Resumen Latinoamericano* /30 de marzo de 2020
Las restricciones y otras medidas que gobiernos han adoptado en distintos países para intentar mitigar el avance de la COVID-19 también aumentan el riesgo de violencia hacia la mujer. El confinamiento hace que muchas mujeres en relaciones abusivas queden atrapadas en casa temiendo por su seguridad. También aumentan su carga de trabajo doméstico debido al cuidado de otras personas, ya sean infantes o personas de tercera edad. Junto a esto, las mujeres embarazadas presentan riesgo de contagio al tener que asistir a centros de salud o bien sus controles han sido suspendidos.
Según indica el Fondo de Población de las Naciones Unidas de (UNFPA), la pandemia de la enfermedad COVID-19 afecta particularmente a la población femenina en todo el mundo. Esto porque ha interrumpido el acceso a servicios de salud reproductiva, la obstaculizado la capacidad de autoridades para hacer frente a la violencia machista.
Su directora, Natalia Kanem indicó al sitio de noticias de Naciones Unidas que «Las embarazadas, que necesitan atención prenatal, pero no saben si es seguro ir a la clínica; las mujeres en relaciones abusivas atrapadas en casa en el futuro previsible y temiendo por su seguridad. Las decenas de millones de personas en los campos de refugiados, que están contando los días para que llegue el coronavirus, y para quienes el distanciamiento social simplemente no es una opción. Las personas mayores, muchas de las cuales están atrapadas de forma aislada, carecen de interacción social y son particularmente vulnerables a enfermarse gravemente por el virus».
El problema de la violencia doméstica durante la cuarentena
La institución dependiente de Naciones Unidas indica que las restricciones llevadas adelante por gobiernos tienen el efecto de intensificar el riesgo de violencia de género en el ambiente doméstico.
La relatora especial de la ONU sobre violencia hacia la mujer Dubravka Simonovic explicó que «Es muy probable que aumenten las tasas de violencia doméstica generalizada, como ya sugieren los informes iniciales de la policía y la línea de ayuda directa. Para demasiadas mujeres y niños, el hogar puede ser un lugar de miedo y abuso. Esa situación empeora considerablemente en casos de aislamiento, como los bloqueos impuestos durante la pandemia de la COVID-19″.
La especialista advirtió que esto podría conducir a un aumento de la violencia incluyendo los femicidios. «El riesgo se agrava en un momento en que no hay o hay menos refugios y servicios de ayuda disponibles para las víctimas; cuando es difícil acceder a aquellos que aún están abiertos; y cuando hay menos apoyo de la comunidad; menos intervenciones policiales y menos acceso a la justicia ya que muchos tribunales están cerrados» explicó Simonovic.
Incremento del trabajo doméstico
La relatora indicó que para muchas mujeres en el mundo, estas medidas de emergencia aumentan la carga de trabajo doméstico debido al cuidado de niños/as, parientes ancianos y familiares con enfermedades.
«Para empeorar las cosas, las restricciones de movimiento, las restricciones financieras y la incertidumbre generalizada envalentonan a los perpetradores y les proporcionan poder y controles adicionales» explicó.
Los grupos de mujeres más afectados son quienes presentan discapacidades, mujeres migrantes sin documentos o víctimas de trata de personas.
En este preocupante escenario, la especialista llamó a los gobiernos a mantener la protección de las víctimas y a continuar combatiendo la violencia doméstica y machista durante esta pandemia.
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