se produzca, que la petición de dimisión de esos 4 de los 5 personajes (uno ya dimitió) ‑porque quedan aún 4 y no 2‑, realizada en su día por Cayo Lara, se ejecute y que conlleve su posterior expulsión de IU. Ninguna resistencia a la disolución de una organización debe pagar el peaje de ser abanderada por indecentes.
No señores, no hay ninguna regeneración, ni ética, ni “nueva política” en ciertos jóvenes y modernos políticos aupados por los medios de comunicación del capital. Hay mucho de lo que ellos condenan como “vieja política”, mucho arribismo, aventurerismo y oportunismo, mucha involución ideológica de adaptación a los vientos de la nueva derecha que viene de Europa y, por supuesto, una ambición personal, que no de proyecto político transformador, desmedida.
Es difícil que fuera de otra manera. Tampoco sobra el ejemplo entre sus mayores. El ambiente social en el que esos “jóvenes treintañeros” han crecido ha sido el del todo vale, el éxito personal, el dinero y el poder (o el espejismo del mismo porque el auténtico poder está en quienes detentan el orden económico, siendo el resto sus criados) como valor único y cumbre y lo que han visto entre buena parte de los dirigentes de las organizaciones políticas de las izquierdas no es tampoco precisamente edificante. Uno aprende, por imitación, de lo que ve.
Señores fabricantes mediáticos de ídolos de barro, déjennos de una vez de tratar a todos como imbéciles porque algunos no lo somos, y menos cuando alguien como el señor Jaume Roures, magnate de la comunicación y uno de los impulsores principales de estas malas imitaciones de jóvenes tribunos ya nos ha ilustrado hasta dónde llega su progresismo: hasta los paraísos fiscales de Gibraltar, Suiza, San Marino, las islas Caimán y Liechtenstein en los que tiene 75 millones de “leuros” de los 250 millones que posee en 150 cuentas compartidas o en solitario.
Para que surja una nueva generación de políticos honrados y decentes, como les gusta decir a los podemitas, hace falta que el cinismo sea sustituido por las convicciones profundas, que los intereses particulares queden relegados por los colectivos, que el tacticismo y el oportunismo sean arrinconados por una estrategia en cuyo horizonte esté la superación de una sociedad en la que el individualismo, el egoísmo y el fetichismo del dinero, el poder y la fama sean sustituidos por el nosotros, la emancipación de los oprimidos y la importancia del ser antes que la del tener. Para lograr eso la cuestión de las profundas convicciones ideológicas sigue siendo nuclear y ello no nace ni por arte de magia, ni por improvisación, ni como producto de ningún laboratorio de ideas geniales sino del esfuerzo callado, la formación de cuadros no sólo en conocimiento sino también en ideología y valores y la lucha sin pretensión de protagonismos personales. En definitiva, es necesario que la nueva sociedad que se pretende esté ya aquí entre quienes estén dispuestos a militar por ella desde las formas y desde los contenidos.