La filosofía del marxismo es el materialismo histórico y dialéctico. Así como el conocimiento del hombre (no digo «y la mujer» porque hablo en transgenérico y se sobreentiende) refleja la naturaleza, o sea, la materia en desarrollo, dizque la vida misma, que existe independientemente de él (¿tendré que decir «y ella»?), así el conocimiento social del hombre (religión, política, filosofía, etc. ) refleja el régimen económico de la sociedad, cualquiera que sea. Las instituciones jurídico-políticas son la superestructura que se alza sobre la base económica, pero no como «pisos», sino como reflejo y, también, como distorsión o ideología o falsa conciencia otrosí la ideología dominante.
«El Capital», de Marx, está consagrado (quemándose las pestañas y la salud este hombre inconmensurable) al estudio del modo de producción capitalista, al capitalismo, desde el simple trueque mercantil hasta sus formas más elevadas. La economía política clásica anterior a Marx surgió en Inglaterra, el país capitalista más desarrollado entonces. Adam Smith y David Ricardo sentaron las bases de la teoría del valor por el trabajo. Marx desarrolló esa teoría consecuentemente. Mostró que el valor de toda mercancía está determinado por la cantidad de tiempo de trabajo socialmente necesario invertido en su producción. Allí donde los economistas burgueses veían relaciones entre objetos (cambio de una mercancía por otra, un obrero muerto por otro, o sea, otro «objeto»), Marx descubrió relaciones entre personas (capitalista/asalariado; propietario de los medios de producción y el trabajador que no tiene más remedio que vender lo único que tiene: su fuerza de trabajo para mantener a su familia y cebar a su patrón). La teoría de la plusvalía (el trabajo no pagado a la clase obrera y trabajadora asalariada) es la piedra angular de la teoría económica de Marx. La esencia del capitalismo no es tanto la ganancia como la explotación del trabajo no pagado.
La Revolución francesa, que tumbó el feudalismo, reveló que la base de todo desarrollo y su fuerza motriz es la lucha de clases. A Luis XVI, el Rey Borbón, lo guillotinaron no por desfalcos, sino por un único delito, que diría el gran Robespierre: ser rey. No la persona, la institución. Como hoy encarcelan a comunistas y antifascistas o abertzales: por serlo.
Ni un solo país capitalista se formó sin una lucha a muerte entre las diversas clases sociales. Ni uno. Nacieron matando y morirán matando, así se carguen el planeta con tal de mantener la piscina, la querida y las tarjetas black.
Yo sólo conozco un terrorismo:el del Estado y el del capital(ismo). No conozco otro. Y bendigo a quien se le oponga. Vale.