Borroka Garaia
Esa frase del mediador Brian Currin resume el contenido de la rueda de entrevistas que ha dado en numerosos medios vascos estos días en relación al “proceso de paz” en Euskal Herria que el propio Brian Currin ha definido como “proceso de paz que no es un proceso de paz”. Obviamente si un proceso de paz no es un proceso de paz, será otra cosa. ¿Qué cosa?. No acaba de aclarárnoslo nadie.
Brian Currin dice que no entiende ni tiene ningún sentido que los estados español y francés no hayan dado algún paso, ni se le pasó por la cabeza que tras el fin de la lucha armada de ETA no se haya podido llegar a ningún tipo de conversación ni acuerdo ni siquiera sobre las consecuencias del conflicto.
Me resulta extremadamente complicado creer que una persona como Brian Currin que ha conocido y seguido los procesos irlandés, sudafricano y colombiano de cerca pueda decir algo así. Y como parto de la base de que no nos intenta mentir conscientemente y dado que dice no entenderlo ni encontrarle el sentido, humildemente trataré de refrescarle la memoria empezando desde lo más básico.
¿Qué es un proceso de paz?. Los procesos de paz son los esfuerzos de las partes interesadas en lograr una solución duradera a un conflicto. Un proceso de paz requiere como mínimo de dos actores; Obviamente, las dos partes enfrentadas en ese conflicto. Generalmente, una tercera parte que a veces puede ayudar es la mediadora. Ésta es la estructura mínima que requiere todo proceso de paz. La implicación de todos los agentes enfrentados y un esfuerzo mínimo por dar salida a una situación de conflicto.
Una parte por sí sola no puede realizar un proceso de paz ya que no puede dar una solución duradera al conflicto unilateralmente ni puede traer la paz. Es importante resaltar la diferencia entre pacificación y proceso de paz. Pacificación es la eliminación progresiva de elementos de violencia en un conflicto, pero nunca es un proceso de paz, ya que se puede dar una pacificación tras una victoria militar. Siendo la pacificación un elemento de un proceso de guerra y no de paz, para asentar y normalizar lo previamente asegurado tras la fuerza.
Aunque dejando de lado el idealismo, la metafísica, los intereses de la “industria de la paz” y el buenismo, hablemos realmente de lo que es un proceso de paz en términos históricos y más pegados a la realidad. Un proceso de paz es un punto de inflexión al que se llega cuando una parte en conflicto se posiciona algo por encima de la otra. Ha conseguido cierta ventaja y el proceso de paz lo asentará. Si no se asienta esa ventaja en el proceso, éste proceso será rechazado, abandonado.
Es decir, un proceso de paz es la hegemonía de uno de los bandos mientras el otro acata ciertas condiciones de derrotas estratégicas. Puede que suene muy duro y políticamente no muy correcto esto que acaba de ser expuesto pero animo a cualquiera que ponga un ejemplo de proceso de paz donde dos bandos de mutuo acuerdo llegan a la conclusión de que la paz es necesaria porque es un valor de la humanidad. No encontraremos a nadie que exponga un proceso de paz donde no se asientan las posiciones de uno u otro bando en mayor medida.
¿Cómo se llegó al proceso de paz en Sudáfrica? La acción armada internacionalista de la revolución Cubana fue uno de los factores desencadenantes. En 1975 a petición del Movimiento Popular para la Liberación de Angola, Cuba envió tropas militares que impidieron los planes de Estados Unidos, mercenarios europeos, la Sudáfrica racista y el Zaire para suprimir la independencia angoleña y saquear el país. Derrotadas las facciones capitalistas y racistas se aseguró la soberanía quedándose un contingente armado cubano para preservarla.
Sin embargo, una década después se volvieron a reproducir ataques e incursiones del ejercito sudafricano. Nuevamente Cuba a petición del gobierno, envío un fuerte contingente militar internacionalista ( aviación de combate, tanques, artillería pesada..). En la batalla de Cuito Cuanavale, al sur del territorio angoleño , las fuerzas racistas sufrieron una terrible derrota que les forzó a retirarse.
Chester Crocker, subsecretario de Estado de los EEUU llegó a afirmar que “el avance cubano en el suroeste de Angola ha creado una dinámica militar impredecible”. En realidad, lo no esperado por ellos era que las fuerzas cubanas en cooperación con las de Angola y Namibia les obligarán a sentarse en una mesa negociadora y aceptar la independencia de Namibia.
Sin la derrota del ejército sudafricano en Cuito Cuanavale y la amenaza de insurrección del pueblo negro de Sudáfrica inspirada en esta derrota y propulsada en años de duro combate contra el apartheid, la historia hubiera corrido diferente. En palabras del propio Mandela “la batalla de Cuito Cuanavale fue el viraje en la lucha para librar al continente y a nuestro país del flagelo del apartheid”.
Fue la acción militar cubana, la resistencia armada de la clase trabajadora sudafricana del movimiento anti apartheid y la propia crisis interna económica del régimen sudafricano lo que creó las condiciones para el proceso de paz.
Diversos sectores del régimen racista empezaban a echar sus cuentas y veían una necesidad llevar a cabo reformas aunque eso trajera consigo la pérdida de algunos privilegios.
“La economía sudafricana tenía como principales bases su producción de oro, platino y diamantes, pero el comercio internacional estaba casi paralizado para otro tipo de exportación. El crecimiento económico se había detenido en tanto el precio de la materia prima del país (como el oro) bajaba en los Mercados mundiales, causando una recesión económica a mediados de la década de 1980.
El apartheid prohibía asimismo que millones de sudafricanos negros pudieran realmente integrarse a la economía nacional más que como mano de obra barata, privando a las empresas sudafricanas de un gran mercado interno potencial. Inclusive la expansión de la industria se veía frenada por la escasez de mano de obra calificada, en tanto el acceso a la educación especializada sólo era permitido a los sudafricanos blancos. La urgencia de mantener un aparato militar-policial represivo consumía la mano de obra de los blancos, quienes en virtud del apartheid ocupaban todos los cargos en la administración pública y las fuerzas armadas.
Así la aerolínea de bandera sudafricana produjo la campaña mostrando aeropuertos y terminales vacíos con el eslogan: Sin reformas Sudáfrica no irá a ninguna parte.
La demografía de Sudáfrica también mostraba la insostenibilidad del apartheid a largo plazo, pues la mejora en las atenciones médicas, pese a la marginación y la discriminación, permitieron un crecimiento demográfico sostenido de la población negra, el cual resultaba superior al de los blancos. De hecho, hacia 1985 los blancos ya constituían menos del 15% de la población de Sudáfrica, mientras que en 1948 eran el 21% de los habitantes del país, siendo cada vez más difícil en la práctica (además de moralmente inaceptable) que una minoría tan exigua impusiera su dominio político y económico en base a criterios abiertamente racistas.”
EEUU y Gran Bretaña empezaron a rebajar su apoyo al regimen de apartheid al que se habían mostrado incondicionales. Y a barajar opciones de reforma que sin variar las relaciones de poder podrían seguir asentando la hegemonía capitalista e impedir una insurreción. Existían ya sanciones económicas al regimen por parte de la ONU y desinversiones de algunos países. El rand, la moneda sudafricana llegó a su nivel más bajo conocido haciendo muy inestable la economía.
“En 1984 el presidente Pieter Willem Botha inició políticas destinadas a evitar que creciera el descontento entre la población negra, permitiendo que los “no blancos” se instalen en algunas “áreas de blancos”, aboliendo la prohibición de matrimonios interraciales, y tolerando las agrupaciones políticas multirraciales, pero negándose a otorgar mayores libertades a los negros. La política del apartheid creaba cada vez más controversias y oposición de la comunidad internacional, mientras que dentro de Sudáfrica diversos líderes blancos asumían seriamente que el apartheid no podría durar muchos años más.”
Sería entonces cuando se iniciaría abiertamente el proceso de paz en Sudáfrica en un contexto de crisis interna del régimen intensificada por la acción internacionalista de Cuba y una situación pre-insurrecional de las masas negras que durante años de duro combate y lucha habían erosionado seriamente los pilares de la opresión. Todos estos factores darían como resultado el proceso político de paz que desmanteló el apartheid.
En Irlanda y en Colombia también se abrieron procesos de paz sobre todo gracias al accionar armado de sus respectivas resistencias.
En Irlanda las negociaciones políticas multilaterales trajeron estos dos puntos clave:
Los acuerdos políticos
– Derecho de autodeterminación para Irlanda del Norte. (En el momento que haya una mayoría nacionalista/republicana en el norte de Irlanda por ley se deberá realizar un referendum de anexión a Irlanda del sur y ser este resultado reconocido y aceptado por Londres y Dublin en su legislación)
(..)To exercise their right of self-determination on the basis of consent, freely and concurrently given, North and South, to bring about a united Ireland, if that is their wish, accepting that this right must be achieved and exercised with and subject to the agreement and consent of a majority of the people of Northern Ireland(..)
(…)it will be a binding obligation on both Governments to introduce and support in their respective Parliaments legislation to give effect to that wish (…)
- Reconocimiento de la nacionalidad irlandesa de libre elección para la ciudadanía de Irlanda del norte.
(…)recognise the birthright of all the people of Northern Ireland to identify themselves and be accepted as Irish or British, or both, as they may so choose(…)
http://www.taoiseach.gov.ie/attached_files/Pdf%20files/NIPeaceAgreement.pdf
Esto fue y no ninguna otra cosa las bases del proceso de paz norirlandés. Una resolución política de la misma manera que en Sudáfrica fueron otras resoluciones políticas su base.
No es muy diferente en Colombia. Ha sido principalmente el accionar de las FARC-EP lo que ha logrado una serie de acuerdos políticos y sentar a la mesa de La Habana al gobierno narco para militar colombiano. El proceso en Colombia sigue abierto y falta por alcanzarse más acuerdos pero una cosa tiene clara la insurgencia colombiana. Al contrario de lo que afirma Brian Currin han rechazado todo tipo de “justicia transicional”.
Bien, teniendo en cuenta todo esto, resulta muy extraño que Brian Currin no pueda entender y afirme que no tenga ningún sentido lo que está pasando en Euskal Herria. Pues tiene un sentido total y es perfectamente entendible.
No habiendo proceso de paz en Euskal Herria, ya que no se ha creado la base de ningún acuerdo que resuelva políticamente el conflicto y no sintiendo los estados ningún tipo de presión, no se ven en la necesidad de implicarse en nada de nada. La lógica de esto es aplastante.
Claro que si echamos cuentas por otro lado, podríamos llegar a la conclusión de que el proceso no está siendo ni ha sido de paz, sino de un intento de desmantelamiento de Euskadi Ta Askatasuna. Así por ejemplo lo ve Lokarri y por eso se ha disuelto ya. O así lo ve el PNV y por eso pide que se sigan dando pasos en rechazar a ETA.
El caso es que hoy por hoy el proceso de paz que no es proceso de paz no supone ninguna alternativa ni para solucionar el conflicto, ni sus consecuencias ni nada que se le parezca. Ha servido para intentar sacar a ETA de la ecuación política, no solo militar, y para que los presos hagan lo que no han hecho ni tienen intención de hacer.
Entonces ante este panorama solo le queda a Brian Currin decir que pongamos las esperanzas en el exterior. En nada más y nada menos que en los estados español y francés porque puede que lleguen a cambiar algún día. O sino, como en los manuales milagrosos de auto-ayuda que nos cambiemos a nosotros mismos y así cambiará el mundo. Algo que suena muy bien quizás para los budistas o para los que leen libros sobre el karma pero que no tiene mucho que ver con la realidad del motor de la historia que no es otro más que la lucha de clases y de los pueblos. Y es ahí en esa lucha de clases y del pueblo donde encontraremos la alternativa para terminar con el conflicto. Que en realidad no tiene mayor misterio que sobreponerse a la opresión, como se escenifica después es secundario. Pero escenificar algo que no se ha dado siempre acaba en frustración.
La paz en Euskal Herria llegará cuando no exista el conflicto político que ha generado que no haya paz ni siga habiéndola. Todo lo demás será eso, otra cosa. Y mientras no vayamos generando condiciones de ruptura con esa opresión, centrar las expectativas de un proceso de paz que no es proceso de paz como algo que pueda ir trayendo la solución y la paz simplemente nos está alejando de ella y haciendo desaparecer un conflicto sin que haya desaparecido para normalizarnos en una situación anormal mientras se van destensionando las fuerzas que han luchado y luchan por la libertad de Euskal Herria. A no ser claro, que pensemos que ETA ha sido y es el conflicto. En ese caso chapó. Pero.. el conflicto sigue sin solucionarse, Euskal Herria sigue oprimida nacional y socialmente, las consecuencias del conflicto siguen apilándose.