Bolivia 8M. Resistir unidas al Golpe de Estado

Boli­via 8M. Resis­tir uni­das al Gol­pe de Estado

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Por Cami­la Paro­di – Lau­ra Salo­mé Can­te­ros – Des­de La Paz8 de Mar­zo de 2020

Domin­go y lunes,por el Día Inter­na­cio­nal de las Muje­res Tra­ba­ja­do­ras, una dele­ga­ción de femi­nis­tas par­ti­ci­pa­rá de las acti­vi­da­des que se orga­ni­zan en Boli­via. Las voces de quie­nes pro­ta­go­ni­zan un hecho polí­ti­co para rom­per fronteras.

No fue un 8 de mar­zo más para las muje­res en Boli­via. A la lucha coti­dia­na que dan por sobre­vi­vir a las vio­len­cias de una cul­tu­ra machis­ta, se sumó la inmi­nen­te nece­si­dad de denun­ciar un Gol­pe de Esta­do de raíz patriar­cal, racis­ta y fun­da­men­ta­lis­ta que, no casual­men­te es silen­cia­do por los femi­nis­mos blan­cos. Sobre este esce­na­rio, una dele­ga­ción de femi­nis­tas plu­ri­na­cio­na­les se encuen­tra en Boli­via para poner voz y cuer­po a un gol­pe que pre­ten­der ser silen­cia­do. Para eso tan­to el domin­go como el lunes rea­li­za­rán dis­tin­tas acti­vi­da­des y mar­chas en el terri­to­rio plu­ri­na­cio­nal jun­to a los femi­nis­mos comu­ni­ta­rios y popu­la­res de Bolivia.

Para Adria­na Guz­mán, del Femi­nis­mo Comu­ni­ta­rio en Boli­via, «este es un 8M dis­tin­to para noso­tras, por­que esta­mos hablan­do del sis­te­ma patriar­cal que tie­ne decla­ra­do un geno­ci­dio sis­te­má­ti­co hacia las muje­res y de las otras for­mas en las que vio­len­ta tam­bién el sis­te­ma que son las masa­cres y Gol­pes de Esta­do». Para Guz­mán, hay que resis­tir jun­tas: «la mejor mane­ra de enca­rar este 8 de mar­zo es de for­ma com­ba­ti­va jun­to a her­ma­nas de otros territorios».

Es que el ini­cio de la déca­da femi­nis­ta comen­zó en enero con la rea­li­za­ción del segun­do Encuen­tro Plu­ri­na­cio­nal de las que Luchan en San­tia­go, Chi­le. Allí, de la mano de con­sig­nas como «Que mue­ra Piñe­ra y no mi com­pa­ñe­ra», «Una mujer, una barri­ca­da» o «Con todo sino pa´qué», las muje­res y disi­den­cias orga­ni­za­das se plan­ta­ron para otor­gar al pro­ce­so des­ti­tu­yen­te en ese país un mar­co de refe­ren­cia y acom­pa­ña­mien­to para resis­tir la vio­len­cia y des­igual­dad de este Esta­do neoliberal.

Clau­dia Korol es inte­gran­te de Femi­nis­tas del Abya Yala y afir­mó que «esta­mos acá ya cuan­do escu­cha­mos las pri­me­ras noti­cias pre­vias al Gol­pe, cuan­do se ata­có a las muje­res de polle­ra, cuan­do se des­ató la vio­len­cia bru­tal con­tra el pue­blo indí­ge­na y cam­pe­sino. Para Korol, «es muy impor­tan­te estar acá como par­te del Paro Inter­na­cio­nal de Muje­res rom­pien­do fron­te­ras. Veni­mos tam­bién a decir que es un Gol­pe de Esta­do por­que hubo muchas voces que tra­ta­ron de hacer res­pon­sa­ble del mis­mo no a quie­nes lo rea­li­za­ron sino a quie­nes fue­ron víctimas». 

«La resis­ten­cia del pue­blo boli­viano en gene­ral y de sus muje­res de polle­ra en par­ti­cu­lar, repre­sen­ta hoy la ima­gen más cla­ra de res­pues­ta orga­ni­za­da al racis­mo, los fun­da­men­ta­lis­mos y el patriar­ca­do tras la impo­si­ción de un Gol­pe de Esta­do”, mani­fies­ta en su comu­ni­ca­do la Dele­ga­ción de Femi­nis­tas Plu­ri­na­cio­na­les que, en oca­sión al Día de la Mujer Tra­ba­ja­do­ra, lle­ga­ron a Boli­via para hacer del abra­zo un hecho polí­ti­co de denun­cia y soli­da­ri­dad, en con­jun­to con femi­nis­tas comu­ni­ta­rias y popu­la­res que se posi­cio­nan con­tra el Gol­pe de Esta­do. Una ini­cia­ti­va que no des­co­no­ce que sólo orga­ni­za­das podrán dar un gri­to que rom­pa con el cer­co mediá­ti­co que cen­su­ra las vul­ne­ra­cio­nes a los Dere­chos Huma­nos que se come­tie­ron des­de noviembre.

Este­fany Muri­llo es war­mi india­nis­ta, una corrien­te que acti­va el femi­nis­mo des­de el india­nis­mo. Carac­te­ri­za esta uni­dad con­tra el fas­cis­mo que «en nues­tro con­ti­nen­te se ha vivi­do con la lle­ga­da de los espa­ño­les y ha que­da­do en muchas de nues­tras oli­gar­quías y cla­ses medias altas la con­cep­ción de que hay un con­jun­to de la pobla­ción que no son seres huma­nos, que siguen sien­do sus cuer­pos obje­tos de ganan­cia». Para Muri­llo «hoy esa his­to­ria se repi­te ya que han ase­si­na­do a nues­tras her­ma­nas y esto ha sido invi­si­bi­li­za­do por los femi­nis­mos colo­nia­les que han apo­ya­do el gol­pe». Y agre­ga, hacién­do­se car­go de los deba­tes den­tro de los femi­nis­mos en Boli­via: «los femi­nis­mos blan­cos no quie­ren enten­der la orga­ni­za­ción his­tó­ri­ca y el papel que tie­nen las muje­res den­tro de las orga­ni­za­cio­nes socia­les y rura­les de nues­tros pueblos».

«Para noso­tras des­de Boli­via era impor­tan­te rom­per las fron­te­ras y sen­tir el acuer­pa­mien­to por­que el Gol­pe lo sen­ti­mos en el cuer­po, espe­cial­men­te de las que somos Que­chuas y Ayma­ras y de todos los pue­blos indí­ge­nas que hemos ele­gi­do cons­truir un país dis­tin­to con todas las crí­ti­cas que se le pue­dan hacer», reto­mó Guz­mán. «Sen­tir el Gol­pe ha sido tam­bién sen­tir un gol­pe den­tro del femi­nis­mo, que no hayan sido capa­ces de posi­cio­nar­se ha sido indig­nan­te, que las muer­tes de nues­tros her­ma­nos, ni la masa­cre, ni la vul­ne­ra­ción de dere­chos, deten­cio­nes ile­ga­les sir­van como prue­ba de un Gol­pe de Esta­do, que no sean sufi­cien­tes para el femi­nis­mo, nos da la cer­te­za de que hay un femi­nis­mo racis­ta y colo­nia­lis­ta y que no es en ese femi­nis­mo que que­re­mos caminar».

Para Mar­ga­ri­ta Cruz, de la Aso­cia­ción de Ex Dete­ni­dos Des­apa­re­ci­dos, «como sobre­vi­vien­tes de los Cen­tros Clan­des­ti­nos de Deten­ción, las memo­rias se lle­van en el cuer­po». Inte­gran­te de la dele­ga­ción, afir­mó que «el plan sis­te­má­ti­co que este gobierno está lle­van­do a cabo vul­ne­ra todos los dere­chos y come­te crí­me­nes de lesa huma­ni­dad a todo el pue­blo y en espe­cial a las muje­res de polle­ra». Para ella, via­jar en soli­da­ri­dad es «tener una par­ti­ci­pa­ción con­cre­ta y de hechos», y agre­gó: «Esta­mos todas las muje­res de dis­tin­tos movi­mien­tos y luga­res jun­tas acom­pa­ñan­do a las muje­res boli­via­nas por­que la her­man­dad es Latinoamérica».

Con­tra la mili­ta­ri­za­ción de los terri­to­rios, los femi­nis­mos se encuen­tran. Deba­ten cómo orga­ni­zar­se ante el machis­mo coti­diano que nos ase­si­na y vio­la cada día. Pero tam­bién se unen para resis­tir y enfren­tar la reac­ción fas­cis­ta en la región. Este no fue un 8 de mar­zo más en Boli­via. La demo­cra­cia debe volver. 

Fuen­te: Tiem­po Argentino

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