DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA: LA REVOLUCIÓN CONSISTE EN LA ORGANIZACIÓN – ITAIA

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Cla­ra Zet­kin pro­pu­so en la II. Con­fe­ren­cia Mun­dial de Muje­res Socia­lis­tas de 1910 crear el día de la mujer tra­ba­ja­do­ra. La Con­fe­ren­cia acep­tó orga­ni­zar este día anual­men­te bajo el lema “el voto de la mujer auna­rá nues­tras fuer­zas en la lucha por el socia­lis­mo.”

Des­de la épo­ca de la indus­tria­li­za­ción, la situa­ción obje­ti­va de la mujer expe­ri­men­tó nota­bles trans­for­ma­cio­nes que tuvie­ron con­se­cuen­cias carac­te­rís­ti­cas el la cons­ti­tu­ción polí­ti­ca del pro­le­ta­ria­do: dejó ver que la mujer era un suje­to opri­mi­do. A su vez, plan­teó el obs­tácu­lo que esto supo­nía en la orga­ni­za­ción de la cla­se trabajadora.

Si bien el capi­tal pre­pa­ró a muje­res y hom­bres para enfren­tar­se, la par­ti­ci­pa­ción de las muje­res tra­ba­ja­do­ras en los movi­mien­tos obre­ros aumen­tó con­si­de­ra­ble­men­te. La crea­ción de este día fue en defi­ni­ti­va fru­to de años de com­pro­mi­so mili­tan­te, un paso tác­ti­co mar­ca­do por los par­ti­dos obre­ros en el camino de la revo­lu­ción socialista.

Sin embar­go, y debi­do a fra­ca­sos his­tó­ri­cos, las muje­res tra­ba­ja­do­ras segui­mos sien­do suje­tos opri­mi­dos, aun­que esto haya cam­bia­do de for­ma. Así, sabe­mos que mien­tras la opre­sión de gene­ro no se resuel­va de raíz, la más per­ju­di­ca­da siem­pre sera la mujer proletaria.

En las últi­mas déca­das, ade­más, el con­tex­to de cri­sis ha deja­do las vidas de las muje­res tra­ba­ja­do­ras en una situa­ción toda­vía peor. El capi­tal ha teni­do que per­fec­cio­nar los meca­nis­mos de explo­ta­ción para garan­ti­zar la extrac­ción de plus­va­lía, con­de­nán­do­nos a situa­cio­nes labo­ra­les cada vez más mise­ra­bles. Ejem­plos cla­ros de ello son todas las luchas lle­va­das a cabo últi­ma­men­te des­de el sec­tor de los tra­ba­jos femi­ni­za­dos: tra­ba­ja­do­ras de resi­den­cias, de ser­vi­cios de lim­pie­za, de ser­vi­cios de aten­ción domiciliaria…

Asi­mis­mo, es inne­ga­ble la influen­cia de las trans­for­ma­cio­nes socia­les en las cues­tio­nes socia­les. En este caso, cabe des­ta­car que la ofen­si­va cul­tu­ral que vie­ne de la mano de este nue­vo ciclo eco­nó­mi­co ha crea­do las con­di­cio­nes para el auge de la vio­len­cia machis­ta: en 2019 al menos cua­tro muje­res fue­ron ase­si­na­das en Eus­kal Herria, todos los días pode­mos leer noti­cias de muje­res víc­ti­mas de aco­so sexual, vio­la­cio­nes gru­pa­les y casos de tra­ta de muje­res con fines de explo­ta­ción sexual.

Es urgen­te, por tan­to, recu­pe­rar la ini­cia­ti­va polí­ti­ca en este asun­to. Sabe­mos que la úni­ca posi­bi­li­dad de aca­bar con la opre­sión de las muje­res tra­ba­ja­do­ras la pue­de ofre­cer solo una orga­ni­za­ción de cla­se. En este sen­ti­do, nos corres­pon­de orga­ni­zar la línea de tra­ba­jo de las muje­res en con­tra­po­si­ción a la actual moda­li­dad de poder.

Para ello será nece­sa­rio ela­bo­rar herra­mien­tas orga­ni­za­ti­vas que res­pon­dan a las opre­sio­nes y pro­ble­má­ti­cas que sufri­mos en el día a día las muje­res pro­le­ta­rias. Por lo tan­to, nos corres­pon­de tra­ba­jar en los espa­cios orga­ni­za­ti­vos de muje­res tra­ba­ja­do­ras: recu­pe­rar for­mas de soli­da­ri­dad, rei­vin­di­car la defen­sa de los bene­fi­cios en cues­tio­nes labo­ra­les o lle­var a cabo luchas por dere­chos. Por tan­to, será impres­cin­di­ble desa­rro­llar la edu­ca­ción polí­ti­ca de las muje­res tra­ba­ja­do­ras a tra­vés de ins­tru­men­tos orga­ni­za­ti­vos y prác­ti­cas polí­ti­cas. Es decir, estos espa­cios deben tener como obje­ti­vo aumen­tar la con­cien­cia de clase.

En este sen­ti­do, debe­mos apro­ve­char días como el 8 de mar­zo para dar un impul­so a las luchas tác­ti­cas que refuer­zan la mis­ma estra­te­gia, tenien­do siem­pre cla­ro que sólo pue­den dar sus fru­tos como com­ple­men­to a la orga­ni­za­ción del día a día. Por lo tan­to, nos corres­pon­de seguir crean­do opor­tu­ni­da­des para que las muje­res tra­ba­ja­do­ras sea­mos suje­tos polí­ti­cos. Rea­li­zan­do un repar­to efec­ti­vo del tra­ba­jo dia­rio y ani­man­do a las tra­ba­ja­do­ras a orga­ni­zar­se en él. Por­que la par­ti­da real se jue­ga en la lucha diaria.

¡Viva la lucha de las muje­res trabajadoras! 

Jato­rria /​Ori­gen

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