Fabiana Reinholz e Katia Marko /Resumen Latinoamericano /13 de marzo de 2020
La actriz trató de la importancia del arte en la descolonización de cuerpos y mentes contra el conservadurismo
Una artista en deconstrucción, esa es una definición bien aplicada cuando se trata de la actriz/actuadora Tania Farias, 45 años, que hace más de dos décadas integra la Tribo de Atuadores Ói Nóis Aqui Traveiz [Tribu de Actuadores Hola Nosotros Aquí Otra Vez], principal grupo de teatro de Porto Alegre y de toda la región Sur de Brasil. Sea dando vida a Casandra, Medea, Sofía, Ofelia, Sasportas o Violeta Parra, ella desmonta, se entrega, en un cuerpo que danza, canta.
Nacida en la periferia de Porto Alegre, de una familia pobre, aún niña enseñaba a otros niños, y en la hora del cuento, inconscientemente actuaba. Su sino ya estaba allí marcado, ser actuadora y profesora. Abrazando la actuación y el activismo, la hija menor entre once hermanos, lleva a los escenarios, calles, historias que mezclan sus experiencias, y las de todas las mujeres, de las violaciones y agresiones sufridas.
“¿Por qué esa cosa permisiva con relación al cuerpo de la mujer todo el tiempo? Eso está en nuestra existencia, en todo momento tengo que decir: Mira no soy una víctima especial, no soy la mayor víctima de la parroquia, no, soy sólo una más, porque mientras estamos aquí conversando, hay mujeres siendo violentadas, no es juego, no es de boca para fuera… Esto sucede todo el tiempo con las mujeres, y nos matan, es algo común en nuestro país”, se desahoga.
Durante una hora, Tania conversó con las periodistas de Brasil de Fato Rio Grande do Sul, sobre el proceso de construcción, la importancia de la existencia de la Terreira da Tribo, un espacio como ella describe de arte, descolonización corporal y mental, y que invita a la construcción de otro pensamiento, libre y liberador, y que en el actual momento corre el riesgo de cese de sus actividades. Para gambetear y mantener sus actividades invitan a la comunidad a sumarse a la lucha por su existencia.
En este especial sobre el Dia Internacional de la Mujer, entre sonrisas, suspiros y lágrimas, Tania hace una análisis del actual momento. “Es un proyecto de no felicidad, por eso un proyecto de no cuerpo. La única forma de dominar ese cuerpo es decir no, no es suyo, no es bueno, es pecado, no es fiesta. Yo digo que es un proyecto de no cuerpo, un proyecto de eliminación del cuerpo, un proyecto de ausencia de libertad para ese cuerpo. Así nos dominan, y nosotros estamos tan obedientes, con todo que ya sucedió, con todos los avances”.
Brasil de Fato RS: Estamos haciendo una serie de entrevistas con mujeres de diversas áreas, y pensamos en abordar contigo la cuestión de la deconstrucción de la artista…
Tania Farias: Tengo un trabajo en solitario llamado Desmontagem [Desmontaje], donde tomo cuatro personajes de mi trayectoria en la Tribo de Atuadores Ói Nóis Aqui Traveiz, el hilo entre ellos es la cuestión de género, que acompaña la historia de la Tribo. Hay algunos personajes bien emblemáticos del Ói Nóis que voy desmontando. No es un espectáculo de teatro, pero voy mostrando fragmentos de los personajes, desmembrando y contando de donde viene ese detalle de creación, esa posición del cuerpo. De aquí a poco estoy relacionando con la historia del grupo, del país, de la ciudad, de mi vida personal. El hilo conductor de los personajes que hizo que fueran escogidos para el desmontaje es, en verdad, el foco central de esa discusión, de una mujer artista que va a despedirse ante las personas para tratar las cuestiones que tienen que ver con el universo de ser mujer.
Tania en Desmontaje /Foto: Ói Nóis Aqui Traveiz
Los personajes son: Sofía, de un texto del escritor chileno Ariel Dorfman, espectáculo que hicimos en la isla del presidio. Sofía es una mujer latinoamericana a la que la dictadura le desapareció sus dos hijos, su padre, y su marido.
Casandra, personaje basada en la novela de Christa Wolf. En realidad, es la Casandra mítica, que sabía lo que iba acontecer en el futuro. Christa hizo un gran estudio sobre Casandra y después sobre Medea, que va a dar origen a otro espectáculo del Ói Nois. Ella toma esa cuestión de ver lo que va a acontecer y que está vinculado a una sabiduría que la mujer también tiene, y que, durante mucho tiempo fue algo del tipo: no, lo que la mujer tiene por decir no interesa, de desautorizar sistemáticamente lo que la mujer tiene por decir. Ahí viene un hombre y dice la misma cosa que la mujer, y el tiene razón. Ella trae un poco eso, y el hecho de que Casandra haya denunciado la guerra de Troya todo el tiempo. Ella sabía que la estrategia era mentirosa, que la belleza no era el motivo de la guerra de Troya.
Sasportas, que en verdad sería un negro, de la Misión, texto Heiner Müller, que es la idea de que revolucionarios franceses van a fomentar una revuelta de esclavos en Jamaica. Nosotros, en la Tribo, a la hora de hacerla, no teníamos actores negros, ni actrices negras, y resolvimos poner a las mujeres a hacer ese cuerpo y ese personaje. Fundimos las dos cuestiones. Yo hacia Sasportas. Partimos de la cuestión de la mujer como el negro del mundo.
La última, Ofelia, también basada en el texto de Heiner Müller. Para Heiner, Ofelia es la voz del margen, de las islas de desorden, de que si todavía es posible que acontezca alguna revolución es cuando las márgenes entiendan que ellas no tienen nada que perder, y que no vendría del intelectual y del artista de clase media, que tiene tantos apartamentos, empleos que perder, siempre tendrá alguna forma protegerse. Pero que cuando la periferia entienda que no hay nada más que perder, porque ya perdió todas las cosas, nosotros haríamos de verdad la revolución. Estaría en la voz de la mujer esa idea, mujer como periferia del mundo que es el personaje que termina el desmontaje y que está completamente relacionada con mi experiencia de violencia sexual, termina con ese personaje, con ese relato de una violación colectiva que un poco antes de hacer ese personaje yo había vivenciado.
El Desmontaje acaba siendo mi primer trabajo en solitario en la Tribo, que es de una mujer, y que es de alguna manera hablar de las cuestiones que nos afectan cotidianamente. Lo hago desde 2013, y lo he hecho cada vez más, he viajado con la pieza y ha sido importante hacerla.
BdFRS: Dentro de esa cuestión de entremezclar tu vida personal, ¿quién es Tania Farias? ¿De dónde viene? ¿Cómo se dio la relación con el teatro, con el Ói Nóis?
Tania: Soy de una familia pobre, de la periferia de aquí de Porto Alegre, mi madre tuvo 11 hijos, yo soy la décima primera, la más joven. Somos seis hombres y cinco mujeres. Por el momento soy la única que se fue a las artes, al teatro. Muy temprano yo me di cuenta de que me gustaba mucho ese juego de representar, de tener que lidiar con las tareas domésticas que quedaban para las niñas y no para los niños. Yo acababa inventando juegos, después descubrí que eran ejercicios teatrales aquello que yo hacía con las personas.
Y me entendí profesora muy pronto, una cosa que siempre me dio placer. Conforme iba aprendiendo, yo quería enseñar, ayudar al otro a comprender aquello que yo había comprendido. Cuando estaba en quinto grado de primaria comencé a dar clases. Mi profesora de 4to grado, que era una mujer increíble, me estimuló mucho a dar clases en la escuela, clases de cuento como ella las llamaba. Escogía el libro que quería en la biblioteca y contaba las historias a los niños, yo que también era una niña, contando a otros niños como yo. Hacía esa actividad para los grupos de repetidores, había grupos en los que había personas mayores que yo. Era una escuela al pie del Morro da Cruz, una escuela bien pobre. Fui al Morro cuando tenía un año y medio.
Cuando yo encuentro el teatro, al final del primer curso, comienzos del segundo, percibí que esas cosas tenían mucho que ver conmigo, eso de compartir aquello que descubría, que tenía que ver con la actividad de profesora y el ejercicio del teatro, porque desde que hice los primeros talleres, ya no conseguí parar de hacer. Mi actitud era toda caminar para esa dirección, sin pensar en lo que estaba dejando atrás, fui yendo atrás de esa formación, y por ser también una persona pobre yo sólo hice teatro porque encontré el Ói Nóis, que siempre desarrolló talleres abiertos y gratuitos. Aún era en la calle José do Patrocínio.
Mucho de mi politización vino de la relación con el Ói Nóis, de la relación con ese lugar, que es un espacio de teatro de formación muy fuerte, pero también de una formación ciudadana. Esa idea que el Ói Nóis trae al actuador, a la actuadora, es mi lugar de formación, esa idea del artista y activista político abrazados, porque eso seria la síntesis del actuador, de la actuadora. Me fui politizando en ese contacto y también fui comprendiendo que había cuestiones específicas que yo podía tratar en el teatro. Y el Ói Nóis es un grupo siempre muy atento, tanto que si tomamos la cuestión de género, innumerables veces la mujer estuvo en primer plano.
Ói Nóis Aqui Traveiz hace teatro de resistencia en las calles /Foto: Pedro Isaias Lucas
Me gusta de decir que soy una persona que tuvo mucha suerte, porque incluso, fuera mis experiencias, esas experiencias que muchas de nosotros tuvimos, de violencia sexual, de relaciones abusivas, yo conviví y convivo con personas que están del lado correcto de la historia. Fui compañera de Paulo Flores durante 20 años, es el hombre más feminista que conozco, un gran revolucionario, una persona inspiradora. No sólo no cercenó la libertad para las mujeres aquí, sino al contrario, estimuló que descubriésemos, haga lo que usted quiera, diga lo que usted necesita. Y nos sentimos, por lo tanto, muy libres para hacer todo, ya que es un trabajo autogestionario. Eso es una invitación a la autonomía. “Si yo quiero decir eso necesito construir los medios”. Entonces siempre tuvimos libertad para eso. Por eso digo que soy muy privilegiada en ese aspecto, incluso que yo haya tenido una trayectoria con obstáculos por superar, tuve contacto con personas valiosas.
BdFRS: Me gustaría que nos contaras más de tu involucramiento con el trabajo de la Terreira da Tribo...
Tania: Personalmente me pude desarrollar en varias áreas ligadas al teatro. Tania es actriz, productora, escenógrafa, vestuarista. Forma parte del consejo editorial de Cavalo Louco, una de las revistas de teatro más importantes del país, con una publicación semestral que, claro, como todo en este país, está absolutamente amenazada. No sabemos cuantos números más será posible hacer, así como no sabemos más si conseguimos mantener la Terreira da Tribo abierta, y eso es una cosa grave, seria. Que no es grave y seria sólo para el Ói Nóis, una vez que entendemos que un espacio como la Terreira es fundamental para una ciudad, aún más en un momento como ahora. Son como pulmones mismo, un lugar para respirar, para imaginar.
Me gusta decir que si conseguimos no dejar de imaginar, ellos no vencen, porque mientras podamos imaginar otro mundo posible, ellos no vencerán. Necesitamos de esos lugares que nos invitan a hacer el ejercicio de imaginación social. Decir no, llegamos aquí, que mierda que llegamos aquí, que dimos tantos pasos atrás, pero la rueda gira y continuamos imaginando como construir otro mundo posible, solidario, más justo e igualitario como queremos.
«Si conseguimos no dejar de imaginar, ellos no vencen» /Foto: Fabiana Reinholz
Por eso digo que es fundamental que espacios como el Terreira estén abiertos. Es un compromiso de la ciudad, porque la ciudad son las personas, entonces es un compromiso nuestro como ciudadanas y ciudadanos de la ciudad, mantener un espacio como este abierto, un espacio de arte, de descolonización corporal y mental, un espacio que nos invita a la construcción de otro pensamiento, fuera de ese pensamiento hegemónico y único, que es un pensamiento libre y libertario.
Tenemos algunos proyectos fundamentales que suceden aquí, que yo también estoy involucrada. Además de la Cavalo Louco, está la Escuela de Teatro Popular de la Terreira da Tribo, una instancia de formación, que ofrece diversos talleres abiertos gratuitos en la ciudad hace varios años, hace por lo menos 15 años en ese lugar. La Terreira cumple 35 años, hace 25 que estoy en el Ói Nóis. Ella cumple 35 años como una escuela de teatro, que ofrece talleres para formación de actores, cada taller de un año y medio de duración.
Está el taller de teatro libre, que comienza y termina en cada encuentro, para personas de más de 15 años. El taller de teatro de calle que ahora está comenzando una promoción nueva en marzo, que tendrá una duración de seis meses y que va a generar una serie de experiencias de teatro de calle hasta el trabajo final, que es una pequeña puesta en escena con esas personas para que ellas experimenten ese lugar de la calle, además de hacer un estudio sobre teatro de calle en Brasil a lo largo de seis meses. En este momento y hasta el final de abril está funcionando el taller de teatro ritual. Todos estos talleres se ofrecen abierta y gratuitamente.
Además de ser el vientre generador de todos los espectáculos de la Tribo, tenemos un acervo de la memoria del teatro gaucho [de Rio Grande do Sul] que mantenemos con mucha dificultad. Y una biblioteca, un espacio abierto accesible para todas las personas con una cantidad considerable de libros sobre teatro y otros asuntos.
Desarrollamos un proyecto pedagógico, del que también formo parte y oriento que es el teatro como instrumento de discusión social. Un proyecto que ofrece talleres abiertos y gratuitos en las periferias, y que procura fomentar la creación de grupos culturales en esos lugares. Funciona desde 1988, y formó varios grupos de teatro, así como hombres y mujeres que entendieron que son ciudadanas y ciudadanos y que tienen, además de deberes, muchos derechos que les son negados. Esas personas pudieron empoderarse como ciudadanas y hacer trabajos fundamentales en sus propias comunidades. Además de salir de allí y descubrir un camino suyo, que tal vez no fuera el mismo si este teatro, como instrumento de discusión, no hubiera atravesado sus trayectorias, así como atravesó la mía, y transformó completamente mi visión de mundo y mi perspectiva de ser y de poder ser junto con los otros, esa idea de colectivo que creo que es tan revolucionaria.
Está siendo desarrollado en Restinga, en Humaitá, en Canoas, en Sarandi y aquí en São Geraldo. Son talleres permanentes que se ofrecen una o dos veces por semana, en esas comunidades junto a centros comunitarios, o espacios administrados por la comunidad.
BdFRS: ¿Cómo están financiando todo eso?
Tania: Vivimos un momento muy difícil y de incertidumbres absurdas. Existiendo con los recursos que el grupo consiguió juntar a lo largo de los últimos años, haciendo todas aquellas estrategias, aprueba un proyecto, coloca una parte de la plata allí. El trabajo en el Ói Nóis también es bastante militante. Tenemos momentos con recursos para las personas, hay momentos que no. Las personas tienen otras actividades para sobrevivir y para hacer el teatro que quieren. Hay momentos que conseguimos tener salarios, otros no. En los últimos años conseguimos guardar una pequeña provisión, con la ausencia de concursos públicos y posibilidades de levantar fuentes de sustento para desarrollar los proyectos del grupo, vimos esos recursos acabando y corremos el riesgo de cerrar la Terreira. Es verdadero decir que la Terreira está con los días contados si no conseguimos revertir esta situación.
Comenzamos una campaña de financiamiento recurrente por la benfeitoria.con. Quien quiera apoyar la Terreira mensualmente, puede ser con cualquier valor. Ahora vamos a lanzar la campaña de los R$ 10, tipo usted puede donar una cerveza por mes. Y si muchas personas donaran R$ 10 tal vez conseguiríamos mantenernos, porque actualmente pagamos dos espacios, la Terreira y un galpón que guarda una parte del acervo de la Tribo, que es una parte del teatro brasileño.
Venimos resistiendo para guardar esos 42 años de escenarios, de vestuario, de elementos. Es un costo muy grande para nosotros, hemos hecho esa campaña para ayudar con el pago del alquiler. La recaudación aún es muy pequeña, necesitamos dar una empujada, se necesita que más personas sepan, quieran estar juntas, quieran ser actuadoras asociadas, que también puedan divulgar la campaña y ayudar a conseguir más personas que nos apoyen. En ese momento estamos así, sin perspectivas de recursos y se nos están acabando nuestros pocos fondos financieros.
El Ói Nóis es uno más de esos que están corriendo el riesgo de acabar en este Brasil bolsonarista, de persecución a todas las minorías/mayorías, y a nosotros artistas que volvimos a años atrás, que, ahora, somos tratados como antes eran tratados los que no deberían ser tratados, con prejuicios, como era tratada la prostitución. Durante mucho tiempo los artistas tuvieron el mismo estatus del/a trabajador/a sexual. Y ahora volvimos para esa condición, volvimos al lugar de proscritos, que lo que nosotros hacemos no es bienvenido, somos meros “mamadores de teta”, no sé de donde sale esa locura.
«El Ói Nóis es otro más de los que están corriendo el riesgo de acabarse en este Brasil bolsonarista» /Foto: Fabiana Reinholz
Si hay una cosa a la que la mayor parte de los artistas de ese país no accedió fue a la Ley Rouanet, que siempre fue una ley que alcanzó mucho más a las grandes producciones, los artistas vinculados a la TV y otras cosas. Pocas veces nosotros tuvimos acceso, como, por ejemplo, concursos públicos de la Petrobras que por ser una empresa con gran porcentual estatal, tenía una acción política de responsabilidad ante de la producción de los artistas, era una de las pocas que mantenían concursos públicos abiertos, administrados de forma republicana y que cualquier artista podría, incluso sin afán comercial, ser contemplado. El Ói Nóis durante un curto tiempo aprobó algunos proyectos, y que fueron fundamentales para la existencia y para la profundización de su trabajo. Vemos que hoy no vamos a tener más nada de eso, porque ser artista no es una cosa bien vista por los poderes. Y estamos hace mucho tiempo en ese lugar, del estado y municipio que no tiene acción propositiva ninguna en nuestra área, y tantas otras fundamentales. Hay un desmantelamiento total y los artistas están dentro como varios otros segmentos.
BdFRS: Y curioso que el Ói Nóis nace cuando estábamos aún en dictadura (1978), y vemos actualmente una vez más la amenaza a la democracia, con un presidente convocando a un acto contra el Congreso, un gobierno anti sistémico al revés…
Tania: Quien diera que fuera uno anti sistémico que cuestionase el sistema tal cual el es, el statu quo, esa cosa que nos viene asfixiando hace tantos años, siglos. Sólo que no se trata de eso. Está a favor de un sistema autoritario y conservador.
En este momento tenemos que defender la democracia ante este gobierno, porque es anti-democrático. Y eso independientemente de nuestros proyectos personales de sociedad, tenemos ahora que defender el Estado, defender la democracia, porque eso es lo que tuvimos y es lo que se está acabando ahora. No llegaremos a ningún otro lugar si no mantenemos eso.
Estamos viviendo un proceso de desmantelamiento, de cercenamiento de la libertad, de autorización de la violencia. Está autorizada la violencia contra la mujer, contra las poblaciones negras, contra los LGBT, contra los descendientes originarios. Hay una autorización contra todas las minorías que son la mayoría de este país. Vivimos un proceso de criminalización de los movimientos sociales, ser movimiento social es delito, ser artista es criminal, ser pobre es ser criminal. Es grave lo que estamos viviendo. No da para existir ajenos a eso, entonces nuestra acción es estar en lucha todos los días. Cada dos horas perdemos una mujer.
«Independientemente de nuestros proyectos personales de sociedad, tenemos ahora que defender el Estado, defender la democracia» /Foto: Fabiana Reinholz
BdFRS: Justamente eso que íbamos preguntarte, y nosotros mujeres en eso. Tenemos el ministerio de la Damares con una visión basada en las “buenas costumbres”, y que las encuestas señalan como la ministra más popular del gobierno Bolsonaro.
Tania: ¿Qué decir? Tenemos un retroceso de derechos y de conquistas, un avance de la violencia, nuestra libertad de ir y venir es cada día menor. Necesitamos hacer alguna cosa con relación a eso. Nuestra generación siempre vivió con esa cosa, no debías estar allá, era tarde, ahí con esa ropa, que no sé qué, ¿no fue siempre así? Pues ahora está todo mundo autorizado a decirnos esa mierda: “pero ¿dónde estabas?”. Esa amiga que fue asesinada en Paraná, Maria Gloria (Magó), bailarina, la primera cosa que dijeron, “pero también estaba sola en la cascada”, ella estaba sola, sí. ¿Por qué nosotras no podemos ir a las cascadas? ¿No podemos salir de noche? Pero también si somos violentadas a la una de la tarde es porque dimos algún motivo, porque siempre la culpa va a ser nuestra. ¡Porque si ya era terrible, ahora es 10 veces más terrible!
Lo que más me sacude es nuestra quietud, estamos muy quietos, callados, sumisos. Ahora, más que nunca no podríamos ser sumisos, más que nunca necesitábamos de la potencia que tenemos. Somos muy potentes, y si yo no creyera en eso no haría teatro. Lo que más me emociona, y me gusta de decir eso, cuando estoy en una sala de trabajo, y estamos allá moviendo ese cuerpo potente, descolonizando ese cuerpo, haciéndolo sentirse libre, liberado, fuerte, si tuviéramos consciencia de esa fuerza ellos no vencerían nunca. Cuando pienso en ese lugar, veo que privilegio es estar allí. Me emociono, doy clase y me emociono, llego a las lágrimas, es demasiado lindo, es una potencia, una fuerza, eso no es nada, eso es mucho, si tuviéramos esa conciencia y esa libertad que no tenemos, es un cuerpo cercenado, un cuerpo encadenado, es una sexualidad masacrada, todas esas cosas forman parte de un único proyecto, que seamos corderos, que nunca nos sintamos felices.
Es en verdad un proyecto de no felicidad, por eso un proyecto de no cuerpo. La única forma de dominar ese cuerpo es decir no, no es suyo, no es bueno, es pecado, no es fiesta. Cuando yo digo que es un proyecto de no cuerpo, es un proyecto de eliminación del cuerpo, un proyecto de ausencia de libertad para ese cuerpo. Así nosotros somos dominados, y estamos tan calmados, con todo lo que ya sucedió, con todos los avances. Tenemos que entender y decir, ¡no! Nosotros avanzamos demasiado, no vamos a volver al armario, no vamos a volver a la cocina, a la senzala, no vamos a volver a ningún lugar. Pero necesitamos entender de verdad eso, entender con todo que somos. Conseguimos entender intelectualmente, pero nuestra actitud todavía es estar sentados frente al computador creyendo que vamos a hacer la revolución por las redes sociales.
Nuestro cuerpo no está para jugar, y tiene que estar, tiene que estar libre. No es por nada que una Damares es popular, porque ella está diciendo así, está bueno, ¿cuántas personas están en esa condición? Muchas. Entonces se necesita decir que está todo bien con ellas, es un discurso conformador, entonces está todo bien conmigo, es así que tiene que ser, yo nunca soy mucho. Por eso asustamos, pero asusta porque es feliz, porque es libre, porque dice no, no. Siempre vamos a ser tachadas como locas, nosotros mujeres somos siempre las locas, desequilibradas, desorientadas, las brujas que tienen que ser quemadas. Necesitamos dejar de cerrar boca, necesitamos danzar. La metáfora para mí es la danza, no parar de danzar significa no, mi cuerpo no va a meterse en una caja de nuevo, yo ya entendí que yo puedo sentir placer, que yo puedo ser libre, danzar, ir y venir.
Pienso que el aumento de la violencia es estratégico, cuanto más miedo una siente más parada se queda. Es una locura, necesitamos sentirnos acogidos, estar siempre juntos para entender que no estamos más solos, porque ellos nos quieren deprimidos.
«Yo pienso que el aumento de la violencia es estratégico, cuanto más miedo una siente más parada se queda» /Foto: Fabiana Reinholz
BdFRS: Y ese proceso de tomar estas temáticas, de la violencia contra las mujeres, tu propia experiencia que mencionaste, ¿cómo se da ese trabajo de llevarlas a los escenarios e intentar abrir las mentes, se puede explicar?
Tania: No sé si explica, pero la sensación que yo tengo es clara. Por ejemplo, cuando yo hago Desmontaje, cuando yo cuento mis secretos, no sé cuántas mujeres asistieron, pero se cuantas presentaciones, desde 2013, tal vez haya hecho más de 200 y solamente en seis las mujeres no me contaron sus secretos de violación. Ellas se sintieron autorizadas y cómodas para contarme sus secretos. Existe algo que sucede ahí que es una cosa medio inexplicable, de hacer entender la fuerza que eso tiene sobre mi existencia, no estoy más sola, no estamos. Cuando conseguimos mirarnos, mirar a la otra y decir, hay muchas cosas que tu vives y que yo vivo todos los días, reconociéndose una en la otra, en vez de estar matándonos, compitiendo, agrediéndonos. Tenemos que saber que existe un lugar que es nuestro, que es diferente.
Cuando hago Desmontaje siempre digo, no sé si ya lo conté aquí, pero ser mujer no es igual a ser hombre, porque es importante que se entienda, no es lo mismo. Estamos diciendo cosas coherentes, lógicas, obvias a veces, y usualmente somos desautorizadas, viene un hombre y se para a tu lado y dice la misma cosa que tu dijiste, y aquel tipo que no quería oírte, sale diciendo claro, es eso ahí, voy a hacerlo. Eso sucede con nosotras todo el tiempo, tenemos que oír bromas sobre nuestro cuerpo, como si las personas estuvieran autorizadas a decir lo que tienen ganas, a hacer lo que quieran con nuestras nalgas, pecho, como si eso fuera una cosa agradable para nosotros, como si aumentase nuestra autoestima, cuando en verdad nos quita la sensación de libertad. ¿Por que esa cosa permisiva con relación al cuerpo de la mujer todo el tiempo? Eso está en nuestra existencia, todo el tiempo tengo que decir: Mira yo no soy una víctima especial, no soy la mayor víctima de la parroquia, no, sólo soy una más, porque mientras estamos aquí conversando, hay una mujer siendo violentada, no es broma, no es de boca para afuera, no son hombres los que están siendo, no estoy diciendo que hombres no sean, sucede, pero eso pasa todo el tiempo con las mujeres, y nos matan, eso algo común en nuestro país.
Entonces cuando nos encontramos, cuando nos damos cuenta, cuando nos politizamos en relación con eso, existe si una fuerza aquí de la que tu eres imbuida. Yo ando diferente en la calle desde que comencé a entender eso, desde que comencé a hacer Desmontaje soy otra persona, cada vez que cuento ese secreto no soy la misma.
Y el proceso de Desmontaje fue un proceso de desmantelamiento de mi, de muchas cosas que yo traía. Aunque digamos, no, yo no soy culpable, no, tardamos mucho tiempo en entender eso. Y no es mentira, no es falacia que sentimos una culpa enorme. Y que la culpa también es estratégica y es un instrumento de dominación, y que genera miedo, por lo tanto, parálisis. Dejamos de estar bien con nosotras, nos sentimos responsables por todo, las víctimas son las responsables y pasan cargando esa culpa. Y esa culpa es una bola de hierro atada al pie, nos torna prisioneras, la culpa, el miedo.
Y no es fácil dejar de sentir eso, no es fácil asociarse con otras mujeres, no es fácil comprender que nuestro lugar es otro. Es un proceso de construcción bien doloroso y complejo, difícil de explicar en palabras, pero tú comienzas a conocer muchas otras voces, comienza a leer a otras mujeres, comienzas a entender que es importante que tú hables. Desmontaje tiene que ver con ese entendimiento, tiene una historia que es mía, que yo misma necesito contar, porque al contarla yo estimulo a otras compañeras a contar su historia, cada una necesita contar a su historia, porque ese recontar por otras, por otras voces acaba siendo un modificar, un colocar el foco donde no es, quien sabe donde aprieta el callo es quien tiene el callo.
Es un proceso difícil, pero trae tantas cosas fundamentales que después de la cantera que fue, yo voy a hacerlo, construir eso, sin horario para ensayar, hacerlo de madrugada porque hay muchas otras cosas que son prioridad, y cuando estoy haciendo eso consigo percibir que está dialogando, es un proceso de desvelamiento y análisis de la realidad que tu misma vives, es un proceso liberador, es otro lugar donde vas a ponerte.
Es un proceso terapéutico, pero no sólo en ese sentido de cura, es de cura con certeza, del cuerpo, de lo femenino, pero es de politización, no voy a soltar más ese lugar que tengo para ocupar el mundo. Tengo que decir, yo pienso, yo produzco pensamiento todo el tiempo, entonces puedo hablar.
E incluso la historia del teatro, que es una historia contada por los hombres, por los directores, por los dramaturgos, y las actrices que forman parte de la historia del teatro, sabemos que fueron mujeres maravillosas, que fueron actrices increíbles, pero no sabemos lo que pensaban, y ellas pensaban, y yo pienso. Y entendí que necesitaba hablar, y necesitaba hablar en primera persona, contar mis historias. Y hablando en primera persona yo también hablaba del Ói Nóis, hablaba sobre mi colectivo, de donde yo vine y también de las otras mujeres.
Desmontaje es lo que yo quise decir sobre mis procesos con esos fragmentos de personajes, que son de las piezas que tienen autores y autoras, con concepción y actuación mías. Percibo que es deshacer el papel que nos impusieron, protagonizar mi vida en la sociedad, podemos ser protagónicas. Eso tiene un peso muy positivo en nuestras existencias, porque quieren que entendamos y hagamos, no necesita ser sombra de nadie.
BdFRS: Y de cierta forma lo que estás diciendo es medio como, tu desmontaste tu destino que era el destino de la niña que nació en la periferia y que construyó otra vida…
Tania: Esa idea de la deconstrucción es bien importante para nosotros mujeres, porque nacemos con un papel establecido para cumplir en el mundo, en la sociedad, ya tenemos un papel que es ser madre, responsable por la armonía del hogar, del lugar donde viven las personas de su familia y punto. Y si usted consigue hacer alguna cosa además de eso, que bueno, pero si no lo consigue, usted ya cumplió su papel, nadie espera más que eso. A lo largo de años y años se oyó y vio eso, nuestras madres, cuáles fueron las realizaciones profesionales de ellas, ellas pueden no querer tenerlas, yo concuerdo, cada una tiene que querer, y ser lo que quiera. Pero no ser lo que quieres porque no te es permitido creo que es una gran cagada, que nos empiezan a definir el rumbo de las cosas. Somos muchas, somos la mitad del mundo, cómo es que nosotras no vamos a decidir las cosas, tenemos que decidir las cosas.
Me fui forjando feminista, pero fui entendiendo que hay un feminismo que no me interesa, y hay un feminismo que me representa. No creo que vivo en una burbuja, y que voy a vivir sin hombres. En mi burbuja sólo tengo mujeres y va a ser todo óptimo, nosotras no somos machistas, nosotras podemos ser bien machistas y sabemos bien de eso. Está en cómo nos crían y cómo funcionan las cosas todo el tiempo. Podemos resignarnos a ese lugar y reproducir simplemente el machismo que recibimos. Pero yo no creo en eso, yo quiero que transformemos, que cambiemos esa realidad, esos valores, esa cultura. Quiero que cambiemos, no quiero eliminar al compañero, yo quiero traerlo al lugar correcto.
Yo hago trabajo en un colectivo mixto, hay hombres, mujeres, mujeres trans. La sociedad que ejercitamos internamente, libertaria, horizontal, autogestionaria, hay todas las personas, y la idea de que la sociedad sucede así. No quiero sentirme en una burbuja queriendo eliminar a los hombres, yo quiero transformar a esos hombres. Pienso que, con todo lo que sucedió conmigo, ese proceso de desmontar para construir de nuevo, soy la mujer de teatro que quería ser, yo sufrí violencia, tuve una relación abusiva con una mujer, por increíble que parezca, y nada de esas cosas me impidieron ser la mujer que yo quería ser.
Porque tuve suerte, porque tuve fuerza, porque conseguí no acostumbrarme a la culpa, no acostumbrarme a la parálisis, al miedo. Qué pena, tal vez sea un lugar de privilegio mío, por eso es que yo tengo obligación de hacer este trabajo, porque hay tantas mujeres que no consiguen hacer eso, dar esa vuelta y gustar de si mismas y de lo que hacen. Yo puedo decir que me gusta mucho, me gusta mucho en lo que me convertí, no es que yo creo que sea lo suficientemente buena, como seres humanos tenemos que estar siempre como aprendices, en mi profesión, en mi ser amiga, mi ser amante, mi ser profesora, mi ser. Tengo que querer evolucionar todos los días. No es que yo sea óptima, soy una locura, soy explosiva, demasiado energética, demasiado apasionada. Pero cuando yo digo que soy la mujer que quería ser es en el sentido de yo hago cosas que me conciernen, no hago cosas que no me interesan, todo que hago me interesa mucho. Que pena que la mayoría de las personas no puedan hacer cosas que les interesan para vivir, eso me hace sentir todo el tiempo en un lugar de privilegio y querer construir cosas mejores para todas las personas.
BdFRS: Hay un trabajo también con música junto con Mario Falcão en que interpreta a Violeta Parra. Queríamos que nos contaras un poco de eso también y de otras mujeres que son referencias en tu vida.
Tania: En verdad hay la identificación, porque somos latinoamericanos, ese entendimiento de que necesitamos estar más y más cerca de esa sabiduría, de esa ancestralidad que está en América Latina, y que Brasil portugués a veces se siente distante de los países de América Latina. Siempre desee y amé a los cantantes latinoamericanos, y Violeta Parra, así como Víctor Jara, Mercedes Sosa, Atahualpa, en fin, hicieron parte de mi imaginario.
Y hubo un momento en que quería tener un bebé, y yo sabía que hacía piezas que exigían una intensidad física y espiritual incluso, hacer esos grandes personajes trágicos, tres horas y media en una pieza, que cuando acaba parece que te mueres y ahí resucitas muy viva, porque el teatro te hace tocar la muerte y volver con fuerza para construir el mundo. Yo quería hacer una cosa más tranquila. Pero imagina, ¿no?, Violeta Parra, esa mujer tan maravillosa, con una historia trágica de caramba. Sólo que yo creía que cerca de las cosas locas que yo hacía en el teatro, Casandra, Medea, Sofía, Paulina, todas mujeres guerreras que fueron vilipendiadas, violentadas, que tuvieron que luchar horrores, yo pensaba que era una manera de descansar, tener el bebé.
Después descubrí que no era fácil para mí tener un bebé, que mi cuerpo no me lo permitía así con esa facilidad. Me quedé con esa cosa de Violeta Parra; Luciano Alabarse me prestó 11 discos de Violeta y los grabé todos, y fomenté esa idea de hacer el trabajo sobre ella. Y entonces yo conquisté a ese compañero, porque estaba en ese punto, necesito un músico y ahí apareció Mario y hablé del proyecto con él, y él dijo vamos a hacerlo.
La Violeta es de esos personajes que forman parte de mi imaginario. Y siempre me gustó mucho cantar y en el teatro fui desarrollando más eso porque canto en varios espectáculos, toco instrumentos. Pude experimentar con Violeta eso de cantar. Mario hizo arreglos lindos, algunos bien brasileños, es interesante jugar también un poco con ese material. Comencé a poblar nuestro trabajo con algunos poemas. Por ahora son canciones y poemas. Tengo conciencia de que es un trabajo de música de una actriz. Siento que tiene una teatralidad que acaba siendo una presencia escénica que trae eso en el trabajo. Pero todavía no sé si ese es el formato. Me gustaría mucho experimentar más con teatro de Violeta, contar más cosas sobre su vida. Tengo proyecto de una muñeca gemela que quería mucho hacer, una conversación entre Violeta niña, antes de volver a Santiago, y la Violeta que fue a Santiago, la Violeta mujer, que está en la pelea, con conciencia. Quería que ellas conversaran. Ese es un plan.
Busqué algunos poemas, de Nicanor Parra, Pablo Neruda y a Gioconda Belli, una poetisa nicaragüense. Comencé a leer muchas poetisas pensando que yo podía entonces, si yo no iba a hacer teatro, traer mujeres. A fin de cuentas tomé dos poemas que hablan sobre Violeta, uno de ese gran poeta que es Pablo Neruda que es el primero que aparece, hablando sobre ella e invitando a cantar, y el último poema es de Nicanor que escribió para ella, y tiene el Los portadores de sueños, de Gioconda Belli que hace una acción en el medio, que para mí es un poema que dice tanto, aquella cosa de Paco Urondo “es que la poesía les duele a esos canallas”. Hablar de sueños, de amor, de hacer el amor, de lanzar semillas, creo que eso hoy es tan fundamental hablarlo porque el proyecto es tan violento y brutal, que cuando lo atacamos con poesía, con arte, con cuerpos liberados, golpea en un lugar que ellos no tiene noción. Nuestra revolución necesita ser por ahí. Fue muy bacán traer a Gioconda, y ese poema específicamente. Hay un poema en el que ella habla que tiene orgullo de ser mujer y de haber dejado atrás a su abuela, a su madre, todo lo que ellas esperaban de ella, no porque dejaba a esas mujeres que ella ama, sino que dejó atrás ese papel que ellas desempeñaron y que ella entonces ahora consigue soltarlo, mi papel es el que yo quiera, voy a hacer la revolución, voy a escribir, ser una mujer libre, amar tanto a los hombres cuanto quiera. Y creo que Violeta viene de ese deseo de cantar y ahí acaba que personalmente es un momento de libertad mío, da la sensación de que puedes todo.
BdFRS: En ese 8 de marzo, ¿a qué mujeres querías referirte?
Tania: (lágrimas brotan) Hay tantas mujeres que merecen ser referenciadas. Creo que la primera mujer que conocí, mi madre, Terezinha, mi hermana Nelia. Y creo, que hay tantas mujeres que mueren todos los días, tantas y tantas que yo no quería hablar, Judith Butler, una feminista… quería hablar de mujeres, que a veces en su infinita belleza y fuerza nos inspiran.
(Respira profundo) Pero mi madre tuvo 11 hijos, una mujer muy fuerte. Creo que muchas de las cosas que hago y digo hoy tienen que ver con la dificultad que ella tuvo y hasta donde ella consiguió ir, y esa sensación de que yo podía dar algunos pasos más de los que ella dio, pero sólo podía porque ella batalló mucho para dar aquellos hasta donde ella fue. Porque no somos nada, no surgimos de nada. Estamos aquí hoy pudiendo hablar porque hubo muchas mujeres que se rajaron para poder votar, para que no tengamos una carga excesiva de trabajo, que lucharon por la abolición de la esclavitud, hay muchas mujeres que están en nosotras hoy. Nosotras somos mucho más viejas de lo que este cuerpo aparenta y ellas están con nosotras. Cuando hablo invocando a los muertos tiene que ver con eso, no soy esto que está aquí, hay una multitud que garantiza mi existencia ahora. Hay toda la batalla del día a día, pero cuantas mujeres hicieron cosas para que pudiéramos estar aquí hoy.
Por eso también hay ese compromiso de hacer cosas para que las mujeres que vengan después de nosotras también puedan dar pasos adelante como los estamos dando por las compañeras que vinieron antes.
«Nosotros somos mucho más viejas de lo que ese cuerpo aparenta y ellas están con nosotras» /Foto: Fabiana Reinholz
En ese momento está esa joven, Magó, yo ayudé a organizar el acto en Porto Alegre contra el feminicidio enseguida de su asesinato brutal. Se que ella no es única, cada dos horas una Magó es asesinada, una mujer negra más fácilmente aún. Hoy yo quería homenajearla, porque tal vez su muerte haya conseguido una cosa. Cuando hago los espectáculos que me toman muy profundamente y experimento, a veces un sufrimiento tan profundo, toco la muerte, porque después de que la toco vuelvo mucho más viva, con fuerza. Cuando acaba un espectáculo de esos da la sensación de que podía construir un mundo todo de nuevo y no tomaría ni siete días. Magó fue un poco eso, ella ha movilizado a muchas mujeres en todo el país para hablar, no sólo de ella, sino para hablar de la violencia nuestra de cada día, y para hacernos pensar, que cada dos horas muere una compañera, una hermana, una igual, podía ser yo, podías ser tu. Vi muchas personas que no se paraban a pensar en eso, ahora lo están pensando por que sucedió esa tragedia horrible y porque algunas personas dijeron no, vamos decir ni una menos, paren de matarnos. Entonces es para ella, este 8 de Marzo será el primero que ella, en 25 años, no estará.
Fonte: BdF Rio Grande do Sul
Edición: Rodrigo Chagas e Katia Marko
Brasil de Fato*