“En los Estados Unidos no existe un verdadero sistema de salud pública”

“En los Esta­dos Uni­dos no exis­te un ver­da­de­ro sis­te­ma de salud pública”

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Robert Reich /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​22 de mar­zo de 2020

El doc­tor Anthony S. Fau­ci, direc­tor del Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Aler­gia y Enfer­me­da­des Infec­cio­sas (Natio­nal Ins­ti­tu­te of Allergy and Infec­tious Disea­ses), que es prác­ti­ca­men­te el úni­co fun­cio­na­rio de la admi­nis­tra­ción Trump al que se le pue­de tener con­fian­za para decir la ver­dad sobre el coro­na­vi­rus, dijo el 13 de mar­zo de 2020: «El sis­te­ma no está real­men­te adap­ta­do a nues­tras nece­si­da­des actua­les… Tene­mos que admi­tir­lo, es un fracaso».

Ya que esta­mos, admi­ta­mos algo fun­da­men­tal. El sis­te­ma falla­ría, inclu­so con un pre­si­den­te media­na­men­te com­pe­ten­te. El peque­ño secre­to, que pron­to será una evi­den­cia para todos, es que no hay un ver­da­de­ro sis­te­ma de salud públi­ca en los Esta­dos Unidos.

La res­pues­ta ad hoc, pre­pa­ra­da espe­cí­fi­ca­men­te el 13 de mar­zo por los demó­cra­tas de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes y por la Casa Blan­ca podría ser útil, aun­que sea muy par­cial, como lo expli­ca­ré más abajo.

La epi­de­mia de coro­na­vi­rus en los Esta­dos Uni­dos sigue la mis­ma tra­yec­to­ria sinies­tra de cre­ci­mien­to expo­nen­cial que tuvo lugar en Wuhan (Chi­na) antes de que se adop­ta­ran medi­das drás­ti­cas para fre­nar su pro­pa­ga­ción en ese país, pero los Esta­dos Uni­dos se dan cuen­ta de que prác­ti­ca­men­te no tie­nen nin­gu­na capa­ci­dad públi­ca para hacer­le frente.

En lugar de con­tar con un sis­te­ma de salud públi­ca, tene­mos un sis­te­ma pri­va­do con fines de lucro para los que tie­nen la posi­bi­li­dad de pagar­lo y un sis­te­ma de segu­ri­dad social defi­cien­te para quie­nes tie­nen la suer­te de tener un empleo a tiem­po completo.

En el mejor de los casos, ambos sis­te­mas satis­fa­cen las nece­si­da­des de los indi­vi­duos más que las nece­si­da­des de la pobla­ción (públi­ca) en su con­jun­to. En Esta­dos Uni­dos, el tér­mino «públi­co» ‑como en salud públi­ca, edu­ca­ción públi­ca o bien­es­tar públi­co- sig­ni­fi­ca una suma total de nece­si­da­des indi­vi­dua­les, no el bien común.

Esto con­tras­ta con el sis­te­ma finan­cie­ro esta­dou­ni­den­se. La Reser­va Fede­ral se preo­cu­pa por la salud de los mer­ca­dos finan­cie­ros en su con­jun­to. A fina­les de la sema­na pasa­da la Reser­va Fede­ral puso un millón de millón de millo­nes de dóla­res a dis­po­si­ción de los ban­cos, al menor indi­cio de difi­cul­ta­des para hacer nego­cios, sin que nadie se inmutara.

Cuan­do se tra­ta de la salud de la pobla­ción en su con­jun­to, esos fon­dos no están dis­po­ni­bles. Y no hay ins­ti­tu­cio­nes simi­la­res a la Reser­va Fede­ral que super­vi­sen y ges­tio­nen la salud del públi­co y que sean capa­ces de sacar una che­que­ra gigan­te en un momen­to dado para evi­tar no una catás­tro­fe finan­cie­ra sino una catás­tro­fe humana.

Inclu­so si se hubie­ra desa­rro­lla­do y apro­ba­do a tiem­po un test para el Covid-19, no exis­te nin­gu­na ins­ti­tu­ción que pue­da rea­li­zar­lo de for­ma gra­tui­ta a dece­nas de millo­nes de esta­dou­ni­den­ses [como fue hecho en Corea del Sur]. Los ser­vi­cios de salud esta­ta­les y loca­les se encuen­tran en una situa­ción crí­ti­ca, ya que han per­di­do casi una cuar­ta par­te de su per­so­nal des­de 2008, según la Aso­cia­ción Nacio­nal de res­pon­sa­bles de Salud de los Con­da­dos [una divi­sión terri­to­rial más peque­ña que un esta­do pero más gran­de que una ciu­dad] y las ciudades.

En los Esta­dos Uni­dos, la aten­ción sani­ta­ria es brin­da­da prin­ci­pal­men­te por empre­sas pri­va­das con fines de lucro que, a dife­ren­cia de las ins­ti­tu­cio­nes finan­cie­ras, no están obli­ga­das a man­te­ner una capa­ci­dad de reser­va [base de capi­tal, enca­je, para un ban­co]. En con­se­cuen­cia, la reser­va nacio­nal de res­pi­ra­do­res arti­fi­cia­les dis­ta mucho de ser sufi­cien­te para aten­der al núme­ro pre­vis­to de víc­ti­mas de coro­na­vi­rus gra­ve­men­te enfer­mas y con difi­cul­ta­des res­pi­ra­to­rias serias. Las 45.000 camas exis­ten­tes en las uni­da­des de cui­da­dos inten­si­vos están lejos de satis­fa­cer los 2,9 millo­nes de camas pro­ba­ble­men­te necesarias.

La Reser­va Fede­ral pue­de cerrar los ban­cos, dic­tar una cua­ren­te­na en caso de cri­sis finan­cie­ra, pero los EE.UU. no pue­den cerrar los luga­res de tra­ba­jo por­que el sis­te­ma de segu­ri­dad social nacio­nal depen­de de la gen­te que va a trabajar.

Apro­xi­ma­da­men­te el 30% de los tra­ba­ja­do­res esta­dou­ni­den­ses no tie­nen licen­cia por enfer­me­dad paga­da por su emplea­dor, inclu­yen­do el 70% de los tra­ba­ja­do­res de bajos ingre­sos que ganan menos de 10,49 dóla­res por hora [la rei­vin­di­ca­ción de 15 dóla­res por hora se ha veni­do gene­ra­li­zan­do]. Muchos tra­ba­ja­do­res autó­no­mos no pue­den per­mi­tir­se tomar una licen­cia por enfer­me­dad. El acuer­do alcan­za­do el vier­nes 13 de mar­zo entre los demó­cra­tas de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes y la Casa Blan­ca no ten­drá mucho efec­to por­que excep­túa a los gran­des empre­sa­rios y otor­ga dero­ga­cio­nes a los más pequeños.

La mayo­ría de los des­em­plea­dos esta­dou­ni­den­ses no tie­nen dere­cho al segu­ro de des­em­pleo por­que no han tra­ba­ja­do tiem­po sufi­cien­te en un tra­ba­jo esta­ble y el acuer­do ad hoc [del 13 de mar­zo] no cam­bia en abso­lu­to esa exi­gen­cia para los tra­ba­ja­do­res en el paro. Por otra par­te, más de 30 millo­nes de esta­dou­ni­den­ses no tie­nen segu­ro médi­co. Para poder bene­fi­ciar de la Medi­caid, de cupo­nes de ali­men­tos y otras ayu­das públi­cas es nece­sa­rio tener un tra­ba­jo o jus­ti­fi­car que se lo está bus­can­do activamente.

Es difí­cil cerrar las escue­las públi­cas por­que la mayo­ría de los padres que tra­ba­jan no pue­den pagar el cui­da­do de los niños. Muchos niños pobres depen­den de lo que comen en la escue­la, a menu­do la úni­ca ver­da­de­ra comi­da del día. En Los Ánge­les, alre­de­dor del 80 por cien­to de los estu­dian­tes tie­nen dere­cho a comi­das gra­tui­tas o con des­cuen­to y unos 20.000 care­cen de vivien­da en un momen­to u otro del año escolar.

Para resu­mir, no exis­te un sis­te­ma de salud públi­ca en los Esta­dos Uni­dos por­que el país más rico del mun­do es inca­paz de pro­te­ger al públi­co en su con­jun­to, apar­te del gas­to en defen­sa nacio­nal. Los reme­dios espe­cí­fi­cos como el acuer­do entre Demó­cra­tas de la Cáma­ra de Repre­sen­tan­tes y la Casa Blan­ca, obte­ni­dos el vier­nes pasa­do, son mejo­res que nada. Pero no van a lle­nar ese vacío sani­ta­rio en un futu­ro próximo.

Tra­duc­ción para Corres­pon­den­cia de Pren­sa: Rubén Navarro

Robert Reich eco­no­mis­ta y pro­fe­sor en la Uni­ver­si­dad de Cali­for­nia, en Ber­ke­ley. Fue Secre­ta­rio (minis­tro) de Tra­ba­jo en el gobierno de Bill Clin­ton, entre 1993 y 1997.hizo par­te del con­se­jo ase­sor de tran­si­ción del pre­si­den­te Barack Oba­ma en 2008.

Fuen­te: https://​www​.the​guar​dian​.com/

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