Han transcurrido 3 años y medio desde que se iniciaran las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV) en Nafarroa y cada vez son más los informes de expertos económicos contrarios al proyecto e incluso el posicionamiento de instituciones para desarrollar esta infraestructura por su inviabilidad y su nulo beneficio social. Este proyecto «dilapida millones, obliga a recortar partidas destinadas a la necesidades sociales básicas y está originando importantes daños a nivel social, económico y ambiental», afirman quienes se oponen a él.
El sinsentido del proyecto es evidente. El TAV se ha quedado sin conexión a París y a Madrid y los tiempos previstos para unir por ejemplo Bilbo, Gasteiz y Donostia van aumentando hasta hacerlos prácticamente iguales a los del coche o autobús. Igualmente absurdo resulta el TAV en Navarra, de ningún sitio a ninguna parte, sin conexiones con la CAV ni con Aragón; el dineral gastado hasta ahora no es nada comparable con el que todavía faltaría por invertir en esta obra. Millones de euros gastados en tiempos de crisis mientras se recorta en servicios básicos. Mientras, desde la oposición al proyecto se denuncia que el TAV está bajo la sospecha de la corrupción.
«Los responsables de este despilfarro UPN, PP y PSN no tienen ningún reparo en destinar, año tras año, gran parte de los presupuestos que manejan a esta obra. Saben que dicho dinero tienen que pedirlo prestado y endeudan cada vez más las arcas forales, y sin embargo, aseguran que no llega para servicios sociales y otros sectores de actividad económica o cultural. Cuanto más tardemos en detener el proyecto, la catástrofe ecológica será mayor, y mayores serán las pérdidas económicas y las consecuencias sociales», afirman. Deuda que tendrán que asumir las próximas generaciones, las cuales, «no podrán utilizar el TAV, ya que el precio que tendrán que poner a los billetes para pagar su mantenimiento será inasumible para la gran mayoría de la población». El servicio de AVE que une Barcelona y París, ha sido recientemente declarado en quiebra por no llegar al número de viajeros previsto.
Desde los colectivos organizadores de la cadena humana hacen un llamamiento a que la cordura «impere en el próximo gobierno foral» y que este detenga las obras. Entre las adhesiones destacan la de los sindicatos ELA, LAB, STEE EILAS, CGT, EHNE o grupos como Gurelur, 3 Mugak Batera, Yesa+No, Plataforma por un nuevo modelo energético, Asociación Ocio y Progreso (Valtierra), Plataforma Ribera por el Tren Social, Zona Media por el Tren, Plataforma vecinal Etxabakoitz, Asociación Vecinal de San Jorge, Plataforma por el Derecho a la Renta Básica, Martes al Sol, Plataforma navarra de Salud…