Los dirigentes de las principales potencias de la Unión Europea y los medios controlados por el capital proyectan una imagen de Grecia groseramente deformada.
Al caracterizar la crisis empiezan por ocultar que los préstamos concedidos a Grecia se destinaron a financiar al gran capital en el ámbito de la estrategia de la UE.
Al contrario de lo que amplios sectores sociales admitieron, el gobierno Syriza-Anel fue bien recibido por las organizaciones y representantes del mundo empresarial.
La coalición de Syriza con el Anel ‑partido nacionalista xenófobo- se formó en pocas horas porque existía un acuerdo previo. Es significativo que la Federación Helénica de Empresas y el director general de Businesseurope felicitaron a Alexis Tsipras después de su nombramiento como primer ministro.
Las líneas generales de la política capituladora del nuevo gobierno fueron trazadas previamente, pero Tsipras y su ministro de Economía, Varoufakis, se esforzaron inicialmente por transmitir al mundo la imagen de un gobierno de izquierda decidido a emprender reformas progresistas en ruptura con la política de Nueva Democracia y PASOK, que atendiesen a aspiraciones del pueblo.
Confundir a las masas fue objetivo prioritario. Acompañando una lluvia de promesas, el gobierno creó un lenguaje engañador. El memorando pasó a llamarse «acuerdo –puente», la troika «grupo de Bruselas», las privatizaciones «colaboraciones».
HIPOCRESIA Y VASALLAJE
El éxito electoral de Syriza el 25 de enero fue consecuencia del profundo descontento popular. El pueblo votó contra la política de Nueva Democracia-PASOK que había arruinado el país, reducido a la pobreza y la miseria a millones de trabajadores, invocando la competitividad y la rentabilidad del capital.
En un contexto en que el desempleo había llegado al 26, 8%, Syriza hizo promesas que prácticamente no superaban políticas asistencialistas similares a las aplicadas por otros gobiernos burgueses, inclusive los de PASOK y la Nueva Democracia para la gestión de la pobreza extrema y de la miseria absoluta. No tenia sin embargo la intención de respetarlas como quedó demostrado.
Prometió concretamente restablecer el salario mínimo en 751 euros, pero lo mantuvo en 580 euros. Afirmó que reduciría drásticamente el IVA, pero olvidó rápidamente la promesa; y después negoció su aumento. La condena frontal de la «austeridad» cedió lugar a una «austeridad suave»
Transcurridas pocas semanas, fue aun más transparente que el gobierno Syriza-Anel se proponía a dar continuidad a una política capitalista totalmente alineada con la estrategia y las políticas de la Unión Europea.
Afirma ahora sin pudor que Grecia pagará integralmente su gigantesca deuda externa de
374 mil millones de euros, por la cual no cabe al pueblo griego ninguna responsabilidad.
La lentitud de las negociaciones con Bruselas no debe generar ilusiones. Como ambas partes deseaban, acabaron por llegar a un acuerdo. Según Varoufakis, será firmando al final de junio. Pero la enormidad de las concesiones fue tamaña que en la ultima reunión del comité central del partido 44% de sus miembros criticaron el acuerdo .
Para favorecer los grupos monopolistas y a los patrones en general, el gobierno precisa realizar tímidas reformas en las áreas de política fiscal y monetaria. Las contradicciones existentes en la Unión Europea y en sus relaciones con EEUU tenían inevitablemente que pesar en el dialogo del gobernó de Tsipras con las potencias imperialistas.
No hay que olvidar que Washington disputa a Alemania la hegemonía en Europa y hace todo lo posible para sabotear las relaciones económicas del gobierno de Angela Merkel con Rusia.
El alejamiento de Varoufakis como «negociador» fue tema de interpretaciones fantasiosas. En realidad, esa decisión no tuvo motivaciones ideológicas, fue resultado de su personalidad y estilo.
Varoufakis fue profesor de una universidad norte-americana y es un keynesiano defensor del capitalismo y de mejores relaciones con EEUU. Declaró enfáticamente que está de acuerdo con un 70% del memorando impuesto por la troika.
El «Acuerdo del 20 febrero», negociado con el Eurogrupo, prorrogó la validez del memorando. El gobierno Syriza –Anel mantuvo todos los compromisos del gobierno de Samaras y los anteriores. Y abrió la puerta a nuevas medidas antipopulares: aumento de impuestos, privatizaciones de infraestructuras estratégicas, recortes en sectores sociales (salud, educación y seguridad social), en salarios de la función publica, y concesión de beneficios fiscales a grandes grupos económicos, etc.
La privatización del puerto de Pireo será intensificada con aumento del control privado hasta el 51%, así como otras estructuras portuarias y 14 aeropuertos regionales.
Desde luego la Nueva Democracia, el PASOK y el Potami se apresuraron a declarar que votarán por el «Acuerdo del 20 de febrero» si es sometido al Parlamento y expresaron su disponibilidad para aprobar cualquier acuerdo que mantenga a Grecia en la Eurozona.
MAYOR INTEGRACIÓN EN LA OTAN
El gobierno Syriza-Anel afirma que pretende mejorar las relaciones con EEUU y con la OTAN, instrumento militar de su estrategia de dominación planetaria.
El ministro de Defensa (político de extrema derecha) defiende una profunda cooperación con Israel. Al visitar EEUU sugirió una explotación conjunta de los recursos energéticos del Mar Egeo.
El gobierno coligado creó condiciones para la intensificación de maniobras de la OTAN en el país, ampliando la cooperación con las bases militares de la organización en el territorio nacional. El ministro de Defensa propone incluso la instalación de una nueva base militar de la OTAN en la isla de Karpathos.
Pese a la asfixia financiera del país, el gobierno de Tsipras aprobó una cuantía de 500 millones de dólares para modernización de aviones Lockheed, obsoletos, destinados a misiones de vigilancia de la OTAN en el sureste de Mediterráneo.
Exhibiendo sus contradicciones, discrepó primero de la imposición de nuevas sanciones a Rusia, pero posteriormente las aprobó. Aceptó también participar en la escalada militar en el Medio Oriente invocando como justificación «la protección de los cristianos» contra el llamado Estado Islámico.
Se amplían las relaciones con el estado terrorista de Israel que asumen el perfil de una alianza estratégica. En los primeros días del actual gobierno, el ministro de Defensa sugirió la creación de un «espacio común de defensa» que inclua Chipre y Israel.
Grecia se encuentra cada vez más involucrada en los proyectos agresivos del imperialismo para la región y por lo tanto cada vez más expuesta a los peligros inseparables de esa política.
Es en ese contexto que el capital griego ve sus relaciones con otras potencias capitalistas. La visita de Tsipras a Moscú se insertó en ese cuadro.
IRREDUTIBLE OPOSICIÓN DEL KKE
La dirección del KKE [Partido Comunista Griego] declaró desde el inicio de la campaña electoral que no aceptaría en cualquier circunstancia participar en un gobierno burgués.
EL Partido Comunista está consciente de la dificultad de su posición.
El hecho de que Synapismos, el núcleo del actual Syriza, fue formado por disidentes del KKE, contribuyó para que los grandes medios internacionales presentasen el partido de Tsipras como una fuerza política radical, incluso revolucionaria. El apoyo al gobierno Syriza – Anel del Partido de la Izquierda Europea (creado para desmovilizar la clase obrera ), de partidos comunistas reformistas como el PCF y el PCE, y de la social democracia europea en general, también generó alguna confusión.
El KKE cumple un papel insustituible en la organización de la lucha contra las medidas antipopulares del actual gobierno.
La votación del proyecto de ley que sometió al Parlamento para abolición inmediata del memorando y de las leyes antipopulares ha sido aplazada. Pero será seguramente derrotado por la mayoría.
El control del Legislativo por Syriza ‑que ha recibido el apoyo transparente de la burguesía- no impide la ascensión de la lucha de masas.
Syriza, con su populismo demagógico, continúa confundiendo a amplios sectores sociales. Pero su máscara presenta cada vez más huecos.
En el momento en que escribo esto se multiplican en toda Grecia las manifestaciones y huelgas. El éxito de los desfiles del Primer de Mayo iluminó bien la actitud de miles de trabajadores ante una política clasista favorable al gran capital. Para los días 11 y 23 de junio fueron ya convocadas por el PAME –el frente de trabajadores y organizaciones sindicales en el cual el KKE tiene un papel fundamental– grandes manifestaciones.
El capitalismo no tiene soluciones para su crisis estructural. Está condenado a desaparecer y la única alternativa es el socialismo.
El KKE no ignora que en el actual contexto europeo y mundial la agonía del monstruoso sistema de explotación del hombre será probablemente lenta. Pero como partido revolucionario marxista-leninista su estrategia no es elaborada en función de un calendario para la toma del poder.
Los comunistas griegos no excluyen la posibilidad de una agudización de contradicciones y antagonismos –situación esa que podría llevar a una guerra imperialista en la región.
De dirigentes del KKE escuché repetidas veces la afirmación de que está preparado para «todas las eventualidades».