Camila Murcia /Resumen Latinoamericano /22 de marzo de 2020
Parece que el mundo ha enloquecido ante la crisis de una pandemia global COVID-19, que pone en evidencia la fragilidad humana de la existencia, y no es un pormenor encontrarse en estados múltiples de ansiedad, de angustia y de miedo ante un fenómeno del que no tenemos muchas claridades aún, y ante el cual los Gobiernos se quedan cortos para darnos soluciones profundas que nos permitan cuidar nuestra salud y vida.
En algunos territorios las demandas a favor de la cuarentena no dan espera, incluso en un contexto de barreras económicas y estatales que niegan la necesidad de llevar a cabo este tipo de decisiones. Al mismo tiempo las desigualdades estructurales se hacen cada vez más evidentes para quienes no tienen la posibilidad de parar, y hay quienes mencionan con argumentos situados y poderosos que hacer la cuarentena es un privilegio con el que no muchas personas cuentan.
Mientras nos sentimos revolcados por el COVID-19, que parece incontrolable, las respuestas de las luchas comunitarias y de los pueblos por la defensa del agua son contra el sistema económico voraz. Los pueblos siguen defendiendo la vida y los territorios, nos muestran su fortaleza ante las fragilidades sociales y humanas construidas por una economía capitalista que no respeta la vida humana y no humana, que sobrepone la acumulación, el saqueo y el despojo por encima de la dignidad.
Colombia
Esta semana en Colombia fuimos testigos de los asesinatos del líder campesino Marco Rivadeneira en el departamento Putumayo, de Ángel Quintero en Antioquia, de Humberto Bracamonte en Santander y de la incursión y la violencia del Ejército a comuneros y comuneras de la finca la Emperatriz en el municipio de Caloto, Cauca; entre muchas vulneraciones más protagonizadas por el gobierno de Iván Duque, y que seguramente ignoramos en nuestras geografías cercadas mediáticamente por lo que sucede en los territorios urbanos.
Es así que la persecución, la criminalización, el asesinato, la desaparición y la tortura a los y las luchadoras sociales no tienen cuarentena ni sabe de fronteras. La pandemia que nos azota son esas relaciones económicas que por años han eliminado y seguirán eliminando a los menos, o a los no privilegiados en este sistema que impone escalas corporales, raciales, de clase, de género, de edad, de geografía, entre otras; y como no sabe de fronteras, tampoco diferencia territorios cuando son muchos los saqueados en esta Abya Yala ‑nombre dado por los indígenas Kuna a aquellos territorios que los colonizadores nombraron como América Latina.
La angustia por contraer y por contagiar el COVID-19 es una preocupación que se suma y que sobrevive junto a las históricas angustias y malestares de las mayorías por la sobrevivencia en sociedades que les asesina por pensar distinto, por no callar ante las injusticias, por exigir justicia social y que les elimina con la desigualdad. En nuestros territorios es muy fácil morir entre el fuego cruzado de la violencia armada, por la falta de acceso a los servicios de salud, por la crisis alimentaria, la hambruna y la pobreza.
Así, cuando algunos tenemos la posibilidad de refugiarnos en nuestras casas (lo cual ya es un privilegio abismal frente a otros habitantes de este planeta), se siguen ejerciendo violencias múltiples sobre los cuerpos-territorios y los territorios-tierra. Estas concepciones que Lorena Cabnal ‑feminista comunitaria indígena maya Xinca- nos comparte, permiten comprender que la lucha por la sanación de nuestros cuerpos no está desvinculada de la lucha por los territorios que habitamos ya sean rurales, urbanos, entre otros.
Lo anterior es significativo porque mientras algunos tenemos la posibilidad de cuidarnos para no contraer ni propagar el COVID-19; los Gobiernos, las relaciones de mercado, la economía y las clases capitalistas siguen arrasando con la vida. A esto se suma la denuncia realizada por la Mesa Permanente por el Derecho al agua de Montes de María y el proceso de Comunidades Marchantes Étnico Campesinas de la misma región, quienes presentaron un comunicado en el que denuncian la falta de condiciones sociales, de infraestructura sanitaria y de saneamiento por la contaminación de sus fuentes hídricas. Es evidente que los territorios rurales en Colombia no tienen condiciones para que el derecho humano al agua, el sistema de salud pública, la protección de sus territorios y la garantía de la alimentación sean condiciones que les permita protegerse y hacerle frente a la pandemia actual.
México
Hoy es obligatorio que el mundo sepa que no sólo en Colombia nos están asesinando, pues en medio del caos del Coronavirus, en el norte de México, más exactamente en Mexicali – Baja California, se está llevando a cabo una consulta avalada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador para preguntarle a sus pobladores si la compañía estadounidense Constellation Brands debe irse o debe quedarse en el territorio.
Consulta que no solo es irregular, sino criminal pues considera primario el ocio y el consumo de cerveza de los estadounidenses y vulnera el derecho al agua y la vida de los mexicalenses. Está claro que ni la vida ni el derecho al agua en ningún caso deberían ser consultadas sino defendidas y respetadas.
Como mencionó León Fierro, en la serie documental En pocas palabras, nos encontramos en la urgencia de fortalecer nuestras redes transnacionales de solidaridad, de afecto y de resistencia pues “esta es una alerta no solo para el pueblo de México, sino para el mundo entero. Sabemos que en muchas partes del mundo están luchando en contra de las políticas privatizadoras y de despojo”. León lucha en Mexicali Resiste para que la empresa Constellation Brands abandone México. ¿Cómo mantenernos saludables durante las crisis globales cuando nos quitan la vida, cuando socavan nuestros territorios y cuando privatizan nuestra agua?
La pandemia ha sido y es un sistema de muerte que actualmente nos pide que nos cuidemos con aquellos bienes comunes como el agua. Sin embargo nuestros Gobiernos permiten que nos la arrebaten, privaticen y acumulen mediante procesos de despojo. La pandemia del capitalismo es la que nos expone hoy al COVID-19, porque antes de su llegada nos ha ido despojando ya del derecho a la vida, a la dignidad y a la justicia social.
Mientras el Presidente Duque en Colombia y López en México nos invitan a lavarnos las manos, nos mencionan constantemente que las crisis y las guerras globales serán en un futuro por el desabastecimiento del agua, pero lo que no nos han dicho es que sus presagios son ya realidades en muchos de nuestros territorios. Los derechos humanos no se consultan, ser líder social no es delito, y por ello los pueblos de México hoy exigen fuera Constellation Brands, fuera el despojo capitalista.
*Camila Murcia es psicóloga comunitaria. Colaboradora para Colombia Informa desde Bogotá.
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