Por Silvina Molina*, Resumen Latinoamericano 08 de marzo de 2020
La antropóloga y activista feminista cuestionó los protocolos de los medios de comunicación para cubrir femicidios y casos de violencia de género. «Es indispensable una discusión conjunta», advirtió.
Rita Segato, escritora, antropóloga, activista feminista recibió hoy a Télam en su casa porteña para ayudar a pensar el rol de los medios de comunicación en una semana clave: seis femicidios y dos mujeres desaparecidas en los últimos siete días en Argentina.
«El desafío es cómo informar sin espectacularizar, sin que la violencia se transforme en un espectáculo», dijo e invitó a pensar colectivamente.
-Télam: ¿Qué debemos aportar las y los periodistas cuando hacemos coberturas sobre femicidios?
-Rita Segato: Es indispensable una discusión conjunta, reuniones de editores de medios y formadores de periodistas para tomar decisiones para revisar la manera en que la violencia feminicida y violadora, o sea, la violencia de género, se informa a la población. El ejemplo anterior a esto es el suicidio. Hay una pauta mediática de no informar, que veo problemática porque no muchas familias saben el peligro que corren. En provincias como Jujuy hay suicidio infantil y adolescente que sorprende al pueblo, a las familias. Entonces el suicidio dejó de ser informado. Los medios pactaron la no divulgación.
-T.: Pero se deja de informar…
-R. S.: Es una medida que deja de informar. El gran desafío es cómo informar sin espectacularizar, sin que la violencia se transforme en un espectáculo, que es lo que hacen los medios. Y lo hacen porque la noticia se vende. Si producís un espectáculo con un caso de violencia, vos tenés muchos compradores, una gran audiencia. Se transforma en mercancía. No se puede evitar espectacularizar porque perdés público. Eso debe ser revisado. Qué vamos a poner en primer lugar: el valor de la vida o el valor de la mercancía-espacio mediático. Porque cuando se transforma en un espectáculo va a ser reproducido, va a producir una epidemia.
Segato está preparando una nueva colección con la editorial Prometeo que se llamará «Pensamiento de Brasil en español» y se presentará en la próxima Feria del Libro de Buenos Aires. «Un libro es de una estudiante mía, Daniela Gontijo, que escribió sobre la violencia como mímesis, el efecto mimético de la violencia, cómo se mimetiza. Ese es el tema. Se habla mucho de la epidemiología de la violencia, con un enfoque médico, de contagio de la violencia. El contagio es automático, como un virus. Pero en el caso de la violencia hay un período de elección: voy a hacer esto. Por lo tanto, en el caso de la violencia, no es exactamente epidémico, pero si mimético», explicó.
-T.:¿En los medios de comunicación también?
-R. S.:Los medios tienen que saber que producen ese efecto de contagio porque el violador, el femicida es un monstruo, está monstruoficado por la noticia, demonizado, pero es un monstruo potente y a lo que aspiran los hombres es a la potencia, no importa que sea demonizado, monstruoficado, pero si es potente vale, les vale. No a todos, pero sí a muchos. Entonces se produce esa imitación que es lo que reproduce esa violencia. Se piensa que con una sentencia de un juez ponemos a un femicida detrás de las rejas y nuestro país se va a ver libre de feminicidios. La sentencia es importantísima por su efecto pedagógico, porque enseña y dice que ésto no se puede, no se debe hacer. Pero no por su aspecto prisional en la misma medida, porque va a aparecer otro que va a cometer el mismo crimen. Un crimen que emerge de la sociedad, se derrama, se deriva de problemas que son sociales, que están en toda la sociedad. La cárcel, las leyes, las políticas públicas no están consiguiendo hasta el momento detener los feminicidios, la escala proactiva y ascendente, los números del femicidio.
-T.: ¿Hay más femicidios ahora o se denuncian más?
-R. S.:No siempre hubo feminicidios. Violencia doméstica siempre hubo pero no se denunciaba, pero hace mas de 10 años que los países de nuestro continente tienen estadísticas que muestran, con margen de error, que los feminicidios están en aumento. Las medidas estatales no fueron capaces de frenar ese aumento, y no consiguieron que dejara de aumentar el número, por lo tanto los medios tienen que tomar decisiones, como la tomaron algún día con los suicidios. Entonces, se trata de cómo informar sin producir un espectáculo mimético, que da origen a una mimesis colectiva. Es urgente.
-T.: Durante años se reclamó que los femicidios sean parte de la agenda mediática. Ahora están cada día. ¿Cree que eso genera un efecto de ‘adormecimiento’ social?
-R. S.:¡Qué pregunta! Es algo delicado que he pensado mucho, porque entonces se normatiza, se normaliza, o sea pasa a ser parte del paisaje, se vuelve normal. Ese es otro problema. Por eso creo profundamente en la reflexión. Y en mi experiencia de vida la gente en la calle me está mostrando que necesita reflexión, porque me lo dice. Me sorprende. Soy una profesora que se pasó gran parte de su vida sentada en una silla escribiendo artículos y la gente me agradece. Lo que quiere decir que la gente necesita y quiere pensar. Puede ser que necesite más estímulos y espacios para pensar conversando que la mejor forma, la mas fecunda.
Los medios deben hacer esto. No basta con informar y después se vuelve un número: dos, tres, treinta, doscientos feminicidios por año. Se va normalizando. Hay que acompañar con el placer de pensar, que es trabajo y gozo y lúdico, porque cuando se piensa bien es un juego y protege.
Segato acaba de terminar el prólogo de un nuevo libro de Miriam Molero que tiene escenas de violación, trabajo que, confesó, le ayudó a pensarse. «Me hubiera gustado ser escritora de ficción, pero cuando descubrí que tenés que mirar de frente el sufrimiento humano y no tener miedo para escribirlo, me hice analista. Porque el análisis protege, distancia de esos hechos. Entre la crueldad y yo, está el análisis. El pensar nos protege y podemos procesar la crueldad de otra forma y transformarla en el juego del pensamiento. Si eso se propaga en la sociedad, la sociedad se vuelve menos violenta», afirmó.
-T.: Uno de los debates abiertos en el periodismo es cómo mostrar a los femicidas. ¿Cuál es su pensamiento?
-R. S.:Nos hemos llevado por el deseo de venganza. Ahí se produce el odio al que fue capaz de cortar una vida. Es difícil de perdonar. ¿Las personas cambian? No lo sabemos, porque las cárceles no sirven. El problema es amplio. Un contexto gigantesco de cuestiones entramadas.
Segato trabajó en Brasilia entrevistando a violadores en cárceles junto a sus alumnos, experiencia que se convirtió en un proyecto que se reprodujo en la Universidad Nacional de Quilmes bajo el título «Habla preso, el derecho humano a la palabra en la cárcel».
«Eran violadores y yo soy feminista. Y así se colocaron dos luchas de los derechos humanos: la lucha por las mujeres y otra ‑como la de Claudia Cesaroni- por los presos. Que son enfrentadas (se golpea las manos), incompatibles entre sí y que para compatibilizarlas es necesario mucho pensamiento, mucha reflexión de mucha gente. Entonces cómo sos feminista y al mismo tiempo decís que la cárcel es mala, no lleva a los violadores a hacer el trayecto , el tránsito que necesitan hacer y que no sabemos cómo sería. Pero es indispensable. No queremos pensar. La mayoría de la gente quiere fórmulas, quiere consignas. Las consignas tienen corta duración, son de altísima obsolescencia», puntualizó.
-T.: ¿Por qué decidió dar entrevistas a medios cuando siempre priorizó su perfil académico?
-R. S.:Es mi obligación. Estoy muy cansada, pero es una obligación. Ahora mis textos son hablados en conferencias o entrevistas. Tengo que compartir lo que entendí, aunque esté equivocado es una base para discutirlo. Siempre reviso y me preguntó: será que lo que entendí es cierto y será que no cambia en el tiempo.
*Télam