Resumen Latinoamericano* /13 de marzo de 2020
En una sola voz, los embajadores de la Unión Europea en Colombia respaldaron los informes sobre defensores de derechos humanos de las Naciones Unidas y sembraron tres árboles, junto con ellos, para ratificar que hay que continuar defendiendo la vida y la honra de esta población.
La cita, que se dio este jueves en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, tuvo como protagonistas a líderes sociales de varias regiones del país, quienes están amenazados por defender los derechos humanos en sus territorios. Varios de ellos, apadrinados por diferentes embajadas de la Unión Europea, para visibilizar sus labores, sembraron junto a los diplomáticos tres árboles para significar tres derechos universales: la vida, la libertad y la seguridad.
“La importancia de estas personas, nos la recordaron recientemente los informes de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos en este país, nos lo recuerdan las comunidades todos los días, y, aunque, reconocemos los esfuerzos de las instituciones del Estado para enfrentar este desafío, nos preocupa la situación en este momento. Tanto por las cifras como por los fenómenos detrás del fenómeno. El narcotráfico, la minería ilegal, los temas de tierras y hay que ir por los autores intelectuales de los crímenes”, refirió Gautier Mignot, embajador de Francia en Colombia.
A su turno, el embajador de Alemania, Peter Ptassek, explicó que la idea de sembrar estos árboles es para generar conciencia sobre la esperanza: “una persona que siembra un árbol está expresando la esperanza de que habrá un mañana, está sembrando un compromiso de largo plazo. Es una inmersión al futuro de este país, que, con nuestro apoyo, está centrado en los derechos humanos”.
El primer árbol fue sembrado por el embajador del Reino Unido de los Países Bajos, Jeroen Roodemburg; la embajadora de Austria, Marianne Feldmann; la de Bélgica, Jana Zikmundova; de Finlandia, Jarmo Kuuttila; y los defensores: Ehimi Duque, de Afrodes; Johana Sáenz, de la Red de Mujeres Defensoras; e Islena Rey, del comité cívico por los Derechos Humanos del Meta.
“No quiero dar un discurso político, sino hacer una semblanza de lo que significan los defensores de derechos humanos”, dijo, previo a la siembra del segundo árbol, Diana Sánchez, defensora y directora de la Asociación Minga: “son esas personas que todos los días, de amanecer en amanecer levantan su voz en cada territorio, en cada vereda, en cada corregimiento, barrio, cabildo, comuna, en cada resguardo, en cada consejo comunitario. Levantan la voz contra la injusticia, contra la indolencia del poder y la arbitrariedad de quienes buscan cegar los sueños de sus comunidades”, advirtió.
Justamente, el segundo árbol que se sembró lo hicieron los embajadores Gabriela Soares, de Portugal; Yvonne Baumann, de Suiza; Alison Milton, de Irlanda; y Ewa Werner, de Suecia. Quienes estuvieron acompañados de los líderes Diana Sánchez, de Minga; Arnobis Zapata, de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (Anzorc) y Anarley Hoyos, líder de la Corporación Claretiana. Este grupo también estuvo acompañado del secretario de cultura del Distrito, Nicolás Montero.
Por su parte, el delegado de la sociedad civil en la Comisión Nacional de Garantías de Seguridad, Franklin Castañeda, afirmó que dicha instancia (que nació con el Acuerdo de Paz de La Habana) no funciona y que es fundamental para proteger la vida de los líderes sociales y excombatientes: “es una comisión que sirve para proteger a esta población y, sobre todo, para acabar con el flagelo de las organizaciones criminales en Colombia. Lastimosamente esa comisión, y lo planteo como testimonio, no funciona, y buena parte de las medidas del acuerdo en materia de seguridad humana tampoco. Esperamos que la comunidad internacional nos pueda acompañar para avanzar en ese gran reto que tenemos hoy: que no nos maten, que no nos estigmaticen, que no nos criminalicen”, puntualizó el defensor.
La siembra del tercer árbol estuvo a cargo de la ministra consejera de España, Lourdes Sangioniz; el embajador adjunto de la delegación de la Unión Europea, Lors Bredal; y los defensores de derechos humanos: Argemiro Bailarín, Ludirlena Pérez y Yanette Bautista.
Finalmente, el nuevo director del centro de memoria, Paz y Reconciliación, José Antequera (también víctima del conflicto armado), ofreció este lugar para seguir enalteciendo la labor de los líderes sociales: “vamos a intentar impulsar desde el Centro de Memoria para que se comprometan con la vida, desde esa infancia, de la juventud que sabemos que en Colombia están comprometidos con la paz. Finalmente, este lugar, siempre será para los colombianos un espacio donde puedan expresar su compromiso con los derechos humanos”.
El Espectador*