Triple D
- Sin embargo, este objetivo a largo plazo podía ser plenamente realista hace cinco años, cuando la crisis solo golpeaba al centro imperialista; pero ahora la Gran Depresión zarandea al mundo entero y todos los datos e informes fiables sugieren que la llamada «triple D» -depresión, deflación y deuda- van a dominar por mucho tiempo. Más aún, los efectos negativos de la triple D vienen redoblados en determinados casos por el especial cerco imperialista, como es el caso de Rusia, Cuba, Venezuela, etc. Tenemos que detenernos por tanto un instante en la «triple D». Existe un amplio consenso sobre que el capitalismo se encuentra atrapado en una triple D, depresión, deflación y deuda, que se agrava por la baja «rentabilidad» industrial y a la vez, rebotando, la triple D dificulta la recuperación de los beneficios. Sobre la depresión no vamos a decir nada porque es suficientemente conocida.
- La deflación consiste en que los precios tienden a la baja porque no se vende lo suficiente por la crisis. Los precios del petróleo y crudo, del oro, y de los materiales necesarios en tiempos normales está bajando desde 2011 en un 40%, llegando a niveles de 2002. Los precios de las materias primas fundamentales han caído a los niveles de 1999 y el del cobre, tenido como el medidor por excelencia de la evolución mundial, ha bajado a los de 2009. En la segunda mitad de agosto de 2015 los precios del crudo se han pulverizado hasta los de hace 29 años, hasta los de 1986. Según otros datos, desde 2013 el oro se ha depreciado un 30%, la plata un 51%, el cobre un 31%, el trigo y el maíz más del 40%.
- Desde 2008 las economías se han lanzado a la exportación, inundado el mercado mundial. Incluso la capacidad de consumo de Estados Unidos está al borde del precipicio porque las familias están cada vez más endeudadas y su tasa de ahorro está bajo mínimos históricos, el 5%. Aunque China Popular e India aumentan su consumo un 10% y un 15% respectivamente, son cantidades muy reducidas a escala mundial. Como las clases y pueblos empobrecidos reducen su consumo, el imperialismo se lanza al consumo de lujo: Alemania fabrica coches de altísima gama en Estados Unidos para venderlos en China Popular.
- La competencia, la urgencia de obtener siquiera una pequeña ganancia y mantener su cuota de mercado, presionan a los empresarios para bajar precios. En medio de una crisis de sobreproducción y a la vez de retroceso de los salarios durante años, se consume poco de lo mucho que hay sin vender y encima se compra a bajo precio, cayendo los beneficios. Al bajar estos la burguesía reduce más los salarios, cierra empresas y aumenta el desempleo, acelerándose una espiral destructiva: más pobreza, menos ventas con precios bajos y más pérdidas capitalistas. La pregunta que recientemente se hacía un economista es elocuente ¿quién va a consumir en el mundo? Y si no se consume no hay crecimiento, porque el proceso es: producción, distribución, compra y consumo.
- El FMI afirma que el enriquecimiento de la minoría a costa del empobrecimiento de la mayoría lastra el desarrollo económico porque la mayoría no puede comprar, ni puede formarse culturalmente, no puede cuidar su salud, etc., lo que ralentiza la economía, el informe añade que esta tendencia empeora porque aumenta la pobreza en las «economías desarrolladas». Quiere esto decir que la deflación se afianza frenando las posibilidades de recuperación. Las tensiones sociales creadas por todo ello aumentan las dudas de las empresas en el momento de invertir, de comprar otras empresas o de vender las suyas: por ejemplo, en el Estado español y Portugal han descendido un 36,21% las operaciones corporativas con respecto a 2013.
- En cuanto a la deuda, el panorama es terrorífico. Vamos a ir a lo esencial dejando en el tintero multitud de datos sobre las muchas formas de deuda, deudores y acreedores, etc.: se calcula que existen no menos de 1,5 cuatrillones de dólares en derivados volátiles creando una gigantesca «bomba de capital ficticio» que puede estallar en cualquier momento teniendo en cuenta las grandes dificultades de las instituciones imperialistas para controlar el inestable equilibrio financiero.
- En la historia capitalista nunca se ha podido prolongar indefinidamente la contradicción creada por la incontrolable burbuja especulativa con respecto al capital financiero-industrial respaldado por escasas reservas reales; y en la actualidad todo indica que la burbuja especulativa se está transformando rápidamente en un agujero negro superior ya en un 20% al que estalló en 2008, deflagración cósmica de la que el capitalismo mundial no puede recuperarse.
- Otros informes sostienen que la burbuja de la deuda mundial se ha hinchado a más de 76 billones de dólares (76.000.000.000.000), mientras que las tasas de interés no han sido nunca tan bajas por un período tan prolongado de tiempo. La pregunta que cada vez más se plantea es sobre cuándo terminará el mercado de los bonos que lleva al alza desde comienzos de los años ochenta. Comentaristas especializados hablan de que la «ingente liquidez» de dinero con tipos de interés próximos a cero está recalentado un mercado de valores que parece una «piscina desbordante». La OIT cita informes según los cuales la deuda pública de los capitalismos desarrollados ha aumentado alrededor de un 40% desde 2007, y a escala mundial la de las empresas no financieras ha aumentado un 30%.
- Dejando de lado los diferentes sistemas de contabilidad de la deuda, lo cierto es que esta crece y crece según la teoría del nenúfar, lo que plantea otra interrogante peor: ¿habrá «dinero público» para llenar los agujeros negros que serán mayores que el creado en 2008? Para quitarse la responsabilidad de encima, la propaganda burguesa echa la culpa de la deuda a los pueblos saqueados y expoliados que, en realidad, la están pagando con creces: entre 1985 y 2000 África y Oriente Medio reembolsaron 61.000 millones de dólares más de lo que habían recibido, y los montos reales de sus deudas externas se multiplicaron por 73 entre 1970 y 2012, mientras pagaron 145 veces la cantidad que debían en 1970. En síntesis y solo hablando de la deuda de un continente: África entrega el 50% más de lo que recibe.
- El verdadero problema de la deuda, lo que hace de ella una bomba de relojería, es que se incuba, nace y crece en las entrañas del imperialismo. Los pueblos empobrecidos en los que malvive el 85% de la población mundial «tienen» alrededor del 5% del total de la deuda del planeta, deuda contraída por burguesías corruptas, clientelares y sumisas al imperialismo; y si observamos la deuda pública, los pueblos empobrecidos solo «tienen» el 1% del total mundial. El 15% de la población del mundo, la que vive en el imperialismo, tiene el 95% de la deuda, y el 99% de la deuda en su forma pública externa.
- La deuda es una bomba de relojería sita en la máquina enroñada del imperialismo. Para que no estalle, la burguesía tiene solo tres métodos: condonarla parcialmente y suavizar las condiciones de pago del resto; multiplicar hasta lo insoportable el ataque a las clases y pueblos explotados, y destruir masivamente «riqueza muerta», improductiva, para reiniciar la producción como después de las dos guerras mundiales. No hace falta decir que seremos las naciones oprimidas en el interior del corazón imperialista las que, junto a los pueblos empobrecidos, más sufriremos las medidas capitalistas para salir indemne de la crisis de la deuda que la burguesía ha provocado. Recordemos que uno de sus trucos es el de derivar el cobro de las deudas a los «fondos buitre», compañías de piratas que al amparo de la lex mercatoria pueden anular de facto la independencia de un Estado hasta que no pague su deuda, como ha estado a punto de suceder en Argentina, Ecuador, etc.
- Tras 2008, muchos grandes financieros y hasta políticos imperialistas como Sarkozy, Presidente del Estado francés, hablaron de la necesidad de «refundar el capitalismo», de volverlo «honesto» para recuperar parte de la legitimidad perdida. La llegada de Obama a Washington también dio pábulo a los buenos deseos: la Unión Europea redactó más de 60.000 páginas con regulaciones financieras para evitar próximas burbujas especulativas, y Estados Unidos más de 30.000. El G20 dijo en septiembre de 2014 que iba a combatir el fraude fiscal, la evasión de capitales y otras prácticas que frenan la economía.
- No han servido para casi nada por la simple razón de que el capital está aplicando de nuevo, tras 2008, una de las medidas que contrarrestan la ley tendencial de la caída de la cuota de beneficios: ampliar el capital-acciones en la terminología de la década de 1860-1870, que ahora tiene infinidad de nombres para ocultar una constante en el capitalismo ya teorizada críticamente en 1834: negocio y especulación van tan unidos que resulta casi imposible saber qué les distingue.
- China Popular contuvo en un primer instante el pánico en su Bolsa de hace pocas semanas cuando detuvo a varios capitalistas que especulaban y que incumplían las órdenes del Ministerio de Economía. Pero la crisis china, que puede desencadenar otra más grande primero en Estados Unidos y luego general, siguió creciendo y tuvo que devaluar el yuan. Devaluación que agravará los problemas, entre ellos el de la competencia internacional porque el comercio mundial está a la baja, por lo que es posible que otros países devalúen sus monedas con el riesgo de que se entre en otra «guerra de divisas», en un momento en el que la inseguridad financiera es la más alta desde 2010-2011; además el precio de crudo se mantendrá bajo con lo que descenderán los petrodólares que ayudan a Estados Unidos a mantenerse a flote, además de otros instrumentos.
- Aunque unos precios bajos en el crudo benefician a unas economías también reduce las entradas fiscales de los Estados, y junto con la caída de los precios de las materias primas indican que no se prevé recuperación económica a medio plazo y menos aún recuperación industrial mundial, lo que es peor. La crisis que debilita a los BRICS empeora la situación porque frena la posible recuperación de su productividad del trabajo y a la vez rebota sobre los capitalismos más desarrollados ya que estos no reciben pedidos de bienes de producción especializados, muy caros y muy rentables pero necesarios para sostener las economías extractivas de los BRICS.
- Algunos analistas sostienen que los BRICS necesitan estabilizar un crecimiento superior al 7% para salir del estancamiento actual, y aun así este no empezaría a producirse antes de 2017, con suerte. Lo cierto es que, visto el parón de los «países emergentes» y no solo de los BRICS y menos aún de Nuestra América en la que luego nos centraremos, lo cierto es que el retroceso socioeconómico que están sufriendo está colocando sus economías a los niveles de 1998.
- Depresión, deflación y deuda forman parte de una larga decadencia de la tasa media de beneficio mundial, punteada por recuperaciones parciales. La deuda de los llamados «países emergentes» se ha disparado desde la crisis ya que poco antes de 2007 la deuda llegaba al 73% de su PIB, pero ha subido al 106% del PIB a finales de 2014, lo que significa tres cosas negativas para la marcha del capitalismo mundial: una, que le será más difícil al imperialismo cobrar la deuda, sacar más beneficio, etc., de estos países, lo que le exigirá aumentar sus presiones y ataques; otra, que las burguesías de esos países deberán a su vez aumentar la explotación de sus pueblos y que las dos cosas anteriores pueden provocar una recuperación de la lucha de clases.
- Hasta 2014 los BRICS se habían mantenido relativamente al margen de esta tendencia, pero la tempestad se anunció así misma al conocerse los datos de enero de 2014 sobre la gran reducción de pedidos de enormes barcos de carga de materias primas, mercancías y otros servicios, lo que indicaba que se estaba agravando la depresión: el índice de construcción naval era en 2009 de 4.650 puntos y se ha hundido a 1.000 puntos en abril de 2014.
- En 2014 el barril de petróleo costaba 110 dólares y ha caído a 45 en la actualidad. Dieciocho de las veintidós materias primas fundamentales han reducido su precio en un 20% en menos de dos años. El extractivismo de los BRICS no puede aguantar la severa reducción de divisas y encima sus mercados internos se contraen. En el importante «mercado» de Nuestra América en la primavera de 2014 el peso argentino se hundió 15,1%, el real brasilero 2,3%, el peso chileno el 2%, el mexicano 1,6% el colombiano 1,5%... Junto a otros factores, así se explica que la situación haya retrocedido a la de 2001-2002 porque, ahora, las ventas de las 500 mayores empresas han bajado en un 4,5% con respecto a 2013, y lo que es peor la tasa media de beneficio ha retrocedido en un 41%.
- En lo que va de 2015 con respecto al dólar, el real brasileño se ha depreciado un 31,7%; el peso colombiano un 30,6%; el peso uruguayo un 18,9%; el peso mexicano un 15,2%; el peso chileno un 15,0%; el sol peruano un 9,7%, y el peso argentino un 9,4%. La depreciación de las divisas latinoamericanas con respecto al dólar entre 2013 y 2014 es de un 36% en Colombia, un 35% en Brasil, un 19% en México, un 17% en Uruguay, un 12% en Perú y un 10% en Argentina.
- La sinergia entre depresión, deflación y deuda explica que, a raíz del desplome bursátil de China Popular en la mitad de agosto de 2015, las bolsas europeas hayan caído en pocas horas a los niveles de 2011, perdiendo el Ibex no menos de 29.000 millones de euros en un instante, de los cuales un tercio pertenece a la banca. Pero las cosas empeoran, desciende el flujo de capital exterior que llega a los BRICS: si en 2007 suponía el 8% del PIB conjunto de los BRICS ahora supone el 2% del total. Lo peor es que las razones no son externas, sino que surgen de las dudas serias del imperialismo sobre la capacidad interna de los BRICS. Además, aumenta sin parar la salida al exterior de capital interno que ronda en 1,09 billones de dólares.
- En 2008, Estados Unidos dictó la Regla 48 que faculta que se manipule la información bursátil poco antes de abrir la bolsa de Walt Street para evitar fuertes caídas en las primeras horas del parqué. Se trata de un intervencionismo estatal puro y duro que niega incluso derechos elementales a la información, un estatalismo directo que contradice toda dogmática neoliberal impuesta a los Estados medianos y débiles; pues bien, ahora ha recurrido de nuevo a la Regla 48 para apuntalar la bolsa en la medida de lo posible. Otras intervenciones de China Popular y diversos Estados han parado por ahora la sangría de las bolsas aunque no han logrado recuperar lo perdido.
- ¿Estamos en el «capitalismo lento»? ¿O «capitalismo estancado»? ¿O de «decadencia sistémica»? ¿O de un «semi-estancamiento a largo plazo»? ¿O un «capitalismo senil»? Hemos citado solo algunos de los nombres con los que se intenta explicar el presente y el futuro del sistema burgués. Para disponer de una visión más amplia y profunda tendríamos que incluir en nuestro análisis las tres problemáticas que hemos dejado deliberadamente al margen: agotamiento de los recursos, calentamiento global y militarización porque son consustanciales al capitalismo contemporáneo e inciden negativamente en las luchas de liberación nacional de clase de los pueblos oprimidos, como el nuestro, porque explican las graves crisis geopolíticas con fulminantes repercusiones en la economía; pero entonces triplicaríamos esta exposición, así es que confiamos en la capacidad teórica y política de la militancia para suplir esta deficiencia.
- Las tesis sobre si puede iniciarse o no otra fase u onda expansiva, o si por contra estas tesis no son viables porque la teoría de las ondas o fases largas no corresponde con la naturaleza del capitalismo, son muy debatidas en la actualidad. Lo cierto es que, por ahora, hay cuatro grandes dudas: ¿Puede iniciarse una recuperación sostenida? ¿Cómo superar la depresión, la deflación y la deuda? ¿Qué disciplina y regulación podría sustituir a la toyotista y Taylor-fordista, y al Estado «interventor» teniendo en cuenta todo lo visto? Y ¿qué potencia o potencias sustituirían al declinante imperialismo occidental si no detiene su caída?