Es hora de levantar la voz contra la mezquindad humana del sistema encabezado por del uribismo y la embajada de los Estados Unidos contra el sueño de paz de millones de almas que buscaban poner fin a más de medio siglo de confrontación armada.
Qué porquería de Fiscalía tenemos los colombianos que para liberar, recapturar y después practicar una legalización de captura a un invidente, tenga que doparlo hasta causarle inconsciencia y un paro respiratorio.
Ningún colombiano necesita ser jurista para entender que nada de lo que diga una persona drogada forzosamente ‑como ocurrió con Santrich- puede ser legal. Esa «legalización de captura» fue una ilegalidad, un abuso de autoridad. Deben responder el exFiscal General y hasta los médicos que se prestaron para esa infamia rastrera.
Presidente Duque, no le vuelva la espalda a la Constitución, no traicione su juramento. No dinamite la independencia de los poderes con ese odio sordo que solo busca hacer trizas y dejar sin efecto el Acuerdo de Paz de La Habana. No se rasgue las vestiduras proyectándose como un presidente impoluto frente al narcotráfico, porque usted sabe muy bien que su jefe político Álvaro Uribe Vélez es un mafioso dueño de una huella imborrable. Recuerde a Pablo Escobar Gaviria regocijándose con su actual jefe político a quien calificó como «ese bendito muchacho», que siendo director de la Aeronáutica Civil le autorizó la operación de las pistas del Yarí de donde salieron cargamentos de cocaína que inundaron las calles de Estados Unidos.
Por ese solo gesto delictivo, Uribe puede ser calificado para la posteridad como el precursor del narcotráfico en Colombia. No ignore que en esa decisión está la génesis de la desgracia que envolvió a todo el país.
Tampoco finja un dolor que no existe por las víctimas del conflicto cuando su jefe tiene las manos manchadas con la sangre derramada por el paramilitarismo. Memoria Histórica afirma que el paramilitarismo asesinó en Colombia a más de cien mil colombianos, crímenes que continúan en el fondo oscuro de la impunidad. Que responda Uribe por los falsos positivos que hoy quieren reactivar como lo denuncia con acierto el New York Times. Que responda por el desplazamiento forzoso de la población campesina y el despojo violento de 8 millones de hectáreas de tierra. Que Uribe y Marta Lucía Ramirez digan la verdad sobre los muertos de la Comuna 13 de Medellín y de las fosas donde los escondieron. Qué bueno sería para Colombia que los terceros involucrados en el conflicto, no militares, también digan la verdad.
Presidente, frene esa Campaña mediática sucia con la que usted y su facción política quieren demoler el sentimiento más hermoso que palpita en el corazón de los colombianos, que es el de la paz.
Compañeros de los ETCR: en nombre de los comandantes militares del antiguo Estado Mayor Central de las FARC,comandantes de frentes y columnas, impactados por la traición del Estado al Acuerdo de Paz de La Habana, les reiteramos autocríticamente, que fue un grave error haber entregado las armas a un Estado tramposo, confiados en la buena fe de la contraparte. Qué ingenuos fuimos al no recordar las sabias palabras de nuestro comandante en Jefe Manuel Marulanda Vélez, cuando nos había advertido que las armas eran la única garantía de cumplimiento de los acuerdos. La triste realidad es que nos pusieron conejo.
Que la paz de Colombia siga siendo nuestro estandarte. Vamos a seguir luchando por ella. Debemos continuar la lucha. Colombia necesita un nuevo Gobierno, verdaderamente democrático que cumpla la palabra empeñada y haga realidad el más elevado de todos los derechos.
Llamamos a todos los colombianos a movilizarse en defensa de la paz. La minga de todos por la paz es el camino.
Iván Márquez
20 de mayo de 2019
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