Resumen Latinoamericano, 10 de marzo de 2020
Por Lucía Herrera. Fotos: Articulación abolicionista
Identificadas con los colores violeta y
magenta en brazaletes y banderas, mujeres y disidencias
abolicionistas marcharon el 9M en una nutrida columna encabezada por
la consigna “Abolicionistas del sistema prostituyente”.
Organizaciones como AMADH
(Asociación de Mujeres Argentinas por los DDHH), la Campaña
Abolicionista, Madres Víctimas de Trata, Mariposas AUGe (Acción
Urbana de Género), la Red Abolicionista Susy Betker, RATT (Red Alto
al Tráfico y a la Trata), RadAr (Feministas Radicales), el Frente
Abolicionista Travesti Trans, Abolisueltas, el Círculo de Amigas
Feministas, entre otras, decidieron aunar sus voces para visibilizar
su posicionamiento respecto de la prostitución.
No es la primera vez que marchan juntas y juntes, pero sí la primera en que lo hacen de forma organizada y como resultado de un intenso proceso de articulación y consenso, potencialmente capaz de superar el objetivo mediato de una columna unificada. Tampoco es nuevo el debate reglamentarismo-abolicionismo, aunque en el último tiempo en Argentina se reavivó con mucho impacto social a partir de la difusión del tema “Puta” de la cantante Jimena Barón, quien, más allá de sus intenciones, innegablemente colocó ambos términos en primer plano como nunca antes habían estado.
“Cada vez somos más ‑afirmó Marcela D´Angelo, de la Campaña Abolicionista-. A veces podemos pensar que el reglamentarismo avanza, pero en las calles somos más las abolicionistas”. Margarita Meira, referente de Madres Víctimas de Trata cuya hija fue secuestrada y luego asesinada por las redes de prostitución, coincide en este punto: “Valió la lucha de tantos años. Antes no juntábamos gente ni para sostener la bandera. Ahora se acercan muchos jóvenes, y tenemos esta articulación abolicionista que es muy importante. Se nos reconoce cada vez más. Pudimos visibilizar que las chicas que están en los prostíbulos no están ahí porque les gusta, que muchas están secuestradas”.
Desde las 15 hs, la columna se concentraba en Tacuarí y Avenida de Mayo. Entre encuentros, saludos e intercambio de volantes y materiales, las “abolis” se preparaban para sumarse a la marcha rumbo a Congreso. Sobre la calle, las Madres Víctimas de Trata dispusieron las pancartas con los rostros de sus hijas desaparecidas por las redes de explotación sexual. En una de esas imágenes se posó durante largo rato una mariposa: era la foto de Ailén del Valle López, una jovencita desaparecida en 2013 y cuya búsqueda quedó en la nada porque para las autoridades “se fue con el novio”. Lo que para muches podría ser apenas una casualidad, para estas madres y sus compañeras tenía un valor especial, referenciado en la leyenda que identifica a las mariposas con los seres queridos desaparecidos, y en el hecho de que, justamente, el colectivo artístico que acompaña con sus performances a las Madres Víctimas de Trata se llama nada menos que “Mariposas”.
María Isabel, la madre de Ailén, no
participa siempre en las marchas. Pero esta vez estaba presente, y
conmovida por la situación. “Para mí estar acá significa tenerla
a mi hija. Visibilizada, como a tantas chicas desaparecidas. Mi otra
hija de 13 años me está acompañando y se suma a la lucha. Se
siente el apoyo en la búsqueda de Ailén y de las chicas. Un apoyo
que no tuvimos en el municipio ni en la fiscalía cuando denunciamos
su desaparición. No la buscaron, no colaboraron, con el pretexto de
que ella se había ido con el novio. No fui escuchada. Me decían que
se había ido por una calentura, que ya volvería. Es muy triste como
madre que te digan eso, pasaron 7 años y sigo sin respuestas. Ailén
tenía 17 años. Yo soy su mamá y quiero saber donde está”,
expresó.
Ya en plena marcha, las Mariposas AUGe comenzaron su performance. Vestidas de rojo, con las pancartas de las pibas desaparecidas colgadas al cuello y tomadas de las manos, avanzaban en fila y ante el pie musical frenaban alzando sus brazos y gritando al unísono: “Paramos porque ellas no están”. En una respiración colectiva, se acercaban y se alejaban entre sí. Luego levantaban las pancartas e interpelando al público repetían los nombres de las chicas y un fuerte “Podés ser vos”. Soltando de su cintura los pañuelos con la insignia “Se trata de No + Trata”, volvían a unirse en una suerte de fogata donde los pañuelos hacían las veces de llamaradas, luego rondaban con ellos, los sujetaban a su rostro y se los sacaban con un grito estremecedor, corriendo hacia adelante. Cuadra a cuadra repitieron la performance infinitas veces, contagiando emoción y energía, y el cántico “No están perdidas/no están perdidas/son desaparecidas para ser prostituidas”.
Blanca Rizzo, bailarina y performer
creadora de Las Mariposas, refirió a Resumen Latinoamericano su
reflexión sobre el sentido de estas intervenciones: “La
performance produce un impacto muy fuerte no solo en las personas que
la ven, sino en las propias performers. Hay un antes y un después
cuando una pone su cuerpo para hablar de esas chicas, las que no
pueden hablar porque están desaparecidas, porque están secuestradas
por las redes de Trata. Algo pasa en lo emocional, en la conciencia.
Las primeras que se impactan son las propias performers, y obviamente
las familias víctimas, y esto se transmite a la sociedad”.
Otros cánticos unificaban también la columna, como “Ni sindicato/ni represión/salud, trabajo y educación”. Con el ritmo del hit “Despacito”, sonó con fuerza “No es trabajo/la prostitución no puede ser trabajo/oportunidades para las de abajo/la regulación que se vaya al carajo”.
Las Abolisueltas, colectivo que cuenta
entre sus filas con originales artistas visuales, se lucieron con sus
pancartas de coloridas viñetas que expresaban, por ejemplo: “Las
abolicionistas no les decimos a las mujeres, travestis y trans
prostituidas qué hacer con sus cuerpos.. ¡eso lo hacen los
puteros!”, y estencileando veredas y paredes con “el deseo no se
compra” y “putero al caldero” entre otras consignas.
“Tenemos que construir una presencia muy fuerte para que nuestros cuerpos dejen de ser mercantilizados y cosificados ‑afirmaba marchando Liliana Azaraf, de la Campaña Abolicionista- Ante el avance del proxenetismo en Argentina y en el mundo, ante el avance de la violencia hacia las mujeres, travestis y trans, seguimos luchando contra las redes de prostitución y a favor de todas las personas prostituidas, para que dejen de ser perseguidas, y para que podamos tener una sexualidad libre y placentera”.
La pancarta que sostenía Delia Escudilla, sobreviviente de la prostitución, resumía una de las ideas fundamentales del abolicionismo: “La prostitución no es el oficio más antiguo del mundo: es el más antiguo privilegio del patriarcado”.
Consultada sobre el mensaje que la
columna abolicionista quiere dar al movimiento feminista y la
sociedad, Mimí Sifon, referente de AMADH (organización compuesta
por personas en situación de prostitución y sobrevivientes),
manifestó la necesidad de abolir el sistema prostituyente “para
que ninguna persona tenga que estar en situación de prostitución”.
“Esto se consigue con políticas públicas desde el Estado
‑subrayó- Queremos trabajo y queremos educación, para poder elegir,
ya que las personas en situación de prostitución ante la falta de
oportunidades no tienen posibilidad de elegir”.