Tras casi cuatro semanas de negociaciones, la Conferencia Internacional de Evaluación del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) ha fracasado rotundamente como consecuencia del bloqueo impuesto por las potencias imperialistas.
El fracaso ha sido particularmente frustrante para las organizaciones pacifistas internacionales que tenían depositadas muchas esperanzas en esta Conferencia, que se celebra poco antes del 70 aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, que se cumplirá en agosto. Sin embargo, no sólo no ha habido ningún progreso significativo hacia el desarme sino que han revertido algunos compromisos ya existentes.
Según varios diplomáticos, Israel, el único país de Oriente Medio con armas nucleares, fue el único país que ha salido victorioso con este fracaso, ya que no respalda la propuesta de realizar una conferencia internacional para un Oriente Medio sin armas de destrucción masiva.
Canadá, cuyo actual gobierno es “más proisraelí que el propio Israel”, Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron que no podían aceptar el proyecto de acuerdo, contenido en el documento final, que convocaría a la conferencia propuesta sobre Oriente Medio para el 1 de marzo del año que viene.
“Quizá sea paradójico, entonces, que estos tres Estados impidieran la adopción de este documento final en nombre de Israel, un país con armas nucleares que ni siquiera es parte del TNP”, destacó Ray Acheson, directora de Reaching Critical Will, el programa de desarme de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
“Esta Conferencia de Examen demostró, más allá de toda duda, que seguir confiando en el liderazgo de los Estados con armas nucleares o sus aliados… es inútil”, concluyó Acheson.
Joseph Gerson, coordinador de desarme de American Friends Service Committee, una organización estadounidense de derechos humanos, también considera que Washington es el principal responsable del fracaso de la conferencia de este año, así como lo fue en la de 2005. “Es decir, Estados Unidos e Israel, aunque Israel es uno de los pocos países que aún no firmó el TNP”, precisó.
En lugar de culpar a Israel, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña culpan a la víctima, dice Gerson, al sostener que Egipto hizo fracasar la conferencia cuando solicitó que la declaración final reiterara el llamado a la creación de una Zona Libre de Armas Nucleares en Oriente Medio.
Estados Unidos envió a “un funcionario estadounidense de alto nivel” a Israel “para discutir la posibilidad de una transacción” en el borrador del documento final. “Israel aparentemente se negó, y los compromisos ostensibles” del presidente estadounidense “Barack Obama con un mundo sin armas nucleares se derrumbaron ante la intransigencia israelí”, según Gerson.
Gerson opina que lo peor es que el fracaso de la Conferencia socava la credibilidad del TNP, al aumentar el peligro de la proliferación de las armas nucleares y no hacer nada para contener las carreras armamentistas, mientras que las potencias nucleares “modernizan” sus arsenales. El fracaso de la conferencia acrecienta el peligro de una catástrofe nuclear, advirtió.
El Tratado de No Proliferación Nuclear fue elaborado en 1964 por la URSS y Estados Unidos como consecuencia de las negociaciones entre Kennedy y Jruschov derivadas de la crisis de los misiles de Cuba. Es el único Tratado Internacional que se ha firmado varias veces, primero para incorporar a Gran Bretaña, luego a China, que entonces estaba intentando llevar a cabo su primera explosión nuclear y finalmente a Francia.
El Tratado traba de cerrar un elenco de países con armas nucleares e impedir que los demás pudieran hacer lo mismo. Fracasó porque a las cinco potencias originarias, son también los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, se les sumaron luego otros cuatro países más, Corea del norte, India, Israel y Pakistán.
También fracasó porque a cambio de cerrar el club nuclear, las potencias nucleares asumieron el compromiso de eliminar progresivamente las armas nucleares, que jamás cumplieron. Por el contrario, con el tiempo su arsenal nuclear ha ido creciendo. Actualmente disponen de unas 20.000 cabezas nucleares repartidas en unas 5.000 armas, la mitad de ellas en estado de máxima alerta operativa.
El fracaso ha sido particularmente frustrante para las organizaciones pacifistas internacionales que tenían depositadas muchas esperanzas en esta Conferencia, que se celebra poco antes del 70 aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, que se cumplirá en agosto. Sin embargo, no sólo no ha habido ningún progreso significativo hacia el desarme sino que han revertido algunos compromisos ya existentes.
Según varios diplomáticos, Israel, el único país de Oriente Medio con armas nucleares, fue el único país que ha salido victorioso con este fracaso, ya que no respalda la propuesta de realizar una conferencia internacional para un Oriente Medio sin armas de destrucción masiva.
Canadá, cuyo actual gobierno es “más proisraelí que el propio Israel”, Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron que no podían aceptar el proyecto de acuerdo, contenido en el documento final, que convocaría a la conferencia propuesta sobre Oriente Medio para el 1 de marzo del año que viene.
“Quizá sea paradójico, entonces, que estos tres Estados impidieran la adopción de este documento final en nombre de Israel, un país con armas nucleares que ni siquiera es parte del TNP”, destacó Ray Acheson, directora de Reaching Critical Will, el programa de desarme de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad.
“Esta Conferencia de Examen demostró, más allá de toda duda, que seguir confiando en el liderazgo de los Estados con armas nucleares o sus aliados… es inútil”, concluyó Acheson.
Joseph Gerson, coordinador de desarme de American Friends Service Committee, una organización estadounidense de derechos humanos, también considera que Washington es el principal responsable del fracaso de la conferencia de este año, así como lo fue en la de 2005. “Es decir, Estados Unidos e Israel, aunque Israel es uno de los pocos países que aún no firmó el TNP”, precisó.
En lugar de culpar a Israel, Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña culpan a la víctima, dice Gerson, al sostener que Egipto hizo fracasar la conferencia cuando solicitó que la declaración final reiterara el llamado a la creación de una Zona Libre de Armas Nucleares en Oriente Medio.
Estados Unidos envió a “un funcionario estadounidense de alto nivel” a Israel “para discutir la posibilidad de una transacción” en el borrador del documento final. “Israel aparentemente se negó, y los compromisos ostensibles” del presidente estadounidense “Barack Obama con un mundo sin armas nucleares se derrumbaron ante la intransigencia israelí”, según Gerson.
Gerson opina que lo peor es que el fracaso de la Conferencia socava la credibilidad del TNP, al aumentar el peligro de la proliferación de las armas nucleares y no hacer nada para contener las carreras armamentistas, mientras que las potencias nucleares “modernizan” sus arsenales. El fracaso de la conferencia acrecienta el peligro de una catástrofe nuclear, advirtió.
El Tratado de No Proliferación Nuclear fue elaborado en 1964 por la URSS y Estados Unidos como consecuencia de las negociaciones entre Kennedy y Jruschov derivadas de la crisis de los misiles de Cuba. Es el único Tratado Internacional que se ha firmado varias veces, primero para incorporar a Gran Bretaña, luego a China, que entonces estaba intentando llevar a cabo su primera explosión nuclear y finalmente a Francia.
El Tratado traba de cerrar un elenco de países con armas nucleares e impedir que los demás pudieran hacer lo mismo. Fracasó porque a las cinco potencias originarias, son también los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, se les sumaron luego otros cuatro países más, Corea del norte, India, Israel y Pakistán.
También fracasó porque a cambio de cerrar el club nuclear, las potencias nucleares asumieron el compromiso de eliminar progresivamente las armas nucleares, que jamás cumplieron. Por el contrario, con el tiempo su arsenal nuclear ha ido creciendo. Actualmente disponen de unas 20.000 cabezas nucleares repartidas en unas 5.000 armas, la mitad de ellas en estado de máxima alerta operativa.
John Burroughs, director ejecutivo del Comité de Abogados sobre Política Nuclear, afirma que en los últimos 20 años los compromisos sobre desarme realizados por las conferencias de evaluación del TNP no es que no hayan sido lo suficientemente sólidos, sino que no fueron aplicados por los Estados poseedores de armas nucleares.
La prensa suele utilizar este Tratado para atacar periódicamente a Corea del norte, un país que lo firmó, aunque en 2003 tuvo que apartarse de él como consecuencia del continuo hostigamiento del imperialismo.
La prensa suele utilizar este Tratado para atacar periódicamente a Corea del norte, un país que lo firmó, aunque en 2003 tuvo que apartarse de él como consecuencia del continuo hostigamiento del imperialismo.
La misma manipulación han empezado a utilizar contra Irán, a pesar de que no posee armamento nuclear.