Caroline Oliveira, Eduardo Miranda y Lu Sudré /Resumen Latinoamericano /25 de marzo de 2020
Comités reciben donativos y organizan campañas de concientización para evitar transmisión de la COVID-19
Con auto organización, los habitantes de las favelas brasileñas están poniendo en práctica estrategias para detener el avance del nuevo coronavirus en sus comunidades, sobre todo en São Paulo y Río de Janeiro que concentran el mayor número de casos en el país, con 30 y cuatro muertes en la capital de cada estado respectivamente.
Claudio Aparecido da Silva, que vive en la villa Monte Azul, en el distrito Jardim São Luís, al sur de São Paulo, cuenta que la organización entre los habitantes ocurrió debido a la ausencia de información en los territorios periféricos.
De ahí que surgió la idea de crear un Comité Popular de Enfrentamiento al COVID-19, que cuenta con diversos voluntarios que viven en el distrito.
“Las principales víctimas de esta pandemia serán los pobres. Las personas que reciben pocas o ninguna información efectiva. Entonces pensamos que sería bueno intentar brindar apoyo a las familias más vulnerables, también a personas con enfermedades crónicas y ancianos”, afirma Silva.
Conocido como “Preto Claudinho” [Negro Claudinho], el habitante expresa su preocupación por la situación de los trabajadores informales en medio de la pandemia. “Sabemos que aquellos que son trabajadores autónomos, cartoneros, vendedores ambulantes, son muy pobres y ahora se les impide circular. Forman parte de familias de hasta 8 hijos aquí en el barrio. Llegará un momento que no tendrán qué comer”.
El comité también recibe y distribuye donativos de productos esenciales.
“Nos organizamos en el sentido de fortalecer a nuestro pueblo. Disponemos nuestros autos para hacer las compras para las personas más vulnerables y organizamos una campaña de recaudación de alimentos y productos de higiene”, afirma Claudio. Según él, el grupo de habitantes también produce contenidos de concientización con información sobre prevención contra el coronavirus a través de mensajes disparados en Whatsapp y carteles fijados en las calles de las comunidades.
Escasez de agua
Una de las dificultades a la que los habitantes de la favela Monte Azul se enfrentan, como denuncia el Comité, es la escasez de agua en el periodo nocturno, lo que dificulta la higienización y contraria las medidas de seguridad del Ministerio de Salud, profundizando los riesgos de transmisión del virus.
Lavarse las manos es una de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para combatir la pandemia. Como en Sao Paulo, la realidad de las villas de Río de Janeiro también está muy lejos del ideal para evitar la COVID-19.
En los últimos días, el canal Voz de las Comunidades denunció la escasez de agua en diversas villas de la ciudad. “Tengo 74 años, no puedo cargar agua y hace más de un mes que no hay agua aquí, los niños no pueden lavarse las manos, tengo miedo del coronavirus”, contó Dona Jurema, habitante del Complexo do Alemão, un conjunto de favelas con más de 69 mil habitantes al norte de la ciudad de Río de Janeiro.
La creación de comités populares también se puso en práctica en Paraisópolis, la segunda favela más grande de São Paulo. Se calcula que más de 100 mil personas viven en local, enfrentando cotidianamente problemas estructurales y sin saneamiento básico.
Según Gilson Rodrigues, presidente de la Unión de Habitantes y Comerciantes de Paraisópolis, en la comunidad hay cinco casos de infección por coronavirus. Debido a los crecientes números de contaminación, los representantes de los comités populares se esfuerzan al máximo para enfrentar la pandemia.
“Es una red de voluntarios y habitantes que se auto ayudan. Por cada 50 familias, un habitante voluntario ayudará en el proceso de concientización, garantizará que las personas se queden en sus casas. Garantizar la distribución de los donativos y el monitoreo sobre la cantidad de enfermos”, dice Rodrigues que, después de una gran coordinación, logró garantizar dos ambulancias para atender emergencias en la comunidad.
Cuando se pregunta a los integrantes de los comités lo que les infunde ánimo en este momento de crisis, la respuesta es unánime: la solidaridad.
Comunicación local
Desde que el coronavirus llegó al país, no hay otro tema en los diarios, programas televisivos y en internet, pero no se sabe si todos los brasileños tienen acceso a las información necesaria para combatir el virus.
En este sentido, comunicadoras y comunicadores populares crearon la Coalición de Comunicadores de la Periferia contra el Coronavirus. Según Ingrid Farias, que vive en un barrio periférico de Recife y es integrante del frente #CoronaNasPeriferias [Corona en las periferias], es necesario difundir las medidas de prevención a través de una comunicación accesible.
“Hay que pensar cómo crear un lenguaje que no genere pánico en las personas y que dialogue con ellas desde su cotidiano sobre la urgencia de este momento en que vivimos”, afirma.
Ella añade que a medida que los casos se concentran en la región sudeste del país, y debido a una dinámica de regionalización de la información, diversas comunidades en el noreste del país no tienen acceso a noticias diarias locales sobre la contaminación en la región.
Crisis alimentaria
Según una encuesta realizada por el Instituto Data Favela, uno de cada tres habitantes de favelas en Brasil tendrá dificultad para comprar productos básicos, como alimentos, debido a la cuarentena contra la pandemia del nuevo coronavirus. El instituto entrevistó a más de 1.000 personas en 262 favelas de todas las regiones del país este mes para saber el impacto de la pandemia en las comunidades brasileñas.
Casi mitad (47%) de los trabajadores que participaron de la encuesta son trabajadores autónomos y un 8% son trabajadores informales. Es decir, más de la mitad de la población que vive en esas comunidades no cuenta con estabilidad laboral.
El Instituto Data Favela es una sociedad entre el Instituto Locomotiva y la Central Única de las Favelas (CUFA). La CUFA entregará al poder público un documento con 14 recomendaciones de políticas públicas destinadas a amortiguar los efectos de la cuarentena en las favelas.
Entre las recomendaciones están el suministro de alimentos hasta junio, la implantación del Programa de Renta Mínima para las familias de bajos recursos, exención de las tarifas de agua, luz y gas por cuatro meses a las familias que viven con hasta cuatro salarios mínimos y auxilio financiero a las familias cuyos niños no pueden frecuentar las guarderías.
Edición: Leandro Melito, Mariana Pitasse e Rodrigo Chagas
Traducción: Luiza Mançano
Brasil de Fato*