El ministro de Salud anunció medidas a contramano de lo que pregona Bolsonaro
Por Eric Nepomuceno, Resumen Latinoamericano, 28 marzo 2020
La Justicia determinó la inmediata suspensión de la campaña publicitaria creada por el gobierno incitando los brasileños salir de casa bajo el slogan “Brasil no puede parar”.
Foto Luiz Henrique Mandetta, ministro de Salud de Bolsonaro.
Alrededor de las seis de la tarde de ayer, se divulgó el nuevo número de víctimas del coronavirus en Brasil: 114 muertos y 3.904 contaminados. El total de contaminados experimentó un brinco en 24 horas, y solo ayer fueron 20 muertos. Casi uno a cada hora.
Por la mañana, la Justicia había determinado la
inmediata suspensión de la campaña publicitaria creada por el gobierno
incitando los brasileños salir de casa. Bajo el slogan “Brasil no puede
parar”, algunas piezas circularon por redes sociales y se evaluaba la posibilidad de llevarlas a las emisoras de televisión.
La reacción del gobierno fue negar que la campaña fuese de su autoría o
responsabilidad. Otra agresión más del despacho presidencial a la
verdad: no solo fue llevada a la página oficial de la Secretaría de
Comunicación Social de la presidencia de la República, también fue
intensamente transmitida por las redes sociales del ultraderechista
presidente Jair Bolsonaro y de sus tres hijos que actúan en la política e
integran el llamado “gabinete del odio” instalado en el palacio
presidencial.
Por la tarde, una sorpresa: el un largo pronunciamiento a la prensa, el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta,
médico ortopedista, refirmó un documento que había circulado,
proponiendo una acción conjunta con las secretarías provinciales del
sector.
Esa acción prevé, entre otros puntos, suspensión total de
clases en escuelas y universidades hasta fines de abril y la
determinación de “aislamiento social”, es decir, cuarentena, para los
mayores de sesenta años. Determina, además, adoptar medidas rigurosas
para impedir aglomeraciones en espacios abiertos y manifestaciones
contrarias a las medidas adoptadas por el sistema de salud.
La idea de Mandetta es lograr una acción armoniosa en todo Brasil.
Cines, teatros, casas de espectáculos y templos deberán permanecer
cerrados al menos hasta mayo. Bares y restaurantes podrán funcionar,
pero a la mitad de su capacidad instalada. Sectores del comercio, que
todavía no fueron definidos, podrán funcionar, pero también a la mitad
de su capacidad.
Todo eso va en contra de lo que quiere Jair Bolsonaro. Y
en otro lance a contracorriente del presidente, su ministro de Salud
advirtió que no hay ninguna medicina comprobada de combate al
coronavirus. Dijo que hay estudios en Brasil y un sinfín de países, que
instituciones científicas y el mismo ministerio de Salud están en
contacto permanente, pero no hay comprobación absoluta de que una de las
medicinas más propagadas por Bolsonaro como salida para la crisis, la
cloroquina, sea totalmente eficaz.
La verdad es que, en su
pronunciamiento, Mandetta desmintió todo lo que dice el presidente
ultraderechista. Afirmó, por ejemplo, que no hay comparación entre el
Covid-19 y la gripe H1n1, de la que los jóvenes también son víctimas
(casi la mitad de los contaminados brasileños tienen menos de 40 años),
aunque de manera menos grave, pero son transmisores potenciales por no
presentar los síntomas.
Para no ser absolutamente disonante con
Bolsonaro, en todo caso, Mandetta se rehusó a utilizar el término
cuarentena, aseguró que apenas una pequeña parcela de las víctimas
fatales murieron por el coronavirus, y que casi todas por enfermedades
anteriores (olvidándose, claro, de mencionar que el virus debilita el
organismo al extremo, contribuyendo al deceso del paciente), y
despotricó violentamente contra los medios de comunicación.
También resaltó, en la parte final del pronunciamiento, que su
equipo está trabajando intensamente junto al ministerio de Economía. Y
al reiterar enfáticamente ese trabajo conjunto, críticó duramente a una
medida defendida por la mayoría de los gobernadores provinciales del
país: dijo que el aislamiento total, tal como fue ordenado por ejemplo
en San Pablo y Rio de Janeiro, provocaría un “desastre total” en el
país. Además, defendió que se discuta en conjunto con el equipo
económico medidas de restricciones que no signifiquen el sofocamiento
nacional absoluto.
La independencia con que el ministro de
Salud se pronunció con relación a la postura de Bolsonaro sorprendió a
analistas políticos, diputados, senadores y gobernadores. Ha sido,
en todo caso, el resultado de una larga reunión entre el presidente y
varios de sus ministros, que una vez más le recomendaron enfáticamente
un cambio de tono en su actitud, bien como en la de sus tres hijos.
Al
comienzo de la noche se confirmó que el pronunciamiento de Bolsonaro
previsto para mañana por una red nacional de radio y televisión fue
cancelado. Como una de las características más fuertes del presidente ultraderechista es precisamente su imprevisibilidad, está por verse si la cancelación es real.